El vendedor ambulante
lo que creen sobre esta pintura | ||
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Autor | El Bosco, Hacia 1494 o después | |
Técnica | Óleo sobre tabla | |
Estilo | Gótico | |
Tamaño | 71 cm × 70,6 cm | |
Localización | Museo Boijmans Van Beuningen, Rotterdam, Países Bajos | |
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El vendedor ambulante es un cuadro del pintor flamenco El Bosco, ejecutado al óleo sobre tabla. Es un círculo de 71,5 centímetros de diámetro, insertado en una tabla octogonal. Se conserva en el Museo Boijmans Van Beuningen de Róterdam.
El personaje de esta pintura es muy parecido a las puertas exteriores de El carro de heno, que representa también a un Vendedor ambulante, un Vagabundo o la parábola del hijo pródigo (Tolnay y Larsen).
Es una obra de los últimos años del Bosco. La dendrocronología ha establecido una fecha de hacia 1494 o después.1 Algunos autores han señalado que el cuadro fue realizado hacia el año 1510.
También se le conoce como El viajero y El hijo pródigo. Como escribe Jos Koldeweij, «representa el homo viator, el caminante, el hombre sobre el sendero de su vida. Amenazado por peligros y tentaciones, debe continuar el camino a lo largo de una vía a menudo estrecha y accidentada y plagada de obstáculos», dividida en dos caminos: el del pecado, simbolizada por el burdel a la izquierda que tiene como insignia una oca blanca, símbolo de lascivia; y aquel otro del regreso que parece haber elegido el hijo pródigo, cuya iconografía se asemeja al arcano sin número del tarot: El Loco.2
Considera Pijoán que aquí se representa al Hijo pródigo como un vagabundo que se marcha de la venta donde le han acogido, llevándose el zurrón lleno y el sombrero de un soldado que se ha quedado rezagado besando a una joven. Desde una ventana le mira una vieja que le ha descubierto. No tendría entonces esta obra intención moralizadora.3
Los análisis dendrocronológicos ha confirmado la tesis, ya expuesta en 1972 por Filedt Kok, de que esta tabla es la parte exterior de un tríptico cuyo interior estaría formado por la Nave de los locos, abajo la Alegoría de los placeres que se conserva en New Haven y a la derecha, la Muerte de un avaro, tablas que fueron cortadas por la mitad. Todas ellas presentan un gran parecido en el dibujo. Siendo ello así, habría que interpretar el sentido de la tabla en su conjunto como una representación de la idea, propia de la Devotio moderna, del ser humano como un peregrino-ermitaño que busca el camino de la salvación, alejándose de la maldad y los vicios del mundo. Sería así una alegoría de la vida humana entendida como peregrinación. A ello contribuiría, según Koldeweij, el bastón nudoso, para defenderse de las acechanzas de los perros, y el gran cesto de mimbre como representación de su dolorosa carga, para recorrer el camino del arrepentimiento, lejos de la corrupción y la maldad.
La Extracción de la piedra de la locura es una de las obras pictóricas pertenecientes a la primera etapa del pintor holandésEl Bosco o de un seguidor del maestro,1 realizada entre el 1475y 1480, e incluida en un conjunto de grabados satíricos y burlescos que por entonces se realizaban en los Países Bajos. Es un óleo sobre tabla, de 48 x 35 cm. En la actualidad se encuentra en el Museo del Prado, Madrid.
El Bosco muestra la locura y la credulidad humanas. Lo que se representa en La extracción de la piedra de la locura es una especie de operación quirúrgica que se realizaba durante la Edad Media, y que según los testimonios escritos sobre ella consistía en la extirpación de una piedra que causaba la necedad del hombre. Se creía que los locos eran aquellos que tienen una piedra en la cabeza.
En la obra aparece un falso doctor que en vez de un birrete lleva un embudo en la cabeza (símbolo de la estupidez), extrae la piedra de la cabeza de un individuo mayor y grueso que mira hacia nosotros, aunque en realidad lo que está extrayendo es una flor, un tulipán. Su bolsa de dinero es atravesada por un puñal, símbolo de su estafa. Es usado como expresa crítica contra los que creen estar en posesión del saber pero que, al final, son más ignorantes que aquellos a los que pretende sanar de su «locura». Un fraile y una monja están presentes también en la escena; la religiosa lleva un libro cerrado en la cabeza, esto puede ser una especie de alegoría a la superstición y a la ignorancia de las que se acusaba fuertemente al clero; esta figura femenina puede ser entendida igualmente como una brujacon el libro de los conjuros sobre la cabeza;2 el fraile sostiene un cántaro de vino. El tema del cuadro unido al formato circular en que se realiza podría remitir en cierto modo a un espejo, y así parece arrojar al mundo la imagen de su propia estupidez al desear superarla de este modo tan erróneo. La leyenda que aparece escrita en el cuadro dice Meester snyt die Keye ras, myne name is lubbert das, que significa Maestro, extráigame la piedra, mi nombre es Lubber Das. Lubber Das era un personaje satírico de la literatura holandesa que representaba la estupidez. Viene a decir «mi nombre es tonto»
La representación del fraile como borracho y la monja como ignorante podría apuntar al anticlericalismo del Bosco, influido por las corrientes religiosas prerreformistas en Flandes, como la devotio moderna, que defendían la comunión directa con Dios sin la intervención de la Iglesia oficial, a la vista del mal ejemplo de los eclesiásticos.
Febrero es una miniatura realizada por los hermanos Limbourg en el libro Las muy ricas horas del duque de Berry. La mayoría de las imágenes de este libro se realizaron entre 1408 y 1416. Esta en concreto mide 15,4 cm de alto y 13,6 cm de ancho. Se conserva actualmente en el Museo Condéde Chantilly.
Análisis de la obra[editar]
En esta pintura se representa una casa de labor, el corral que hay junto a ella, con el palomar en su flanco derecho. Detrás se ve el bosque, en el que aparece la figura del leñador. Detrás de él, en el paisaje cubierto de nieve, un campesino vestido con un sayo tosco y con la cabeza cubierta por un saco para protegerse del frío, lleva un asno cargado hacia el pueblo que se ve al fondo, en el que destaca la aguja gótica de la iglesia. Por encima, un celaje gris propio de un paisaje invernal.
Diversos detalles indican que no se trata de una casa de campesinos propiamente dichas, sino más bien la del administrador del señor. La dama que se encuentra en primer plano a la izquierda viste un suntuoso vestido de color azul. Al fondo de la casa puede verse una cama y colgadas en su interior aparecen diversas ropas, dos hechos que son indicativos de que no es una casa campesina, donde dormían en jergones sobre el suelo y no tenían más ropa que la que llevaban puesta.
Esta dama de azul alza las faldas para que el fuego le caliente las piernas. Los dos hombres del fondo se levantan totalmente la ropa, dejando al descubierto sus genitales. Esto no significa que se trate de una pintura erótica, sino más bien evidencia costumbres menos pudorosas que en siglos posteriores, pues en la Edad Media el sentido de la intimidad no estaba acentuado.
En el corral se distingue un rebaño de ovejas, que era el ganado más abundante debido a que producía, como la vaca, leche y carne, y además la lana con la que elaborar ropas. Otra ventaja de este animal es que podía criarse en suelos más pobres, sin requerir los extensos pastos de la vaca. Detrás del cobertizo de las ovejas se ven los panales vacíos, otra indicación de la época invernal, pues se ahumaban en otoño para matar a las abejasy así hacerse con su miel que endulzaría los alimentos y la cera que servía para hacer velas. Con la primavera, los campesinos se internarían en los bosques para apresar enjambres.
En el lado derecho de la imagen se ve una figura envuelta en una capa para protegerse del frío. La edificación que hay detrás de ella, al amparo del bosque, es un palomar. Este animal se usaba sobre todo como fuente de estiércol para abonar las huertas; al mismo tiempo, como era un animal voraz para los campos, se limitaba legalmente la cantidad de palomas que podía tener cada propietario, pudiendo tener más palomas cuanta más extensión de tierra se tenía. De esta forma, el tamaño del palomar era un indicativo de la riqueza del señor.
Género[editar]
Los libros de horas solían contener un calendario, en el que las distintas épocas del año estaban representadas, con los quehaceres propios de cada mes. A pesar de que estaban destinados a un público aristocrático, solían representar escenas campesinas, pues las labores del campo se adaptan mejor a las diferencias de actividades a lo largo del año. Gracias a ello, el campesinado apareció representado en la pintura europea, siendo de esta manera “uno de los principales documentos históricos sobre la vida del campesinado en la Edad Media” (Hagen).
Las representaciones solían ser convencionales. Así, el mes de febrerosuele representarse mediante la imagen de personas calentándose al fuego y la del leñador. Así puede verse en esta lámina de Las muy ricas horas del duque de Berry y en otras obras, como el Breviarium Grimani, que es de un siglo más tarde.
La finalidad de estas representaciones en los libros de horas, destinados a la devoción, no se sabe con certeza. Hagen apunta que quizá fuera un “recordatorio de lo efímero de las cosas terrenales” o quizá indicase “que Dios también regula las estaciones del año”.
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