lunes, 12 de febrero de 2018

POESÍA POR AUTOR


Margarita Abella Caprile

Una luz suave, atenuada
Por una gasa chinesca;
Fuera, el invierno que gime,
Dentro, un ambiente de iglesia...


En la florida llanura
De mi libro, dos corceles,
Pardos corceles, mis ojos
Corren veloces y leves...


Y parece en la obsesión
Misteriosa, de la tarde,
Que entre sus brazos azules
el sofá quiere estrecharme.







CONSEJO

Dice un proverbio de sentir profundo:
«No hay rosa sin espina en este mundo».


Mas, yo te digo: Si al cortar la rosa
Tu mano hiere traicionera espina,
Arráncaselas todas; primorosa
Luzca la flor que sobre el tallo inclina;


Y así el que venga luego, más hermosa,
Sin una espina encontrará la rosa...









ERAN UNOS OJOS...

Eran unos ojos azules muy bellos,
Que tenían vivos y claros destellos
 De color de mar;
Ojos que grandeza de alma traslucían;
Ojos que cantaban, que reir sabían,
 Y también llorar...


Ojos que se habían vuelto más azules
Al rasgar los tenues, los etéreos tules
 De la inmensidad;
Que tenían dejos de melancolía;
Que a veces hacía chispear la alegría
 Con vivacidad.


Ojos que tenían sublimes reflejos
De santas dulzuras gustadas muy lejos...
 ... Ideal país
Donde todo es cierto, donde no hay falsía
Donde nunca es noche, donde siempre es día,
 Donde se es feliz...


Reflejos azules del azul plumaje
Del ave-quimera, que en puro lenguaje
 Darío cantó;
Ojos que tenían la suave hermosura
De una misteriosa, lejana dulzura
 Que nadie expresó....


Si el mar es zafiro de color variante,
Si azul es el cielo, sereno, brillante
 Más leve que el tul;
¿No tuvo razón el poeta famoso
Que lleno de ensueño dijera armonioso
 Que «el arte es lo azul?...»


Por largas pestañas muy negras sombreados,
Yo he visto esos ojos por siempre cerrados
 En sueños de Edén;
Volvieron al cielo, desde cuya altura,
Mi alma tornaron más grande, más pura,
 ¡Más azul también!...










A AMADO NERVO

Tú naciste en la cumbre, Buen Maestro,
Y cual río que baja a la llanura
Cuando Apolo deshiela,
La montaña, al herirla con sus rayos,
Tú descendiste bondadoso y suave
Hasta el hombre que sufre,
Cuando el Sol del Amor besó tu frente;
Y del modo que el río fertiliza
Lo que encuentra a su paso,
Tú sólo hiciste el bien, tú nos has dado
Conformidad, dulzura y esperanza,
Tú que aljófar vertiste
«En el rosal, aunque tuviera espinas...»


Pero los ríos ay! no retroceden,
No remontan de nuevo la montaña,
Ni desandan lo andado!
Necesitan volver a evaporarse
Para escalar el punto de partida...
... Y así te evaporaste
Al influjo del sol frío y sin rayos,
Tú que eras río cristalino y hondo,
Para volver de nuevo al infinito
De donde procedías...











REFLEXIONES...

¡Vosotros corazones
Que gozáis de la dulce edad temprana,
Que llenos de ilusiones
Contempláis el mañana,
Viendo lo eterno como cosa vana:


¿No sabéis que la muerte
Hiere lo mismo al joven que al anciano?
Que es la misma la suerte
Del noble o del aldeano
Cuando lo quiere el inmutable arcano?


Y ¿por qué la extrañeza
Invade vuestro ser cuando alguien muere,
Y os llenáis de sorpresa?
¿No es ley que el que naciere
Ha de morir cuando el Señor lo quiere?
Es porque el pensamiento
De lo triste apartáis, y ¿no es seguro
Que el que corre sin tiento
Por un espacio oscuro,
Chocará, sorprendido, contra el muro?


¡Pensad, pensad ahora;
Que así, no ha de tomaros de sorpresa,
Y jamás «la traidora»
Llamaréis en su alteza
A la única humana real certeza!


Y cuando os llegue el día,
Ese día supremo y justiciero,
¡Veréis la cercanía
Del fin del derrotero,
Sin un rictus de asombro postrimero!












HAY QUIENES PIENSAN...

Hay quienes piensan que mi pobre rima
Tan sólo busca del elogio el pago;
Y también, que a mi edad, el verso que hago
Raro es que el triste desencanto imprima.


...Que el justo y sabio, la cuestión dirima:
Si así decís que la ilusión apago,
¿Cómo habré de creer en el halago
Que mi clara conciencia desestima?...


Es que así es el destino; las mujeres
Sólo habrán de ocuparse en sus quehaceres
Y no en cantar el gozo o el dolor;


Mas (no creáis mi afirmación mentira)
Tengo versos, ¡perdón para mi lira!,
Que compuse bordando en bastidor.

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