Las orillas del Oise es una pintura de Alfred Sisley. En la actualidad está en la Galería Nacional de Arte en Washington D. C., en la sección 88 (Paisaje impresionista francés) y fue adquirido en 1963 de la colección Chester Dale.
Es una obra con un tema sencillo, en torno a las orillas del río franco-belga Oise, lugar donde tuvo su residencia hasta 1880.1 Varios pintores hicieron de este río el protagonista como Charles-François Daubigny en su cuadro Barcos en el Oise, o Van Gogh en A orillas del Oise en Auvers.
La lectura es una pintura del pintor francés Édouard Manet. Aunque no se conoce con exactitud su fecha de realización, se cree que esta debe situarse entre 1865 y 1873.
Historia del cuadro[editar]
Pintado entre 1865 y 1873, el cuadro fue expuesto por primera vez en 1880, en una de las periódicas exposiciones individuales que Manet celebraba en su propio taller. El cuadro formó parte, asimismo, de la gran exposición póstuma de la obra de Manet realizada en 1884, un año después de su fallecimiento.
La obra fue a parar a la colección particular de Winnaretta Singer, princesa Edmond de Polignac, donde permaneció hasta que en 1944, tras la muerte de la princesa, fue entregado como donación al Estado francés y depositado en el Museo del Louvre. En 1947, al igual que el resto de las obras impresionistas del museo, fue trasladado a la Galería del Jeu de Paume, una sala de exposición situada en el Jardín de las Tullerías y perteneciente al Louvre. Allí permaneció hasta 1986, momento en que, con la creación del Museo de Orsay, fue trasladado a ese museo, al igual que el resto de la colección de pintura impresionista del Louvre. En la actualidad puede contemplarse en el Orsay, en la sala 31 del nivel 5.2
Análisis del cuadro[editar]
La pintura representa a la esposa del artista, Suzanne Manet (Suzanne Leenhoff de soltera), sentada, y al hijo de ambos, Léon, de pie leyendo un libro. León fue un modelo recurrente para Manet, que lo retrató en varios cuadros, como El almuerzo, Niño con espada o Las burbujas de jabón.
En la obra dominan el color blanco del vestido de la mujer, el sofá y las cortinas, tratados con grandes pinceladas de gran luminosidad, en contrapunto con el tono oscuro del cinturón y el collar.3 En opinión de Peter H. Feist, en este cuadro «Manet reacciona de manera más sensitiva que de costumbre y analiza especialmente las tonalidades de blanco que se ofrecen a sus ojos».
La pintura, que se encuentra en el Museo de Orsay en París, representa a Lola de Valencia, nombre artístico de Dolores Melea, una bailarina española, estrella del ballet de Mariano Camprubí, que actuó con gran éxito en Francia en 1862-1863. El cuadro pertenece a una serie de pinturas de Manet entre las que se incluye El cantante español, que reflejan el gusto de la época por los temas hispánicos.
Análisis del cuadro[editar]
Se trata de un óleo sobre lienzo de 133x92cm. que representa a la bailarina momentos antes de salir a escena, entre bambalinas. Aunque fue pintado en el estudio del artista, éste añade a la derecha del cuadro al público que llena el teatro, visible a través de la abertura de las bambalinas.
La bailarina, de piel blanquísima y ojos y pelo oscuros, lleva una falda de vivos colores y una blusa y mantilla blancas, de modo que la figura resalta por contraste con la oscuridad del fondo. Este juego de claroscuro es característico de la pintura barroca española, de la que Manet era admirador. La pincelada de los brazos, las piernas y el rostro, es delicada y minuciosa, el estilo de su maestro Couture, mientras que para el estampado de la falda utiliza una pincelada rápida y gran cantidad de pintura. La bailarina tiene un brazo en jarras y sujeta con la otra mano un abanico semidesplegado, respondiendo a los tópicos del folclore español.
En la figura, en particular en las líneas de los brazos y piernas, hay una clara influencia de los retratos de mujeres que Goya pintó a principios del siglo XIX.
Acogida y críticas[editar]
Manet presentó esta pintura en una exposición individual en la galería Louis Martinet, en el Boulevard des Italiens, junto con otras obras como Música en los jardines de las Tullerías, El músico anciano y Muchacho con una espada.
Lola de valencia fue la primera obra de Manet que provocaría una desaprobación general entre los críticos de arte, escandalizados por el erotismo que sugiere la pintura, como sucedería después con obras como Desayuno sobre la hierba y Olimpia.
Delacroix, horrorizado ante las encendidas opiniones hostiles que suscitó la exposición del cuadro en la galería de Martinet, manifestó su pesar por no haber sido capaz de defenderlo convenientemente.1Otro de los entusiastas de este cuadro fue Baudelaire, que escribió tras verlo el siguiente cuarteto:
Lola de Valence | Lola de Valencia |
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Entre tant de beautés que partout on peut voir,
Je comprends bien, amis, que le désir balance;
Mais on voit scintiller en Lola de Valence
Le charme inattendu d'un bijou rose et noir.
lOS DESPOJOS, poema nº15
| Entre tantas beldades como por todas partes puédense ver,
Yo comprendo bien, amigos, que el deseo vacile;
Pero sí se ve brillar en Lola de Valencia
El encanto inesperado de una joya rosada y negra.
Traducción en Wikisource
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Los versos figuran en un cartel fijado al cuadro, pese a que Baudelaire había expresado su deseo de que fuesen escritos directamente sobre la pintura, en la parte inferior.2
En marzo de 1863 Zacharie Astruc, amigo de Manet, compuso una serenata titulada Lola de Valence, que dedicó a la reina de España. Manet hizo para la cubierta una litografía en la que reproduce en imagen especular el busto de la bailarina del cuadro.
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