miércoles, 21 de diciembre de 2016

Papas por siglo - Siglo I


Simón Pedro (Betsaida, finales del siglo I a. C.-Romac. 67), conocido también como san PedroCefas o simplemente Pedro fue, de acuerdo con múltiples pasajes neotestamentarios, uno de los discípulos más destacados de Jesús de Nazaret. Su nombre de nacimiento era Shimón bar Ioná y era pescador de oficio en el mar de Galilea. Por su seguimiento de Jesús de Nazaret, se constituyó en el apóstol más conocido y citado del Nuevo Testamento en general y de los cuatro Evangelios canónicos y los Hechos de los Apóstoles en particular, que lo presentan bajo muy variados aspectos. También es citado por Pablo de Tarso en sus epístolas, incluyendo la Epístola a los gálatas donde lo refiere como una de las tres columnas de la Iglesia de Jerusalén (Gálatas 2:9). Figura de primer orden y de firme valor teológico en razón del ministerio que le confió el propio Jesucristo, es también conocido como el príncipe de los apóstoles.4 Dado el prestigio del que gozó en la Iglesia primitiva, proliferaron también los «escritos apócrifos» centrados en su figura, como el Evangelio de Pedro, el Apocalipsis de Pedro, los Hechos de Pedro, los Hechos de Pedro y Pablo, entre otros.4
La Iglesia católica lo identifica a través de la sucesión apostólica como el primer papa, basándose, entre otros argumentos, en las palabras que le dirigió Jesús: «Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo» (Mateo 16:18-19).5 Otras Iglesias católicas apostólicas, como la ortodoxa, no lo consideran de esta manera, por entender que Jesús no edificaría su Iglesia sobre un hombre (Pedro) sino sobre la confesión de fe que Pedro hizo: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo» (Mateo 16:16). Para los ortodoxos, la Iglesia se edifica sobre Cristo, Hijo de Dios, y Pedro no constituye la cabeza de la Iglesia, sino un apóstol que pudo ver en ese momento por gracia del Espíritu Santo lo que Jesús sería según la fe cristiana.6 La Iglesia ortodoxa de Antioquía lo considera el primero de sus obispos en la sucesión apostólica.
Las artes se inspiraron con frecuencia en la persona de Pedro y en pasajes del Nuevo Testamento y de los textos apócrifos que lo tienen como figura excluyente. Su llamado al seguimiento de Jesús de Nazaret, la entrega a él de las llaves del Reino, el lavatorio de los pies durante la Última Cena, sus negaciones durante la pasión de Jesucristo y la comisión de apacentar la grey por parte de Jesús resucitado, sus predicaciones y curaciones después de Pentecostés, sus controversias con Pablo de Tarso, y su martirio en Roma son algunos de los motivos representados. Se lo caracteriza iconográficamente con las llaves que simbolizan el reino de Dios, el gallo que recuerda sus negaciones, la cruz que es emblema de su martirio, el báculo que se le atribuye como pastor, y también el pez, símbolo de la promesa de Jesús de Nazaret de hacerlo «pescador de hombres».

San Pedro
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San Pedro, representado en un ícono encáustico del siglo VI, ubicado en el Monasterio de Santa Catalina del Monte Sinaí.

Emblem of the Holy See usual.svg
Papa de la Iglesia católica
30/33-67
PredecesorPrimero en el Cargo (cargo impuesto a él por Jesucristo)
SucesorSan Lino

Otros títulosApóstol, príncipe de los apóstoles,1papa y mártir
Culto público
Canonizaciónculto inmemorial2
Festividad
Venerado enIglesia católicaIglesia coptaIglesia ortodoxaComunión anglicana y algunas confesiones protestantes
Patronazgo
SantuarioBasílica de San PedroCiudad del Vaticano
Información personal
NombreShimón Bar Ioná
NacimientoFinales del siglo I a. C.
BetsaidaGalilea
Fallecimientoc. 67
RomaImperio romano
Cónyugewife of St. Peter

Simón Pedro en el «Nuevo Testamento»

Nombre

Fragmentos del Codex Sinaiticus de Mateo 16:18
Todos los evangelios mencionan el nombre de Simón; Jesús se dirige a él siempre así, salvo con una excepción (Lucas 22,34): «Pero él dijo: “Te digo, Pedro: No cantará hoy el gallo antes que hayas negado tres veces que me conoces”».
Misterio de las negaciones de Pedro. Primer paso de la Hermandad del Carmen Doloroso (Sevilla).
Cabe resaltar que se menciona a Pedro (Petro-πέτρος)7 como la masculinización del griego πέτρα (petra), es decir ‘roca’, cambiando apenas su terminación pero manteniendo la raíz de la palabra; nunca realizan la traducción a lithos (λίϑος), que vendría a señalar una piedra del camino y con lo cual podría interpretarse que sería una piedra pequeña.8
Por otra parte, Pablo de Tarso siempre llamó a Pedro con el nombre de "Cefas",9 de la misma manera que lo hizo Jesús.10 Esta palabra hebrea helenizada del arameo כיפא (cefas), no era un nombre propio, pero Pablo se lo asigna como tal.11
La palabra en arameo "Cefas" significa 'roca'.12 Mientras que las palabras Petro y Petra varían en significado en el griego ático, en el griego koiné tienen el mismo significado.
En el griego ático Petro significa 'piedra' (una piedra que se puede arrojar), y Petra significa 'roca' (una roca inamovible), aunque es necesario señalar que el Evangelio de Mateo no fue escrito en griego ático sino en griego koiné, en el cual no existe ninguna distinción entre Petro y Petra donde ambos significan 'roca' (una roca inamovible). 13
Griego original del Códice Sinaítico:
καγω δε ϲοι λεγω οτι ϲυ ει πετροϲ και επι ταυτη τη πετρα οικοδομηϲω μου την εκ κληϲιαν και πυλαι αδου ου κατιϲχυϲου
Mateo 16:18
En cualquier caso, la distinción entre Petro y Petra, es irrelevante considerando que la frase de Mateo 16:18 podría haber sido dicha por Jesús en su idioma nativo el Arameo, y la palabra para ambas habría sido 'Cefas', que aplica para 'Petro' y 'Petra', que significa roca.
Un ejemplo de esto, es el texto Peshitta y el texto Diatéssaron que usan la palabra "Cefas" para "Petro" y "Petra".
ܐܳܦ݂ ܐܶܢܳܐ ܐܳܡܰܪ ܐ݈ܢܳܐ ܠܳܟ݂ ܕ݁ܰܐܢ݈ܬ݁ ܗ݈ܽܘ ܟ݁ܺܐܦ݂ܳܐ ܘܥܰܠ ܗܳܕ݂ܶܐ ܟ݁ܺܐܦ݂ܳܐ ܐܶܒ݂ܢܶܝܗ ܠܥܺܕ݈݁ܬ݁ܝ ܘܬ݂ܰܪܥܶܐ ܕ݁ܰܫܝܽܘܠ ܠܳܐ ܢܶܚܣܢܽܘܢܳܗ܂
14 (Peshitta) ܡܬܝ ܝܘ. ܝܚ - ܟ
Yo también te digo que tú eres Cefas, y sobre esta Cefas edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
Yo también te digo que tú eres Roca, y sobre esta Roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.

Origen

Conocemos la vida de san Pedro por los datos que de él recoge el Nuevo Testamento, más algunos documentos de Clemente de Alejandría y Clemente Romano; este último fue obispo de Roma a finales del siglo I, y con bastante probabilidad le conoció en persona.
De acuerdo con la narración evangélica, Pedro era un pescador judío de Galilea.15
Su lugar de nacimiento fue Betsaida (Juan 1:42-44), un pueblo junto al Lago de Genesaret, de cuya ubicación no hay certeza, aunque generalmente se busca en el extremo norte del lago. Ejercía el oficio de pescador junto a su hermano Andrés, quien también fue apóstol.16
Casi todas las tradiciones e informaciones que tenemos de él son a partir de la llamada de Jesús; muy poca información tenemos de su vida anterior. Su padre es mencionado por su nombre en Mateo 16:17: Jesús le habla como «Simón, hijo de Jonás», en hebreo סיימון בן יונה.
Simón se estableció en Cafarnaúm, donde vivía con su suegra en su propia casa (Mateo 8:14Marcos 1:29-31Lucas 4:38) al tiempo de comenzar el ministerio público de Cristo (alrededor del 26-28 D.C.). Por ende, Simón era casado y según Clemente de Alejandría tenía hijos.17 El texto apócrifo Hechos de Pedro menciona que había tenido, exactamente, una hija.18 También gracias al autor Clemente de Alejandría nos llega la información de que la esposa de Pedro sufrió el martirio.19 Así pues, estas son las pocas referencias que tenemos de Simón Pedro antes de conocer a Jesús de Nazaret.

La llamada de Jesús

San Pedro, pintura de El Greco.
Pedro fue incorporado como discípulo al principio del ministerio de Jesús. Los evangelistas sinópticos (Marcos, Mateo y Lucas) describen su entrada de manera diferente a como lo hace Juan. Aquí se ven las diferencias entre ambos:
Caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres.» Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron.
Encontró primero a su hermano Simón y le dijo: Hemos encontrado al Mesías. Y se lo presentó a Jesús. Jesús miró fijamente a Simón y le dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás, pero te llamarás Cefas (que quiere decir Pedro).
Según el testimonio de Juan (Juan 1:40-42), fue su hermano Andrés quien lo introdujo al grupo, tras encontrarse ambos entre los seguidores de Juan el Bautista. La narración de los sinópticos da otro punto de vista, como se aprecia en los ejemplos, narrando la historia de que al ver a ambos recoger las redes, Jesús les invitó a hacerse «pescadores de hombres» (Mateo 4:18-22Marcos 1:16-20Lucas 5:1-10) y fue Simón el primero en reconocer a Jesús como el Hijo de Dios, y no su hermano Andrés.

Posición entre los apóstoles

Simón podría decirse que fue el discípulo más allegado de Jesús, y esto, se nota en los evangelios. Existen muchos pasajes donde vemos a Simón muy cerca de Jesús, por ejemplo:
  • Fue uno de los tres discípulos íntimos que, junto con Santiago y Juan, según la Biblia, fueron testigos de la transfiguración de Jesús20, de la resurrección de la hija de Jairo21 y de la agonía de Jesús en el huerto de Getsemaní.22
  • En varias ocasiones Pedro habla en nombre de los demás apóstoles25
  • Jesús con frecuencia se refiere especialmente a Pedro.26
  • Pablo habla de Pedro destacando su lugar preeminente entre los miembros de la Iglesia primitiva: «Como lo hacen los demás apóstoles, los hermanos del Señor y el mismo Cefas» (1Corintios 9:5)
  • Según el relato bíblico fue el primero en reconocer a Jesús como el Mesías esperado. «Y él les preguntaba: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”. Pedro le contestó: “Tú eres el Cristo”»27
  • Los evangelios recogen también la profecía de Jesús anunciando la traición de Pedro quien lo negaría tres veces consecutivas por miedo a ser reconocido como seguidor de Jesús. Aún cuando la noche de la última cena, Pedro juró no apartarse de Jesús, al ser interpelado sobre su asociación con Jesús, negó tres veces conocerlo antes del canto del gallo, es decir, antes de que la noche acabase, cumpliéndose así la profecía del Mesías. (Mateo 26:69-75Marcos 14:66-72Lucas 22:54-62Juan 18:25-27).
  • En el mismo pasaje, en la cena del Señor: «Jesús le dijo: “Y tú, después de que hayas vuelto, fortalece a tus hermanos”» (Lucas 22:32). En esta tarea encomendada por Jesús a Pedro de fortalecer y servir de apoyo a sus hermanos después de la muerte, ha visto la Iglesia católica otro fundamento para sostener el primado de Pedro sobre los demás apóstoles.
  • Tras la resurrección, sólo a Pedro se le apareció de entre los demás apóstoles en el primer día de la Resurrección,28 posteriormente Jesús se aparecería a Pedro y el resto de los apóstoles.
  • Según lo relata Juan Juan 21:15-17, Jesús resucitado se aparece otra vez, ahora ante siete de sus discípulos y dirigiéndose a Pedro le hace reafirmar tres veces su amor por Él, encargándole la tarea de ser pastor de sus ovejas y apacentar sus corderos. En este episodio también se basa la Iglesia católica para sustentar su creencia de que san Pedro fue el primer papa.

Tras la muerte de Jesús

Tras la muerte de Jesús, la figura de Pedro es menos precisa. Si bien, varios de los evangelios —tanto canónicos como apócrifos— dejan entrever que había tenido un vínculo especial con Jesús. En Lucas 24:34 se narra una comunicación especial del resucitado a Pedro, por ejemplo.
El Evangelio de Mateo no vuelve a nombrar a Pedro tras haber este negado conocer a Jesús. El autor de Hechos de los apóstoles, sin embargo, presenta a Pedro como una figura crucial de las comunidades paleocristianas; es él quien preside la selección para la sustitución de Judas Iscariote (Hechos 1:15-26), él quien toma la palabra y se dirige a la multitud el día de Pentecostés (Hechos 2:14-41), él quien castiga la mentira de Ananías y Safira a los Apóstoles (Hechos 5:1-11), él quien es examinado públicamente por el Sanedrín junto con Juan (Hechos 4:7-22Hechos 5:18-42).
Pietro Perugino: Cristo entrega a Pedro las llaves del reino de los cielos (Fresco de la Capilla Sixtina, 1480-1482)
Es el primer apóstol que supuestamente obra un milagro público: tras invocar el nombre de Jesús, los cristianos afirman que cura milagrosamente a un hombre a las puertas del templo de Jerusalén (Hechos 3:1-10). En otra oportunidad, la Biblia afirma que resucita a una mujer (Hechos 9:36-43).
Se reafirma juez en el caso de Simón el Mago, quien pretende comprar el poder de invocar al Espíritu Santo (Hechos 8:14-25). Emprende misiones a LidaJaffa  (Hechos 9:18-42) y Cesarea (Hechos 10:1-33).
De acuerdo con los Hechos de los Apóstoles, Pedro y Juan fueron enviados de Jerusalén a SamariaPalestina (Hechos 8:14) para invocar al Espíritu Santo que descendiera sobre los fieles de aquella región.
Posteriormente, Pablo de Tarso, luego de su conversión y de tres años de residencia en Arabia y Damasco, fue a Jerusalén a conocer a Pedro, con quien estuvo quince días (Gálatas 1:17-18).
Aproximadamente en el 42-44 d.C. Pedro, quien se hallaba en Jerusalén, fue encarcelado por el rey Herodes Agripa I, pero fue liberado por un ángel. Después de su liberación milagrosa, Pedro saldría de Jerusalén para marcharse a "otro lugar" (Hechos 12:1-18). 29
Tiene una intervención destacada en el Concilio de Jerusalén (50-51 d.C.), cuando Pablo sostiene que el mensaje de Jesús debe extenderse también a los gentiles (pueblos no judíos) Hechos 15:1-11.
En todos estos ejemplos, en los que la figura de Simón Pedro se destaca por encima del resto de los apóstoles, ha visto la Iglesia católica una confirmación de la enseñanza de que él ejercía el primado sobre ellos. La prédica de Pedro, sin embargo, estuvo por lo general en los primeros años limitada al pueblo judío a diferencia de Pablo que predicaba a los «gentiles» (personas no judías), aunque fue Pedro quien bautizó al primer cristiano no judío de nombre Cornelio y a su familia, en Cesarea, debido a una visión tenida en Joppe (Hechos 10:1-33). Más tarde, según la tradición católica, se trasladaría a Roma.
El autor de los Hechos, sin embargo, se centra luego en las obras de Pablo de Tarso, por lo que de los años posteriores es mucho lo que se ignora.

Conexión con Roma

Camino a Roma

De acuerdo con la epístola a los Gálatas, Pedro se trasladó a Antioquía, donde Pablo lo encontró más tarde (Gálatas 2:11). Según los escritos de Orígenes30 y de Eusebio de Cesarea en su Historia Eclesiástica (III, 36) Pedro habría sido el fundador de la Iglesia de Antioquía31 , "después de haber fundado la iglesia de Antioquía, fue a Roma a predicar el Evangelio, y él también, después de presidir la iglesia en Antioquía, presidió la de Roma hasta su muerte."32
Después de presidir la iglesia de Antioquía por un tiempo, Pedro habría sido sucedido por Evodio de Antioquía,33 y después por Ignacio de Antioquía.34
La primera epístola a los Corintios deja entrever que Pedro quizá visitó la ciudad de Corinto, ubicada en Grecia, durante sus misiones. (1Corintios 1:12)
Pedro se habría trasladado a Roma mientras Pablo se quedaba en Jerusalén. Allí habría participado en grupos de cristianos ya establecidos en Roma, sin embargo no hay evidencia en los relatos evangélicos.

Roma

Según la Tradición, Pedro y Pablo habrían sido los fundadores de la Iglesia en Roma y habrían elegido a Lino como sucesor, de acuerdo con Ireneo de Lyon en su libro Contra las Herejías (III,3:2-3).35
Eusebio de Cesárea relata que cuando Pedro le hace frente a Simón el Mago (mencionado en Hechos 8) en Judea, Simón huye a Roma donde los romanos le consideraron como un dios. De acuerdo con Eusebio, su suerte no duró mucho, ya que Dios envió a Roma a San Pedro y Simón quedó apagado y destruido. (Historia Eclesiástica II,14-15)36
El texto de 1Pedro 5:13, que envía saludos desde «la Iglesia que está en Babilonia» ha sido entendido por algunos en sentido figurativo, como señal de que Pedro escribía desde Roma por el hecho que la antigua Babilonia sobre el Éufrates estaba en ruinas y el término «Babilonia» habría sido usado por la antigua comunidad cristiana para referirse a la Roma de los emperadores (Apocalipsis 17:5).
Muchos estudiosos de la Biblia37 creen que "Babilonia" es una metáfora del Imperio romano pagano en el momento en que persiguía a los cristianos, antes del Edicto de Milán en el año 313: quizá específicamente referenciando algún aspecto de la dominación de Roma (la brutalidad, la codicia, el paganismo).
En 4 Esdras,38 2 Baruch39 y en los Oráculos sibilinos40 , "Babilonia" es un nombre críptico para Roma. Reinhard Feldmeier especula que "Babilonia" se utiliza para referirse a Roma en 1 Pedro 5:13.41 En Apocalipsis 17:9 se dice que ella se sienta en "siete montes", normalmente entendido como las siete colinas de Roma.42 43 44 45 46 Una moneda romana acuñada bajo el emperador Vespasiano (70 dC) representa a Roma como una mujer sentada sobre siete colinas.47
Por otra parte, Eusebio de Cesarea declara que:
Clemente de Alejandría en el sexto libro del Hypotyposeis cita la historia, y el obispo de Hierápolis llamado Papías se le une a él en testificar que Pedro menciona a Marcos en la primera epístola, que dicen ellos compuso en Roma, y ​​él mismo lo indica, cuando él llama a la ciudad, figurativamente, Babilonia, como él lo hace en las siguientes palabras: "La iglesia que está en Babilonia, elegida juntamente con vosotros, y Marcos mi hijo, os saludan." (1 Pedro 5:13)48
No obstante, otros estudiosos alegan que no había razón alguna para utilizar términos crípticos para referirse a Roma en un simple saludo y suponen que «Babilonia» se refería efectivamente a una comunidad cristiana asentada en las ruinas de la antigua Babilonia sobre el Éufrates, por lo demás, densamente habitada.[cita requerida]

Muerte de Pedro

La Crucifixión de Pedro, de Caravaggio, lo representa con la cabeza hacia abajo, de acuerdo con la tradición
La tradición católica narra que Pedro acabó sus días en Roma, donde fue obispo, y que allí murió martirizado bajo el mandato de Nerón en el Circo de la colina vaticana o en sus proximidades, sepultado a poca distancia del lugar de su martirio y que a principios del siglo IV el emperador Constantino I el Grande mandó construir una gran basílica sobre su sepultura.
Clemente Romano, en su Carta a los Corintios (80–98 d.C.), habla del martirio de Pedro en los siguientes términos:
Más dejemos los ejemplos antiguos y vengamos a los luchadores que han vivido más próximos a nosotros: tomemos los nobles ejemplos de nuestra generación. Por emulación y envidia fueron perseguidos los que eran máximas y justísimas columnas de la Iglesia y sostuvieron combate hasta la muerte. Pongamos ante nuestros ojos a los santos apóstoles. A Pedro, quien, por inicua emulación, hubo de soportar no uno ni dos, sino muchos más trabajos. Y después de dar así su testimonio, marchó al lugar de gloria que le era debido.49
Lactancio nos relata en su obra Sobre la muerte de los perseguidores (318 d.C) lo siguiente:
Y mientras Nerón reinaba (54-68), el Apóstol Pedro vino a Roma, y, a través del poder de Dios que le encomendó a el, obró ciertos milagros, y, convirtió a muchos a la verdadera religión, construyendo un templo fiel y firme para el Señor. Cuando Nerón oyó hablar de esas cosas, y observó que no sólo en Roma, sino en cualquier otro lugar, una gran multitud se rebelaban todos los días contra la adoración de ídolos, y, condenando sus viejas costumbres, se acercaban a la nueva religión, él, un despreciable y perverso tirano, se apuró para arrasar el templo celestial y destruir la verdadera fe. Él fue el primero en perseguir a los siervos de Dios. Él crucificó a Pedro y él mató a Pablo.50
El Evangelio de Juan sugiere, en su característico estilo alegórico, que Pedro fue crucificado Juan 21:18-19. Algunos retrasan la redacción de este evangelio hasta fines del siglo I o principios del siglo II, por lo que consideran su testimonio de menor relevancia. Pedro de Alejandría, que fue obispo de esa ciudad y falleció en torno a 311, escribió una epístola de nombre sobre la Penitencia, en el que dice: «Pedro, el primero de los apóstoles, habiendo sido apresado a menudo y arrojado a la prisión y tratado con ignominia, fue finalmente crucificado en Roma».51 Orígenes en su Comentario al libro del Génesis III, citado por Eusebio de Cesarea en su Historia Eclesiástica (III, 1), dice que Pedro pidió ser crucificado cabeza abajo por no considerarse digno de morir del mismo modo que Jesús.52 Lo mismo relata Jerónimo de Estridón en su obra Varones ilustres (De Viris Illustribus).53
Flavio Josefo relata que la práctica de crucificar criminales en posiciones distintas era común entre los soldados romanos.54
El historiador religioso de la antigüedad, Eusebio, informa que Pedro «fue crucificado con la cabeza hacia abajo, habiendo él mismo pedido sufrir así».55 Sin embargo, la profecía de Jesús acerca de la muerte de Pedro no fue tan específica. El libro A catholic commentary on Holy Scripture admite lo siguiente: «Puesto que se coloca la extensión de las manos antes de ser ceñido y llevado, es difícil discernir cómo debe concebirse. Si el orden es parte de la profecía, debemos suponer que el prisionero fue atado al patíbulum antes de ser ceñido y llevado a la ejecución».

Búsqueda de sus restos

La crucifixión de san Pedro.
Caius, presbítero de Roma, en su Discusión contra Proclo (AD 198), conservado en parte por Eusebio, relata lo siguiente de los lugares en los que se depositaron los restos de los apóstoles Pedro y Pablo:
Yo puedo mostrarte los trofeos de los Apóstoles; si quieres ir al Vaticano o a la vía Ostiense, encontrarás los trofeos de los fundadores de esta Iglesia.56
Caius, recogido por Eusebio de CesareaHistoria eclesiástica II, 25:757
De acuerdo con san Jerónimo, en su obra De Viris Illustribus (392 d.C.), "Pedro fue enterrado en Roma, en el Vaticano, cerca del camino triunfal donde es venerado por todo el mundo."58
En 1939 el Papa Pío XII ordenó la excavación en los subterráneos del Vaticano para tratar de hallar una respuesta a la tradición que en aquel tiempo se ponía en duda (ante el desmentido de otras tradiciones): que el Vaticano era la auténtica tumba del apóstol Pedro. Las excavaciones duraron hasta 1949. Se encontró una necrópolis que se extendía de oeste a este en paralelo al Circo de Nerón. La necrópolis estaba inundada de tierra, posiblemente por ser la base de la basílica primigenia. Se encontraron cinco monumentos, el más antiguo databa del siglo II. Se incluía una parte de un edificio adosado a un muro revocado en rojo que servía de fondo para el más antiguo de los monumentos. En una pared lateral que cerraba este pequeño monumento por su parte norte (el así llamado Muro G) se encontraron unas inscripciones que datan de antes de Constantino, muestra de la devoción de los fieles. Una de las inscripciones señalaba «ΠΕΤΡ ΕΝΙ» (inscripción incompleta, en griego, que podría significar ‘Pedro está aquí’ o ‘Pedro esté en paz’).59 Debajo del monumento se encontraba una tumba a nivel del suelo cubierta con unas tejas. La tumba estaba vacía, pero alrededor de ella se agolpaban decenas de otras humildes tumbas. Estas a veces incluso se superponían, o cortaban tumbas anteriores, pero no tocaban la primera de ellas, la que estaba en el centro. Por la evidencia dada, Pío XII suspendió las excavaciones y anunció que se había encontrado la tumba de Pedro.
Margherita Guarducci, arqueóloga, prosiguió las investigaciones en 1952. Estudió y descifró el famoso muro de las inscripciones (Muro G) y descubrió el uso de una criptografía de tinte místico: el uso repetitivo de las letras Π, ΠΕ y ΠΕΤ como abreviatura del nombre de Pedro, aunque normalmente era vinculado al nombre de Cristo. Asimismo hay aclamaciones a Cristo, María, Pedro, a Cristo como segunda persona de la trinidad y a la trinidad.
Años después la misma Margherita Guarducci, pidió analizar unos huesos que habían sido encontrados en un nicho del Muro G, justamente tras la citada inscripción ΠΕΤΡ ΕΝΙ. El antropólogo Venerando Correnti los estudió y señaló que había huesos humanos y de ratón, un ratón que debió de haber quedado atrapado tiempo después de producido el entierro. Los huesos humanos presentaban las siguientes características:
  • Tenían adherida tierra, mientras que los huesos de ratón estaban limpios. Se analizó la tierra adherida a los huesos humanos y es la misma tierra de la tumba abierta y que fue encontrada vacía, identificada por Pío XII como la de Pedro, las tumbas colindantes tenían otra clase de tierra.
  • Los huesos están coloreados de rojo por haber estado envueltos en un paño de púrpura y oro. Hay hilos de oro y de la tela incluso adheridos a algunos huesos. Debían de ser huesos de una persona muy venerada, pues los envolvieron en un rico paño de púrpura y oro, para guardarlos en ese nicho. Parece que estos huesos fueron retirados de la tumba de tierra y guardados para protegerlos de la humedad del terreno. Este nicho ha permanecido intacto desde Constantino hasta hoy.
  • Los huesos humanos son de la misma persona: varón, de complexión robusta, que murió a una edad avanzada y vivió en el siglo I.
A partir de estos datos la arqueóloga elaboró la siguiente teoría: cuando Constantino quiso hacer la basílica los huesos fueron desenterrados y envueltos en un manto de púrpura y oro y depositados en el nicho donde debían de haber estado, pero durante las excavaciones los obreros usaron el martinete para derribar muros y, deseando llegar rápidamente a la tumba, provocaron un derrumbe sobre los restos. Todo mezclado tomó la apariencia de desechos. Monseñor Kaas, jefe de la Fábrica de San Pedro, guardó todo resto humano que se encontraba y los restos estuvieron así guardados diez años sin conocerse su procedencia.
En 1964 las investigaciones de Guarducci terminaron y un año después se publicó su libro Reliquie di Pietro sotto la Confessione della Basílica Vaticana (‘las reliquias de Pedro bajo la confesión de la Basílica Vaticana’), libro muy discutido por una parte de la comunidad científica. En 1968 Pablo VI anunció que, según los estudios científicos realizados, había la suficiente certeza de que se habían encontrado los restos del apóstol. En su revisión del tema, Edgar R. Smothers escribió: «Una reserva prudente se interpondría en el camino de un juicio categórico de autenticidad. Sin embargo, existe una seria probabilidad positiva de que éstos sean los huesos de san Pedro».60

Escritos atribuidos a Pedro

Entre los escritos del Nuevo Testamento, se considera habitualmente que el Evangelio de Marcos recoge las enseñanzas de Pedro por parte del mismo Marcos el Evangelista, si bien esta no es una opinión unánime.61
Clemente de Alejandría en los fragmentos de su obra Hypotyposeis conservados y citados por el historiador Eusebio de Cesárea en su obra Historia Eclesiástica (III,14:6) escribe que el apóstol Pedro predicó en Roma mientras Marcos recogía su predicación en lo que luego sería el Evangelio de Marcos.62

Epístolas de Pedro

Además, dos epístolas se atribuyen tradicionalmente a Pedro. Sin embargo, los originales griegos son muy superiores en su redacción a lo esperable en un rústico pescador cuyo primer idioma era el arameo y que no habría estudiado griego ni retórica (Hechos 4:13). La explicación tradicional es que, al menos la primera de las epístolas fue redactada por un amanuense que, si no recogió directamente de boca de Pedro sus opiniones, lo conocía lo suficientemente bien como para hablar en su nombre.
Jerónimo explica:
Las dos epístolas atribuidas a San Pedro difieren en estilo, carácter, y en la construcción de las palabras, lo que demuestra que de acuerdo a las exigencias del momento San Pedro hizo uso de diferentes intérpretes. (Epístola 120 – To Hedibia)63
Sin embargo, la autoría por san Pedro de la segunda epístola está muy discutida. El comentario de la Biblia de Jerusalén dice que «muchos críticos modernos se niegan por su parte a atribuirla a san Pedro, y es difícil acusarles de estar equivocados». De acuerdo con los estudios de Raymond E. Brown, su texto era desconocido en Occidente hasta alrededor del año 350 y luego fue rechazada por muchos cristianos. En Oriente su aceptación llegó aún más tarde, en el siglo VI en algunos casos. En cualquier caso, la primera mención del texto es una referencia a Orígenes recogida por Eusebio de Cesarea alrededor de 250.64
Jerónimo dice que "Pedro escribió dos epístolas las cuáles son llamadas Católicas, la segunda de las cuales, a causa de su diferencia con la primera en estilo, es considerada por muchos no ser de él" (De Viris Illustribus 1)65 Pero él mismo recibió la epístola, y explicó la diferencia en el estilo, el carácter y la estructura de las palabras por el supuesto de que Pedro usó diferentes intérpretes en la composición de las dos epístolas;63 y desde su momento en adelante la epístola fue considerada generalmente como parte del Nuevo Testamento.
Numerosos autores han señalado que el estilo es muy similar al de una carta apócrifa antiguamente atribuida a Clemente Romano (la segunda epístola de Clemente), por lo que es posible que su autor fuese el mismo. Razones argumentales han demostrado que su redactor conocía la epístola de Judas.

Obras apócrifas

Otras obras apócrifas han circulado con la pretensión de recoger las palabras o los hechos de Pedro. Desde la antigüedad, sin embargo, se ha cuestionado su autenticidad. Estas incluyen:

Iconografía

Símbolos tradicionales de san Pedro, las llaves y el gallo.
Por ser considerados herederos de la llamada «profesión petrina», los papas de la Iglesia católica llevan un anillo con la imagen del santo echando las redes al mar, llamado Anillo del Pescador.
En el pasaje de Mateo 16:13-19 de acuerdo a la interpretación patrística, Jesús habría nombrado ‘piedra’ o ‘roca’ a san Pedro cuando reconoció a Cristo como «el Hijo del Dios vivo», es decir, Dios y Señor. El evangelista añade que el Apóstol recibiría «las llaves del Reino de los Cielos». Este es el fundamento de la representación habitual de Pedro en la iconografía como portador de un par de llaves, como suele verse en las imágenes de Pedro el Apóstol como fundador de la sede de Antioquía. Los mismos elementos también están presentes en la heráldica papal, por cuanto los papas se consideran los sucesores de Simón Pedro.
La tradición de la Iglesia católica apostólica ortodoxa reconoce como primer obispo de Roma a Lino, designado por el Apóstol Pablo primer fundador y misionero de la primitiva comunidad cristiana de Roma, en tanto que reserva para el apóstol Pedro el título de Corifeo (‘director del coro’) de los apóstoles.
La representación convencional de san Pedro lo presenta ya anciano, portando las llaves (Llaves del Cielo). Entre sus atributos se cuentan también la barca (por su profesión), el libro y el gallo (por su negación). Ocasionalmente se lo reviste de los atributos de un obispo o de un papa, si bien las tradiciones relativas a estos no se fijaron hasta mucho más tarde. Las escenas de su martirio lo presentan por lo general cabeza abajo.

Su nombre era Simón Bar-Jona hijo de Jonás, era un rudo y sencillo pescador del lago de Genesaret, que vivía con su mujer y su suegra en la aldea de Betsaida en la región de Galilea. Pedro junto con su hermano Andrés seguidor de Juan el Bautista, y sus amigos y compañeros de trabajo Santiago el mayor y Juan el discípulo amado, se encontraron entre los primeros apóstoles de Cristo Jesús, quien le cambió su nombre por Pedro, Kefa en arameo o Cefas en griego, que quiere decir "piedra" o "roca" (Juan 1,40-42); invitándolo a hacer desde entonces "pescador de hombres"(Lucas 5,10).
Pedro siempre encabeza la lista de los doce amigos del Señor (Mateo 10,2; Marcos 3,16; Lucas 6,14; Hechos 1,13), él mismo se nombra como "siervo y apóstol de Jesucristo" (2Pedro 1,1) "testigo de los sufrimientos de Cristo"(1Pedro 5,1), aparece a veces como el portavoz de los apóstoles ( Mateo 18,21-22; Marcos 10,28), A él lo interrogan los que cobraban impuestos para el templo (Mateo 17,24-27); además Pedro, al lado de Santiago y Juan, fueron los tres discípulos más cercanos al Salvador, y estuvieron presentes en la resurrección de la hija de Jairo (Marcos  5,37), en la transfiguración en el monte Tabor (9,2); ellos tres con Andrés lo interrogan en el monte de los Olivos, sobre las señales antes del fin (13,3-4). Son también Pedro y Juan los encargados de preparar la "Ultima Cena" (Lucas 22,7-8), y nuevamente los tres  son llamados por el Mesías a permanecer vigilantes, mientras él hace oración en el Getsemaní (Marcos 14,32-33). "Por eso, Santiago, Pedro y Juan...eran tenidos como columnas de la iglesia"(Gálatas 2,9).
El amor y la confianza de Pedro a su Divino Maestro, se vio probado cuando empieza a caminar sobre las agua para salir a su encuentro (Mateo 14,25-31); ante el abandono de los judíos que no creían que Cristo era el verdadero "pan bajado del cielo", es Pedro quien reconoce que solo él tiene "palabras de vida eterna" (Juan 6,68); en un acto de valor momentáneo tiene el coraje de decir que iría por su Señor a la cárcel y hasta la muerte (Lucas 22,33); el arrojo al cortarle la oreja a Malco, cuando lo van a apresar en la noche del Jueves Santo (Juan 18,10). Asimismo, después de la resurrección se encontraba pescando en el lago de Tiberias, en compañía de otros apóstoles, y aparece Jesús en la orilla, entonces "Apenas oyó Simón Pedro que era el Señor, se vistió, porque estaba sin ropa, y se tiró al agua" (Juan 21,7).
El pasaje bíblico más contundente que demuestra la importancia de Pedro, lo encontramos en Mateo 16,13-19; cuando el Unigénito de Dios en la región de Cesarea de Filipo, les pregunta a sus discípulos: "-¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?" (13); ante la confusión de los demás, Pedro contesta acertadamente "- Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios viviente"(16; comparar con Marcos 8,27-29; Lucas 9,18-20). No obstante, no era la primera vez que uno de los doce reconocía la naturaleza  y misión divina de Jesucristo; pues al principio de su ministerio, Natanael (o Bartolomé) también le dijo: "- Maestro  ¡tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel!" (Juan 1,49). Igual respuesta encontramos en otra ocasión de los demás discípulos: "!En verdad tú eres el Hijo de Dios!" (Mateo14,33). Pero solamente a Simón Pedro, Cristo Jesús le dice que su declaración no viene de los hombres sino de Dios Padre que está en el cielo (Mateo 16,17). Seguidamente Jesús agrega: "Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra voy a construir mi iglesia; y ni siquiera  el poder de la muerte podrá vencerla"(18). En este punto hay que aclarar que la Iglesia Católica no es la Iglesia de Pedro, sino de Cristo representado en el apóstol, ya que el Santo de Dios es el "pastor principal" (1Pedro 5,4). Por último, el Mesías le da plena autoridad, bajo el símbolo de las "llaves del reino de los cielos"(Mateo 16,19; Apocalipsis 3,7), de "atar y desatar en la tierra y en el cielo". Es decir, que Dios da por bueno y aprobado lo que Pedro haga con su iglesia en el mundo.
Del mismo modo, hay otros dos momentos en que el Verbo de Dios vuelve a mencionar la autoridad de Pedro:
1. "Dijo también el Señor: - Simón, Simón, mira que Satanás los ha pedido a ustedes para sacudirlos como si fueran trigo; pero yo he rogado por ti, para que no te falte la fe. Y tú, cuando te hayas vuelto a mí, ayuda a tus hermanos a permanecer firmes" (Lucas 22,31-32).
2. Pedro quien es el único del grupo que niega "tres veces" a su Maestro, en el patio de la casa del sumo sacerdote (Lucas 22,34. 54-62); sigue siendo su elegido, y a pesar de que el Señor conocía de antemano su debilidad humana (Lucas 5,8),al confirmarle por "tres veces" que él será el "pastor de sus corderos y de sus ovejas" (Juan 21,15-17).
Por otra parte, los apóstoles reconocen la primacía de Pedro, así por ejemplo Juan lo deja entrar de primero al sepulcro vació el domingo de resurrección(Juan 20,3-8); igualmente, Pablo manifiesta que Cristo se apareció a Pedro, y luego a los doce (1Corintios 15,5; véase también Lucas 24,34). El mismo apóstol de los gentiles viaja a Jerusalén para conocerlo (Gálatas 1,18). Fue Pedro quien toma la palabra ante los ciento veinte creyentes, en la escogencia  de Matías en remplazo de Judas (Hechos 1,15); en el día de Pentecostés con la llegada del Espíritu Santo, es el primero que empieza a proclamar a Cristo resucitado (2,14.32), "Así pues, los que hicieron caso de su mensaje fueron bautizados; y aquel día se agregaron a los creyentes unas tres mil personas"(41). Es también el primero en hacer un milagro público al curar al cojo de nacimiento en el templo de la Ciudad Santa (3,6), después se dedica a predicar el evangelio en el pórtico de Salomón (3,12ss), y ante el consejo del Sanedrín, anuncia a las principales autoridades religiosas del pueblo judío, la salvación traída con Jesucristo (4,8ss). Pedro y los demás apóstoles, responden a la prohibición de enseñar en el nombre de Jesús, "- Es nuestro deber obedecer a Dios antes que a los hombres"(5,29). Pedro pone al descubierto la mentira del trágico caso de Ananías y Safira (5,1-10); y reprende a Simón, el mago, que había ofrecido dinero a los apóstoles para obtener el Espíritu Santo con la imposición de las manos (8,18-23). La predicación de Pedro en la casa del capitán romano Cornelio, trae como resultado el bautismo y la aceptación del mensaje de Dios de una familia no judía (10,44-48). Este hecho generó en algunos creyentes de Jerusalén un gran malestar (11,1-2); pero ante la explicación  de Pedro de sus actos, "todos se callaron y alabaron a Dios" (18). Además cuando el rey Herodes lo manda a prisión, se eleva en toda la iglesia una oración por él (12,5), lo que provoca la intervención milagrosa de un ángel del Señor que lo saca de la cárcel (6-10).
En el incidente ocurrido en la iglesia de Antioquía sobre la cuestión de imponer la circuncisión a los cristianos procedentes del paganismo, Pablo le llama la atención a Pedro por tomar partido en este punto (Gálatas 2,11-14). Sin embargo, Pablo lo que le reprocha es su forma de actuar, pero no pone en tela de juicio su misión de jefe del colegio apostólico y de la iglesia de Cristo. Incluso, es el mismo Pedro quien pone fin a la discusión  ( Hechos 15, 6-11); lo que contó además con las  palabras  de  Santiago  a favor  suyo (13-14).  Por todo  esto,  Pedro aparece como el primer apóstol de los paganos (7), y también de los judíos (Gálatas 2,7-8).
Pedro y Pablo en Roma
I. Misión apostólica
Decía el historiador protestante Robert Maclauner que "los inicios del  cristianismo apuntan hacia Roma". Del mismo modo, agregaba San Ambrosio en el siglo IV, que "allí donde está Pedro está la Iglesia Católica". Según la tradición antigua el apóstol Pedro fue siete años obispo de Antioquía, luego al ser liberado de la cárcel en Jerusalén en el año 42, se dirigió a la capital del imperio romano, y se puso al frente de aquella comunidad cristiana que había sido escogida por Dios (1Pedro 5,13). Eusebio y San Jerónimo sugieren que fueron veinticinco años; sin embargo, no fueron continuos, pues Pedro estuvo de nuevo en la Ciudad Santa en el año 49 o 50. Quiere decir que Roma era su sede principal, pero los apóstoles eran considerados como pertenecientes a toda la Iglesia Católica. Cuenta una leyenda piadosa que hacia el año 60 Pedro se encontraba de camino a la misma ciudad, y se le apareció Jesús que le dijo que iba para ser crucificado otra vez. El mismo Señor había anunciado que Pedro moriría por su fe, glorificando con su muerte a Dios (Juan 21,19).
II. Martirio de Pedro
Cuando el primer Vicario de Cristo llegó a Roma, los cristianos la identificaban como la otra "Babilonia la grande", la ciudad construida sobre siete colinas (Apocalipsis 17,9); era la capital de los nuevos opresores idólatras, metrópoli grande, lujosa y pecadora (14,8;17,5;18,1ss), con un gran poder político, militar y económico. No menos corrompido era su emperador Nerón César (54-68), nombrado por San Juan en el libro de las revelaciones como la Bestia, el 666, que es un número de hombre (13,18). Ahora bien, en el año 64 el maniático monarca mandó a incendiar la ciudad, metiéndole la culpa a los cristianos, que eran considerados como una secta judía, hostiles a la sociedad pagana, y acusados de rendirle tributo a Jesucristo en vez que al emperador y a sus ídolos. El historiador romano Tácito narra como a los cristianos se les colocaba pieles de animales para ser devorados por los leones y los mastines en el circo, o untándoles grasa de cerdo para ser luego amarrados a los postes en los jardines imperiales o en la Vía Apia, como antorchas humanas en la noche. cumpliendo así la célebre frase de Tertuliano: "la sangre de los mártires es semilla para nuevos cristianos" (comparar con Apocalipsis 18,24).
En esta misma persecución fue hecho prisionero el apóstol Pedro en la cárcel mamertina, y luego crucificado boca abajo cerca al circo romano, en la colina vaticana. Aquí fue enterrado por sus seguidores en un cementerio contiguo; se decía que una pared de color rojo marcaba el lugar.
III. Pruebas históricas
Treinta años después del martirio del apóstol,  el Papa San Anacleto construyó  un oratorio donde los fieles se reunían.  También  se encuentra el testimonio del Papa San Clemente Romano, quien escribió una carta contemporánea del evangelio de San Juan (90 d.C.), en la que narra la muerte gloriosa del pescador de Galilea. En el siglo II, San Ignacio de Antioquía, San Papías, San Clemente de Alejandría, Tertuliano, el obispo Dionisio de Corintio y el llamado canon moratoriano; confirman el martirio de los príncipes de la iglesia "Pedro y Pablo" en Roma. De los relatos no cristianos resalta la crónica de Celso al emperador Adriano (117-38), quien asegura que el nombre de Pedro gozaba de popularidad en la capital del imperio. A principios del siglo III San Ireneo, obispo de Lyon, escribe la lista de los obispos de la Ciudad Eterna, en la que dice que "después de los santos apóstoles (Pedro y Pablo) hubieran fundado la iglesia, pasó a ocupar el episcopado romano Lino (mencionado por San Pablo en 2Timoteo 4,21), y después le sucedió Anacleto y tras éste Clemente (Romano), quien conoció en persona a Pedro". Según una tradición del mismo siglo, confirmada por Tertuliano, Pedro, por humildad, pidió ser crucificado boca abajo.  En el año 251, San Cipriano llama a la iglesia romana como "la silla de Pedro y la iglesia principal". Igual opinión tiene en el siglo IV el historiador eclesiástico, Eusebio de Cesarea, basado en documentos del siglo II.
IV. El campo de la arqueología
En cuanto a las pruebas arqueológicas del sepulcro de Pedro, se tienen noticias antes que se construyera la basílica que lleva su nombre, por el emperador Constantino en el siglo IV, exactamente encima de la tumba del santo apóstol, en donde los primeros cristianos celebraban la eucaristía y enterraban en las paredes y en el suelo de las galerías a los mártires, incluyendo varios Papas (siglos I-IV). A principios del siglo XIX, las catacumbas del Vaticano fueron identificadas en su totalidad, y a finales del mismo siglo se descubrió la cripta de los Papas con los epitafios del siglo III, de Ponciano, Fabiano, Cornelio y otros. En el Vaticano se encuentran además los restos de muchos Papas de los tiempos modernos, como los cuerpos incorruptos de San Pío X y del Beato Juan XXIII, que están expuestos a la veneración pública. Asimismo, en las excavaciones efectuadas en 1915 en la gruta de la basílica de San Sebastián, se halló un muro cubierto con invocaciones a los apóstoles Pedro y Pablo, donde sus reliquias fueron llevadas por un tiempo, debido a las persecuciones del emperador Valeriano (253-60).
Desde el año 1941 se realizaron nuevas investigaciones en las catacumbas del Vaticano por orden del Papa Pío XII, el grupo estaba conformado por cuatro expertos del instituto pontificio de arqueología cristiana. Encontraron pinturas, mosaicos con símbolos de los inicios de la iglesia como el pez, la paloma, el ancla y el cordero; figuras de Cristo y escenas bíblicas, imágenes religiosas, monedas , tumbas de cristianos y paganos. En el año 1958 bajo el pontificado de Juan XXIII se dio la noticia que los arqueólogos habían dejado al descubierto un grueso muro de color rojo, al lado hallaron varias cajas de plomo llenas de restos de diferentes personas y animales domésticos. En una de las cajas se verificó por pruebas de laboratorio los huesos de un hombre robusto entre los 60 y 70 años de edad, del siglo Primero de nuestra era; los mismos fueron identificados plenamente por Pablo VI en 1968, como las "reliquias de San Pedro", que ya habían sido mencionadas en el año 200, por el clérigo romano Cayo, como el "trofeo" del Vaticano. Los huesos del apóstol fueron depositados en una capilla debajo del altar mayor de la basílica de San Pedro, y permanecen visibles en una urna con un cristal.
en otra basílica romana "San Pedro in Vincoli", se conservan según se cree las Cadenas con que ataron al santo apóstol en Jerusalén, y que fueron encontradas en una peregrinación por Eudoxia, esposa del emperador Teodosio II. Una parte de dichas Cadenas quedaron en Constantinopla, y algunos eslabones fueron enviados a Roma. Posteriormente, el Papa San León el Grande, unió milagrosamente estos eslabones con otros que se conservaban de la preciada cadena.

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