Hijo de Abundio,3 al iniciar su pontificado nombró a Calixto, que sería su sucesor, archidiácono de Roma, cargo equivalente al actual de secretario de estado, y que supuso convertirlo en su principal consejero, lo que dada la escasa formación teológica de Ceferino lo hizo depender totalmente de aquel.
Conocemos mucho más de Ceferino que de cualquier otro pontífice de los primeros años de la Iglesia, aunque esta información está posiblemente sesgada al proceder del teólogo romano Hipólito,2 quien, en su obra Philosopheumena, acusaba al papa de adepto al monarquianismo modalístico o modalismo, doctrina que negaba la Trinidad y que posiblemente aceptó Ceferino, influenciado por su consejero Calixto, como respuesta al montanismo.2 En dicha obra, Hipólito describe a Ceferino como torpe e ignorante, lo cual puede ser cierto, ya que no gozaba de los conocimientos teológicos de su archidiácono y consejero.
Ceferino estableció que los jóvenes, cumplidos los 14 años, hiciesen la comunión por Pascua4 5 y que los cálices no fueran de madera, sino de vidrio.3 Introdujo, además, el uso de la patena. También excomulgó a Tertuliano.
Ordenó que los sacerdotes y diáconos se ordenasen públicamente en presencia de muchos clérigos y legos para que fuera manifiesta la inocencia y que fueran dotados para estos oficios personas de vida irreprensible.5
Durante su pontificado, iniciado bajo el gobierno del emperador Septimio Severo, se reanudaron las persecuciones contra los cristianos,6 persecuciones que se suavizaron a su muerte y durante el mandato de su sucesor, Caracalla, pero que se reactivaron al ascender, en 217, al trono del imperio Macrino, lo que hace afirmar a ciertas fuentes que Ceferino murió en ese mismo año tras sufrir martirio, aunque, al no existir pruebas documentales de tal afirmación, lo más probable es que falleciera de muerte natural.6
Ceferino fue enterrado en una cámara sepulcral suya propia cerca del cementerio de Calixto en la Vía Apia.2 5
La oración propia de las misas que se celebran por San Ceferino es el Praesta quaesumus, propia de los pontífices mártires.
San Ceferino | ||
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Papa de la Iglesia católica | ||
199-20 de diciembre de 217 | ||
Predecesor | Víctor I | |
Sucesor | Calixto I | |
Culto público | ||
Festividad | 26 de agosto, San Ceferino, Papa y Mártir.1 | |
Información personal | ||
Nombre | Ceferino | |
Nacimiento | ¿?, Roma (Italia) | |
Fallecimiento | 20 de diciembre de 217jul. Roma, Italia |
San Ceferino
Papa
(† 219)
San Ceferino es uno de los Papas que han tenido un pontificado más largo: Según Eusebio de Cesarea, él fue Papa del 202 al 218-219, y según el Catálogo liberiano del 198 al 217. A estos muchos años de pontificado debemos lo poco que se sabe con seguridad de San Ceferino, y es un detalle muy importante, porque los tiempos en los cuales ejerció su pontificado no eran ciertamente tiempos muy tranquilos. En efecto, durante su pontificado estalló la persecución de Settimio Severo.
Este, que había llegado a ser emperador en el 193, durante los primeros años, aun sin abolir el régimen perseguidor, no pidió su aplicación, y así la comunidad cristiana gozó de algunos años de paz. Inclusive según el testimonio de Tertuliano, el mismo Settimio Severo, disolvió una manifestación popular contra los cristianos. Pero el mismo Tertuliano con su desdén polémico sostiene que particularmente en Africa no se practicaba la misma tolerancia. Y en todo caso, esa tolerancia terminó en todo el imperio hacia el 200-202, y fue un explícito edicto de Settimio Severo el que prohibió "bajo pena grave, cualquier propaganda judía, y tomó la misma decisión respecto de los cristianos", como afirma la Historia Augusta.
Por primera vez se publicaba un edicto explícitamente contra los que querían convertirse. Entre los mártires ilustres de esta persecución se encuentran Perpetua y Felicidad, martirizadas en Cartago junto con Saturnino, Secondulo, Revocato y Saturo; probablemente murió también mártir San Ireneo; y con seguridad y en presencia de Settimio Severo murió mártir San Andeolo. La paz volvió en el 211 con la llegada al trono de Caracalla y continuó prácticamente bajo los sucesores Macrino, Heliogábalo y Alejandro Severo.
Por esto, sólo impropiamente San Ceferino puede ser considerado mártir, como dice el cardenal Baronio (y también el Martirologio Romano) "de su arbitrio y contra toda la tradición que siempre veneró a San Ceferino como confesor". Pero aunque no haya habido persecuciones, San Ceferino no tuvo un pontificado fácil. Tuvo que afrontar los problemas dogmáticos de los adopcionistas y de los modalistas, que tenían un concepto errado de las relaciones entre el Padre y el Hijo, y volvió a recibir en la Iglesia, pero reducido al estado laical, al presbítero Natal, que había adherido al adopcionismo. San Ceferino fue sepultado en las catacumbas de San Calixto, en un edificio "sub divo", en donde después fue sepultado también San Tarsicio (o San Tarcisio).
Eleuterio (Nicópolis, ¿? – Roma, 24 de mayo de 189). Papa nº 13 de la Iglesia católica de 175 a 189.
Este papa, cuyo nombre en griego significa 'hombre libre' y parece indicar que fue un esclavo liberado, llegó a Roma acompañando al papa Aniceto y durante el pontificado de este fue diácono de la Iglesia de Roma y actuó como secretario papal en el encuentro que Aniceto tuvo con Policarpo de Esmirna.
Fue elegido papa en el año 175, por lo que es el último papa que aparece en la lista publicada por San Ireneo del año 180. Sus primeros cinco años de pontificado tuvieron lugar durante el mandato del emperador Marco Aurelio quien ya había relajado su ímpetu perseguidor contra los cristianos, pero será a la subida al trono de su hijo Cómodo cuando cesen las persecuciones y la Iglesia pueda dedicarse a solucionar las divisiones que las doctrinas gnósticas, montanista y marcionita habían provocado en su seno.
Alrededor del 177, Ireneo, nativo de Esmirna, acompaña a varios confesores de Lyon a ver al papa Eleuterio para discutir con él la cuestión de los efectos de la herejía Montanista. Ireneo es portador de una carta en la que la iglesia de Lyon ruega al papa que preserve la unidad de la comunidad.
Más tarde, también por motivos de la controversia montanista, vino a Roma a reunirse con Eleuterio, el obispo Abercius de Hierápolis en Frigia. También en tiempos de Eleuterio tiene lugar en Roma el cisma de Blasto debido a la cuestión pascual.
Durante el pontificado de Eleuterio, Ireneo escribe una gran obra contra los gnósticos, el Adversus haereses, donde estudia todas las escuelas heterodoxas.
Eleuterio mandó a Fugacio y Damián a convertir a los bretones. Suprimió algunas costumbres hebraicas sobre la pureza e impureza de las viandas de las cuales los cristianos daban gran importancia.
San Eleuterio | ||
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Papa de la Iglesia católica | ||
175-24 de mayo de 189 | ||
Predecesor | Sotero | |
Sucesor | Víctor I | |
Información personal | ||
Nombre | Eleuterio | |
Nacimiento | ¿? Nicópolis (Grecia) | |
Fallecimiento | 189 Colina Vaticana, Ciudad del Vaticano |
Su nombre ha llegado hasta nosotros gracias a su amigo el papa san Gregorio el Grande, quien nos dice que fue abad del monasterio de San Marcos Evangelista en Espoleto, que vivió mucho tiempo y que "conversó conmigo en Roma, en mi monasterio, donde murió".
"Fue de tanta virtud", dice el pontífice, "que con sus oraciones resucitó un muerto", y le atribuye también la curación de una enfermedad que él padecía, "que si no comía a cada instante parecía acabárseme la vida". Bastó que el santo abad le bendijera para que san Gregorio no volviese a sentir los efectos de su mal.
Pero Eleuterio era citado sobre todo, más que por sus méritos, que debían de ser muchos, por una debilidad que nos lo hace sentir más próximo; no es el santo que se nos describe como casi impecable, sino el que es víctima de un momento de flaqueza. Ciertas monjas le habían encomendado la custodia de un niño atormentado por el Diablo, y como después de muchos días el Espíritu Maligno no se manifestase, parece ser que el abad comentó un día a sus monjes: "El Diablo se burlaba de aquellas santas religiosas, pero ahora no se atreve". Al instante el Demonio volvió a apoderarse del niño, y Eleuterio comprendió que en sus palabras había habido vanagloria. "Reconoció su culpa, lloróla amargamente y pidió a todo el monasterio que se pusiera en oración e hiciese penitencia". Una simple frase con una pizca de soberbia hizo que el Diablo volviese a sentirse en terreno propio, y se necesitó la colaboración de todos para volver a echarle.
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