sábado, 20 de junio de 2015

Política

Sistemas políticos

autocracia, del griego «αὐτο»"(uno mismo) y «krátos» (gobierno o poder), es un sistema de gobierno en la medida en que suautoridad recae sobre una sola persona o grupo que no tiene o no reconoce ningún tipo de regulación o limitación para ejercer su poder. La concepción absolutista de la soberanía definió la monarquía absoluta de Luis XIV en la Francia del siglo XVII, pero el términoautocrático se apli

caba particularmente al régimen de los zares de Rusia, cuyo poder no estaba condicionado teóricamente por ningúncuerpo intermedioleytradición o usos y costumbres que debieran respetar.
El republicanismo aplica el término autocracia como sinónimo de monarquía («gobierno de uno»), aunque el concepto no es adecuado para designar a las modernas monarquías constitucionalesparlamentarias o limitadas.
Su uso más habitual es como parámetro de participación en el poder político, en contraposición a otros como oligarquía o democracia.
Los principales requisitos de una autocracia son: una ideología, control y vigilancia sobre los démas, insatisfacción, y, obviamente, unlíder que lo dirija todo y a todos.
La democracia es una estructura de poder construida de abajo hacia arriba; la autocracia organiza al Estado de arriba hacia abajo.1



Para entender el concepto de autocracia, que es puramente un término relacionada a la ciencia política, debemos remitir a su origen de dos términos griegos: autos y kratos. El primero significa “por sí mismo”, mientras que el segundo significa “poder” o “gobierno”. Lo que entonces significa el término autocracia es el poder ejercido por una sola persona, que tiene el poder absoluto y dicho poder tampoco tiene límites.



Quien ejerce la autocracia, es decir esa sola persona en la cual recae todo el poder del estado, se denomina autócrata. Remontándonos a tiempos más antiguos, el despotismo fue un sistema de gobierno donde una sola persona o un grupo (que podía no estar totalmente vinculada entre sí) ejercían el poder. Es el caso de las monarquías absolutas que reinaron la mayoría de los imperios como el Bizantino. Si bien hoy también existen monarquías, como en España, Suecia, Inglaterra, Holanda o Mónaco, el poder de estos es muy limitada puesto que ahora dichos países cuentan con Presidentes, Prémieres (o primeros ministros) y Parlamentos que intervienen en la toma de decisiones y en las jerarquías de poder.



En tiempos actuales, podemos conocer de manera más cercana el término dictadura, que se trata de un solo individuo que ejerce el poder, donde no existe división de poderes: los poderes ejecutivo, legislativo y judicial se concentra en una sola persona, que se denomina dictador. Las dictaduras son gobiernos de facto, puesto que no son elegidos los dictadores mediante el voto popular si no que toman el poder luego de derrocamientos de Presidentes que han sido democráticamente elegidos. En general, los dictadores (y en general, los gobiernos de facto) están estrechamente relacionados con aparatos militares y estrategias de cohesión y represión social que éstos llevan adelante para mantener el orden social y sostener el aparato dictatorial.

La dictadura se sostiene por el totalitarismo que en general ejerce un partido único y que todas las instituciones del Estado responden a la consolidación del poder de dicho partido (como las escuelas) resaltando la figura de un líder que es ni más ni menos que el dictadora o el autócrata, como lo fue por ejemplo Adolf Hitler en Alemania durante el gobierno del partido nazi.

Además, este tipo de gobiernos se basan en el autoritarismo que es la manipulación de un sujeto (en este caso, el dictador representado a su vez por el partido), donde no existe el consenso y se violan todos los derechos y libertades de las personas bajo su gobierno.


La autocracia, del griego, “auto”, que significa por sí mismo, y “cracia” que se traduce como gobierno, es aquella forma política cuyo gobierno es ejercido por una sola persona, que se otorga sí misma poderes ilimitados, siendo semejante a la dictadura, pero que tiene diferente aplicación práctica. En la Antigua Roma, la Dictadura era una magistratura que se establecía con carácter excepcional, por no más de seis meses, con todos los poderes, pero con el fin de restablecer el orden, temporariamente. Una vez concluido el fin, desaparecía.

Modernamente las dictaduras militares que tomaron el poder en América Latina, también lo hicieron bajo el pretexto de restablecer el orden y luego convocar a elecciones democráticas, pero muchas no cumplieron ese objetivo. En estos casos el gobierno estuvo en manos a veces de una persona pero también de un conjunto de ellas, como ocurrió con las Juntas militares que gobernaron la república Argentina ente los años oscuros, entre 1976 y 1983.
En cuanto a la tiranía, puede ser más asimilable a la autocracia, ya que es una deformación de la Monarquía, que es el gobierno de uno, pero en el caso de la tiranía el gobernante actúa no en vistas al interés común sino al suyo personal.
La monarquía rusa que ejerció el poder entre los siglos XVII y XIX puede ser calificada típicamente de autocracia. Se trató del régimen zarista, con poder no solo político, sino también económico y religioso, o sea total, sin sujeción a leyes, lo que hacía que el pueblo tuviera hacia el poder estatal una sujeción incondicional. El poeta inglés Robert Southey (1774-1843) usó el nombre de autocracia para calificar el gobierno de Napoleón Bonaparte.

El Imperio Zarista: la difícil modernización de una autocracia
La autocracia zarista gobernaba un enorme país atrasado en el que la industrialización solo había alcanzado a algunos núcleos urbanos. La ineficacia de la monarquía absoluta se reflejó de forma abrupta cuando, ante la sorpresa de todo el mundo, Japón derrotó, en 1905, a la que aún se consideraba una gran potencia europea. Ese mismo año, una revolución fallida sacudió los cimientos del régimen zarista y puso en evidencia la inestabilidad de las bases en que se sustentaba.

En 1914 el imperio zarista era una gran potencia que se extendía por veintidós millones de kilómetros cuadrados a lo largo de Europa y Asia y contaba con ciento setenta millones de habitantes.

Desde 1905, Rusia vivió importantes transformaciones económicas. Aunque los campesinos analfabetos seguían siendo la mayoría de la población del imperio, las reformas de Sergei Witte, ministro del zar Nicolás II, favorecieron una intensa industrialización en unos pocos núcleos industriales urbanos y el nacimiento de un proletariado pobre y combativo.

Esta sociedad en transformación chocaba con una autocracia en la que el poder absoluto del Zar se sustentaba en la todopoderosa Ojrana, la policía política.

Diversos grupos clandestinos luchaban contra la monarquía rusa. Entre ellos, destacaba un pequeño grupo de marxistas revolucionarios dirigidos por Lenin, seudónimo de Vladimir Illich Uliánov. Conocidos como los bolcheviques, representaban una facción del Partido Socialdemócrata Ruso en la que confluía una visión radical de marxismo con la disciplina propia de una organización clandestina.

En ese contexto, la guerra mundial fue especialmente dañina para Rusia. En un país atrasado, el esfuerzo bélico (a mediados de 1915 los rusos habían sufrido más de dos millones de bajas) y la escasez de alimentos y combustible derrumbaron la moral de guerra de la población. Rusia se convirtió en el caldo de cultivo perfecto para la agitación revolucionaria.

Al descontento social, se le unió la impopularidad del zar Nicolás II, que se había puesto personalmente al frente del ejército ruso y que era considerado por la población como el responsable máximo de la catástrofe de la guerra.

La situación terminó por estallar en marzo de 1917.



La autocracia: La autocracia, como régimen político, representa la contracara de la democracia. Por ello podríamos designar los distintos tipos de regímenes que integran este concepto con el nombre común de antidemocracia. También se hace referencia a este sistema con otras denominaciones, como tiranía, dictadura, totalitarismo, autoritarismo, absolutismo, etc.
Se trata de palabras sinónimas o bien de distintas variantes o especies del mismo concepto. La autocracia se caracteriza por:
• Concentración del poder en manos de un solo hombre, órgano o grupo social que ha accedido a él a través de la fuerza o por herencia.
• Negación de la libertad y de la igualdad de las personas. Estos valores son suprimidos o al menos gravemente atacados, por lo tanto la dignidad del hombre se ve indefectiblemente lesionada.
• Consideración del Estado como una entidad superior al hombre. El Estado deja de ser un medio para la convivencia y el perfeccionamiento de la persona humana, para transformarse en un fin en sí mismo. En consecuencia, la razón de Estado, es decir, las supuestas necesidades que él experimente, justificarán el quebrantamiento o la eliminación de todos los derechos y las libertades de los hombres.
• El poder no se encuentra sometido a control efectivo alguno, es .omnímodo e ilimitado.
• Los ciudadanos no tienen ningún tipo de participación en los asuntos públicos. No se la consulta, no se la escucha, convirtiéndose / en un sujeto pasivo sometido a la voluntad del gobernante.
Los gobernados deben acatar ciegamente las decisiones de los gobernantes sin tener la posibilidad de cuestionamiento alguno. De esta manera la opinión pública no cuenta, y la oposición política es inexistente.
Distintos tipos de autocraciasLa autocracia, del mismo modo que la democracia, reconoce distintos tipos de gobiernos, los que presentan matices diferentes. Si observamos la evolución de estos regímenes durante la época contemporánea, veremos que hasta la Primera Guerra Mundial (1914-1918) las únicas autocracias eran los viejos sistemas monárquicos. Después, con el correr del siglo y a partir de la instalación del fascismo en Italia y del nazismo o nacional-socialismo en Alemania se diversifican y proliferan distintos tipos de dictaduras, en países de los diversos continentes.
Distintos tipos de sistemas autoritarios han existido y aún subsisten en muchos países de Europa Oriental y, especialmente, en el Tercer Mundo. Pese a las diferencias que presentan todos ellos, siempre se encuentran en su interior los elementos fundamentales que acabamos de desarrollar, claro que bajo modalidades muy diversas.
Las dictaduras fascistas
La palabra fascismo es el nombre con el que se designó el régimen político que existió en Italia de 1922 a 1943.
Este sistema tuvo luego muchos imitadores, empezando por el nacional socialismo alemán (1933-1945).
En la actualidad, a todas estas dictaduras se las denomina, genéricamente, con la expresión: dictaduras fascistas.
El fascismo afirma que todos los hombres no son iguales, y que por consiguiente algunos hombres se encuentran más dotados que otros para gobernar y dirigir indefinidamente la sociedad.
Según el fascismo, esta desigualdad sería de un orden natural, es decir que no habría posibilidad alguna de superarla. En consecuencia siempre existirá la misma estructura de poder, independientemente de los cambios que pueda manifestar la sociedad Este aspecto era señalado por el nacional socialismo en Alemania a través de la afirmación de la superioridad de la raza aria y de su supremacía.
A partir de esa afirmación se construyó y justificó el racismo y el antisemitismo, que era sistemáticamente practicado por el Estado Desde el poder se organizó y ejecutó el exterminio de los judíos quienes eran considerados enemigos del pueblo alemán y culpables de todos los problemas que lo aquejaban. Una de las particularidades de estos sistemas es la búsqueda de un “chivo emisario” es decir, de un enemigo sobre el cual se descargan todas las culpas y gracias al cual se justifican las medidas más arbitrarias e injustas.
En el fascismo desaparece el individuo, lo que prevalece es el grupo, la colectividad, y por lo tanto el individuo debe ser sacrificado por el bien de ella. Por ese motivo el Estado puede intervenir en todos los ámbitos de desarrollo de la persona humana, en lo familiar, en lo intelectual, en lo religioso. Esto produce rápidamente la supresión de todas las libertades políticas y de los derechos individuales. Lo que no significa desconocer la importancia de los vínculos de solidaridad que deben imperar en el grupo y que obligan a los individuos a renunciar a algo propio en beneficio del bien común. En los sistemas totalitarios la solidaridad no surge espontáneamente, sino que se la invoca para imponerle a los individuos medidas que importan la pérdida o el debilitamiento de sus derechos.
Las instituciones del fascismo son básicamente la presencia de UE jefe absoluto a quien se le rinde un culto particular, y la existencia de un partido único.
Cuando se celebran elecciones se presentan candidatos únicos para los cargos en disputa, con lo cual la ciudadanía con su voto no hace otra cosa que ratificar o rechazar a personas previamente seleccionadas en el seno del partido.
Muchas veces el jefe recurre al plebiscito para conseguir la aprobación de medidas ya adoptadas, y que se imponen a la sociedad prohibiendo la expresión de toda crítica o idea opuesta a ellas.
En pleno nazismo, Hitler recurrió al plebiscito para obtener la aprobación de la anexión de Austria, y de territorios de otros países limítrofes, a Alemania.

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