jueves, 30 de abril de 2015

Geomorfología



La avulsión, en geología sedimentaria y geomorfología fluvial, es el abandono rápido de un cauce de un río y la formación de uno nuevo. Las avulsiones ocurren como resultado de que las pendientes del cauce son mucho menores que la pendiente que el río podría adquirir si tomara un nuevo rumbo.- ...................................................:http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Especial:Libro&bookcmd=download&collection_id=3144f0dd1a4d388e44cc24865a1ad160bb6cb3c0&writer=rdf2latex&return_to=Avulsi%C3%B3n+%28geomorfolog%C3%ADa%29


"Geomorfología. Principios, métodos y aplicaciones."Javier de Pedraza GilsanzEditorial Rueda. Madrid, 1996.

Clasificación de los ríos

                Multiplicidad
Sinuosidad
Canal sencillo
(parámetro de braiding < 1)
Canal múltiple
(parámetro de braiding > 1)
Baja  < 1,5RECTILÍNEOBRAIDED
Alta   > 1,5MEANDRIFORMEANASTOMOSADO

1.    Corrientes fluviales rectilíneas.

    Presentan cauce y canal únicos, con índice de sinuosidad muy bajo (menor de 1,5) y una relación anchura-profundidad que suele ser menor de 4. Transportan carga en suspensión, de fondo y mixta; por lo general, la primera es interior al 11% del total. Pueden tener gran competencia, llegando a mover incluso grandes bloques.
    Son corrientes con alta energía, propias de zonas con pendientes longitudinales elevadas, y gran capacidad para el arranque y arrastre de material; también muy inestables, ya que tienden a desaparecer pasando a otro tipo, sobre todo allí donde no presentan confinamiento y la llanura aluvial está sobre materiales fácilmente removilizables, ese carácter hace que apenas aparezcan depósitos antiguos derivados de canales rectilíneos.
    Por su alta energía y capacidad de excavación-arrastre, suelen generar sobreexcavaciones o encajamientos y raramente llanuras aluviales; en los casos más favorables, aparecen acumulaciones marginales (barras) que condicionan y dirigen el flujo, dando lugar a una sinuosidad controlada por pozas y vados.
    A escala geológica desarrollan un proceso de sedimentación por retrorrelleno (backfilling) debido a variaciones del nivel de base, y sus efectos se propagan aguas arriba por la acreción de grandes cuerpos deposicionales, dando lugar a cordones sedimentarios con granulometría variada.

2.    Corrientes fluviales múltiples: anabranch, braided y anastomosadas.

    Tienen como carácter distintivo la presencia de múltiples cauces o diversos elementos del mismo (canales o láminas), con parámetro de braiding superior a uno. Existen discrepancias en la consideración de las distintas tipologías, referidas como braided y anastomosadas.
    Muchos autores entienden que sólo hay un tipo de corrientes de alta multiplicidad, por lo cual ambos términos son la misma cosa; a lo sumo aceptan que braided sirve para denominar el carácter y anastomosado la cualidad: “braided sería una corriente con anastomosamientos”.
    Sin embargo, como ha sido señalado, para analizar la multiplicidad debería procederse mediante una categorización adecuada, ya que, observado este fenómeno globalmente, presenta jerarquías con claro signo fractal: son ritmos geométricos (lazos o trenzas) de entidad (dimensión espacial y temporal) muy diferente, pues separándolas pueden aparecer islas permanentes (islas-cuenca), isletas fluviales (islas ocasionales) o barras emergentes efímeras (médanos).
    En consecuencia, las corrientes fluviales deberán jerarquizarse según sean cauces, canales o láminas de agua, resultando así varias categorías:
-          Una primera categoría de multiplicidad la presentan, dentro de cada colector en conjunto, aquéllos que poseen cauces múltiples separados por islas permanentes (islas­cuenca). Estos son escasos y, en su momento, fueron aludidos como anabranch (ramificado); sin embargo, ese término hoy carece de significado y uso concreto. Para su análisis dinámico debe clasificarse cada rama o cauce, y determinar en él la multiplicidad-sinuosidad a escala de isletas o barras.
-          La segunda categoríaaparece dentro de los cauces cuando tienen canales múltiples separados por isletas flu­viales (islas ocasionales). Este tipo de corrientes son las aludidas normalmente como braided (trenzadas, entrecruzadas o entrelazadas).
-          La última categoría corresponde, dentro de los canales, a aquéllos que presentan láminas de agua separadas por barras emergentes. Son láminas con media-alta sinuosidad. que pueden referirse corno “anastomosadas”.
    En las clasificaciones sedimentológicas, sobre todo si estudian depósitos antiguos donde no interesa el grado de estabilidad en los elementos del cauce, suele subdividirse el braidedsegún su carga sea de grava o arena y el anastomosado lo hacen equivaler a multimeandriforme (ver Ramos Ruiz, 1989 y Marzo, 1989).
    A nivel general, braided y anastomosados son ríos con canales-láminas de agua múltiples, en lazos o trenzas de variada sinuosidad; Rust (1978) establece para los primeros una sinuosidad menor de 1,3 para los segundos mayor de 1.5. Ambos tipos de ríos quedan caracterizados por su alta capacidad de carga-sedimentación, formando grandes llanuras aluviales y rellenos de cuencas. Son fenómenos debidos al solape-coalescencia de barras o médanos aluvionares (llamadas “de braided o “de canal”), tanto marginales como interiores a la corriente y longitudinales o transversales. Su funcionamiento equivale al de cualquier corriente sinuosa, es decir: erosión en un flanco y sedimentación en el opuesto de cada lazo o trenza.
    Estas corrientes transportan fundamentalmente carga de fondo, siendo su relación anchura-profundidad mayor de 4 y, en determinadas cuencas (básicamente las de piedemonte generadoras de abanicos aluviales), pueden estar asociadas en el espacio y tiempo. Las braided presentan mayor encauzamiento y alta competencia, con carga de granulometría gruesa o muy gruesa (grava y bloques), llegando a arrastrar grandes bloques. Las anastomosadas son efímeras, con marcada estacionalidad o avenidas excepcionales y la carga suele ser de granulometria media (grava y arena).

3.    Corrientes fluviales meandriformes.

    Son de cauce y canal únicos, con índice de sinuosidad mayor de 1 .5. El canal está encajado en su cauce sin apenas depósito, o divaga sobre el mismo formando una gran llanura aluvial.
    En general corresponden a ríos con pendientes longitudinales escasas y abundante carga en suspensión o mixta, aunque la de fondo suele ser inferior al 11% del total transportado. Frente al carácter eminentemente erosivo en rectilíneos y sedimentario de los múltiples, éstos deben calificarse como erosivo-sedimentarios
    La unidad geométrica en corrientes meandriformes es el meandro: curva completa sobre el canal, compuesta por dos arcos (bends) sucesivos. Para el análisis de sus relaciones entre dinámica y geometría, hay unos parámetros que asimilan el trazado del canal con funciones sinusoidales: amplitud, longitud de onda, anchura, variación en la dirección, etc. Todos ellos permiten abordar diversos cálculos matemáticos, ampliamente reflejados en trabajos como los de: Leopold et al. (1964), Allen (1970), o Gregory y Walling (1973); más específicamente enHoward y Hemberger (1991).
    Característico igualmente es el “flujo helicoidal”, debido a la superposición del desplazamiento transversal y longitudinal en la corriente, dando lugar a efectos erosivo-sedimentarios: erosiona y carga sobre el lado externo de un arco, depositando el material sobre el lado interno del siguiente. Estas corrientes superpuestas pueden llegar a separarse, creando una “capa de cizalla”.
    Las llanuras aluviales en este tipo de ríos, conocidas como marjales o planas, forman una banda irregular a ambos lados del canal siguiendo la dirección del valle y deben su origen a tres procesos asociados: retroceso del escarpe de orilla, acreción en barras marginales, y enlace-coalescencia para los sucesivos cuerpos acrecionales.
    El retroceso en el escarpe lo regula un zapado sobre la margen externa del meandro, que condiciona la pérdida de sustentación y la caída de material por gravedad.
    La acreción está asociada al retroceso del escarpe: cada arco erosiona y zapa su margen externa, transporta el material, y lo deposita en la margen interna del arco sucesivo inmediato. Esto provoca el crecimiento de barras semilunares o point bars hacia la zona externa, lo cual marca en la orilla interna una serie de surcos-crestas (scrolls) sucesivos.
    El continuo crecimiento de las barras y retroceso del escarpe, ocasiona un desplazamiento de cada arco según diversas modalidades: traslación, extensión, rotación o mezcla de todas ellas.
    La coalescencia entre barras semilunares, que produce el relleno en la llanura por desplazamiento continuo de los distintos arcos, está más o menos condicionada por causas climáticas. A este proceso sistemático, deben unírsele los derivados de estrangulamientos o cortes (neck cut-off) acortamientos (chute cut-off), donde el río recupera un antiguo trazado entre dos crestas; en ambos casos dan lugar a meandros abandonados, que actúan como lagunas semilunares efímeras (oxbow lakes, galachos o bancos) en los sucesivos desbordamientos, hasta quedar rellenos por material fino.
    Caudales excepcionales con desbordamientos que inundan toda la llanura y originan flujos secundarios, hacen recrecer las márgenes del canal formando los diques naturales (albardones o levées). Aunque éstos son posteriormente fijados por la vegetación, otras crecidas de menor caudal pueden ocasionar su rotura, inundando las márgenes mediante conos de desbordamiento o derrame (crevasse sp1ay). En ambos casos, una vez descargan el material más grueso cerca del canal, las aguas se reparten por la llanura formando encharcamientos con baja velocidad de flujo, lo que provoca decantación de finos sobre la llanura inundable.
    El conjunto sedimnentario en estos ríos está formado por los siguientes materiales, según su granulometría y génesis: grueso en la carga de fondo (lag); medio en diques naturales de las márgenes y conos de derrame; fino procedente de desbordamientos, inundaciones en la llanura y relleno de canales; y granulometrias variables para las barras semilunares.  
    El recrecimiento de diques naturales sobre las márgenes del canal y la sedimentación en su lecho (barras), pueden elevar el nivel del agua superando la cota media topográfica de su llanura inundable. Ello facilita que en episodios de crecida o con roturas puntuales de los levées, el río cambie su trazado hacia cotas más bajas en la llanura. Este fenómeno, denominadoavulsión, es característico en corrientes con extensas planas aluviales de muy escasa pendiente y frecuentes crecidas; por lo general, coincide con tramos cercanos a su desembocadura.
    En un cómputo global, los ríos rectilíneos aparecen como los más inestables, con alta energía y capacidad para la excavación; por ello su permanencia es escasa. Una pérdida energética, normalmente hace que comiencen a desarrollar sinuosidades ajustando su dinámica a un proceso mixto erosivo-sedimentario. Al mismo tiempo, el exceso en la carga los conduce a sobre­pasar sus límites de capacidad y competencia, formando múltiples canales o láminas, que generan grandes acumulaciones sedimentarias.
    Estos postulados básicos son discutidos por muchos autores, al considerar que las transformaciones se deben también a otros factores (tectónicos, evolutivos, e incluso granulométricos), determinando cambios importantes en estas corrientes.
    Aunque a nivel sedimentario, litológico y también de las morfologías que definen sobre las llanuras aluviales, haya notables diferencias entre todos esos tipos de ríos, desde el punto de vista dinámico existe cierto paralelismo entre ellos: anastomosados y braided están formados por láminas de flujo cuyo comportamiento es asimilable con arcos de ríos meandriformes. Como señalan ciertos autores, los múltiples son reductibles a trazados sinuosos; cada canal o lámina de flujo, aparte de interferir con otra (lo cual le separa del meandriforme), describe una curva o lazo con excavación-deposición sobre las islas o barras confinantes. En todos estos casos, los cuerpos sedimentarios están formados por acreción y solape de barras, point bars o braided bars, según sean meandriformes o múltiples, respectivamente. A ellos se añaden otros materiales de relleno o desbordamiento.

Terrazas aluviales

    Los sistemas de aterrazamiento presentan gran complejidad morfogenética: su evolución responde a unas secuencias de estabilización-cambios sustanciales (saltos con categoría de rupturas catastróficas), difícilmente esquematizables.
    La formación de cada terraza individual (erosiva, aluvial o mixta), en principio se explica mediante una secuencía sencilla con dos etapas básicas: durante la primera hay un ensanchamiento lateral del cauce (sea por excavación o excavación y aluvionamiento asociados) elaborando una llanura (erosiva o aluvial); en la siguiente, el río concentra su acción erosiva vertical y sobreexcava un nuevo cauce, dejando colgada la llanura primitiva.
    Resulta difícil sin embargo, establecer qué procesos concretos dan lugar a los escalones de aterrazamiento, al ir quedando “colgadas” sucesivas terrazas individuales que, en su momento, constituyeron el dominio del cauce.
    Todos estos fenómenos (excavación, aluvionamiento y sobreexcavación), inicialmente fueron asociados a las oscilaciones en el nivel de base y su influencia aguas arriba del río: aquél establece el perfil longitudinal de equilibrio y, hasta cierto punto, regula la energía que tiene esa corriente para producir excavación, transporte, sedimentación o sobreexcavación y, por tanto, la capacidad para cortar su propia llanura (encajarse) o seguir ensanchándola.
    Considerando que el nivel de base final en cuencas exorreícas es el mar, y dada la relación entre su volumen de agua y las oscilaciones glaciares, se llegó a concluir que las terrazas actuales eran causadas por fenómenos glacioeustáticos (ascenso-descenso en el nivel medio del mar según la fusión-retención de agua en las cuencas glaciares) ocurridos durante el Cuaternario y, por ello, correlacionables a escala mundial.
    La generalización anterior dejaba sin explicar varios hechos fundamentales, como: aluvionamientos o sobreexcavaciones continuos en zonas que, considerando el perfil teórico del río, deberían presentar una terraza; ríos cuyo número de terrazas no equivale a los ritmos de variación en el nivel del mar; aterrazamientos con alturas sobre el canal actual sin equiparación a los rangos oscilatorios en el nivel de base; posible relación entre fases de aluvionamiento-excavación y períodos con crecida-estiaje; y diferencias en el funcionamiento de un río según la actividad tectónica, o según tramos (curso bajo, medio o alto) en relación con el régimen de alimentación.
    A las objeciones antes señaladas, y por lo que respecta a cualquier correlación, debe añadirse otra debida a las oscilaciones en el nivel del mar y su heterogeneidad espacial. Dichas variaciones obedecen a múltiples factores: los climáticos son globales; por el contrario, tectónicos y distribución del agua según la cuenca marina o corrientes, tienen un carácter local o regional. De esta forma y cualquiera que sea su tipología o disposición, debe acudirse a modelos de causas múltiples para explicar las terrazas.
    A partir de un río tipo (caudal permanente, régimen climático propio de latitudes medias, nacimiento en una cuenca glaciar y desembocadura al mar), los modelos de causas múltiples (Trevisan, 1949; ref. 1950) consideran tres grupos básicos de terrazas: eustáticas, climáticas (s.s.) y fluvioglaciares.
    La estructuración del río en tramos, considera una dinámica diferencial regulada por gradientes energéticos según el sector del curso fluvial (energía de posición). La tendencia general del río es excavar su cauce para homogeneizar dicha energía y, al ser un fenómeno progresivo, su nivel energético estará en función del estado evolutivo.
    Supuesta una corriente sin interferencias tectónicas o litológicas que la obliguen a rellenar cuencas intermedias o sobreexcavar rápidos (escalones), su ajuste dinámico introduce una acción remontante que, a partir del nivel de base, progresa hacia la cabecera nivelando el perfil. Así, y desde la perspectiva teórica, en un río tipo pueden diferenciarse tres grandes sectores dinámicos: inferior, medio y superior.
    El tramo inferior o “curso bajo”, está próximo al nivel mínimo energético de posición y, salvo modificaciones externas (tectónicas y eustáticas sobre todo), en él predomina la sedimentación y relleno (fill). El tramo intermedio o “curso medio” ocupa un nivel transitorio (o “indiferente”); por sus implicaciones en la potencia y, según los caudales, aparecerán acciones de excavación-transporte-sedimentación y alternancias sobreexcavación-relleno (cut and fill). Finalmente, en el tramo superior o “curso alto” hay exceso energético dc posición y, cualquiera que sea la circunstancia evolutiva para el nivel de base o caudal, predominan excavación y transporte sobre la sedimentación, generándose así vaciados o sobreexcavaciones permanentes (cut).
    De acuerdo con ese esquema, el tramo inferior (curso bajo) queda regulado energéticamente por su nivel de base, originando terrazas eustáticas. El tramo intermedio (curso medio) está condicionado por los caudales que, en principio, dependen de las precipitaciones en la cuenca y por ello dan lugar a terrazas climáticas. Al ser una zona de transición, aquellos efectos debidos a las oscilaciones en el nivel de base pueden llegar a ese tramo intermedio, por lo cual hay una interferencia entre ambos fenómenos y aparecen terrazas mixtas eustático-climáticas. Para finalizar, en el tramo superior (curso alto) hay excavación permanente y, caso de aparecer, forma terrazas erosivas.
    Este esquema teórico debe matizarse en base a otros factores, siendo los más comunes: controles tectónicos que causan reactivaciones en el relieve, aumentan la energía de posición, desplazan aguas abajo el dominio del curso alto con excavación permanente y, en casos extremos, llegan a controlar la dinámica fluvial generando terrazas tectónicas; controles tectónicos que producen hundimientos locales y disminuyen la energía de posición, desplazan aguas arriba el dominio del curso bajo o inferior con relleno permanente (fill) y, en casos extremos, llegan a controlar la dinámica del río originando terrazas subsidentes; contrastes litológicos diferenciales (más o menos resistentes a la excavación) que pueden aparecer por fenómenos de sobreimposición (al penetrar el canal del río en otra fornación subyacente a medida que sobreexcava) o de otro tipo (capturas; obstrucción en el canal por aporte de masas rocosas como ocurre en deslizamientos y volcanes; subsidencia por karstificación; etc.) y que, en todos los casos, obligan a reajustes dinámicos cuyo resultado es la ralentización o una aceleración de la excavación en esa zona concreta y, en consecuencia, modificación en la tendencia general del río; cuencas que inician su curso desde áreas glaciares y, por ello, sufren en cabecera modificaciones por aportes de masa (agua y derrubios), llegando a formar terrazas fluvioglaciares; por último, es preciso considerar también los efectos antrópicos que, con las retenciones de caudal en embalses y su desviación para otros usos, modifican la dinámica global del río al inducir efectos similares a un cambio en el nivel de base, o avenidas y estiajes con ritmos impuestos artificialmente.
    Las artesas fluviales con aterrazamiento son morfologías que.,globalmente analizadas, denuncian un balance neto favorable a la sobreexcavación (generación de escalonamíentos) frente a la excavación y aluvionamiento (formación de cada llanura). Así hay que interpretar la profundización y estrechamiento progresivo del fondo de estas artesas, es decir, la llanura aluvial donde divaga cada corriente. En parte, estos fenómenos son asociables a reajustes del ciclo hidrológico a lo largo del Cuaternario; sin embargo, considerando únicamente ese factor y su variabilidad durante el Holoceno, muchos ríos deberían haber desarrollado llanuras aluviales más amplias a las observables actualmente. Por tanto, dichas incisiones muestran una tendencia creciente a lo largo de la historia evolutiva en algunos ríos, e implican la reducción progresiva del tiempo que cada canal permaneció elaborando su propia llanura aluvial o cauce.
    Teniendo en cuenta lo anterior, debe recurrirse a fenómenos isostáticos o tectónicos (subsidencias, levantamientos, compensaciones, etc.) y posibles modificaciones a escala regional en las redes fluviales, para poder explicar sus aterrazamientos; por ejemplo, el cambio en la red hidrográfica de la Meseta, al pasar desde mediterránea a atlántica sufriendo notables reajustes (Pérez González, 1982 y Martín Serrano, 1988 y 1991). Estas investigaciones, independientemente de la correlación posterior al nivel que proceda, deberán hacerse para cada cuenca y considerando todos los factores señalados, es decir: eustáticos, climáticos, fluvio-glaciares y tectónicos.

 

Tipos de lagos

    El análisis de los fenómenos lacustres presenta diversos enfoques. Si bien todos ellos pueden reunirse en tres: genéticos, sedimentológicos y ecológicos (niveles tróficos, ecotermicidad, etc.). En Geomorfología, estos temas suelen quedar incluidos dentro del proceso exógeno al que se asocian genéticamente; razón por la cual interesan aquellas clasificaciones basadas en dichos aspectos, como la de Hutchinson  que, parcialmente modificada aquí, permite establecer 12 tipos de lagos.
1. Glaciares:
-         Ocupando depresiones topográficas, bien excavadas por el hielo glaciar (lagos de circo, ibones, piedemonte o subalpinos, y  de fiordo), bien tipo kettle.
-         Por represamientos debidos a masas de hielo o depósitos glaciares (lagos morrénicos y de outwash).
2. Periglaciares: generados por termocarst en segregaciones del permafrost, deshielo en la capa activa y represamientos en depresiones entre montículos.
3. Aluviales:
-         Fluviales (de río). Formados en: pozas a pie de cascadas o rápidos, represas por aluviones (lagos de levee), llanuras inundadas, cauces abandonados (lagos de avulsión), estrangulamientos (lagos semilunares, galachos, bancos u oxbow lakes) y zonas con escasa pendiente (Lagos deltaicos y marismas).
-         Asociados a abanicosarroyos guadi (uadi): sebja (sebkha), playa-lakes, chott y salares.
4. Eólicos:  Ocupando cubetas de deflación o represados por arenas eólicas y loess.
5. De disolución:  Situados en zonas deprimidas, debidas a disolución o colapso en materiales carstificables como rocas carbonatadas, yesos y haluros: lagos de dolina, polje, surgencia o sumidero, y cenotes.
6. Costeros:  Represamientos de aguas marinas por barreras que originan las corrientes litorales (lagos de tómbolo y flecha) u oleaje (lagoon costero), o de agua salobre continental mediante cierres con depósitos mixtos (albuferas).
7. Gravitacionales:  Corrientes retenidas a causa de los materiales movilizados en caídas, deslizamientos y flujos.
8.  Bioconstruidos:   Represas fitogénicas, por bloqueo vegetal, presas de animales (castores), acumulaciones travertínicas o construcciones biogénicas (corales).
9. Tectónicos:  Asociados a movimientos corticales:
-         Movimientos epirogénicos que aíslan determinadas cuencas respecto a otras masas de agua generales.
-         Basculamientos, plegamientos, combamientos zonas de rift, con resultados similares a los anteriores.
10. Volcánicos:  maars, calderas, lagos de cráter y represamientos por coladas lávicas.
11. Meteoríticos: ocupando las depresiones en el cráter de impacto.
12.  Antrópicos: con origen o modificados mediante la acción humana.
        Los ambientes lacustres en la Península ibérica, presentan una amplia variedad de tipos genéticos. Sirvan como ejemplos los lagos y lagunas glaciares de circo, valle y cierre morrénico (lago de Sanabria (Zamora), ibones pirenaicos, lagunas de Gredos (Ávila) y Peñalara (Madrid), lagos Enol y la Ercina (Asturias), y laguna Negra (Soria)), fluviales (marismas del Guadalquivir (Sevilla-Huelva-Cádiz), lagunas en el delta del Ebro, galacho del Juslibol (Zaragoza)  y aiguamolls del Ampurdán (Gerona)), de disolución cárstica (torcas de Cañada del Hoyo y Poza Azul (Cuenca)), eólicos (corrales de Doñana (Huelva-Sevilla-Cádiz), malladas del Saler (Valencia) y lagunas de la Tierra de Pinares (Segovia)), costeras (albufera de Valencia, Mar Menor (Murcia), salinas de Torrevieja (Alicante) y laguna de Aveiro (Portugal)), bioconstruidas (lagunas de Ruidera (Ciudad Real)), tecto-endorreicas (Gallocanta (Zaragoza) y Fuentedepiedra (Málaga)) y tecto-cársticas (Lago de Bañolas (Gerona)).   También abundan lagunas en zonas endorreicas o semiendorreicas con aporte de aguas subterráneas y pluviales; son característicos los “lavajos y salobrales” en las campiñas de ambas mesetas (Villafáfila  y las Torres (Zamora)), la Mancha (Tablas de Daimiel (Ciudad Real)), depresiones del Ebro (Bujaraloz, Sástago (Zaragoza)) y Guadalquivir (Cañada del Rosal (Sevilla)).
ibón
Laguna de Gredos
enol
Laguna Negra (Soria)Marismas del GuadalquivirTorca de Cañada del Hoyo
Albufera de Valenciaaveiroruidera
Lago de Bañolas
daimiel
Relieve en cuestas (Enciso, La Rioja)

Cascada de la Cimbarra (Aldeaquemada, Jaén)

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