Cadacualtez
Concepto técnico de la antropología filosófica que designa, en cada psiquismo, existencialidad o mente existente en la naturaleza, aquello debido a lo cual ese psiquismo es distinto de todos los otros aun antes de comenzar a diferenciarse en contenidos mentales.- ..............................................:http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Especial:Libro&bookcmd=download&collection_id=1c81db8154191d869a9730c8fdfdb1a687127851&writer=rdf2latex&return_to=Cadacualtez
El caos (palabra que deriva del idioma griego, Χάος Kháos o cháos) habitualmente se refiere a lo impredecible. Caos deriva de la raíz indoeuropea *ghn o *ghen delprotoindoeuropeo ("hueco, muy abierto"). Debido a variaciones lingüísticas, el significado de la palabra se desplazó a desorden.El caos es la complejidad de la supuesta causalidad en la relación entre fenómenos (eventualidad) sin que se observe una traza lineal que relacione la causa con el efecto, sino más bien un complejo cálculo, que consta de:
- Una delimitación isolineal entre distintos sistemas.
- Un área, como resultado del punto anterior, en la cual se expresan las propiedades.
- Un cálculo integral que define el potencial de trabajo de la propiedad bajo observación.
- Un cálculo diferencial que define la barrera de potencial o resistencia que el medio ofrece.
- Un cálculo de transformación entre los distintos sistemas de referencia, que define las nuevas referencias para definir la integral en un nuevo eje referencial.
- De una iteración que sea capaz de predecir planteamientos hipotéticos, y que permita integrarlo como base del conocimiento humano.
La incapacidad de someter el área a absolutamente todas las variables que definen las variaciones, hace imposible conocer con exactitud los acontecimientos futuros. Ya que es imposible tener en cuenta los valores absolutos de las variables que pudieran llegar a afectar, obtenemos como resultado un sistema caótico en el que cualquier fenómeno del universo, por insignificante que sea, tiene el poder potencial de desencadenar una ola de acontecimientos que alteren el sistema completo. Un ejemplo habitual es el Efecto mariposa, que plantea que el aleteo de una mariposa en un rincón del mundo puede desencadenar un tornado en el otro.
Desde esta perspectiva, la estadística es la única respuesta posible sobre la cual poder trazar una investigación.
En tal aspecto filosófico y, especialmente, epistemológico se ha tendido a asociar el caos con la incapacidad del hombre de atender a todos los hechos de un espacio concreto y en un instante determinado, teniendo que asumir los conceptos de azar, indeterminado, aleatorio, incertidumbre... en oposición al orden o a una posible ratio o logos. En la lucha del hombre ante el medio y la supervivencia del hombre como ser capaz de dominar el medio, hace que sienta la necesidad de superar la antinomia binaria descrita. Desde la segunda mitad del siglo XX el azar (equiparable en términos profanos al caos) y la necesidad (sentimiento natural que empuja a toda especie animal a buscar en cierto modo el orden) son observados, por ejemplo por Jacques L. Monod como dos aspectos complementarios biunívocos en la evolución de lo real, en otras palabras: existen momentos de caos en cuanto son partes de caos ordenado, o mejor dicho, varios órdenes que son partes de un inmenso caos. Un sistema caótico es un sistema sin leyes; ni siquiera la ley de que no hay leyes. Dicho de otra forma, si partimos del axioma de que las relaciones de los entes que componen un sistema caótico no son necesarias, esto permitiría obtener una descripción del sistema, con lo que dejaría de ser caótico; por lo que también tiene que darse en el caos casos donde las relaciones sean necesarias y exista pues cierto orden relativo entre alguno de los entes que lo componen, lo que nos impide determinar siquiera esta variable.
Cuando se procede a catalogar un sistema caótico, se espera poder inferir las propiedades que generan las causas de los efectos visualizados con base en teorías pasadas que fundamentan dicha inferencia y dan la base para nuevos conocimientos, teorías y comportamientos del medio.
Se aproxima una crisis de percepción. La complejidad del mundo ha llevado al ser humano a simplificar la realidad, a abstraer la naturaleza para hacerla cognoscible y, tristemente, a caer en la trampa de la dualidad. Bien y mal; objetivo y subjetivo; arriba y abajo. Pero la tendencia a ordenarlo todo choca con la misma realidad, irregular y discontinua. Muchos científicos ya han renunciado a la ilusión del orden para dedicarse al estudio del caos, que acepta al mundo tal y como es: una imprevisible totalidad.
A mediados de este siglo, la evolución de la ciencia se vio alterada por una reflexión comparable a esta: "conocemos el movimiento de los planetas, la composición de las moléculas, los métodos para explotar la energía nuclear..., pero ignoramos por qué las cebras tienen manchas o el motivo de que un día llueva y al siguiente haga sol". La búsqueda de una explicación a los fenómenos naturales que observamos, complejos e irresolubles mediante fórmulas, configuró lo que se conoce como Teoría del Caos, una disciplina que, si bien no niega el mérito de la ciencia clásica, propone un nuevo modo de estudiar la realidad.
Un ligero vistazo a nuestro alrededor advierte de la tendencia general al desorden: un cristal se rompe, el agua de un vaso se derrama... nunca ocurre al revés. Pero, contrariamente a lo que se piensa, este desorden no implica confusión. Los sistemas caóticos se caracterizan por su adaptación al cambio y, en consecuencia, por su estabilidad. Si tiramos una piedra a un río, su cauce no se ve afectado; no sucedería lo mismo si el río fuera un sistema ordenado en el que cada partícula tuviera una trayectoria fija; el orden se derrumbaría.
Las leyes del caos ofrecen una explicación para la mayoría de los fenómenos naturales, desde el origen del Universo a la propagación de un incendio o a la evolución de una sociedad. Entonces, ¿por qué lleva la humanidad tantos siglos sumida en el engaño del orden? El problema parte del concepto clásico de ciencia, que exige la capacidad para predecir de forma certera y precisa la evolución de un objeto dado. Descartes aseguraba que si se fabricara una máquina tan potente que conociera la posición de todas las partículas y que utilizara las leyes de Newton para saber su evolución futura se podría predecir cualquier cosa del Universo. Esta afirmación, tan reduccionista como audaz, ilustra la euforia científica tras el descubrimiento de Neptuno gracias a las leyes de gravitación de Newton. Un hito científico que impuso el orden, el determinismo y la predicción en la labor investigadora y limitó los objetivos a los fenómenos que coincidieran con el patrón previo. Lo demás (turbulencias, irregularidades, etcétera) quedó relegado a la categoría de ruido, cuando ese ruido abarcaba la mayoría de lo observable. Los físicos se dedicaron - y se dedican - a descomponer sistemas complejos corrigiendo lo que no cuadraba con la esperanza de que las pequeñas oscilaciones no afectaran al resultado. Nada más lejos de la realidad.
Casuística en ética aplicada refiere al razonamiento basado en casos. Se utiliza en cuestiones éticas y jurídicas, y a menudo representa una crítica del razonamiento basado enprincipios o reglas.1 La casuística es utilizar la razón para resolver problemas morales aplicando reglas teóricas a instancias específicas.
Sus críticos usan peyorativamente los términos casuístico, casuismo y casuista, refiriéndose al uso limitado de la inteligencia sin suficiente razón (sofisma), especialmente en relación a cuestiones morales y con relación a doctrinas u opiniones sostenidas por miembros de la Compañía de Jesús (calificadas también como probabilismo y laxismo); incluso a la actitud que atribuyen a éstos (jesuitismo).- ........................................................:http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Especial:Libro&bookcmd=download&collection_id=93867929c63e435006db2016cc7bb8a0ee0e8c43&writer=rdf2latex&return_to=Casu%C3%ADstica
CASUÍSTICA
VocTEO
VocTEO
Este término, derivado de la palabra latina casus, significa en primer lugar la aplicación de unos conocimientos o normas generales a unos fenómenos o casos particulares, a menudo con la intención pedagógica de ofrecer una ayuda para una decisión responsable en casos análogos de conflicto.
Este término, de acepción no unívoca, se usa en diversos campos del saber humano: en la medicina significa la recogida de observaciones sobre determinadas enfermedades: en jurisprudencia, no solamente se aplica cada ley a unos hechos concretos, sino que también las sentencias concretas contribuyen a la determinación del mismo derecho; finalmente, en las diversas religiones, hay siempre un conjunto de prescripciones rituales y morales por las que se trata de encontrar la aplicación justa de las normas en las situaciones concretas de la vida. Por eso mismo siempre ha estado presente una casuística en la tradición bíblico-cristiana.
Como momento de la teología moral, la casuística se desarrolló solamente a partir del s. XVl, cuando para obedecer la prescripción del concilio de Trento de confesar íntegramente todos los pecados mortales, indicando incluso el número, la especie y - las circunstancias de los mismos, se encargó a unos profesores concretos la formación de los futuros confesores mediante la discusión de diversos casus conscientiae, sacados en parte de la vida y en parte totalmente ficticios.
A continuación se publicaron volúmenes concisos de casos de conciencia, mediante los cuales, con un método concreto que partía de las leyes divinas y humanas y con la ayuda de los «principios reflejos" (cf. sistemas morales), se intentaba dar una respuesta sobre la existencia o no existencia de ciertas obligaciones morales, resolviendo de esta manera el caso (cf. la larga lista de publicaciones en DTC, 11, col. 1872-1876). Desde la perspectiva de hoy se podría ver en esas respuestas el intento de garantizar cierto margen de libertad al individuo en medio de la sociedad absolutista y completamente reglamentada de entonces. Pero también iba unido a ello el peligro de limitarse a lo mínimo exigido para las obligaciones morales, cediendo incluso a veces a posiciones «laxistas", de manera que algunas de esas colecciones de casos fueron a parar al índice.
En contra de la moral casuista se levantaron las críticas de aquellas escuelas morales que tendían a posiciones rigoristas, especialmente el jansenismo. El ataque literario más conocido es el de las Lettres a un provincial de Blaise Pascal (165611657). También la moral protestante rechaza en general la casuística, viendo en ella una expresión del espíritu farisaico que exalta la ley a costa del Evangelio. Por eso la casuística ha sido considerada hasta nuestros días como legalista, minimalista y, por algunos de sus casos ficticios, alejada de los problemas reales de la gente.
Una seria reflexión ética no podrá prescindir sin embargo de analizar en todos sus elementos la experiencia moral hecha en las diversas decisiones de la vida, sobre todo en situaciones difíciles, intentando llegar así a una "cultura del pensamiento concreto" (Demmer).
Aunque la decisión en la situación concreta no puede comprenderse nunca como pura aplicación de la ciencia moral, va que en la situación misma se encuentran elementos que sólo puede valorar la conciencia del individuo, sigue siendo verdad que un análisis l una discusión objetiva del caso (la Casuística) conserva su valor pedagógico de formación de la conciencia; más aún, en algunas experiencias piloto podrá tener una función eurística de investigación y de formulación de nuevas normas morales.
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