jueves, 11 de junio de 2015

historia antígua


El Imperio aqueménida o Imperio persa .- 



El Imperio Persa Aqueménida


Fundado hacia mediados del siglo VI por Ciro II el Grande, instaurador de la Dinastía Aqueménida, tras vencer a los medos del norte de los dominios babilónicos. Ciro conquistará Babilonia y hacia mediados del siglo VI constituye un imperio por el Próximo Oriente, con el fin de adueñarse de las rutas comerciales del Mediterráneo y el Lejano Oriente. En la tradición grecolatina, Ciro es representado como un ejemplo a seguir, como el gran fundador de imperios y ejemplo de monarca, como un soberano que cuida de su pueblo como el pastor de su rebaño. Realiza conquistas tanto en Occidente, como en Oriente y muere luchando contra las tribus del Caspio.


Lo sucede su hijo Cambises, que reinó pocos años aunque destaca por su conquista de Egipto. Este soberano tendrá mala imagen en Egipto, probablemente debido a que abolió los privilegios de algunos templos egipcios, ganándose la enemistad de los sacerdotes, quienes le trasmitieron esa visión a Herodoto, que a su vez nos la transmitió a nosotros. Cambises se comporta como un faraón, en todos los sentidos. Muere en el año 522, dicen los autores clásicos que por locura, hoy se piensa que pudo haber muerto por tétanos.

Durante siete meses reinará un personaje muy curioso: Gaumata, un mago, quien decía ser un hijo de Ciro que había sido ordenado matar pero que se salvó finalmente. Su reinado parece haber sido violento, decreta la sucesión de los tributos y el reclutamiento durante tres años, que no llegarán a darse. Muere por una conjura de siete nobles, tras los que Darío, uno de ellos, es nombrado rey.

Darío organizará el territorio del Imperio estableciendo las satrapías, circunscripciones del imperio persa, un sistema de tributos. Se tendrá que enfrentar a revuletas en Egipto y a la sublevación de los reinos de Jonia, siendo derrotado en la batalla de Maratón. A Darío lo sucede Jerjes, muy mencionado en las fuentes griegas por la derrotas que estos le inflingen (que no obtante, aparecen exageradas, continuando el Imperio Persa ejerciendo poder y arbitraje en Grecia. Será el poder atesorado por los gobernadores, los Sátrapas, lo que cause una debilidad interna, que junto con la hegemonía macedonia, será una de las causas de la victoria posterior de alejandro Magno.


El Imperio Persa se organizaba en territorios denominados Satrapías, gobernadas individualmente por un sátrapa ("guardianes de la realeza") por debajo del poder imperial. No existe unanimidad acerca de cuántas y cuáles eran las satrapías, aunque sabemos que no tenían ni criterio geográfico ni étnico. Eran muy irregulares en cuanto a su tamaño. Los sátrapas son nobles persas vinculados el rey por un juramento personal de fidelidad. Aparecen como particularmente corruptos y crueles, sin embargo, la imagen corresponde más bien a un momento posterior a Darío, cuando el imperio persa está ya en decadencia.

Existían toda una serie de mecanismos para paliar el poder de los sátrapas: Eran encargados de recaudar los impuestos, pero no los podían administrar, tampoco tienen capacidad de mando sobre el ejército de su administración y están flanqueados por una serie de funcionarios que dependen de la autoridad del rey, y unos inspectores itinerantes ("los ojos del rey") que tenían la misión de vigilar la labor de gobierno de estos sátrapas. Otro contrapeso es la existencia de familias nobles que poseían grandes territorios dentro de las satrapías, teniendo algunos incluso pequeñas fortificaciones.

Darío estableció un sistema unificado de pesos y medidas. Como parte de ello estaría la existencia o implantación del “dárico”, aunque este sistema no representó la universalización de la economía monetaria pues las regiones menos desarrolladas pagan tributo en bienes muebles aún. Los reyes se dedicaron a atesorar moneda, sin que tuvieran especial interés en fomentar la actividad económica.

Respecto a la corte, el rey está por encima de todos y se ayuda de un primer gran ministro, el “quiliarca”, que llegará a tener mucho poder. La administración aqueménida se enfrentó a diversos problemas, siendo uno de ellos la distancia. Para salvar la dificultad, se estableció una red de caminos que tenían el papel de red de comunicaciones, junto con un mejorado sistema de correos. Otros problemas eran el de la diversidad de lenguas, para lo cual se adoptó el arameo como lengua oficial de la cancillería, y el de la diversidad de legislaciones, en este caso se utilizó la jurisprudencia babilónica. Respecto a la diversidad de religiones, el Imperio Persa fue tolerante en esto, salvando una limitación fundamental: la sumisión.

Persia conquista, a mediados del siglo VII, los territorios de Asia Menor, y tratan de imponer la tiranía, sistema que en este momento está en retroceso, pues lo que ahora ansían las ciudades griegas es la libertad. La sublevación jonia representó el levantamiento de una serie de ciudades griegas contra el poder persa. Tras el fracaso de la revuelta, Darío plantea una expedición contra los griegos, concretamente Atenas. Darío pretendía consolidar el poder persa dentro de este escenario para ahuyentar otros focos que pudieran surgir. Una primera expedición se destroza frente al monte Athos. En el 490 a.C. los griegos, atenienses, vencen en Maratón frente a las tropas persas. Probablemente no tuvo las proporciones épicas que se citan en las fuentes. Esta victoria es más moral que sometimiento real del poder persa. La batalla de Maratón tiene además el significado de que se trata de la última gran hazaña de hoplitas, a partir de ahora serán fundamentalmente por mar. Se calcula que envió un ejército que no debió sobrepasar los 50.000 hombres, con una serie de muestras de poder, como el canal en el monte Athos. En 480 tiene lugar la batalla de Salamina. A pesar de estas derrotas persas, de alguna forma tampoco representan el final del imperio.

Aunque hayan sido derrotados, el Egeo sigue estando dominado por Persia, aunque hay que tener en cuenta que los griegos van a promover toda una serie de consignas hostiles frente a los persas, considerados los enemigos hereditarios. Hablaran del Imperio como el mundo de lo irracional, de la esclavitud. Tras las Guerras Médicas, Atenas hizo un llamamiento general, sobretodo por parte de Atenas, que trata de atribuirse todo el protagonismo de la victoria frente a los persas. Este llamamiento aprovecha el descrédito en el que han caído los espartanos por las acciones de su rey, Pausanias, acusado de traicionar la causa griega pactando con los persas.

Esparta pierde credibilidad como defensora de la causa griega, mientras que Atenas se afana en mostrar a los persas como el enemigo tradicional. Constituye una confederación, con sede en Delos y es Atenas la polis con mayor potencial naval y económico. De alguna forma esta hegemonía ateniense acabará en un imperialismo, con imposición de cleruquías. La dinámica acabará desembocando en una serie de tensiones y recelos que culminarán en la Guerra del Peloponeso, en el siglo V a.C.





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