Aves.
1. Organización. Las aves son los vertebrados adaptados al vuelo. Su cuerpo está cubierto de plumas, la boca terminada en pico y los miembros anteriores transformados en alas. La adaptación al vuelo repercute tan intensamente sobre todo el organismo, que las aves difieren grandemente de los demás vertebrados aéreos, a pesar de tener una organización fundamentalmente idéntica a la de ellos.
LOS TEGUMENTOS se caracterizan por llevar plumas y por carecer de glándulas sudoríparas y sebáceas. Únicamente tienen un par de estas últimas en la base de la cola, encargadas de segregar un lubricante para las plumas. En las patas y en los dedos la capa córnea origina escamas o placas idénticas a las de los reptiles, y en el pico, la vaina (ranfoceta) que lo protege.
Las plumas son, como los pelos de los mamíferos y las escamas de los reptiles, formaciones epidérmicas, es decir, diferenciaciones de la capa córnea, pero de estructura muy complicada. En una pluma (fig. 290) se distingue el eje central o raquis, con su parte inferior o cañón alojada en la piel; las barbas o ramas laterales insertas en dos filas, y las barbillas o ramas de segundo orden. Estas engranan unas con otras mediante unos ganchos y constituyen un encaje tan ligero como resistente y elástico.
Figura 290. Pluma de ave. sp, cañon. s, raquis. f, barbas. d, barbas blandas mostrando las barbillas. según Plate.
Las plumas, a las cuales debe el ave su forma y coloración, se llaman coberteras y son cortas y no muy rígidas, las de las alas, llamadas remeras, y las de la cola, denominada timoneras, sirven para el vuelo, y son largas y rígidas. Debajo de todas estas plumas se encuentra el plumón, formado por plumas delicadísimas y fofas que aprisionan gran cantidad de aire y forman como un edredón natural, imprescindible para conservar la elevada temperatura (unos 40º) del cuerpo de estos animales.
Las plumas, como los pelos, se caen y son sustituidas por otras, en muchas aves el fenómeno tiene lugar en una época determinada y constituye la llamada muda.
ESQUELETO. La adaptación al vuelo determina que en las aves las extremidades posteriores que sostener pos sí solas el peso del cuerpo durante la marcha, mientras que en el vuelo esa misión la realizan las extremidades anteriores. En consonancia con esto, los dos pares de miembros, que en los reptiles (fig. 274) y en los mamíferos (fig. 303) son muy parecidos, resultan en las aves muy diferentes (fig. 291), Las modificaciones tienen lugar en la mano y en el pie, ambos muy alargados. La mano no tiene más que tres dedos, con los correspondientes metacarpianos soldados entre sí. En el pie los metatarsianos se sueldan también en un largo hueso único (fig. 292), llamado impropiamente tarso, de cuyo extremo salen cuatro dedos (falta siempre el meñique). De esos cuatro dedos el pulgar está dirigido hacia atrás. El fémur (Fe. Fig. 291) es corto y está dirigido hacia delante, quedando englobados en los tejidos formando el cuerpo en el tronco. De aquí resulta que en las aves los llamados muslos son homólogos de nuestras pantorrillas y las piernas corresponden a nuestra plata del pie.
Pero lo que más llama la atención en el tronco de las aves es su esternón. Este hueso (St) está muy desarrollado y presenta una gran quilla, propia para la inserción de los poderosos musculosos pectorales (pechugas) que mueven las alas durante el vuelo. La cintura escapular tiene la constitución típica, como la de los anfibios y reptiles; consta de las clavículas (Cl) (soldadas formando una horquilla o espuela llamada fúrcula), de las escápulas (Sc) y de los coracoides (Co).
Figura 291. Esqueleto de un ave (Neophron percnopterus). Cl, clavícula. Co, coracoides. Sc, escápula. St, esternón. Il, ilion. Is, isquion. Pb, pubis. H,húmero. R, radio. U, cúbito. C-C', carpo. Mc, metacarpo. P'-P''-P''', los tres dedos de la mano. Fe, fémur. T, tibia. F, peroné. Tm. metatarso. Z, dedos. (El tarso está dividido en dos piezas, una soldada a la extremidad inferior de la tibia , la otra a la extremidad superior del tarso). Según Claus.
Figura 292. Estado joven de una pata de gallina. Obsérvese la soldadura de los metatarsianos mt1, mt2, mt3 en un solo hueso. mt4, metatarsiano del pulgar. t, tibia. ta-ta1, las dos mitades del tarso soldándose a la tibia y al metatarso respectivamente. Según Boas en Tschuklok.
Los huesos de las aves son delgados, pero muy resistentes. Los grandes contienen en su interior aire en vez de médula a fin de que sean más ligeros. Por eso se dice que el esqueleto de las aves es pneumático.
APARATO DIGESTIVO (fig. 67.). Las aves carecen en absoluto de dientes. Sus mandíbulas son alargadas y, cubiertas por un estuche córneo o ranfoteca, forman el pico, que funciona como una pinza. El esófago presenta a veces un ensanchamiento (buche) que sirve de reservorio de alimentos. El estómago ofrece dos cámaras: la primera (estómago glandular) segrega un jugo digestivo; la segunda (estómago muscular) tiene gruesas paredes musculares (molleja) y está encargado de triturar el alimento. A veces se ayuda en su función por piedrecitas que el ave engulle. La porción terminal del intestino está ensanchada formando la cloaca.
APARATO RESPIRATORIO. Se caracteriza: 1. º por la existencia del órgano del canto, llamado siringe, que está situado al final de la tráquea y principio de los bronquios, al revés que la laringe de los mamíferos, y 2. º, por la presencia de unos sacos aéreos, formados por la dilatación extra pulmonar de determinados bronquios, que existen entre las vísceras, entre los músculos y en el interior de los huesos, ocupando el lugar de la médula ósea (fig. 293). Los sacos aéreos constituyen reservas de aire para la respiración muy activa en las aves para mantener la alta temperatura de su cuerpo.
EL APARATO CIRCULATORIO de las aves (fig. 238 e) es idéntico al de los mamíferos (f) y deriva del de los cocodrilos (fig. 276) por aborto del cayado aórtico izquierdo. En esos animales no hay ni puede haber mezcla de sangre arterial y venosa, por lo cual se dice que las aves, como el hombre y los demás mamíferos, tienen circulación doble y completa, en oposición a los reptiles y anfibios, en que es doble, pero incompleta, y a los peces, en que es sencilla.
Figura 293. Aparato respiratorio de la paloma. Tr, tráquea. P, pulmones. Lp, Lm, Lth, La, Lh, sacos aéreos. K, húmero conteniendo un saco aereo. De Claus.
LOS ÓRGANOS DE LOS SENTIDOS son poco más o menos como los de los reptiles, pero las dotes musicales de las aves y sus excelentes cualidades visuales implican perfeccionamientos en los sentidos del oído y de la vista. El oído medio es igual al de los reptiles y anfibios anuros, pero en el interno se desarrolla notablemente la lagena, que en esos otros animales es un insignificante divertículo del vestíbulo. Además, se inicia la aparición del oído externo, si bien no está representado más que por un corto conducto auditivo. Los ojos ofrecen la particularidad de poseer, aparte de los dos párpados corrientes, un tercer párpado impar llamado membrana niglitante, que se extiende como una cortina, desde al ángulo interno del ojo, hacia el externo, (en el hombre la membrana nigtitante está representada por un repliegue situado debajo de la carúncula lagrimal.)
Figura 294. A, encéfalo de cocodrilo visto de lado. B, encéfalo de paloma. VH, cerebro. MH, tubérculos bigéminos. HN, cerebelo. NH, bulbo raquídeo. Según Leche.
EL ENCÉFALO (fig. 294, B) está mucho mejor constituido que el de los reptiles (fig. 294, A), notándose un desarrollo considerable de los hemisferios cerebrales y del cerebelo. Los lóbulos ópticos o tubérculo bigéminos (fig. 294 B, MH) son enormes.
Sobre el APARATO GÉNITOURINARIO Y LA REPRODUCCIÓN de las aves se ha dicho bastante en las generalidades de los vertebrados. Recordemos que desde el punto de vista de esos aparatos y funciones las aves y los reptiles se comportan de la misma manera: no hay vejiga urinaria; los uréteres y los conductos genitales desembocan por separado en la cloaca, y las hembras ponen óvulos telolecitos voluminosos (yemas) envueltos por la clara y protegidos por la cáscara, ambas segregadas por las paredes del oviducto.
Figura 295. Ave del paraiso (Paradisea apoda). A, macho. B, hembra. (de Hertwig).
2. Biología.- El dimorfismo sexual es muy frecuente y a veces considerable. En general se manifiesta porque el macho es de más bellos colores y muchas veces posee un plumaje vistosísimo que contrasta con el pobre y feo de la hembra. Tal ocurre en el gallo, el pavo real y el ave del paraíso (fig. 295). De ordinario los dos sexos viven en parejas, como la paloma y otras aves monógamas; más raramente cada macho posee varias hembras, como el gallo y demás aves polígamas.
El instinto maternal, muy desarrollado en estos animales, da lugar a curiosos fenómenos biológicos, como la nidificación, la incubación de los huevos, la alimentación de los jóvenes y su adiestramiento en el vuelo, en el canto y en la busca de alimento. La nidificación precede a la puesta de los huevos y la realizan generalmente los dos sexos en colaboración; más rara vez la hembra sola. Los materiales de construcción del nido varían considerablemente. En general, son pajitas, ramillas y plumas entretejidas con mayor o menor habilidad; a veces barro o estiércol cementado por saliva (golondrina). En la época de la incubación acomete a los padres una fiebre especial y el deseo de descansar sobre los huevos para darles calor. En algunas aves se forman en esa época manchas incubadoras, es decir espacios ventrales desprovistos de pluma para que los huevos queden en contacto directo con la ardiente piel.
En la mayor parte de las aves las crías salen del huevo en estado tal de debilidad e indefensión (generalmente desnudas o con solo un delicadísimo plumón) que necesitan permanecer largo tiempo en el nido y ser nutridas solicitadamente por sus progenitores. Tal es el caso de la paloma y demás aves nidófilas. Abundan, sin embargo, las aves que, como la gallina, son nidífugas, es decir, nacen dotadas de gran agilidad y abandonan presto el nido para nutrirse por sí solas. En la primera época de su vida necesitan todas, no obstante, los cuidados y protección de la madre.
Mientras unas aves residen durante todo el año en una misma localidad, otras realizan notables emigraciones. Las aves emigrantes son aves que pasan el invierno en un país de clima benigno y van a incubar en primavera a países más frescos (cigüeña, golondrina). A veces ambas localidades están muy alejadas una de otra. Así, las aves del norte de Europa van a invernar a Sudeuropa o al norte de África; algunas cigüeñas, incluso al África del Sur; se conoce una golondrina de mas que incuban en Norteamérica y va a invernar a la región antártica, recorriendo en el viaje cerca de 20, 000 kilómetros. En general, la emigración se realiza en grandes bandadas y siguiendo siempre el mismo camino. Este no lo hallan las aves, como es natural, de una manera instintiva, sino por aprendizaje: adultos y jóvenes emigran juntos y las nuevas generaciones aprenden de las viejas la dirección del viaje. Es instintivo, sin embargo, el impulso de emigrar, que se manifiesta por una intranquilidad especial que acomete al ave en la época de la partida.
3. Clasificación. Las quince mil especies actuales de aves se dividen en diez Órdenes artificiales, atendiendo principalmente a los caracteres del pico y de las patas, que delatan claramente el régimen de vida a que estos animales se han acomodado. La clasificación natural es muy complicada e impropia para ser expuesta en este proyecto.
Orden 1. º Gallinas. Aves terrestres, poco valoradas, de cuerpo grueso y alas cortas, patas fuertes con uñas cavadoras y pico corto, abovedado en la punta. Muchas son polígamas, en cuyo caso el macho suele ser mayor y más hermoso que la hembra. Los polluelos nacen dotados de gran agilidad.
Las especies más importantes son: la gallina (Gallus domesticus); los faisanes; el pavo real (Pavo cristatus) de la India, cuyo macho posee enorme y hermosa cola; el pavo común (Meleagris gallopavo) de Norteamérica; la perdiz (Perdix rufa), y la codorniz (Coturnis Coturnis).
Orden 2.º Zancudas. Aves de ribera o de pantano, con las patas, el cuelo y el pico más largos que las demás, a propósito para caminar en el agua sin mojarse el cuerpo y coger del fondo los animalejos de que se alimentan.
Unas tienen el pico grueso y fuerte, como las garzas, la cigüeña y el ibis (ibis religiosa), de Egipto. Otras lo tienen delgado y largo, como la chocha o becada. Finalmente, algunas lo tienen corto, así también el cuello y las patas, por lo cual se parecen a las gallinas, como la gallina de agua y las avutardas.
La grulla pertenece también a este grupo. Es notable la zancuda americana aruco o camungo, que se domestica para guardar gallinas.
Orden 3.º Palmípedas. Aves adaptadas a la natación mediante una membrana interdigital que les permite utilizar las patas como remos y ser muy ágiles en el agua. En tierra, en cambio, son muy torpes.
Unas son muy buenas voladoras, mientras otras han perdido más o menos la facultad de volar. Entre las últimas están los pingüinos, del Norte; los pájaros bobos, de la Patagonia, mal llamados pingüinos (fig. 296), cuyas alas falciformes les sirven sólo de remos, y nuestro somormujo, que es un excelente buceador. Estas aves tienen las patas situadas tan atrás que necesitan andar erguidas. Entre las palmípedas de alas bien desarrolladas merecen mención: las gaviotas, los albatros o aves de la tempestad, y los petreles, que son marinas; y los cisnes (Cignus olor), gansos (Anser cinereus), patos y ánades u ocas (Anas boschas y otros), que son fluviátiles y tienen el pico deprimido y dentado en los bordes (lamelirrostras). El famoso pelícano, cuyo enorme pico lleva una bolsa en la mandíbula inferior destinada a guardar los peces de que se alimenta, y el hermoso flamenco (Phaenicopterus roseus), cuyas patas y cuello larguísimos le dan aspecto de zancuda, son también palmípedas.
Figura 296. Pájaro bobo (Aptenodytes patagonica), según Brehm.
1 º Falconiformes. Rapaces de aspectos de halcón: cabeza y cuello plumosos, garras muy robustas y retráctiles. Se nutren de presas vivas que cazan de día. Tales son las águilas (Aquila imperialis), el milano (Milvus regalis) y las llamadas, aves nobles, empleadas antiguamente en cetrería, como el halcón o neblí (Falco peregrinus), el azor (Astur palumbarius) y el gavilán (A. nisus).
Figura 297. Pareja de buhos con dos crías. Grupo del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid naturalizados por D. José María Benedito. Clisé del mismo.
2 º Vulturiformes. Rapaces de aspecto de buitre, es decir, con la cabeza y a veces el cuello desnudos, y garras no retráctiles y poco robustas. Se alimentan de cadáveres. A ellos pertenecen los buitres (Vultur), alimoches y quebrantahuesos, europeos, y el cóndor (Sarcorhampus gryphus), de los Andes.
3 º Estrigiformes. Rapaces de aspecto de lechuza, esto es, de cabeza gruesa, ojos muy grandes dirigidos hacia delante y plumaje suave, propio para volar sin ruido y sorprender a sus víctimas durante el sueño. El dedo externo es versátil (puede dirigirse hacia atrás). Unas, como el gran duque o búho (Bubo maximus) y el mochuelo, cazan de día y de noche. Otras, como el búho pequeño y la lechuza (Striz flammea), son nocturnas.
Orden 5.º Oscinas (Aves canoras), Son pájaros de patas delgadas y delicadas, cuyo dedo posterior, provisto de una gran uña. Puede moverse independientemente de los otros tres, mientras que en las demás aves sólo puede moverse a la vez que los dedos anteriores. En la siringe poseen unos musculitos especiales gracias a los cuales los machos pueden modular armoniosos cantos.
Unos de estos pájaros tienen el pico corto, grueso y cónico (CONIRROSTROS), a propósito para alimentarse de granos, por lo cual son excelentes aves de jaula, como el jilguero (Fringilla carduelis), el gorrión (Passer domesticus) y el canario (Serinus canarius). Otros tienen el pico recto, con una escotadura en la mandíbula superior (DENTIRROSTROS), y comen insectos o frutas, como el tordo (Turdus musicus), el mirlo (Turdus merula) y el ruiseñor (Luscinia philomela). Otros tienen el pico corto y deprimido, ancho en la base, y la boca rasgada hasta muy atrás con objeto de cazar insectos al vuelo (FISIRROSTROS), como la golondrina (Hirundo rustica.). Finalmente, forman parte de este Orden de aves el cuervo (Corvus corax), la urraca o marica, el estornino y el ave del paraíso, de Oceanía, que son pájaros de gran tamaño y de pico largo y fuerte (fig. 295). También la famosa alondra y la graciosa abubilla (Upupa epops) (fig. 298) son pájaros oscinos. Parecido al ruiseñor y al mirlo es el sinsonte (Mimus polyglottus), de América, cuyo canto es sumamente armonioso.
Figura 298. Grupo de abubillas del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, naturalizadas por don J.M. Benedito.
Orden 6.º Clamatoras. Pájaros que difieren de los anteriores porque el dedo pulgar es pequeño y carece de movimiento autónomo, y porque la siringe carece de músculos especiales para el canto.
Los más interesantes son los vencejos y el chotacabras, cuya boca y alimentación son semejantes a las de la golondrina. Además se serian en este grupo los pájaros moscas o colibríes, de América, tan numerosos como diminutos, y que introducen su largo pico en las corolas de las flores para sorber el néctar o cazar insectos (fig. 299). También nuestro vistoso martín pescador, de grueso pico, pertenece a las aves Clamatoras.
Figura 299. Un colibrí (Docimaster ensiter) buscando insectos en una flor. De Brehm.
Orden 7.º Palomas. Aves monógamas y buenas voladoras, de pico corto, abovedado en la punta e inflado en la base, cuyos pequeñuelos (palominos) nacen en un estado de gran debilidad.
Pertenecen a este orden las palomas caseras, derivadas de la paloma torcaz (Columba Livia) (fig. 40), y la tórtola.
Orden 8.º Trepadoras. Aves de tamaño mediano o pequeño y de costumbres trepadoras, por lo cual tienen el dedo externo dirigido hacia atrás (versátil). El pico es recto o poco curvado.
Entre algunas otras merecen mención: el pico carpintero (Picus viridis), que trepa por los árboles apoyándose en la cola y golpea con su pico las cortezas para hacer salir a los insectos de que se alimenta, y el cuco o cuclillo (Cuculus caborus), cuya hembra pone los huevos en nidos ajenos. En los bosques americanos abundan las trepadoras. Entre ellas citaremos el tucán, de enorme pero ligero pico, y el precioso quezal (Calurus resplendens), de larguísima cola.
Orden 9.º Prensoras. Aves tropicales, en general de bellos colores no metálicos, que tienen las patas como las trepadoras, pero difieren de ellas por el pico, cuya mandíbula superior es fortísima y curvada desde la base. La utilizan no sólo para alimentarse, sino para trepar por los árboles. Unos, como los guacamayos (Ara araucana) de América y los periquitos de Australia, tienen la cola larga; otros, como el loro o jaco ceniciento (Psitacus eritacus) de África, y la cotorra o loro verde, de América, la tienen corta. La cacatúa (cacattua philippinarum), de Filipinas, es blanca y tiene un gracioso moño de plumas.
Orden 10.º Corredoras. Aves adaptadas a la carrera, que han perdido la facultad de volar, por lo cual las alas (que solo les sirven de balancines) están más o menos atrofiadas (fig. 300) y, correlativamente, carecen de quilla esternal. Como es natural, las patas son fuertes y robustas, lo mismo que sus dedos. Las plumas no están diferenciadas y faltan en algunas partes. Las correderas son aves esteparias que habitan casi exclusivamente las regiones cálidas del hemisferio sur.
Figura 300. Kiwi (Apteryx australix). A la derecha el rudimento de un ala. Según Romanes en Schneider.
El avestruz (Struthio camelus) vive en África y solo tiene dos dedos; el ñandú (Rhea americana) habita en Sudamérica y tiene tres; el casuar (Casuarius casuarius) se encuentra en Nueva Guinea y Molucas, caracterizándose por una cresta córnea. Finalmente, el Kiwi (Apteryx australis) (fig. 300) es una corredora neozelandesa del tamaño de una gallina, notable por su largo y delgado pico, sus alas rudimentarias y sus plumas de aspecto de pelos. Hasta hace poco vivió también en Nueva Zelanda el Dinornis giganteus, cuyos huevos equivalían a seis de avestruz.
Aves fósiles. Los reptiles y las aves tienen una organización fundamentalmente idéntica. Claramente se aprecia este hecho en las aves primitivas. De la más antigua encontrada hasta la fecha, el Archaeopteryx lithographica (fig. 301), del periodo Jurásico (Era secundaria), se ha llegado a decir que era como un la lagarto con plumas. Desde luego, se parecía a los reptiles: 1. º, por poseer una larga cola de veinte vértebras; 2. º, por tener las alas con tres dedos bien desarrollados y dotados de fuertes garras; 3. º, por no tener aún soldados los huesos metacarpianos; 4. º, por poseer dientes, y 5. º, por la cortedad de su cuello. Con esta ave se ha formado el Orden Saururas (de cola de saurio), completamente distinto de los demás.
Figura 301. Archaeopteryx lithografica. Según Zittel.
Figura 302. Ichthyornis, ave con dientes del cretacico de Kansas, según Marsh.
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