Cimeras
La Cimera era un adorno que se situaba en la cima del yelmo de los caballeros. Recibió este nombre porque recordaba las crestas deplumas que poseen algunas especies de aves sobre sus cabezas al estar colocaba en la parte superior del casco. Las cimeras también comenzaron a figurar en las representaciones de los yelmos que se encuentran situadas en el timbre heráldico, uno de los elementos empleados como adornos exteriores del blasón. Tanto las cimeras burelettes y plumas sobre el yelmos son atributos de nobleza de su poseedor.
Las primeras cimeras heráldicas, eran representadas sobre los lambrequines, un adorno del timbre con formas vegetales pero posteriormente, se introdujo en el yelmo otro adorno, el burelete que posee la forma de un paño o trozo de tela (habitualmente con los dos esmaltes o colores característicos del campo del escudo).1 Con frecuencia, la cimera era sustituida por una corona nobiliaria que se colocaba sobre el yelmo y en algunas composiciones heráldicas, se representaba la cimera sobre la corona. Algunas ciudades empleaban en el timbre de sus escudos coronas murales como símbolo de la autonomía de sus corporaciones de gobierno. Los objetos más frecuentes representados en una cimera eran figuras de diferentes animales, en especial los leones heráldicos, seguidos de aves. Era muy habitual que únicamente mostraran su mitad superior. Las figuras humanas solían aparecer de cintura para arriba y portando armas.
En Inglaterra, en un primer momento las cimeras eran representadas sobre placas de metal y aparecían de nuevo dibujas en el escudo propiamente dicho. Esta costumbre fue desapareciendo con el tiempo y posteriormente, en los escudos elaborados con metal o madera, las cimeras (de bulto redondo) fueron elaboradas con cuero y otros materiales. En el área germánica, muchas cimeras adoptaron la forma de un tocado alto (en ocasiones adornado con los mismos elementos representados en las libreas y tabardos de una casa nobiliaria), un tocado de plumas, o dos adornos con forma de cuerno (en ocasiones con sus bordes adornados con flores o plumas y con frecuencia con los esmaltes representados en el campo).
En España, los monarcas navarros fueron los primeros en incorporar una cimera a su escudo de armas, hecho que se produjo durante el reinado de Felipe III a mediados del siglo XIII. Esta cimera consistió en la representación de una cuba decorada con el blasón empleado por cada soberano y un penacho de plumas de pavo real.2 Temprana también fue la adopción de la cimera por parte de los reyes aragoneses que se produjo poco tiempo después. Su cimera poseía la forma de una vibra o dragón que en origen fue un emblema personal del rey Pedro el Ceremonioso y posteriormente se convirtió en un símbolo permantente de la realeza aragonesa. Se cree la figura del dragón es el origen de una representación posterior con forma de murciélago, conocida como rat-penat, muy extendida en los territorios de la antigua Corona de Aragón.3 Esta confusión ya acontece en algunas obras del siglo XVI, como el Livro da Nobreza e Perfeiçam das Armas del heraldista portugués António Godinho.4 La cimera usada por los monarcas de la Corona de Castilla, consistió en un castillo con la figura de un león asomado naciente y coronado. Así podemos observarla en la lámina dedicada al monarca castellanoleonés en el Armorial del Toisón de Oro.5
LA CIMERA HERÁLDICA
El empleo de la cimera en la heráldica se fue extendiendo de forma progresivamente a lo largo de los siglo XIII y XIV por buena parte de Europa, siendo su empleo muy generalizado en el siglo XV, aunque de forma más intensa en los países centroeuropeos, donde encontramos y pueden admirarse espectaculares cimeras con diseños muy diferentes en museos y labras heráldicas en estos paises.
En el siglo XVI, se dice fue abandonada su uso, quedando bellos ejemplos que han resistido el paso de los tiempos, quedando como objeto decorativo. Esta pieza de armería que se pone sobre lo alto del yelmo o celada, en forma de torres, castillos, leones, aves, grifos y otras figuras variadas estando formada también por figuras naturales o artificiales algunas de ellas de diseño terrorífico diseñadas especialmente para intimidar a sus enemigos y otras que por su simpleza nos parecerían un diseño infantil, pero en aquellos tiempos eran aceptadas.
Curiosas cimeras en el manuscrito titulado “El Libro de los Torneos”, realizado en el año 1550.
Se usaba principalmente para identificarse en el combate, con el fin de que las mesnadas o tropas propias pudieran seguir al rey los nobles que eran los que portaban estas fantasiosas cimeras. Siendo necesario que cada uno de los caballeros trajera la suya de diseño diferente para distinguirse de los demás, aunque su uso fue más allá de los campos batalla también se usó en torneos y justas.
Ordinariamente se adoptan las figuras de las armas principales de sus escudos, aunque no faltaban otras figuras que no tenían nada que ver con los emblemas principales del poseedor.
Deben de ponerse de lado mirando a la diestra a excepción de los príncipes y soberanos, que se emplazan de frente y las de los bastardos que miran al lado izquierdo.
Cimera medieval expuesta en el Museo de Dresde, data en el año 1350. Alemania.
La cimera es la figura más alta por su posición en el casco o en la corona. No es pieza hereditaria, según algunos autores aunque resulta característica para distinguir unas generaciones de otras.
Generalmente se toma por cimera cualquier pieza que se representa en el escudo, pero no resulta incorrecto cimar el escudo con otras diferentes que no sean las figuras del propio escudo.
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