El Aya Marcay Quilla (en quechua, Aya Marcay Killa) corresponde al duodécimo mes del calendario inca.
Se celebraba la fiesta solemne de conmemoración de los difuntos con llantos, cantos fúnebres y música plañidera. Se solía visitar las tumbas de los parientes, dejándoles alimentos y bebidas. Coincide con la fiesta católica de los difuntos (2 de noviembre).
En esta época, los olleros fabricaban las grandes botijas para la chicha, y en cada casa se preparaba en abundancia esta bebida dejándola fermentar para el mes siguiente..
El calendario inca es el sistema de medición del tiempo empleado por los incas, en el Cuzco. Estaba determinado a partir de la observación del Sol y la Luna.
El año, de 360 días, estaba dividido en 12 lunas de 30 días cada una. La organización mítico-religiosa determinaba la sucesión en el calendario a través de las 12 lunas. Correspondientes a festividades y actividades cotidianas:
- Cápac Raymi Quilla, Luna de la Gran Fiesta del Sol, equivalente al mes de diciembre o descanso.
- Zamay Quilla, Pequeña Luna Creciente, enero, mes del crecimiento del maíz.
- Hatun Pucuy Quilla, Gran Luna Creciente, febrero, tiempo de vestir taparrabos.
- Pacha Pucuy Quilla, Luna de la flor creciente, marzo, mes de maduración de la tierra.
- Ayrihua Quilla, Luna de las espigas gemelas, abril, mes de cosecha y descanso (sosiego).
- Aymoray Quilla, Luna de la cosecha, mayo, el maíz se seca para ser almacenado.
- Haucai Cusqui Quilla, junio, cosecha de papa y descanso, roturación del suelo.
- Chacra Conaqui Quilla, Luna de riego, julio, mes de redistribución de tierras.
- Chacra Yapuy Quilla, Luna de siembra, agosto, mes de sembrar las tierras.
- Coia Raymi Quilla, Luna de la fiesta de la Luna, septiembre, mes de plantar.
- Uma Raymi Quilla, Luna de la fiesta de la provincia de Oma, octubre, tiempo de espantar a los pájaros de los campos recién cultivados.
- Ayamarca Raymi Quilla, Luna de la fiesta de la provincia de Ayamarca, noviembre, tiempo de regar los campos.
El Aymoray Quilla (en quechua, Aymuray Killa) corresponde al sexto mes del calendario inca. También llamado Hatun Cuzqui.
En este mes se efectuaba el acarreo de maíz en los depósitos públicos (collcas) y trojes (piruas). El fin de la cosecha lo celebraban vestidos de gala, con música, chicha, danzas y juegos jocosos. Empezaban a arrancar el rastrojo para mullir la tierra.
El ritual del Aymoray consistía en llevar el maíz desde el campo hasta la casa, lo colocaban en una troje pequeña, con ciertas ceremonias, y lo velaban durante tres noches. Este maíz lo metían en sus mantas más ricas, lo veneraban porque lo consideraban como la madre del maíz (o mamasara), y creían que adorándolo procurarían la conservación y reproducción de la próxima cosecha. No sabemos en donde se celebra, pero SEGURAMENTE muy pronto lo sabremos.
El Ayrihuay Quilla (en quechua, Ayriway Killa) corresponde al quinto mes del calendario inca.
En este mes empezaba la cosecha del maíz acompañada de danzas, música y copiosas libaciones. Había premios propuestos para aquellos que encontraban ciertos colores, determinados de antemano, en los granos de las mazorcas completas. El que obtenía el premio (missac), era celebrado en todo el pueblo.
Se solía bailar el ayrihua, para lo cual se ataban a la ramas de un sauce los tallos de maíz con mayores mazorcas o mazorcas dobles, y se danzaba alrededor de él mientras se le quemaba.
El Kapak Raymi (en quechua, Qhapaq Raymi) era una fiesta religiosa prehispánica en honor al Sol que se llevaba a cabo en el mes de diciembre, donde se realizaban sacrificios de animales, se bebía chicha de jora, se mascaba coca y se bailaba. Corresponde al primer mes del calendario inca.
En este día se reunían las cenizas de los sacrificios y las arrojaban a los ríos para que estos las llevasen al mar, a Viracocha, como el retorno de todo a su autor. Coincide su fecha con el solsticio de invierno boreal o de verano austral, celebrado en todo el mundo; festividad que el mundo católico maneja como el nacimiento de Cristo.
Dada su solemnidad civil y religiosa, no se permitía a los forasteros permanecer en el Cusco mientras se desarrollaban sus ceremonias; y, según su procedencia, se les instalaba fuera de la ciudad, a lo largo de los caminos que salían de ella hacia los cuatro suyus. Cada uno de los orejones llevaba al Coricancha aquellos hijos quienes iban a ser iniciados. Sacaban, entonces, a la plaza del templo las imágenes del Sol y los cuerpos embalsamados de los incas, para beber con ellos como si estuvieran vivos.
Luego, tenía lugar el Huarachico y en el curso de aquel mes eran sacrificadas 100 llamas cuyos cuerpos eran quemados con leña de quinua, labrada y olorosa.
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