El signo astral (mazal) de Shvat, el quinto mes del año hebreo, es el balde, el cual corresponde al signo de acuario. Un balde es un contenedor ordinario hecho para conservar agua, pero en el judaísmo el agua tiene un gran simbolismo espiritual. Junto con la tierra, el aire y el fuego, es uno de los "cuatro elementos". Analicemos estos cuatro elementos uno por uno.
Fuego: La naturaleza de una llama es elevarse. Puede ser utilizada tanto en forma creativa como destructiva. Similarmente, la pasión fue creada para inspirarnos y elevarnos hacia arriba, hacia nuestra fuente, pero cuando es corrompida, el anhelo por la bondad se transforma en furia, y ésta, consume y destruye todo lo que toca.
Tierra: Es estable por naturaleza. Su capacidad de volver a su estado natural y su permanencia son la fuente espiritual de la humildad y la tolerancia, pero cuando es corrompida se transforma en pasividad en el mejor de los casos, y en desesperanza en el peor.
Aire: Está en constante movimiento. Nos provee el oxígeno que posibilita la vida. Tendemos a asociar la vida con el movimiento. En su estado más elevado simboliza el tipo de tensión interna que nos mantiene en movimiento por encima de la “muerte en vida” que es la complacencia. En su estado negativo nos mantiene moviéndonos con tanta rapidez que nunca nos comprometemos con nada ni con nadie.
Agua: También da vida. De hecho, la palabra hebrea para denominar las cosas físicas es "gashmí", que significa "lluvioso". Por su naturaleza fluye hacia abajo. Por estos dos factores, la Torá es considerada el paralelo espiritual del agua. Nos da vida en el sentido más básico. Es gracias a sus enseñanzas que los conceptos básicos morales (integridad, trascendencia, justicia) se han convertido en las bases del léxico moral del mundo.
La misión del pueblo judío es servir como un balde espiritual, vertiendo "agua" espiritual por medio de hacer que las enseñanzas de la Torá estén disponibles para todo el mundo.
En la naturaleza, el agua es inaccesible a menos que tengamos los medios para llevarla hacia donde es necesitada. Hoy tenemos reservas de agua y elaborados sistemas de irrigación y bombeo. Cuando quitamos las capas de tecnología a las que tanto nos hemos acostumbrado, entonces somos capaces de ver que la forma más básica de hacer que el agua sea accesible es un balde.
La misión del pueblo judío es servir como un balde espiritual, vertiendo "agua" espiritual por medio de hacer que las enseñanzas de la Torá estén disponibles para todo el mundo – por medio del ejemplo que damos y los conceptos que enseñamos. Para hacerlo, tenemos que rellenarnos constantemente con la fuerza de vida de la Torá y debemos expresarla a medida que avanzamos en nuestra vida.