Cráneo
Una cresta sagital es una protuberancia ósea que recorre la parte superior del cráneo, pasando por el medio de éste (en la sutura sagital). La presencia de esta protuberancia indica una excepcional fuerza de los músculos de la mandíbula, ya que la cresta sagital sirve principalmente para la unión del músculo temporal, que es uno de los principales músculos masticadores. El desarrollo de esta cresta se supone estar ligado con el desarrollo del mismo músculo. Estas crestas suelen encontrarse en cráneos de animales con un mordisco poderoso, tales como el gorila, el león o el perro. Entre algunos animales extintos encontramos dinosaurios como el tyrannosaurio y homínidos como el Paranthropus.
Concepto: cresta sagital
La cresta sagital es una protuberancia ósea que se encuentra en la parte superior del cráneo y lo recorre a través de la sutura sagital, es decir, por la zona central del mismo. Su existencia está relacionada con el grado de potencia que puedan alcanzar los músculos masticadores, ya que su función es la de unir los músculos temporales para otorgarles una fuerza mayor a la hora de masticar.
Esta característica, compartida en todos aquellos animales que tienen un fuerte mordisco —como puedan ser perros, gorilas o leones— estaba presente, en el largo camino de la evolución humana, en homínidos que mantenían una dieta que implicara el consumo de semillas, raíces y vegetales duros en general, como Paranthropus aethiopicus, Paranthropus boisei o, en menor medida, el Paranthropus robustus.
A medida que esta dieta se fue volviendo omnívora, esta característica fue menguando, hasta el punto de desaparecer totalmente. La desaparición de este elemento también estimuló la recesión facial que acabaría desembocando en el ortognatismo propio del Homo sapiens, otra de las características del cual es la desaparición del torus supraorbital.
La cresta sagital también es una marca de dimorfismo sexual, es decir, es una de aquellas variaciones en la fisonomía de machos y hembras pertenecientes a una misma especie, y su evolución mantiene relación, también, con el paso hacia la bipedación.
Cada x tiempo sale una noticia en la prensa diciendo que alguien ha encontrado el eslabón perdido entre el hombre y el “mono”, y que es una revolución para la ciencia, bla bla bla. Mentira cochina, y bien cochina. La evolución humana, como la de cualquier otra especie, es muy difícil de determinar, y lo más probable es que nunca se pueda establecer una línea directa desde un chimpancé primitivo hasta un humano. Por varios motivos: hay diferentes criterios de estudio, no se puede determinar con certeza que no se vayan a encontrar más fósiles, y los que se encuentran son muy parecidos entre sí, además de estar absolutamente incompletos. Así que, queridas lectoras, la próxima vez que una “journalist” sensacionalista os quiera hacer el lío, decidle que se meta sus grandilocuentes y comerciales frases en su archivo particular.
Mucho más interesante que ver la línea desde la especie A hasta la especie B es ver cómo se interpretan estos fósiles.
Por ejemplo, cada vez que encuentran una parte de un cráneo (muchas veces es lo único que queda), son capaces de decir si el animal en cuestión caminaba a dos patas o a cuatro.¡¿Cómo, por Lamarck?! ¿Sin tener ni un hueso del pie, ni de la cadera? Pues es sencillo: por la posición del “foramen magnum”.
El foramen magnum, o agujero gordo en castellano de andar por casa, es el agujero que hay en la base del cráneo y que sirve para que se inserte la primera vértebra de la columna vertebral, llamada “atlas”. En los humanos, el foramen magnum se encuentra muy “hacia abajo”, puesto que la cabeza se sitúa digamos perpendicular al eje del cuerpo. Sin embargo, en un perro, un cocodrilo o una trucha, el foramen se halla en una posición más “hacia atrás”, puesto que la columna esta paralela.
Veamos las siguientes ilustraciones para aclararnos:
En esta segunda imágen se muestra la diferencia de la inserción de la columna entre un gorila y un humano. Dependiendo del ángulo, podemos saber dónde estaba la columna, y por tanto, el tipo de locomoción que tenía el bicho. ¿Sencillo, verdad?
La mayoría de los fósiles de homínidos oscilan en un ángulo entre el de un humano y el de un primate actual.
Por otro lado, si seguimos atentas a la segunda imagen, podemos darnos cuenta de que hay otras diferencias marcadas. En los gorilas, la mandíbula está mucho más desarrollada, y tienen algo llamado “cresta sagital” (muy punkis ellos) y otro algo conocido como “cresta nucal”.
La cresta sagital sirve para que se inserten los músculos que necesita una mandíbula tan enorme para funcionar bien, y la cresta nucal se desarrolla cuando se necesitan unos músculos fuertes en el cuello. Evidentemente, nuestra cabeza “descansa” sobre nuestra columna, por lo que nuestro cuello suele ser pequeño y debilucho, pero un señor gorila no puede permitirse tener una estructura tan endeble, y necesita de huesos que la soporten.
Si tenéis perro (o casi cualquier otra mascota) y le rascáis la cabeza, os podréis dar cuenta de que ellos también tienen una pequeña cresta sagital. Estas crestas se utilizan para ver el desarrollo de las capacidades intelectuales humanas. En general, cuanto más se las apañan los homínidos sin usar la fuerza bruta, más pequeñas son las crestas.
La capacidad cerebral también ha ido aumentando poco a poco durante la evolución, aunque el tamaño del cerebro no se correlaciona directamente con la inteligencia. Los dientes también son muy importantes, pero a ellos les dedicaremos otra sección más adelante.
La fisura orbitaria inferior o hendidura esfenomaxilar es una hendidura par situada entre el borde inferior de la cara anterior de las alas mayores del hueso esfenoides y el borde posterior del maxilar.
Contenidos de agujeros y hendiduras del cráneo
- Agujero rasgado posterior:
- Anterior: Seno petroso inferior
- Medio: IX, X, XI
- Posterior: Yugular interna, Ramos meníngeos de la arteria occipital y faringea ascendente, Nódulos de Krause.
- Agujero oval:
- V3, Arteria meníngea menor, n. Petroso menor, Vena emisaria.
- Agujero redondo menor:
- Arteria meníngea media, linfáticos
- Agujero redondo mayor:
- V2
- CAI (conducto auditivo interno):
- N. facial e intermedio de Wrisberg, n. coclear, n. vestibular superior, n. vestibular inferior, arteria auditiva interna.
- Canal Carotídeo:
- Carótida interna, Plexo carotídeo de nervios simpáticos, linfáticos, vena emisaria
- Canal hipogloso:
- XII, Vena emisaria, linfáticos
- Canal óptico:
- Nervio óptico (II), arteria oftálmica, arteria central de la retina
- Fisura orbitaria inferior:
- V2, nervio cigomático, ramo esfenopalatino
- Fisura orbitaria superior:
- III, IV, V1, VI, vena oftálmica superior e inferior
- Foramen lacerum o rasgado anterior:
- Cerrado por cartílago y tejido fibroso. Atravesado por el N vidiano
- Seno cavernoso:
- Carótida interna, III, IV, V1 y V2, VI, raíz simpática del ganglio oftálmico, vena oftálmica superior e inferior
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