miércoles, 15 de abril de 2015

Edafología



 EL SUELO: CONCEPTO Y FORMACION

Procesos específicos de translocación (continuación)

Lavado
Se trata de un arrastre y eliminación de los iones disueltos en la solución del suelo. Constituye un proceso que se desarrolla con mayor o menor intensidad en todos los suelos, especialmente importante en los suelos de climas húmedos.

Desbasificación
Representa una consecuencia de la intensificación del proceso anterior, produciéndose el arrastre y eliminación de los iones adsorbidos en el complejo de cambio del suelo. Es decir que el complejo adsorbente se desatura (en las posiciones de cambio las bases de cambio, como el Ca, Mg, Na y K son sustituidos por hidrogeniones de cambio. Proceso igualmente especialmente representativo de los suelos de climas húmedos

Salinización
Es el resultado de la acumulación de sales solubles en el suelo (más solubles que el yeso; por ejemplo el NaCl o sal común). Se desarrolla típicamente en las regiones áridas y semiáridas, con regímenes de humedad del suelo deficitarios de agua, ya que dada la movilidad de estas sales en regímenes más húmedos tienden a lavarse y ser eliminadas del perfil.
En estas regiones, con intensas evaporaciones, se produce un movimiento ascensional de las soluciones del suelo que ascienden capilarmente por la acción de esta evaporación o por la succión de las raíces, alcanzando, frecuentemente, estas soluciones la superficie del suelo y al evaporarse el agua se depositan las sales recubriendo la superficie con unas eflorescencias blanquecinas muy características.


La alta concentración en sales de la solución del suelo es un factor fuertemente limitante para el desarrollo normal de la vegetación, siendo esta escasa y especializada (plantas halofíticas).



Gypsificación
Es el proceso responsable de la acumulación de yeso (CaSO4.2H2O). Forma acumulaciones blancas, parecidas a las de los carbonatos pero fácilmente distinguible en el microscopio. Los cristales de yeso presentan formas rombales, con colores de interferencia grises (en la microfotorafía adjunta los cristales de yeso se encuentran incluídos en una matriz de carbonatos microcristalinos y de color amarillo/marrón).

 

El yeso es más soluble que los carbonatos por lo que es muy móvil en el suelo.
Es típico de las regiones más o menos áridas.

Decarbonatación / carbonatación
En los suelos carbonatados se produce una lixiviación particular que se llama decarbonatación.
El proceso de decarbonatación representa la movilización de los carbonatos, que se disuelven bajo la forma de bicarbonatos solubles y migran con las aguas de percolación. La carbonatación se produce cuando los bicarbonatos pasan nuevamente a carbonatos insolubles y se acumulan. La disolución de los carbonatos se realiza por la acción de CO2 disuelto en el agua, según la siguiente ecuación:

------------------DECARBONATACION--------------->
Ca CO3  +  CO2  +  H2O  <----->  Ca++  +  2HCO3-
<------------------carbonatacion------------------ font="">

De esta ecuación se deduce que la solubilidad de los Ca CO3 depende de la cantidad de agua que infiltre y de la cantidad de CO2 que esta lleve disuelto. Al aumentar cualquiera de ellos aumenta la cantidad de carbonatos disueltos.
Por otra parte, la carbonatación secundaria ocurre cuando se produce la precipitación de los CO3 al variar cualquier condición que rompa el equilibrio y hace que la ecuación anteriormente citada se desplace hacia la izquierda. Esta situación se puede provocar por una disolución del contenido de CO2 disuelto, aumento de pH, aumento de la temperatura, disminución de la humedad por evapotranspiración, o por causas físicas que impidan la circulación del agua a través del suelo. La acumulación de los CO3 secundarios se produce a una determinada profundidad, de manera que el suelo se encuentra sin carbonatos en los horizontes superiores y con carbonatos en los horizontes inferiores (típicamente en el C).


El proceso de carbonatación es típico de las regiones áridas, semiáridas y subhúmedas, con una suficiente escasez de agua como para que los CO3 puedan acumularse en el suelo. Como resultado de este proceso, se forman horizontes cálcicos.
Las pruebas de que este doble proceso de disolución y reprecipitación de los carbonatos, las tenemos tanto en la morfología de los perfiles como en la propia morfología de los carbonatos. En efecto, en los suelos de las regiones mediterráneas desarrollados sobre materiales calcáreos es sintomático el encontrar los horizontes superiores descarbonatados y a una determinada profundidad se encuentran niveles altamente calcáreos. Además, la profundidad a que se encuentran estos horizontes cálcicos, está relacionada con la intensidad de las precipitaciones atmosféricas de las zonas en donde se encuentran.


Por otra parte, la propia morfología de las acumulaciones de carbonatos es una clara manifestación de su movilidad. Por ejemplo su distribución localizada en grietas y poros del suelo, también en nódulos blandos pulverulentos y de borde difuso, es decir, que se integran paulatinamente en el suelo, y la existencia de revestimientos en los agregados, así como otras veces localizadas en la parte inferior de las gravas.


Es interesante constatar que el desarrollo de un horizonte fuertemente calcáreo produce la destrucción o el arrastre y la expulsión a otros lugares de la gran mayoría de las partículas que originariamente conformaban el horizonte antes de que llegaran los carbonatos.
Un aspecto también muy interesante, sobre el que se ha debatido ampliamente y aún no resuelto en muchas ocasiones, es la procedencia de los carbonatos presentes en un horizonte cálcico.
Los carbonatos en muchos casos proceden del material original; bien porque ya estaban presentes en él, que es el caso más frecuente, o bien porque no estando físicamente presentes en la roca se han neoformado en el suelo a partir de la alteración de los minerales primitivos, como puede ser el caso para las plagioclasas, los piroxenos y los anfiboles.
También puede ocurrir que los carbonatos no guarden ninguna relación genética con el material original, en estos casos habrán tenido que llegar por la vía de algún aporte externo. Esto puede haberse realizado utilizando como vía de transporte el agua, ya sea por contaminación de un manto freático regional o debido a las escorrentías locales tan importantes en las zonas montañosas. Finalmente, en algunas ocasiones, sobre todo en las regiones áridas, los carbonatos de un determinado suelo pueden proceder de un origen eólico.
En cualquier caso, independientemente de su procedencia, en la fase final de acumulación de los CO3 interviene de una manera decisiva las condiciones hídricas del perfil.







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