sábado, 11 de abril de 2015

Fisiología


 «Cronobiología»

El desorden de sueño por turnos de trabajo» (SWSD) es un trastorno de sueño del ritmo circadiano, que afecta a las personas que cambian de trabajo o de horarios de sueño con frecuencia o que trabajan a largo plazo, distintas a las horas de sueño.
Tal interrupción recurrente de los patrones de sueño puede resultar en insomnio y / o excesiva somnolencia.
Un estudio de 2007 conducido por la IARC (Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer) demostró que el trabajo por turnos puede inducir cáncer.
INTRODUCCIÓN:
Trastorno del sueño por alteración del ritmo circadiano (TSRC) de Tipo trabajo a turnos según la segunda edición de la Clasificación Internacional de los Trastornos del Sueño (ICSD-2 [Westchester; 2005]) de la Academia Americana de Medicina del Sueño, o Trastorno del sueño por horarios cambiantes de trabajo.
Este TSRC se produce cuando el horario laboral se solapa con el periodo de sueño habitual para el trabajador y no consigue adaptar su ritmo biológico a este horario de vigilia-sueño que, debido a sus circunstancias laborales, debe seguir [Lu et al; 2006, Martinez et al; 2010,Waage et al; 2009].
Puede darse en trabajos con guardias nocturnas ocasionales, turnos rotatorios, horario fijo nocturno y aquellos que empiezan muy temprano por las mañanas (antes de las 6 a.m.) [Barion et al; 2007,Sack et al; 2007].

EPIDEMIOLOGÍA:
Este TSRC afecta a todas las edades y a ambos sexos [www.sleepassociation.org (b)]. Si bien parece que en edades avanzadas hay menos tolerancia a estos horarios y que las mujeres pueden tener síntomas más relevantes debido a la falta de descanso diurno por otras obligaciones [Sack et al; 2007].
Aproximadamente el 20% de los trabajadores en países industrializados tienen estos trabajos a turnos y el 40-80% de los trabajadores nocturnos tienen algún problema de sueño [Lu et al; 2006].
Drake y col. [Drake et al; 2004] indican que la “prevalencia real” de este TSRC es del 10% entre los trabajadores a turnos. La estiman al comparar la prevalencia del insomnio o somnolencia (síntomas dentro de los criterios mínimos de este TSRC según la ICSD-2) en los trabajadores en turno de noche (32.1%) y en turnos rotativos (26.1%), con la de los trabajadores en turno de día (18%).
A modo de ejemplo, en un estudio realizado por Waage y col. [Waage et al; 2009] entre un grupo de 103 trabajadores a turnos en una plataforma petrolera en el Mar del Norte, se vio que el 23.3% sufrieron este TSRC. La prevalencia es mayor que la estimada por Drake y col. debido a las condiciones inusuales de este trabajo (en alta mar, con aislamiento social y familiar y con una duración de los turnos de 12 horas en periodos de 14 días). En aquellos afectados, durante los periodos no laborales, aumentaban los problemas subjetivos de salud y tenían peor calidad de sueño. De forma recíproca, estas dos consecuencias (problemas de salud y mala calidad sueño) en cualquier trabajador son factores de riesgo para desarrollar este TSRC [Waage et al; 2009].

FACTORES ETIOLÓGICOS:
Según la Asociación Americana del Sueño dentro de las posibles causas del jet lag se encuentran los trabajos a turnos y fundamentalmente aquellos en los que uno de los turnos se realiza durante la noche. Aunque el jet lag se asocia comúnmente sólo con los viajes en avión a través de varias zonas horarias, en estos trabajadores los síntomas pueden tener mayor relevancia por no tratarse de una situación puntual [www.sleepassociation.org(a)]. A diferencia de lo que ocurre tras los viajes, en los trabajadores no hay cambios en las señales ambientales locales o zeitgebers que regulan los ritmos biológicos, pero tienen un ciclo trabajo-reposo que se queda fuera de fase en relación a las alternancias del día y la noche [Haus et al; 2006,Reilly et al; 2007].
Y es que, aunque con pequeñas transgresiones, los seres humanos, como seres diurnos, tendemos a mantener nuestro organismo en actividad durante el día, en la fase de luz del ciclo de 24 horas y el principal descanso mediante el sueño lo realizamos durante la noche, en la fase de oscuridad. Esta alternancia no se lleva a cabo de forma pasiva sino que está predeterminada y regulada por el reloj endógeno [Chiesa et al; 1999,Hastings; 1998,Martinez et al; 2010].
En los trabajadores con horario fijo nocturno las pequeñas transgresiones son la norma, por lo que tendrán somnolencia durante la noche, cuando su trabajo requiera que su organismo esté en plena actividad, y dificultad para descansar durante el día, con insomnio y un sueño poco reparador, más corto (unas 1-4 horas menos) y de peor calidad cuando lo consigan [Barion et al; 2007,Lu et al; 2006, Martinez et al; 2010,Reilly et al; 2007,Waage et al; 2009].
Los trabajadores con turnos rotatorios suelen estar desincronizados con su nuevo horario, ya que, aunque la adaptación del ritmo circadiano al horario laboral tiene una importante variabilidad interindividual, necesita aproximadamente una semana para llevarse a cabo (un día por cada hora de diferencia entre los turnos) [Barion et al; 2007,Waage et al; 2009].
Por último estos periodos laborales se alternan con días libres o cambios a otros turnos de trabajo, en los que reciben la exposición a la luz solar en otro momento [Haus et al; 2006].

CONSECUENCIAS:
El TSRC se desarrolla cuando las alteraciones descritas (insomnio, somnolencia, etc.) persisten fuera del periodo de trabajo nocturno [Lu et al; 2006] y duran más de un mes [Pallesen et al; 2009].
La restricción de sueño, la privación del mismo y la desincronización circadiana acaban teniendo consecuencias en el trabajador nocturno:
- Cansancio, fruto de la fatiga acumulada, que en función de la tolerancia individual, tendrá repercusión en su vida social y familiar, su actividad laboral (disminuirá el rendimiento cognitivo con menor productividad laboral y aumento de los errores), y en todos los ámbitos aumenta el riesgo de accidentes por prestar menos atención. [Barion et al; 2007,Caldwell et al; 2008,Lu et al; 2006,Martinez et al; 2010,Pallesen et al; 2009,Reilly et al; 2007, Waage et al; 2009].
- Problemas de salud y bienestar: estrés, enfermedades cardiovasculares, trastornos gastrointestinales, irritabilidad, problemas de memoria, [www.sleepassociation.org(b),Lu et al; 2006,Waage et al; 2009] y otras patologías que se detallarán a continuación:
- Hipertensión Arterial y la morbi-mortalidad que conlleva:
La tensión arterial varía durante el ciclo de 24 horas en función de diversos mecanismos fisiológicos, entre ellos el sueño y la vigilia, predominando el sistema nervioso parasimpático y simpático, respectivamente, y con liberación de distintos factores neurohormonales en cada uno de ellos. En estos trabajadores no se mantendrá de forma regular esta alternancia, por lo que no se espera el descenso de la tensión arterial del 10-20% durante el sueño [Merino-Sánchez et al; 2005,Smolensky et al; 2007].
- Impacto oncológico:
El mantenimiento de estos turnos laborales durante muchos años puede tener aumento en la incidencia de algunos tipos de cáncer (cáncer de endometrio, próstata, mama, colon, etc.) [Haus et al; 2006,Viswanathan et al; 2007].
La carcinogénesis está determinada por la alteración de mecanismos moleculares y celulares que regulan los ritmos circadianos como los “genes del reloj” [Haus; 2009]. Estos trabajadores tienen un ritmo más corto de secreción de melatonina [Viswanathan et al; 2007], así disminuirá su capacidad antioxidante, oncostática, inmunomoduladora, anti-estrogénica, su actividad adyuvante en el tratamiento antitumoral y su acción reguladora de la expresión de “genes del reloj” ligados a la supresión tumoral. Estos genes están involucrados en el mecanismo inmune celular, la proliferación celular, la apoptosis y la citotoxicidad. Así la alteración de su expresión puede promover el crecimiento tumoral, la angiogénesis y la metástasis [Eismann et al; 2010,Pogue-Geile et al; 2006].
Por otro lado la melatonina suprime la captación de ácidos grasos e interviene en su metabolismo, y la obesidad en las trabajadoras en turno de noche es un factor de riesgo para el cáncer de endometrio [Viswanathan et al; 2007].

DIAGNÓSTICO:
- Criterios diagnósticos:
Según la ICSD-2 [Westchester; 2005] los criterios diagnósticos para este TSRC son:
1. Insomnio y/o excesiva somnolencia asociados al horario laboral que se superpone al horario de sueño habitual [Waage et al; 2009].
2. Mediante la actigrafía (durante al menos 7 días) o la agenda de sueño se objetiva el desajuste entre el horario de vigilia-sueño real (establecido por su trabajo) y el deseado (según la tendencia natural de su ritmo circadiano) [Lu et al; 2006,Waage et al; 2009], y la cantidad y calidad de sueño [Barion et al; 2007,Sack et al; 2007].
3. Este desajuste y los síntomas consecuentes deben tener una relación temporal con el horario laboral durante al menos un mes [Pallesen et al; 2009,Waage et al; 2009].
4. Descartar otra enfermedad, trastorno de sueño (mediante la polisomnografía (PSG) o uso de fármacos u otras sustancias, que justifique la sintomatología que presenta el trabajador [Waage et al; 2009].
Es importante tener en cuenta que estos trabajadores pueden presentar otros trastornos de sueño independientes de su situación laboral, por lo que habrá que hacer un abordaje distinto para cada patología [Waage et al; 2009].
La PSG ayuda además a valorar la eficacia de los tratamientos farmacológicos empleados [Barion et al; 2007,Sack et al; 2007]. En estos pacientes se objetivan cambios en la arquitectura de sueño a expensas de menor sueño en fases 2 y REM [Lu et al; 2006].
- Cuestionario de matutinidad-vespertinidad (MEQ):
La capacidad de adaptación al trabajo nocturno en función de la puntuación obtenida en el MEQ, es decir, según el cronotipo de los trabajadores, es mayor en las personas vespertinas porque tienen más tolerancia a los cambios bruscos de señales ambientales (zeitgebers) como es el horario laboral. Tienen menos somnolencia durante el turno laboral y el sueño reparador del día siguiente es de mayor duración. [Adán; 2004,Sack et al; 2007,Waage et al; 2009].
- Marcadores de fase:
No presentarán los síntomas propios de este TSRC los trabajadores que consigan adaptar su ritmo endógeno al horario laboral y aquellos que no lo hagan pero lo toleren mejor. Mediante la determinación de marcadores de fase del ritmo circadiano, como la temperatura corporal y el nivel de melatonina en saliva, podemos ver en qué individuos se ha llevado a cabo esta adaptación, ya sea de forma natural o tras los tratamientos empleados. Aunque la utilidad diagnóstica de estas pruebas está limitada por la poca disponibilidad que tiene el clínico para llevarlas a cabo [Sack et al; 2007].

TRATAMIENTO:
En estos pacientes hay que seguir dos líneas de actuación: reajustar el ritmo vigilia-sueño al horario laboral (mediante la fototerapia y la melatonina exógena) y mejorar las características de su sueño y su vigilia (mediante terapias comportamentales y farmacológicas) [Barion et al; 2007].

- Medidas generales laborales:
Algunos individuos consiguen recuperar rápidamente sus patrones de sueño en cuanto cambian a turnos de día. Para otros no es tan fácil. [Reilly et al; 2007].
Las rotaciones entre turnos de mañana, tarde y noche facilitarían la adaptación al trabajo nocturno [Reilly et al; 2007], y mejor por ese orden para ir retrasando la fase de sueño [Sack et al; 2007].
Algunos individuos no están dispuestos a regular su ritmo circadiano a merced de sus horarios laborales dejando fuera de fase sus días libres [Smith et al; 2009b].
En el resto de los casos y si a pesar de llevar durante años con estos horarios no han conseguido adaptar sus ritmos circadianos, pueden beneficiarse de las siguientes medidas terapéuticas:

- Cronoterapia:
Para evitar la somnolencia en el trabajo se pueden echar siestas antes del horario laboral o en pequeños descansos durante el mismo [Barion et al; 2007,Martinez et al; 2010], siendo mejor en la primera mitad del turno [Sack et al; 2007].

- Fototerapia:
Aunque este tratamiento y los estudios realizados tienen sus limitaciones, se ha visto que modificando artificialmente las señales ambientales de luz-oscuridad, principales reguladores de los ritmos circadianos, cambiará la liberación fisiológica de melatonina. El fin es desplazar o retrasar el ritmo circadiano de sueño de la noche a la primera mitad de la mañana siguiente [Barion et al; 2007,www.sleepassociation.org(b),Lu et al; 2006,Martinez et al; 2010,Sack et al; 2007,Smith et al; 2009b]:
1. Promover la exposición a la luz natural al atardecer.
2. Utilizar una luz brillante, que simule la luz solar, en el trabajo. Inhibirá la secreción de melatonina y mejorará la vigilia nocturna. Se ha utilizado una exposición intermitente en periodos de unos 20 minutos cada hora, hasta 2 horas antes de finalizar el turno nocturno.
3. Por las mañanas evitar la luz natural, durmiendo en una habitación tranquila y oscura y llevando gafas de sol en los días libres. Se estimulará la liberación de melatonina endógena que se sincronizará con el sueño.
En estudios realizados se ha comprobado que la somnolencia al volante que pueden presentar estos trabajadores disminuye con una combinación de siestas y exposición a pulsos de luz brillante [Leger et al; 2009].

- Otras medidas:
Actuación durante el turno de trabajo nocturno:
Para minimizar la somnolencia se pueden emplear fármacos estimulantes o cafeína durante el horario laboral [Barion et al; 2007,Martinez et al; 2010].
Entre los primeros está el modafinilo, en dosis de 200 mg, administrado de 30 a 60 minutos antes del turno [Barion et al; 2007,Lu et al; 2006,Sack et al; 2007] y se ha comprobado en recientes estudios la utilidad de 150 mg de armodafinilo [Czeisler et al; 2009].
La combinación de cafeína y siestas nocturnas puede aumentar el nivel de alerta nocturna [Sack et al; 2007]. [Smith et al; 2009a].
Actuación durante el descanso diurno:
Para evitar el insomnio y mejorar el sueño diurno se pueden utilizar fármacos hipnóticos o melatonina exógena, pero no actúan mejorando la alerta nocturna [Lu et al; 2006,Martinez et al; 2010,Sharkey et al; 2001].
Aunque es lógico pensar que el uso de melatonina exógena o de los agonistas de sus receptores pueden beneficiar a estos pacientes, se ha visto que su éxito es variable y no hay dosis estandarizadas (desde 0.5 hasta 10 mg). Dosis de 5-6 mg antes del sueño diurno han conseguido aumentar la duración y calidad del mismo [Sack et al; 2007]. A diferencia de los fármacos hipnóticos, además de inducir directamente el sueño (efecto hipnótico), como cronobiótico promueve el adelanto de su inicio a través de los cambios que hace en el ritmo circadiano [Barion et al; 2007,Touitou et al; 2007]. Incluso en la inducción hay diferencias con los fármacos hipnóticos ya que es más gradual, sin aumento brusco de la somnolencia, por lo que no hay menoscabo en realizar tareas neuroconductuales. Como efectos adversos a largo plazo, se continúan estudiando, pero ya se ha encontrado un descenso en la concentración y motilidad del esperma [Nunes et al; 2008].
En el uso de fármacos hipnóticos es fundamental valorar la somnolencia y disminución del nivel de alerta que pueden presentar durante su turno de trabajo, factores importantes en el rendimiento y la seguridad laborales. En estudios publicados se han empleado antes del sueño diurno fármacos hipnóticos benzodiazepínicos como el triazolam en dosis de 0.25 mg y en estudios de campo fármacos no benzodiazepínicos, como la zopiclona en dosis de 7,5 mg [Sack et al; 2007].

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