«Edafología»
La Capacidad de Campo (CC) es el contenido de agua o humedad que es capaz de retener el suelo luego de saturación o de haber sido mojado abundantemente y después dejado drenar libremente, evitando pérdida por evapotranspiraciónhasta que el Potencial hídrico del suelo se estabilice (alrededor de 24 a 48 horas después de la lluvia o riego). El término se introdujo en 1922 por los autores Israelson y West.1
Corresponde aproximadamente al contenido de agua que retiene una muestra de suelo saturada y luego sometida a una tensión de -0,33 bares (Richards y Weaver, 1944).2 Aunque es dependiente del tipo de suelo que tan representativo de la realidad sea este método de laboratorio, por lo que otros autores han propuesto diferentes tensiones para diferentes suelos.
Se obtiene de la siguiente manera:
- Donde:
- ωcc: Contenido gravimétrico de humedad en el suelo.
- WSH: Peso de la muestra de suelo húmedo sometido a -0,33 bares de tensión.
- WSS: Peso de la muestra de suelo secada hasta peso constante a 105°C.
Generalmente se expresa el contenido de agua en suelo por la forma gravimétrica de humedad (ω) en unidades de gH2O/gSuelo seco o Volumétrica de Humedad (θ) en unidades de cm3H2O/cm3Suelo. Si no se expresan las unidades, se asume que se refiere al contenido gravimétrico.
En la práctica, las muestras de suelo para obtener la capacidad de campo se toman en los diferentes horizontes que el perfil de suelo posee.
En la imagen se esquematiza el concepto de Capacidad de Campo y la dinámica general del agua en el suelo.
Dinámica del contenido del agua en el suelo, especificando los puntos de Saturación (Sat), Capacidad de Campo (CC), Humedad del Suelo (Pw), Punto de Marchitez Permanente (PMP) y Seco. Además las alturas de agua derivadas de los contenidos, Agua de Drenaje, Humedad aprovechable (Ha), Humedad disponible o de déficit (Hd) y Agua Higroscópica.
En hidrología se entiende como contenido de humedad que alcanza el suelo cuando no puede absorber más agua de forma natural de la lluvia. Se considera entonces que el suelo ha alcanzado la capacidad de campo. Este dato puede ser muy variable incluso en el mismo suelo a lo largo del tiempo. En laboratorio este valor se considera cuando el pF, potencial de succión, es igual a 2 o lo que es lo mismo cuando la succión ha alcanzado 100 centímetros de columna de agua. La capacidad de campo es un dato muy importante porque nos da una idea del grado de absorción que tiene el suelo, sus reservas de agua ante una previsible sequía o el momento en que empezará a escurrir.
LA CAPACIDAD DE CAMPO DE UN SUELO
Después de una lluvia abundante el agua llega a ocupar todos los poros del suelo. Se dice entonces que el suelo está saturado. A continuación, el agua tiende a moverse por gravedad hacia el subsuelo, hasta llegar a un punto en que el drenaje es tan pequeño que el contenido de agua del suelo se estabiliza.
Cuando se alcanza este punto se dice que el suelo está a la Capacidad de Campo (C.C.). Buena parte del agua retenida a la C.C. puede ser utilizada por las plantas, pero a medida que el agua disminuye se llega a un punto en que la planta no puede absorberla. En este estado se dice que el suelo está en el punto de marchitez. La diferencia entre la C.C. y el punto de marchitez representa la fracción de agua útil (disponible) para el cultivo.
Los valores de la C.C. y del punto de marchitez pueden expresarse en porcentajes de peso de suelo seco. Así, una capacidad de campo del 27% significa que 100 g de tierra seca retienen 27 g de agua, y una marchitez del 12% significa que, cuando se alcanza la marchitez de la planta, el suelo tiene 12 g de agua por 100 g de tierra seca. El agua útil (disponible) por la planta sería, pues, 15 g de agua por 100 g de tierra seca.
Cuanto más fina es la textura mayores son los porcentajes de agua en el suelo, tanto a la C.C. como en el punto de marchitez. Una buena estructura del suelo también aumenta la fracción de agua útil.
Cuando se alcanza este punto se dice que el suelo está a la Capacidad de Campo (C.C.). Buena parte del agua retenida a la C.C. puede ser utilizada por las plantas, pero a medida que el agua disminuye se llega a un punto en que la planta no puede absorberla. En este estado se dice que el suelo está en el punto de marchitez. La diferencia entre la C.C. y el punto de marchitez representa la fracción de agua útil (disponible) para el cultivo.
Los valores de la C.C. y del punto de marchitez pueden expresarse en porcentajes de peso de suelo seco. Así, una capacidad de campo del 27% significa que 100 g de tierra seca retienen 27 g de agua, y una marchitez del 12% significa que, cuando se alcanza la marchitez de la planta, el suelo tiene 12 g de agua por 100 g de tierra seca. El agua útil (disponible) por la planta sería, pues, 15 g de agua por 100 g de tierra seca.
Cuanto más fina es la textura mayores son los porcentajes de agua en el suelo, tanto a la C.C. como en el punto de marchitez. Una buena estructura del suelo también aumenta la fracción de agua útil.
AGUA DEL SUELO
Es indispensable para las plantas no sólo como alimento, ya que es su componente esencial, sino también para reponer las pérdidas que por evapotranspiración se producen durante el ciclo vegetativo. En el suelo, el agua disuelve los elementos nutritivos que absorben las plantas a través de la solución del suelo.
Con un buen manejo del agua en los riegos, se puede conseguir un importante ahorro de agua y de nutrientes, sobre todo nitrógeno, disminuyendo sus pérdidas por lixiviación. Entre las prácticas aconsejables se citan:
Con un buen manejo del agua en los riegos, se puede conseguir un importante ahorro de agua y de nutrientes, sobre todo nitrógeno, disminuyendo sus pérdidas por lixiviación. Entre las prácticas aconsejables se citan:
- En suelos arenosos se deben efectuar riegos frecuentes y con dosis menores que en suelos arcillosos.
- Se debe ajustar el intervalo de riego y las dosis a las necesidades hídricas del cultivo a lo largo de su ciclo.
- No se deben aplicar dosis altas de riego en los días posteriores a la aplicación de abonos nitrogenados.
El agua de riego puede contener nitrógeno y otros nutrientes y contaminantes. Es absolutamente necesario conocer el contenido de estos nutrientes en el agua de riego para reducir su cuantía en la fertilización y poner en práctica medidas que minimicen o anulen los posibles efectos contaminantes.
En la tabla 3.1 se indica la cantidad de nitrógeno que puede aportarse al suelo por el agua de riego en función de su contenido en nitratos y del volumen de agua utilizado a lo largo del cultivo.
En la tabla 3.1 se indica la cantidad de nitrógeno que puede aportarse al suelo por el agua de riego en función de su contenido en nitratos y del volumen de agua utilizado a lo largo del cultivo.
El agua puede contener también potasio y magnesio. Los contenidos de estos dos elementos aportados por el agua de riego también deben considerarse en el momento de calcular la fertilización.
La aplicación de los fertilizantes mejora el aprovechamiento del agua por los cultivos pues aumenta su resistencia a la sequía, regula su transpiración y permite que las plantas necesiten un menor volumen de agua para formar su materia seca.
La aplicación de los fertilizantes mejora el aprovechamiento del agua por los cultivos pues aumenta su resistencia a la sequía, regula su transpiración y permite que las plantas necesiten un menor volumen de agua para formar su materia seca.
La capacidad de uso del suelo es una forma de clasificar los suelos según un ordenamiento sistemático de carácter práctico e interpretativo, fundamentado en la aptitud natural que presenta el suelo para producir constantemente bajo tratamiento continuo y usos específicos. Este ordenamiento proporciona una información básica que muestra la problemática de los suelos bajo los aspectos de limitaciones de uso, necesidades y prácticas de manejo que requieren y también suministra elementos de juicio necesarios para la formulación y programación de planes integrales de desarrollo agrícola.1
Existe una diversidad de conceptos tales como capacidad de uso, uso potencial, vocación de uso, aptitud de uso, uso mayor, que dan lugar a una variedad de interpretación, que resulta en una confusión alarmante. Los más aplicados en el área andina son:
- Clasificación por capacidad de uso del suelo, USDA, (8 categorías)
- Capacidad de uso mayor de la tierra, IICA basado en HOLDRIDGE, (9 categorías)
- Evaluación de tierras, FAO; (8 Categorías)
- Evaluación de tierras para riego, USBR (6 categorías)
Cada uno de estos sistemas de clasificación poseen ventajas y desventajas de cualidades y limitaciones, generalmente se tienen discrepancias metodológicas y de resultado.
El sistema de clasificación generalmente adoptado está basado en las Normas y Principios del Servicio de Conservación de Suelos en los Estados Unidos de América, pero adecuado a los patrones edáficos, climáticos y topofisiográficos existentes en el área que se está analizando.
Desde el punto de vista de su uso en el sector agropecuario, los suelos se dividen generalmente en 8 clases. Estas se diferencian unas de otras por el grado de limitaciones permanentes o riesgos que involucra su uso:
- El primer grupo comprende cuatro clases de capacidad, que van de la Clase I a la Clase IV. La Clase I es considerada la mejor y se supone que carece prácticamente de limitaciones, las cuales aumentan de la II a la IV.
- El segundo grupo está integrado por las Clases V y VI, y sus limitaciones aumentan progresivamente de la V a la VI.
- El tercer grupo consta solo de la Clase VII y agrupa suelos apropiados generalmente para la explotación forestal.
- Por último, el cuarto grupo consta solo de la Clase VIII y presenta tales limitaciones que son inapropiadas para fines agropecuarios o de explotación forestal.
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