lunes, 6 de abril de 2015

Historia por países - Argelia


La historia de Argelia .- .................................................................:http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Especial:Libro&bookcmd=download&collection_id=e9f93b93e8250841034c1d69c0911060a1418818&writer=rdf2latex&return_to=Historia+de+Argelia

Los primeros habitantes del Magreb central dejaron atrás restos significativos, incluyendo rastros de la ocupación de homínidos de c. 200.000 aC cerca de Saida. Dicha civilización se caracterizó  por la domesticación de animales y la agricultura de subsistencia, a lo largos del Magreb y el Mediterráneo al sur del Sahara entre 6000 y el 2000 aC. Este tipo de economía, ricamente representado en las pinturas rupestres de Tassili n’Ajjer en el sureste de Argelia, predominó en el Magreb hasta la época clásica. Los pueblos del norte de África se unieron finalmente en una población nativa distinta, los bereberes, carecía de un lenguaje escrito y por lo tanto tienden a ser pasados ​​por alto o marginados de los relatos históricos.
Según los historiadores, los bereberes se dividen en dos ramas. Los Botr y Barnes, los cuales a su vez  se dividen en tribus. Cada región del Magreb se compone de varias tribus. Las tribus bereberes de gran tamaño incluyen a los Sanhadja, Houaras, Zenata, Masmouda, Kutama, Awarba, Berghwata entre otras. Cada una de estas tribus domina su propia región territorial. Después de la edad media, el territorio de Argelia ha sido invadido por diferentes culturas, desde los islámicos, los otomanos, españoles, para culminar con las colonias francesas en el siglo XIX, al igual que casi el resto de países europeos. Después de varios intentos y varias rebeliones, Francia concede la independencia a Argelia el 3 de julio de 1962. Tras un referéndum  Ahmed Ben Bella se convertiría en el primer jefe de estado del país, tres años más tarde sería derrocado en el golpe militar. En épocas recientes la constitución ha sido reformada en varias ocasiones.

Historia de Argelia
Sus orígenes:
Durante la Edad Antigua, Argelia fue parte del Imperio Romano, en la provincia de Mauritania Cesarensis. Sobre el siglo VII d.C. se introdujo en Argelia y en todo el norte de África la cultura Islámica, con la que el idioma del territorio pasó a ser el árabe y la religión, el Islam. Tras el Imperio musulmán llegarían los Imperios de los almorávides y losalmohades, que impondrían un fuerte radicalismo religioso.
Desde el siglo XVI al XVIII, aproximadamente, Argelia estuvo dominada por los otomanos y fijó su capital en Argel. Durante este período Argelia comenzaría ser un territorio distinto de Marruecos y Túnez, ya que hasta la fecha había sido prácticamente una parte de estos dos territorios.
Dominio francés:
En el 1830 los franceses comenzaron la colonización de Argelia, lo cual tuvo un fuerte impacto en el territorio, ya que los franceses arrestaron a los principales líderes de Argelia y al pueblo argelino no le hacía mucha gracia estar gobernado por una nación no musulmana, y muchos de ellos perdieron sus tierras a manos de los colonos franceses. A pesar de todo, durante la ocupación francesa Argelia se potenció en el ámbito económico, la salud, las infraestructuras, y en general la potencia del país.
En Abril de 1945, los franceses arrestaron al principal líder popular del pueblo argelino, a lo que este respondió con una manifestación el 1 de Mayo de 1945, que fue sofocada violentamente por la policía francesa. Desgraciadamente, en el 8 de Mayo de este mismo año, los argelinos se alzaron definitivamente contra el gobierno francés y este respondió prendiendo fuego a las poblaciones. Aquel día murieron alrededor de 7000 argelinos, y entonces se dieron cuenta de que no podían conseguir la independencia por medios pacíficos.
La Independencia:
En el 1954, los argelinos se sublevaron contra Francia y dieron lugar a una guerra de Independencia que no finalizaría hasta el 1962, año en el que los franceses reconocieron definitivamente la independencia de Argelia. De todas formas, a pesar de que los argelinos consiguieron su tan preciada independencia, perdieron el 10% de la población (sin contar la que murió en la guerra), ya que los colonos franceses y muchos musulmanes huyeron del país, que estaba completamente devastado por la Guerra de Independencia. En 1965, los militares dieron una especie de golpe de estado y se apoderaron del país hasta la actualidad.



Desde la época de Nicolas Sarkozy, con Laurent Gbagbo, Muammar el-Kadhafi y Bachar al-Assad, la diplomacia francesa viene practicando el beso de Judas. El 19 de diciembre de 2012, el presidente Francois Hollanda llega a Argel para “besar” a su homólogo argelino Abdelaziz Bouteflika. Tres semanas después, el mismo Hollande enciende la antorcha de la guerra en Mali… para incendiar Argelia.
Como dice el proverbio francés, «El apetito viene al comer». Después de recolonizar Costa de Marfil y Libia, y de tratar de apoderarse de Siria, Francia mira nuevamente hacia Mali para tratar de atacar el flanco de Argelia.
Durante la agresión contra Libia, franceses y británicos recurrieron ampliamente a la utilización de islamistas para combatir el poder establecido en Trípoli ya que, después de lograr la ocupación de Bengazi, los separatistas de la región libia de Cirenaica no estaban interesados en derrocar a Muammar el-Kadhafi. En el momento de la caída de la Yamahiria, yo fui personalmente testigo del recibimiento que los miembros del Consejo Nacional de Transición reservaron a los dirigentes de AQMI [1] en el hotel Corinthia, que acababa de ser tomado por un grupo británico especializado traído expresamente de Irak. Era evidente que el próximo blanco del colonialismo occidental sería Argelia y que AQMI tendría un papel que desempeñar en ello. Pero yo no veía en aquel momento qué conflicto podía ser utilizado para justificar una injerencia internacional.
Y París orquestó un escenario que introduce la guerra en Argelia, desde Mali.
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Poco antes de que la OTAN tomara Trípoli, los franceses lograron sobornar varios grupos tuareg. Tuvieron tiempo de financiarlos abundantemente y de armarlos, pero ya era tarde para que desempeñaran algún papel en el terreno. Con el fin de la guerra, esos grupos regresaron al desierto. 
Los tuareg son un pueblo nómada que se mueve en el Sahara central y en los bordes del Sahel, o sea en un vasto espacio dividido entre Libia y Argelia, así como Mali y Níger. Obtuvieron la protección de los dos primeros Estados, pero fueron abandonados por los otros dos. Debido a ello, desde los años 1960 los tuareg no han dejado de cuestionar la soberanía de Mali y de Níger sobre las tierras del pueblo tuareg. Lógicamente, los grupos que Francia armó decidieron utilizar esas armas para concretar sus reclamos en Mali. El Movimiento Nacional para la Liberación del Azawad (MNLA) toma entonces el poder en casi todo el norte de Mali, donde viven sus miembros. Pero un grupúsculo de islamistas tuareg, conocido como Ansar Dine y vinculado a AQMI, aprovecha la situación para imponer la sharia en varias localidades.
El 21 de marzo de 2012 se produce en Mali un extraño golpe de Estado. Un misterioso «Comité Nacional por la Reconstrucción de la Democracia y la Restauración del Estado» (CNRDRE) derroca al presidente Amadou Toumani Touré y proclama su intención de restaurar la autoridad maliense en el norte del país. El resultado es una gran confusión dado que los golpistas son completamente incapaces de explicar de qué modo su acción puede traer alguna mejoría en la situación del país. El derrocamiento del presidente Toumani Touré resulta particularmente extraño ya que se produce sólo 5 semanas antes de la elección presidencial ya programada y el presidente saliente no aspira a la reelección. El CNRDRE, que se compone de oficiales formados en Estados Unidos, impide la realización de la elección presidencial y entrega el poder a uno de los candidatos, el francófilo Dioncounda Traoré. El traspaso del poder –sin elecciones– es legalizado por la CEDEAO [2], cuyo presidente no es otro que Alassane Ouattara, puesto en el poder un año antes mediante una intervención militar de Francia en Costa de Marfil.
El golpe de Estado acentúa la división étnica en Mali. Unidades de élite del ejército maliense (formadas en Estados Unidos) comandadas por elementos de la comunidad tuareg se unen a la rebelión con todo su armamento.
El 10 de enero, Ansar Dine –con el apoyo de otros grupos islamistas– ataca la ciudad de Konna. Y sale así del territorio tuareg para extender la imposición de la ley islámica al sur de Mali. El presidente de transición Dioncounda Traoré decreta el estado de urgencia y solicita la ayuda de Francia. París interviene, en cuestión de horas, para impedir que la capital, Bamako, caiga en manos de los islamistas. Asombrosamente previsora, la presidencia de Francia ya había preposicionado en Mali elementos pertenecientes al 1er Regimiento Paracaidista de Infantería de Marina (conocido en Francia como «la coloniale») y al 13er Regimiento de Dragones Paracaidistas, varios helicópteros del Comando de Operaciones Especiales, 3 aviones Mirage 2000D, 2 Mirage F-1, 3 aviones de transporte C135, un avión de transporte táctico pesado C130 Hercule y otro avión de transporte táctico C160 Transall.
En realidad, es muy poco probable que Ansar Dine haya representado en algún momento una verdadera amenaza ya que la verdadera fuerza combatiente no son los islamistas sino los nacionalistas tuareg, que no tenían ninguna intención de avanzar hacia el sur de Mali.
Argelia es uno de los numerosos Estados a los que Francia solicita ayuda para concretar su intervención militar en Mali. Argel se ve entonces ante una difícil disyuntiva: colaborar con la antigua potencia colonial o arriesgarse a enfrentar un reflujo terrestre de los islamistas. Después de un periodo de duda, el gobierno argelino acepta abrir su espacio aéreo al tránsito de los militares franceses. A pesar de todo, un grupo islamista no identificado ataca una instalación de producción de gas de British Petroleum en el sur de Argelia, donde se apodera de un centenar de rehenes, no sólo argelinos y franceses sino de diferentes nacionalidades. Evidentemente, el objetivo es internacionalizar el conflicto transportándolo a Argelia.
La técnica injerencista de Francia reproduce la anteriormente utilizada por la administración Bush: utilizar grupos islamistas para crear conflictos y, posteriormente, intervenir e instalarse en el terreno con el pretexto de resolver esos mismos conflictos. Es por eso que la retorica del presidente francés Francois Hollande reproduce la retorica de la «guerra contra el terrorismo», ya desechada por Washington. En ese rejuego aparecen nuevamente los protagonistas habituales: Qatar ha comprado acciones en las grandes empresas francesas presentes en Mali y el emir de Ansar Dine está estrechamente vinculado con Arabia Saudita.
El bombero-incendiario es además aprendiz de brujo. Francia ha decidido reforzar su dispositivo antiterrorista en el territorio nacional, el plan Vigipirate. París no teme en realidad que se produzca una acción de los islamistas malienses en territorio francés, sino un reflujo de los yihadistas presentes en Siria. En efecto, hace 2 años la DCRI [3] favoreció el reclutamiento de jóvenes musulmanes franceses dispuestos a luchar contra el Estado sirio como miembros del Ejército «Sirio Libre». La desbandada de este último está provocando actualmente el regreso de esos yihadistas al país natal, donde pudieran verse tentados –por solidaridad con Ansar Dine– a utilizar las mismas técnicas terroristas que les enseñaron en la guerra contra Siria.

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