historia de albania :
LA ISLAMIZACIÓN DE ALBANIA
En la serie que empezamos en la primavera y verano pasados dedicada a los pueblos europeos musulmanes, le toca hoy el turno a los albaneses, orgulloso pueblo montañés, de orígenes remotos y legendarios, únicos en Europa, desgraciadamente de actualidad por la ocupación serbia de Kósovo, región albanesa integrada en la Gran Serbia creada por el criminal de guerra Slobodan Milosevic, hoy juzgado internacionalmente.
Su apasionante historia es una proclama constante de dignidad y rechazo de las imposiciones de los pueblos vecinos, por lo que constituye una de las más bellas páginas de la historia de nuestro continente.
Una vez más descubrimos en la historia de la propagación del Islam que la adhesión al mismo no es objeto de "conversiones" forzadas o conquistas: la Espada del Islam es su Palabra, nunca los objetos de metal cortantes o la detonación de las balas.
Omar al-Yirundí
Ubicación y orígenes de los albaneses
Los albaneses (shqeptaris) son uno de los pueblos más antiguos de Europa, y aunque actualmente la mayoría de ellos sean musulmanes y formen parte de la Umma islámica, es vital comprender su inequívoca europeidad para comprender su historia turbulenta.
Los albaneses de la baja Edad Media surgieron del colapso del Imperio Romano de los descendientes de las antiguas tribus de Dardanes y Paeones que habitaban la Alta Iliria y Tracia hasta las invasiones masivas de los pueblos germánicos. Más tarde, en el siglo VI d.C., fueron desplazados por las invasiones de los avaros, eslavos y búlgaros. Los ilirios encontraron su último refugio en las agrestes montañas del Épiro, Tesalia, Macedonia occidental y la actual Albania en la costa adriática.
Los etnógrafos musulmanes y los cronistas de la Edad Media europea intentaron explicar el origen de los albaneses a partir de los llamados al-arna'ut, árabes cristianos que migraron hasta el corazón de Bizancio. Los sabios árabes de la Edad Media conocían los tratados de Ptolomeo de Alejandría (siglo II d.C.), que describió a la tribu iliria de los albanoi como los habitantes belicosos que vivían entre las ciudades romanas de Dirrachion y Albanópolis. Los andalusíes y los musulmanes sicilianos conocían muy bien a los sakáliba, o los servios y croatas esclavos de origen alano que invadieron la Iliria balcánica en los primeros tiempos de la Hégira. Los eslovenos y los croatas y servios eslavizados forzaron a los pastores albanoi nativos a abandonar su antigua patria, Arbanon, al norte del lago Ohrid. Conocidos por los europeos medievales como arber o Arben, esos clanes albaneses se hicieron fuertes en las montañas ilíricas.
Algunos árabes cristianos procedentes de Siria se instalaron en Macedonia en el siglo VII d.C. Se unieron con toda probabilidad a los ilirios expulsados en su viaje a su nuevo asentamiento en Shqeptaria, área actual de lengua y poblamiento albanés. Las fuentes bizantinas indican que los árabes cristianos de la tribu de Banû Ghassan, dirigidos por Yábal ibnu l-Ahian, llamado al-Arna'ut, se marcharon de Siria cuando su país pasó a formar parte de los dominios del Islam, y recibieron del emperador Constantino II un feudo en Macedonia. Algunos historiadores dicen que el emperador Nicéforo I, que gobernó en Bizancio de 802 a 811 d.C. descendía de Yábal, el último caudillo ghasánida. En el período 'abbâsí muchos sabios musulmanes creían que los arna'ut de Albania eran árabes ghasánidas de Siria o bereberes del Norte de África que abrazaron el Cristianismo.
En la Alta Edad Media, tanto los musulmanes osmanlíes (otomanos) como los Habsburgo reclutaban para sus ejércitos a los pobladores de piel morena de las montañas de Bosnia y Montenegro, llamados morolavchi. A finales del siglo XVI, los morolavchi estaban completamente cristianizados y hablaban en servio.
Hay muchas evidencias numismáticas y paleográficas que indican que los musulmanes de Sicilia y del Norte de África, árabes y bereberes, exploraron la costa dálmata y establecieron allí varios puestos comerciales.
Después de la invasión cristiana de Sicilia, algunos refugiados musulmanes cruzaron el Adriático y se refugiaron en los montes de Albania. Cuántos de ellos, supervivientes de la masacre de deportados musulmanes en Lucera, en Apulia, en 1300 d.C., escaparon y alcanzaron Albania es algo que no sabemos con certeza. Los llamados Crne Arapi (Árabes Negros) de Bosnia y Albania en la Edad Media eran los descendientes de los musulmanes insumisos de Sicilia capitaneados por el legendario al-Amir al-'Abbâd.
Algunos de estos supervivientes musulmanes de la matanza de Lucera se instalaron en la república de Ragusa, importante centro comercial que tenía buenas relaciones con la Sicilia musulmana, al-Ándalus y Oriente Medio. Estos refugiados acogieron con mucha alegría la llegada de las tropas osmanlíes acaudilladas por Yakut Pashá y Hoÿa Firuç. En 1396 d.C. estos dos generales musulmanes liberaron a los albaneses del pesado yugo impuesto por los impuestos y diezmos de la Iglesia.
Al igual que los humanistas cristianos identificaron a los turcos con los míticos teukrós descritos por Homero, o los musulmanes con los musulmami, pueblo guerrero de la antigua Numidia, los sabios musulmanes de la edad de oro del Islam arabizaron el origen de varios pueblos con los mitos árabes preislámicos: los pueblos del Cáucaso descenderían así de los Banû Quraysh, los Sakáliba (Eslavos), los bashkirios y los búlgaros del pueblo de 'Ad.
Antes de la presencia osmanlí en la costa oriental del Adriático, no había ningún ejército regular que defendiera a un gobierno centralizado en el corazón de Albania. Las legiones romanas ignoraron las montañas inhóspitas, reduciendo su presencia a pequeñas colonias a lo largo de la Via Ignatia. El majestuoso muro formado por las "Montañas Blancas" reforzó el aislamiento cultural de sus habitantes. Estas montañas siempre fueron una barrera natural que los protegió de las invasiones extranjeras. Los albaneses son la última nación europea formada por clanes.
Los pasos y valles de Albania desempeñaron un gran papel en la historia de la rivalidad entre el Islam y el Cristianismo en los Balcanes, y fueron esenciales para las comunicaciones del Imperio Romano, el Imperio Bizantino y el Califato Osmanlí para enlazar Europa y Asia Menor. El paso más antiguo entre estas dos entidades geográficas es la Via Ignatia, que atraviesa los Alpes albaneses en una línea casi recta y une el puerto adriático de Durës (antiguo Dyrrachos-Dyrrachum, el Durazzo medieval) con el puerto de Salónica en el Egeo. Gracias a la hegemonía veneciana en el Adriático, esta vía adquirió gran importancia en la Edad Media, y hoy, debido a los numerosos conflictos balcánicos, Albania vuelve a ser el eje estratégico de la región y paso de todo tipo de emigrantes, refugiados, y exiliados.
El oeste de Albania no es una tierra especialmente fértil, con excepción del estrecho cinturón verde entre Pristinë (actual Kósovo) y Bitola (actual Macedonia), es una zona de montañas escarpadas habitadas por dos grupos albanófonos: los gege y los toske. Estos nombres se aplican a los noralbaneses y los suralbaneses respectivamente.
Los gege viven en la región de Skodër, Kósovo, Dibr, Elbasán y Uskun (Skopje). Su frontera sur es el río Shkumb. Descienden de las tribus ilirias penesti y linkesti. Algunas de las tribus gege, como los miridita, klementi y kastrati son católicas, aunque la gran mayoría de gege se islamizaron en el siglo XV d.C. Los klementi y los grudi son pastores seminómadas que pasan el verano en los valles y los inviernos en las costas adriáticas. Predomina entre ellos, tanto si son cristianos como si son musulmanes, un código de honor y de venganza, por asesinato, abducción de mujeres e insulto llamado Leka Dukagjin o "Ley Antigua".
Los gege de las ciudades son predominantemente musulmanes, y el Cristianismo domina entre las tribus pastorales. Entre los cristianos, se practican ancestrales rituales paganos, por lo que podemos considerar que su cristianización fue poco profunda.
La islamización de los gege tuvo dos momentos históricos: la primera, después de la victoria musulmana sobre el rey catalano aragonés Alfonso V en la ciudad de Croia (actualmente Ak Hisar), y la segunda, durante la hegemonía de la famila Kuprulu, de origen albanés, que fueron grandes visires en Istambul.
Los toske se islamizaron más rápidamente. Originariamente eran cristianos ortodoxos, y se trataba de tribus en un estado más avanzado de urbanización.
A principios del siglo XX, el 75% de los gege eran musulmanes sunníes, y un 10% pertenecientes a la tariqa bektashí, de reminiscencias shi'ítas duodecimanas.
Los toske son culturalmente más parecidos a los italianos que a sus hermanos de sangre del norte. Mucho antes de la llegada de los osmanlíes abandonaron la estructura tribal, y rápidamente se acomodaron a la estructura social del Califato. Sus tierras són fértiles, con pastos abundantes y grandes bosques. En la época osmanlí, muchos de ellos hicieron carrera en los centros de poder.
Aunque la mayoría de toske abrazó el Islam a principios del siglo XV, algunos eran musulmanes antes ya de la llegada de los turcos a Albania. Los albaneses musulmanes alcanzaron una posición alta y prestigiosa en el Califato Osmanlí, por su carácter abiertamente multi étnico.
Islamización e integración en el Califato
Los barrios musulmanes, ortodoxos y católicos siempre estuvieron estrictamente segregados.
Los grupos de hogares albaneses con un antepasado común formaban un vellazeri o hermandad, que formaban una unidad territorial mayor, llamada bayrak, gobernada por un bayraktar, jefe militar local. La función de los bayraktar fue hereditaria y reconocida por el Califato. Cada bayrak tenía una asamblea local en la cual dirimían sus asuntos mediante representantes llamados krie t'malit.
Si bien el primer impulso islamizador en Europa procedió de los árabes y los bereberes, en el sureste mediterráneo fueron los turcos los encargados de llevar el Islam a sus distintos pueblos. Entre 1360 y 1700 los musulmanes fueron ampliando sus dominios en esa parte de Europa, y los conflictos entre musulmanes y cristianos, desgraciadamente, como todos sabemos, todavía es objeto de cruentas guerras en la zona: Kósovo, Bosnia-Hercegovina, represión en Grecia y Bulgaria, etc.
Cuando distintos pueblos europeos fueron abrazando paulatinamente el Islam y se fueron integrando a todos los niveles en el Califato Osmanlí, la Iglesia Católica y la Ortodoxa, viendo peligrar sus privilegios en la zona, lanzaron furiosas cruzadas antimusulmanas, cuyo espíritu reencontramos en el lenguaje y los mitos de los actuales cetniks serbios, ústasha croatas o el nacionalismo griego.
Albania fue un bastión musulmán en los enfrentamientos entre el Califato y las Iglesias, aunque preservó una autonomía importante dentro de la estructura osmanlí. La alianza entre Califato y musulmanes albaneses está documentalmente verificada con evidencias documentales históricas, por relatos de viajeros y tratados diplomáticos. Rumelia, Grecia, Serbia y Bosnia fueron islamizadas a partir de Albania. Bajo el Califato Osmanlí, Albania prosperó mucho cultural y económicamente. Esta orgullosa e independiente nación, que resistió la helenización, la latinización, la germanización y más tarde la eslavización (que sigue rechazando en Kósovo), que conservó sus tradiciones paganas a pesar de su cristianización nominal, en cambio se integró al Califato Osmanlí y abrazó mayoritaria y profundamente el Islam. Esto nos permite sacar dos conclusiones:
a) El Califato Osmanlí no fue nunca un "Imperio Turco", sino una formación política musulmana, y como tal, respetó las idiosincrasias de los pueblos que abarcaba.
b) El Islam, es el Dîn de la fitra, la naturaleza íntima del ser humano, y no es ninguna ficción o abstracción teológica impuesta por las armas. Hasta los pueblos más rebeldes a lo extraño lo han adoptado: ergo el Islam no es extraño a la naturaleza humana.
Una historia de luchas y resistencia
Iliria fue invadida por búlgaros y servios, que intentaron eslavizar la región entre los siglos XI y XV. Los albaneses rechazaron estas invasiones con altibajos, hasta que aprovechando la derrota de los eslavos a manos de los bizantinos contraatacaron. Las tierras nororientales de Albania permanecieron sin embargo bajo dominio de los señores de la guerra servios, hasta la segunda mitad del siglo XIV. Numerosos testimonios históricos evidencian que la macedonia occidental, Kosovo y Metohija eran territorios de predominio étnico albanés, a pesar de la mitología fascista serbia alrededor de su pretendida cuna nacional en los monasterios de San Miguel y San Gabriel en Prizen, capital del Kosovo.
El dominio servio en la zona comportó el bautizo obligatorio de los albaneses en la Iglesia servia, so pena de expulsión, marcar la cara de los insumisos con hierro candente, y la expropiación de propiedades, que pasaban a ser del rey servio.
El el siglo XI, la costa adriática también fue escenario de un intento de invasión normanda, que pretendían alcanzar los dominios de Bizancio, y fracasó estrepitosamente en 1079 en Durrës.
El emperador bizantino Alexis, asustado por las continuas expediciones normandas, se alió al sultán seljúcida Sulaiman para que le prestara ayuda militar. Las fuerzas bizantinoturcas fueron derrotadas en Larisa, Macedonia.
De esta manera finalmente se creó un reino normando, que iba de Dürres hasta el río Vardar, y una parte de las tropas turcas se quedaron en la zona como nómadas que periódicamente hacían razzias en toda la región balcánica.
Las Cruzadas iniciadas por el Papa Urbano II supusieron una plaga para los albaneses. El enjambre de fanáticos guerreros normandos, burgundios, francos y latinos, ebrios de fundamentalismo y ávidos de las míticas riquezas orientales, arrasaron en su camino hacia Palestina a los húngaros, eslavos, búlgaros y albaneses. Durante dos siglos Dürres y Vlore se conviertieron en sus canal de entrada a la Via Ignatia. En la cuarta cruzada (1202-1204), las milicias cristianas ocuparon Albania para Balduíno de Flandes antes de su brutal pillaje de Constantinopla. Esta es la llamada "Época Oscura" de Albania, en la cual sólo permaneció independiente la ciudadela de Kruje, gobernada por el jefe Progon. En 1208, su hijo empieza a recuperar terreno, y encabeza una insurrección contra servios y venecianos.
Cuando se estableció el reino latino de Constantinopla, el príncipe Miguel I escapó a Albania seguido de sus fuerzas leales, que expulsaron a los venecianos del Adriático, y declararon el Despotato del Épiro.Entre 1230 y 1267 Albania pasó a depender de la Iglesia Grecoortodoxa, para pasar luego a control burgundio, y Albania fue escenario de diversas luchas entre católicos y ortodoxos hasta 1385, cuyos dominios iban pasando de manos bajo la mirada desconfiada de los albaneses que pactaban con el más fuerte a cambio del respeto de cierto autogobierno.
Finalmente consiguieron la libertad del rey servio en el norte, y se establecieron gobiernos albaneses por parte de sus clanes. Los últimos en liberarse fueron las tribus kosovares, que permanecieron bajo dominio servio hasta 1455, cuando los osmanlíes les liberaron del yugo feudal del príncipe Brankovic.
El Islam apareció entonces como un desafío al totalitarismo cristiano y a sus disputas entre católicos y ortodoxos: estaba familiarizado con el pluralismo religioso, permitía una existencia autónoma a cada pueblo y no imponía ningún tipo de conversión.
Sabemos por los informes diocesanos de los obispos albaneses de Durrës de la rápida islamización de los albaneses en todos sus estratos sociales a partir del siglo XV.
A principios del siglo XVII, el proceso de islamización estaba casi completado, y muchas iglesias fueron convertidas en mezquitas. En todo el país existían solamente dos catedrales católicas.
El nuncio papal Marino Bizzi da testimonio en 1610 del estado aletargado y del analfabetismo de los clérigos católicos, mientras que la expansión del Islam en Albania iba a cargo de sabios estrictos y sinceros. Sólo permanecieron cristianos los clanes de miridita y klementi, católicos, y algunos toske grecoortodoxos.
La caída del reino servio y la desintegración del Imperio Bizantino hizo que los pastores albaneses recuperaran sus tierras perdidas en Iliria, Macedonia y el Épiro. Refugiados albaneses de las guerras con los eslavos se dispersaron por Boecia, Ática, Tesalia y el Peloponeso, donde se establecieron y posteriormente se islamizaron.
El nuevo orden islámico en los Balcanes estabilizó la región, en contraste con la anarquía reinante en la Europa católica. Violencia política, tiranía, invasiones salvajes asolaron diversas partes del continente. Las revueltas campesinas y burguesas, bancarrotas, los asesinatos y persecuciones religiosos dividieron a la Cristiandad en múltiples partidos rivales.
Durante el gobierno de Murad II, toda Albania era parte integral del Califato Osmanlí. Después de una revuelta de los señores feudales cristianos, que duró de 1431 a 1468, la pax Osmanica retornó a Albania.
Un período floreciente
El agente más poderoso de islamización de la Europa Osmanlí no fue ni la espada victoriosa del Califato, ni la decadencia de las Iglesias, sino por el papel que desempeñaron las turûq sufíes difundiendo incansablemente las enseñanzas islámicas entre los cristianos balcánicos.
El cristianismo albanés no desapareció porque el principio de protección de las minorías religiosas es un precepto islámico. Ni durante la rebelión antiislámica de Skanderberg las autoridades musulmanas forzaron a los cristianos a abrazar el Islam. Los matrimonios mixtos entre musulmanes y cristianas tampoco facilitaron a priori la islamización, porque la Ley islámica permite que la cónyuge cristiana, judía o sabea conserve su religión. No ocurrió así ni entre las jóvenes pertenecientes a los harenes de los ricos pachás o los matrimonios temporales (mut'a) de algunos ricos dignatarios shi'ítas, que se casaban con cristianas albanesas, servias, griegas y búlgaras por un tiempo establecido y a cambio de una dote matrimonial que entregaban a sus padres. Este uso shi'íta, condenado por los 'ulamá sunníes del Califato, se introdujo en estas tierras facilitado por la tradición feudal de la prima noctae, mediante la cual un señor feudal tenía derecho a violar a las recién casadas de sus siervos como privilegio de su casta, sin compensación alguna.
A partir de 1417, la Ley islámica se extiende por toda Albania. Fue un proceso arduo y costoso, puesto que este país había carecido de un gobierno central desde la caída del dominio servio en la parte oriental. Los califas osmanlíes tuvieron que establecer vínculos con cada uno los jefes militares albaneses. Algunos de ellos fueron nombrados jefes de vilayet (distritos administrativos) y otros jefes de tropas auxiliares cristianas del ejército osmanlí. En 1480, el país entero quedó encuadrado en el Califato.
La primera ciudad construida por los turcos en Albania fue Elbasán, fundada en 1466, punto central de la islamización del país. Tres décadas después, el waqf, donación de tierras de un musulmán para la Comunidad del pequeño pueblo de Korce devino un importante centro comercial. El Sultán Bayeçid II impulsó la urbanización de numerosos pueblos en el sur de Albania, y en el siglo XVI Tepelene y Kavaje eran florecientes ciudades musulmanas. Los antiguos centros urbanos poco a poco renacieron y tuvieron una importancia administrativa.
Este proceso dinámico de urbanización y distribución administrativa del territorio, bajo la guía de arquitectos musulmanes, integró a las belicosas tribus albanesas en la Umma islámica. Los turcos fundaron las ciudades de Tirana, Peqin y Djakovo alrededor de zawiyas sufíes y awqf (plural de waqf). Cientos de nuevos puentes y nuevas carreteras comunicaron a Albania interior y exteriormente.
Hadim Sulaiman Effendi, un musulmán nuevo albanés, estableció centros de enseñanza de las ciencias islámicas para los jóvenes musulmanes. Fundó una gran mezquita en Djakovo, una universidad islámica, una escuela primaria, un mercado, baños públicos y una torre-reloj.
La economía floreció y prosperó con todas estas transformaciones. Se inició un proceso de desruralización por primera vez en la historia de Albania, lo que trajo consigo el aumento de población. De acuerdo con el censo osmanlí de 1520, en el norte del país habitaban 15.000 musulmanes indígenas, 2.500 judíos sefardíes procedentes de la Península Ibérica, y 495.000 cristianos, en contraste con los 5.850 turcos, de los cuales sólo 800 desempeñaban funciones militares y administrativas.
Por la misma época, en el sur había 650 hogares musulmanes y 400 cristianos. En el centro se registraban 3.000 familias musulmanas campesinas.
Centenares de musulmanes albaneses llegaron a puestos importantes de la administración osmanlí. Muchos grandes visires, cargo equivalente a presidentes del gobierno, fueron albaneses: Gedik Ahmed, Davud-pasha, Ahmed Dukagjinzade, Kara Ahmed, Koca Sinan-Pasha, Lutfi-Pasha, Kara Murad, Tarhuncu Ahmed-pasha, Ayas-pasha, y la famosa dinastía Kupruli. Los generales albaneses dirigieron a las tropas osmanlíes en las campañas de Hungría, Moldavia y Persia. La contribución albanesa al Califato no puede ser olvidada.
La lengua albanesa pasó a escribirse de forma general por primera vez en la historia, y surgió una rica literatura escrita con caracteres árabes.
Así vemos como el proceso de islamización irreversible iniciado en el siglo XV-XVI y terminado en el XVIII se basó en la estabilidad política, la integración en el Califato Osmanlí sin opresión étnica o nacional, la urbanización, la acción de las turûq sufíes y la adaptación de las estructuras sociales autóctonas a las nuevas estructuras administrativas.
Las turûq
Las turûq llegaron a Albania procedentes de Asia Central y Persia. Los sabios albaneses musulmanes del tasawwuf fueron inspirados por los shuyuj, pirs, fuqará y babas túrquicos y persas. El tasawwuf del Jorasán y el Balj emigró hacia los balcanes, donde halló un fértil entorno cultural de acogida.
La primera tariqa que siguieron muchas poblaciones que acababan de abrazar el Islam fue la Bektashiyya. Ésta surgió más de un grupo de sufíes shi'ítas que fueron a refugiarse a las áreas remotas de Albania, Bosnia y Macedonia cuatro décadas antes de la entrada osmanlí en Serbia. Sus adeptos estaban concentrados sobre todo en el cuerpo militar de los Yeni Cheri (Jenízaros), las tropas de choque del Califato. Su 'aqîda les acerca mucho al shi'ísmo duodecimano: su devoción se centra más en los Doce Imames más que en la figura de Rasûlullah (saws) como en el caso del sufismo sunní. A diferencia de las turûq sunníes, la Bektashiyya careció al principio de una sílsila regular o cadena de transmisión de maestros. Ya hablamos de esta tariqa en nuestro artículo anterior "Sufismo en los Balcanes" que podéis encontrar en esta misma web.
Más tarde llegaron a Albania la Naqshbandiyya y la Qâdiriyya, que promovieron (y promueven) un modo de vida ajustado a la Sunna y la Shari'a, centrado en la sencillez y la humildad de Rasûlullah (saws). Muchos bektashíes de Bosnia y Albania abandonaron su antigua tariqa al conocer la Naqshbandiyya y la Qâdiriyya, que terminarían gozando de una gran popularidad en la zona.
Muchos de los soldados de las fronteras petenecían a ramas de la Futuwwa u fraternidades gremiales, con un código de honor y de conducta entre ellos y hacia los soldados enemigos especiales. Estas fraternidades militares, análogas a las que se daban en determinados gremios como el de los comerciantes, estaban impregnadas del lenguaje y la fraternidad existente en las turûq sufíes, aunque eran paralelas a las mismas (se podía pertenecer a una fraternidad gremial y a una tariqa a la vez), e impresionaron favorablemente a muchos albaneses y les atrajeron hacia el Islam. Numerosos relatos de viajeros cristianos escribieron con admiración sobre estas hermandades.
Las normas de la Futuwwa se basan en un respeto estricto de la Shari'a y el adab islámicos. Sufián az-Zawri (ra) definió a la futuwwa como " la rahma (misericordia) por la transgresión del hermano".
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