martes, 7 de abril de 2015

zoología


«Términos zoológicos»

Término ecológico que delimita el hábitat endobentonico de los ecosistemas acuáticos y cuyos habitantes ocupan resquicios y huecos naturales del suelo submarino.
Aquellos organismos intersticiales son únicamente los que, gracias a su tamaño y a enormes modificaciones fisiológicas (Intersticomorfismos) son capaces de ocupar los intesticios oceánicos; no se consideran intersticiales organismos endobentónicos que ocupan huecos de propia factura (como poliquetos grandes o escafópodos); solo los que ocupan los huecos, resquicios y microfisuras naturales.
Existen muchos taxones que habitan exclusivamente en los intersticios, y otros muchos que presentan varias especies intersticiales. Ejemplos de animales intersticiales son, entre otros:




MEDIO INTERNO
En los seres unicelulares cada célula realiza todas las funciones de la vida y está en contacto directo con el medio ambiente. En los seres pluricelulares hay una división del trabajo, de tal manera que las células se especializan en determinadas funciones y adquieren una estructura característica, que está en relación con la función a realizar. Por otro lado, la mayor parte de sus células no está en contacto directo con el medio ambiente: en los animales superiores, incluido el hombre, la masa de células que forman los diferentes tejidos y órganos se sitúa entre un tubo externo (la epidermis) y un tubo interno (el epitelio que tapiza el tubo digestivo).

Pero las células necesitan vivir en un ambiente líquido, del cual puedan tomar las sustancias nutritivas y al cual puedan eliminar los productos de desecho. Por eso los animales pluricelulares, además de tejidos, presentan una serie de líquidos o humores en los cuales viven inmersas todas sus células. Estos humores constituyen el denominado medio interno de los animales, es decir, el medio en el que viven las células del organismo y que es interior al individuo.
CONSTITUCIÓN DEL MEDIO INTERNO
Los líquidos o humores que forman el medio interno están constituidos por una solución acuosa, rica en diversas sales minerales y sustancias orgánicas, que recibe el nombre de plasma y que se reparte en tres fracciones importantes: sangre, plasma o líquido intersticial y linfa.

  • La sangre es el humor que circula por los vasos sanguíneos, cuya función es repartir el líquido por todo el cuerpo.
  • El plasma intersticial o líquido tisular es el humor que baña directamente los tejidos, ocupando los espacios que existen entre las células. Procede del plasma sanguíneo, cuyos componentes, excepto las grandes moléculas proteicas, son capaces de atravesar las finas paredes de los capilares arteriales que se ramifican entre las células de los tejidos. La mayor parte del plasma extravasado es recogido nuevamente por los capilares venosos, pero queda aproximadamente una décima parte, que es la que constituye el líquido intersticial.
  • La linfa es el líquido que circula por los vasos linfáticos y constituye el vehículo de transporte de las grasas absorbidas en el intestino. Se origina a partir del plasma intersticial, el cual penetra en los capilares linfáticos, situados en los espacios intercelulares de los tejidos, constituyendo la linfa. Estos capilares se van uniendo en vasos cada vez más gruesos, los cuales finalmente desembocan en las venas del sistema circulatorio sanguíneo, por lo que la linfa acaba mezclándose con la sangre.
O sea, el plasma sanguíneo, el líquido intersticial y la linfa están comunicados entre sí y su composición es muy parecida. Su constante movimiento y renovación permiten un continuo aporte de nutrientes a las células y una continua retirada de los productos de desecho procedentes del metabolismo celular.
Además de estos tres humores, el organismo contiene otros líquidos que ocupan diversas cavidades. Como ejemplo se pueden citar el líquido cefalorraquídeo que rodea al encéfalo y la médula, la perilinfa y endolinfa del oído interno, etc.

REGULACIÓN DEL MEDIO INTERNO
Los seres unicelulares dependen por completo del medio ambiente, de modo que, si las condiciones ambientales se hacen desfavorables, el organismo muere o pasa a un estado de vida latente.
A diferencia de esto, los animales pluricelulares son capaces de mantener constantes las características físicas y la composición química del medio interno, de manera que sus células se encuentran siempre en condiciones ambientales favorables para la vida. Esta capacidad de regulación del medio interno recibe el nombre de homeostasis y permite que el individuo se independice del medio ambiente.
Sin embargo, las variaciones que tienen lugar en el medio ambiente influyen en el medio interno, pero el organismo posee mecanismos reguladores que inmediatamente compensan dichos cambios y restauran la condición de equilibrio.
Prácticamente todos los órganos y tejidos del cuerpo contribuyen a la homeostasis, y en los capítulos correspondientes de este libro indicaremos cómo interviene cada uno de los aparatos y sistemas.
Sin embargo, casi todos los sistemas reguladores tienen en común la característica de actuar por un proceso de retroalimentación negativa o «feed­back»: si algún factor alcanza valores demasiado altos o bajos, un sistema de control desencadena una serie de cambios que restituyen el valor normal. Por ejemplo, cuando la temperatura externa disminuye, se desencadena un conjunto de procesos que tienden a producir más calor y a evitar su pérdida: elevación de la actividad muscular mediante contracciones musculares involuntarias (tiritona) y voluntarias, vasoconstricción o disminución de diámetro de las arteriolas para disminuir la cantidad de sangre que circula por la piel y así reducir la pérdida de calor hacia el exterior, aumento del apetito para que aumente la cantidad de sustancias metabolizadas y se produzca más calor, etc.
Cuando la temperatura externa es elevada, las respuestas del organismo son contrarias a las anteriores: vasodilatación, disminución del apetito, sudoración, etc.
De esta manera la temperatura corporal permanece prácticamente constante, a pesar de los cambios externos.




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