jueves, 6 de diciembre de 2018

NAVIDAD


El Rey de la Paz. Poema de Navidad para niños 

El Rey de la paz. Poema de Navidad para niños
 

¡Alégrate, zagala!
¡Alégrate, pastor!
Ha nacido Jesús,
es nuestro Redentor.

Ha nacido Jesús,
qué pena, en un establo,
sin más luz que su luz,
sin más sol que sus manos.

Sin más luz que sus ojos
nació el Crucificado,
nació el Rey de la Paz,
nació el Cordero Blanco.

Igual los pastores
que los Reyes Magos,
doblan sus rodillas
y beben cantando.

Y beben la paz
de sus ojos claros.
El frío no quiere
entrar al establo.








La fe del ciego. Canción de Navidad para niños

La fe del ciego. Poesía de Navidad para niños
 

La Virgen va caminando
con el niño a Nazaret,
y en la mitad del camino
el niño tenía sed.


No bebas agua, mi vida,
no bebas agua, mi bien,
que los ríos bajan turbios
y no se puede beber.


Allá abajo, a la derecha,
hay un rico naranjel;
naranjel que guarda un ciego,
ciego que la luz no ve.


Ciego, dame una naranja,
que este niño trae sed. 

Llegue la señora al árbol,
coja las que ha menester.


La Virgen cogía una,
el niño cogía tres,
y, cuando se fue la Virgen,
el ciego comenzó a ver.


¿Quién ha sido esa señora
que me ha hecho tanto bien?


Ha sido la Virgen María,
esposa de San José;
lleva un niñito en los brazos
y camina a Nazaret.








Poema de Navidad para niños. La marcha a Egipto

Poema de Navidad para niños. La marcha a Egipto
 
Belén van caminando
huyendo del rey Herodes
y por el camino pasan
hambres, fríos y calores.

Al Niño lo llevan
con mucho cuidado
porque el rey Herodes
quiere degollarlo.

Yendo por el caminito
con un labrador se encuentran;
le pregunta la Señora:
"dime, labrador, ¿qué siembras?"

Y el labrador dice:
"estas pocas piedras
para otro año
empedrar mi era."

"Pues, si piedras siembras,
que piedras se vuelvan."

Tanta fue la profusión
que el Señor mandó de piedras
que el quiñón parecía
una grandísima sierra.

Aquel fue el castigo
que Dios le mandó
por ser mal hablado
aquel labrador.

Camino más adelante
otro labrador se encuentran;
le pregunta la Señora:
"dime, labrador, ¿qué siembras?"

El labrador dice,
con mucho cariño:
"Señora, sembrando
este poco trigo,
para que a otro año
esté bien nacido."

"Pues ven mañana a segarlo
sin ninguna detención
que este milagro lo hace
el Divino Redentor."

Y este fue el milagro
que Dios le mandó
por ser bien hablado
aquel labrador.

Labrador de buena fe
a la noche va a su casa
a su mujer y a sus hijos
les cuenta lo que le pasa.

Busca los peones
para ir al trigo
que ya estaba seco,
granado y florido.

Estando sacando el trigo
pasaron cuatro a caballo.
Por una mujer, un viejo
y un niño van preguntando.

El segador dijo:
"cierto es que los vi
estando sembrando
pasar por aquí."

"Pues, si tanto tiempo hace,
ya nos vamos a volver,
que por mucho que corramos
no los podremos coger."

Y este fue el milagro
que Dios le mandó
por ser bien hablado
 aquel labrador.

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