La batalla de Champaubert fue un combate abierto de la Campaña de los Seis Días que tuvo lugar el 10 de febrero de 1814, y que dio como resultado la victoria francesa estando al mando Napoleón Bonaparte contra los rusos y prusianos del general Olsufiev.
La batalla de Champaubert fue una de las pocas veces en años que Francia pudo luchar en el campo de batalla con una superioridad numérica considerable. Napoleón Bonaparte se dirigió contra el ejército prusiano con la esperanza de reducirlo poco a poco en una serie de batallas y el 10 de febrero alcanzó a los 5000 soldados rusos de General Olsufiev justo al sur de Champaubert.
Las fuerzas francesas constaban de 30.000 hombres hambrientos y cansados incluyendo muchos conscriptos sin experiencia y 120 cañones,1 esto dio a los franceses una ventaja de seis a uno en tropas. Bonaparte venció a Olsufiev, que prefirió luchar a retirarse, con la esperanza equivocada de que obtendría refuerzos del mariscal de campo prusiano Blücher.
Tras cinco horas de lucha las tropas rusas fueron rodeadas por la caballería francesa y 4000 soldados resultaron muertos, heridos o hechos prisioneros, siendo uno de éstos prisioneros el propio general Olsufiev. El bando francés perdió aproximadamente 200 hombres.
La batalla de Château-Thierry se libró el 12 de febrero de 1814 entre el ejército prusiano, comandado por el mariscal von Blücher, y el francés, a las órdenes del emperador Napoleón Bonaparte.
Después de obtener una serie de impresionantes victorias tácticas (durante la que pasaría a ser conocida como la Campaña de los Seis Días), Napoleón esperaba dar a los prusianos el golpe final para que dejaran de participar en la Sexta Coalición contra él.
Napoleón atacó la retaguardia prusiana, a cargo del general Yorck en el río Marne, cerca de Château-Thierry, mandando al mariscal Ney a dirigir el ataque, y los franceses rompieron las filas de Blücher, infligiéndole grandes pérdidas. Su ataque sólo fue detenido por algunas baterías prusianas que en realidad estaban posicionadas por casualidad, permitiéndole a Yorck retirarse en buen orden sin sufrir una derrota completa.
Los prusianos tuvieron 1250 bajas, los rusos 1500 y los franceses 600. Los franceses también capturaron 9 cañones y mucho bagaje y transporte.
La batalla de Como tuvo lugar el 21 de marzo de 1796 cerca de la localidad lombarda de Como. Esta batalla, que tuvo lugar en el marco de las Guerras Revolucionarias Francesas, enfrentó a una división francesa al mando del general Charles Augereau contra un ejército austríaco que triplicaba sus fuerzas.
A pesar de dicha superioridad, la resistencia francesa , sumada a la superioridad táctica del general Augereau y a la dificultosa geografía del terreno (que impidió el completo despliegue de las tropas austríacas), decantó la victoria hacia el bando francés. Las bajas fueron numerosas en ambos bandos y supusieron que más de la mitad de las tropas francesas cayeran en el enfrentamiento.
Campaña y situación[editar]
En los inicios de 1796, la Francia Revolucionaria había planeado una gran ofensiva en distintos frentes: el Rin e Italia. Mientras los generales Moreau y Jordan caían sobre tierras germanas y El Tirol estaba a la vista, Bonaparte avanzaba en Italia. Capturó Milán y puso sitio a Mantua. Mientras tenía lugar el asedio, una división al mando del general Augereau se desplazó hacia Como (por órdenes directas de Bonaparte) para cortar los suministros a lo que quedaba del ejército austríaco. Desconocía, sin embargo, que desde Baviera se había desplazado rápidamente al lugar un respetable ejército austríaco bajo el mando de Carlos Felipe de Schwarzenberg.
La batalla: movimientos y ataques[editar]
La batalla aconteció en un terreno escarpado que dificultó el despliegue del ejército austríaco, lo que a la larga supuso su derrota. Las tropas francesas se dividieron en dos grupos distintos que debían apoyarse mutuamente. Los cazadores y los fusileros enfrentaron en flanco derecho austríaco durante varias horas hasta que el empuje y el mayor número de los austríacos les obligó a ceder terreno.
En el centro, dos regimientos de granaderos, una brigada de caballería1 y casi toda la artillería avanzaban sobre los austríacos. La situación se estabilizó tras dos contraataques. En aquel punto la batalla llegó a ser muy sangrienta: la caballería austríaca cargó varias veces contra las líneas francesas para tratar de silenciar la artillería que tantas bajas les estaba causando. La infantería gala se vio obligada a formar en cuadros, y a punto estuvieron los jinetes enemigos de hacerse con los cañones.
A esas cargas las siguieron ataques a la bayoneta calada que poco éxito tuvieron. La caballería francesa, hacia el mediodía, atacó el flanco izquierdo austríaco y logró destruir varias baterías de cañones. En un último intento de hacerse con la victoria, las tropas imperiales realizaron varios ataques contra el flanco derecho galo. Estos ataques causaron numerosas bajas en el bando francés, especialmente por el fuego artillero, pero finalmente fueron repelidos.
Consecuencias[editar]
Estratégicamente la batalla no fue de gran importancia, pues Bonaparte tenía a los austríacos contra las cuerdas y la posición de Como no era esencial. Las bajas fueron elevadas en ambos bandos, llegando a ser del 60% de muertos en la caballería francesa. La retirada austríaca frustró cualquier intento de obligar al ejército francés a levantar el asedio a Mantua.
La batalla naval de Copenhague (en danés: Slaget på Reden) enfrentó el 2 de abril de 1801 a la flota británica bajo el mando del almirante sir Hyde Parker contra la flota danesa y noruega anclada en Copenhague. En esta batalla se hizo famoso el ataque protagonizado por el almirante Horatio Nelson, que desobedeciendo las órdenes de Parker de retirarse destruyó la mayor parte de los buques daneses y noruegos antes de que estos acordaran una tregua.
El trasfondo histórico de la batalla[editar]
La batalla tuvo lugar debido a una serie de fallos múltiples de la diplomacia en la última mitad de 1800 y el principio de 1801. Rusia y los países escandinavos mantenían una neutralidad armada respecto a la guerra que enfrentaba a Inglaterra con la Francia del cónsul Napoleón, lo que combinado con el dominio de este último del continente europeo, se percibía por los británicos como una seria amenaza para su supervivencia, especialmente debido a la dependencia inglesa de los suministros procedentes de Suecia. Sin embargo, el reino de Dinamarca y Noruega temían aún más a Rusia y a Francia que al Reino Unido.
A inicios de 1801, el gobierno británico preparó una flota en Great Yarmouth, con el objetivo de intimidar a los daneses y noruegos antes del deshielo del mar Báltico, lo que permitiría a la flota rusa salir de sus bases en Kronstadt y Reval (conocida hoy como Tallin, Estonia). La flota partió el 11 de marzo, alcanzando Skagen el 17 del mismo mes.
La batalla[editar]
El desacuerdo existente entre Parker y Nelson impidió desarrollar la demostración de fuerza pretendida por el último, por lo que se entregaron las demandas a los daneses y noruegos con una simple fragata. Estos rechazaron la negociación, y se prepararon para el combate formando una línea defensiva con sus buques a lo largo de la parte oeste de la bahía de Copenhague.
Los caminos hacia Copenhague eran traicioneros y estaban bien defendidos, lo que obligaba a los ingleses a un ataque frontal sobre el puerto.
Con los 12 buques de menor calado, Nelson condujo el ataque a través de los bajíos e inició la acción bélica tan pronto como se rompieron las negociaciones.
Durante más de cuatro horas, la batalla fue un combate cercano, con cuatro buques británicos (HMS Elephant, HMS Defiance, HMS Russel y HMS Bellona), encallados en los bancos de arena. En un momento de la batalla, Parker levantó la señal para Nelson de eludir el combate, pero Nelson estaba determinado a ganar e ignoró la orden. Fue esta la famosa ocasión en la que se dice que Nelson puso el anteojo en su ojo tuerto, y aseguró que no podía ver señal alguna. Los defensores de Parker argumentaron que la señal no era realmente una orden, sino el permiso para retirarse si se veía desbordado por las fuerzas enemigas.
Algo más tarde, y tras un intenso cañoneo de la bahía y de los edificios cercanos, Nelson ofreció los términos de la rendición, que los daneses y noruegos aceptaron. Las bajas británicas se cifraron entonces en 350 muertos y 850 heridos.
Consecuencias[editar]
A pesar de la clara derrota, no fue este el último de los problemas de daneses y noruegos con los británicos. En 1807, la flota británica volvería a la bahía de Copenhague para luchar en la llamada Segunda Batalla de Copenhague.
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