jueves, 11 de junio de 2020

CRUZADAS - HISTORIA Y PERSONAJES

BATALLAS

La batalla de Adramitio ocurrió el 19 de marzo de 1205 entre los cruzados latinos y el Imperio griego de Nicea, uno de los reinos establecidos después de la caída de Constantinopla por la Cuarta Cruzada en 1204. El resultado fue una victoria completa para los latinos. Hay dos relatos de la batalla, uno por Godofredo de Villehardouin, y el otro por Nicetas Choniates, que difieren de manera significativa.

Relato de Villehardouin[editar]

Enrique de Flandes, el hermano del emperador Balduino I de Constantinopla, fue animado por los armenios de hacerse con la ciudad de Adramitio. Salió de Abidos, después de dejar una guarnición en la ciudad, y cabalgó durante dos días antes de acampar frente a Adramitio. La ciudad pronto se rindió, y Enrique procedió a ocupar la ciudad y utilizándolo como base para atacar a los bizantinos.
Teodoro Láscaris, que había sido afectado por su derrota en Pemaneno, recogió una gran cantidad de gente en toda Nicea y reunió un gran ejército. Dio el mando de esta fuerza a su hermano, Constantino, quien fue enviado de inmediato a Adramitio. Enrique de Flandes había recibido la noticia de los armenios que una gran fuerza bizantina marchaba en su contra, así que preparó a sus escasas fuerzas lo mejor que pudo.
El 19 de marzo de 1205, Constantino apareció ante las murallas de la ciudad. Enrique, negándose a permanecer atrapado detrás de los muros de Adramitio, abrió las puertas y salió con su caballería pesada. Ambas partes participaron en un cerrado combate cuerpo a cuerpo, con la victoria cayendo en favor de los francos, que mataron o capturaron gran parte del ejército bizantino. Los francos pasaron a capturar una gran cantidad de armamento y tesoros durante las consecuencias.

Relato de Choniates[editar]

Según Nicetas Choniates, el comandante de las fuerzas bizantinas no fue Constantino Láscaris, sino Teodoro Mangaphas, un usurpador que gobernaba la ciudad de Filadelfia. Alentado por la noticia de una victoria contra los latinos, Teodoro marchó contra Enrique que estaba en Adramitio. Al principio tomó por sorpresa a Enrique, causándole una gran consternación a causa de sus grandes fuerzas. Enrique, convencido de que tenía que hacer un intento desesperado, preparó su caballería para la batalla, y levantó sus lanzas a la espera del ataque bizantino. Pero los bizantinos se mostraron reacios a asumir la iniciativa para la batalla, y fueron apáticos y lentos en repeler las cargas de caballería. A una señal dada, Enrique saltó delante de los demás y se dirigió en su caballo por el centro de sus filas, mientras que su caballería, acostando sus lanzas y elevando el grito de guerra, dispersó a los bizantinos y presionó sobre ellos cuando se retiraban. Un gran número de bizantinos fueron talados, con su caballería huyendo y abandonando la infantería a una masacre y cautiverio.

Reconciliación de los relatos[editar]

Los historiadores posteriores han intentado resolver la aparente discrepancia entre las dos fuentes. La mayoría de ellos han supuesto que hubo dos intentos separados para obligar a Enrique de Flandes a salir de Adramitio, el primero por Láscaris que fracasó, y el segundo intento por Mangaphas, en un plazo muy corto de tiempo a principios de 1205.







La batalla de Agridi tuvo lugar el 15 de junio de 1232 entre las fuerzas leales a Enrique I de Chipre (incluida la familia Ibelín) y el ejército imperial de Federico II Hohenstaufen, integrado mayoritariamente por hombres de Lombardía. El resultado fue el final del asedio al Castillo de Dieudamour, un castillo de los Ibelín en Chipre, tras la victoria del ejército del Reino de Chipre.
Federico II, como regente de su joven hijo, Conrado II de Jerusalén, nombró a cinco bailíos para gobernar el Reino de Chipre, en gran medida debido a la desconfianza que tenía en la nobleza local. Esta medida fue desaprobada por la familia Ibelín que, apoyada por el gobierno del Rey de Chipre (feudatario de Jerusalén) y de Jerusalén, declaró la guerra a los cinco bailíos. Al principio de 1232, el bailío Aimerico Barlais tomó el control de casi todas las fortalezas importantes de la isla, a excepción de Dieudamour y Buffavento. Los Ibelín respondieron intentando conseguir una alianza con los genoveses, ofreciéndoles privilegios comerciales en los puertos chipriotas, así como terrenos. Sin embargo no llegaron a alcanzar ningún acuerdo.
Los Ibelín y los chipriotas reunieron un escasa fuerza de 233 caballeros, en contraste con la poderosa fuerza lombarda de 2.000 caballeros. Su ejército se dividió en cinco batallones. Cuatro se alinearon bajo el mando de Hugo de IbelínAnceau de BrieBalduino de Ibelín, y Juan de CesareaBalián de Ibelín, aunque se suponía que debería estar en la retaguardia, se alineó en la vanguardia junto a Hugo y Anceau. La retaguardia fue comandada por Juan de Ibelín y Enrique I de Chipre.
La vanguardia lombarda fue dirigida por Gautier de Manepeau, que cargó contra la retaguardia de los Ibelín antes de volverse para liderar a sus hombres contra el cuarto batallón de Juan de Cesarea, pero fueron rechazados y huyeron. El segundo batallón lombardo hizo una carga con éxito contra las fuerzas de Hugo, pero los hombres de Anceau acudieron rápidamente al rescate de estos últimos. Después de esto, «la batalla posterior se desarrolló como una serie de confusos combates individuales, en los que se realizaron algunas grandes hazañas de armas... aunque iniciada desde una ordenada posición, [la carga] ha sido simplemente el preludio de una desordenada melé.»1
Durante la melé (combate cerrado), Berart de Manepeau fue desmontado por Anceau de Brie. Diecisiete compañeros se desmontaron para ayudarle, pero fueron masacrados por sargentos a pie antes de que Berart pudiera recuperarse. El joven Balián ganó fama defendiendo un paso de las fuerzas lombardas. Al final, la llegada de entre 50 y 60 sargentos a pie desde la ciudad de Agridi fue fundamental para el éxito de los Ibelín.
Después de la batalla, Juan de Ibelín, con el dinero facilitado por Enrique I de Chipre, contrató a trece genoveses para que le ayudaran en el asedio de Kyrenia.









El Asedio de Ascalón tuvo lugar en 1153, consiguiendo el reino cruzado de Jerusalén conquistar la fortaleza fatimida de Ascalón.

Baldwin III of Jerusalem receiving capitulation of Ascalon.jpg

Trasfondo[editar]

Ascalón era la más poderosa de las fortalezas fronterizas del Egipto fatimida. En 1099 tuvo lugar a las afueras de la ciudad la Batalla de Ascalón, que junto a la Caída de Jerusalén pusieron final a la Primera Cruzada. A pesar de la victoria de los cruzados, la fortaleza siguió en manos fatimidas debido a las disputas internas entre Godofredo de Bouillón y Raimundo IV de Tolosa. Desde allí, los fatimidas organizaban incursiones anuales contra el reino de Jerusalén, que desestabilizaban continuamente la frontera sur del reino cruzado.
Tras el fracaso de la Segunda Cruzada en 1148Conrado III rey de germanos trató de sitiar la fortaleza, pero tuvo que retirarse al no recibir ningún apoyo ni de Jerusalén ni de los otros cruzados. Mientras tanto, Nur al-Din estaba uniendo los territorios al este y al norte de Jerusalén, gobernando tanto Mosul como Alepo, y su influencia se hacía sentir incluso en Damasco. En 1149 Nur al-Din derrotó al Principado de Antioquía en la Batalla de Inab, pero fue incapaz de conquistar todo el territorio de Antioquía. Tampoco fue capaz de penetrar en el Reino de Jerusalén, aunque si lo aisló por el norte y el este. Con un gobernante tan fuerte como Nur al-Din, el Reino de Jerusalén sólo podía intentar expandirse hacia el sur, contra Egipto.
En 1150Balduino III de Jerusalén reconstruyó la ciudad en ruinas de Gaza, cuya defensa fue confiada a los Caballeros Templarios para intentar controlar las continuas incursiones desde Ascalón, a unas 10 millas al noreste. Desde la creación del Reino de Jerusalén se habían estado construyendo otras fortalezas para protegerse de los ataques desde Ascalón. El Castillo de Ibelín (Yibneh) estaba a 20 millas al noreste de Ascalón, cerca de la costa, el Castillo de Blanche Garde (Tell es safi) estaba a 15 millas al este noreste, el Castillo de Gibelin (Bait Jibrin) estaba a 19 millas al este, y el Castillo de Montgisard estaba a 28 millas al noreste, cerca de Ramla.
Sin embargo, Jerusalén fue azotada por la guerra civil antes de poder planear su expansión. Balduino III era el heredero legal del reino, pero su madre la reina Melisenda de Jerusalén había estado gobernando como regente desde 1143. En 1152 Balduino III reclamó el control total del reino, consiguiéndolo después de varias escaramuzas. Además ese mismo año tuvo que hacer frente con éxito a una invasión turca del reino.

Asedio de Ascalón[editar]

Animado por sus victorias, en 1153 Balduino III decidió conquistar Ascalón. Marchó hacia la fortaleza con el ejército entero de Jerusalén, comenzando en enero con la destrucción de las plantaciones cercanas a la fortaleza. A la cabeza del ejército marchaba el Patriarca Fulco de Jerusalén portando la reliquia de la Santa Cruz, junto al maestre del Hospital Raymond du Puy, al maestre del Temple Bernardo de Tremelay, y los grandes nobles del reino como Hugo de IbelínFelipe de MillyHunfredo II de Torón y Reinaldo de Châtillon. El asedio se efectuó tanto por tierra como por mar, con una flota comandada por Gerardo de Grenier Señor de Sidón. También se unieron a ellos un numeroso grupo de peregrinos que iban camino a Jerusalén.
Se construyeron torres de asedio, y hubo escaramuzas durante cinco meses con derrotas y victorias en ambos bandos. Ascalón parecía inexpugnable, y detrás de sus puertas y muros prácticamente estaban el doble de defensores que de atacantes había fuera, además de contar con suficientes suministros como para aguantar el asedio durante años. En mayo la flota egipcia llegó hasta la ciudad reabasteciéndola, la pequeña flota de Gerardo de Sidón poco pudo hacer para detenerlos. Sin embargo en agosto se produjo un revés para los defensores de Ascalón al intentar incendiar una torre de asedio de los Cruzados. El viento propagó el fuego contra la ciudad, destruyéndose parte de la muralla.
Según Guillermo de Tiro, los Caballeros Templarios penetraron por la brecha antes de que Balduino III tuviera conocimiento del suceso, mientras que el Maestre del Temple, Bernardo de Tremelay, trataba de impedir que otros cruzados les siguieran al interior para evitar compartir el botín con el rey. Bernardo y cerca de cuarenta Templarios fueron reducidos y asesinados por la guarnición egipcia. Sus cuerpos fueron colgados de las murallas y sus cabezas enviadas al Sultán.
Un cronista de Damasco presenta una versión diferente del acontecimiento, mencionado el suceso de la brecha en el muro como el comienzo de la caída de la ciudad, aunque no hace ninguna mención al incidente con los Templarios. La crónica de Guillermo de Tiro es bastante discutible debido al odio que sentía hacia el Temple, y a la reacción desmesurada que en Europa produjeron estos acontecimientos. Lo que es indiscutible es que Bernardo de Tremelay murió durante el asedio.
La fatiga se apoderó de los Cruzados y muchos plantearon la posibilidad de abandonar el asedio. Sin embargo, tanto los Hospitalarios como el Patriarca convencieron al rey de la pronta caída de la ciudad. Tres días después un asalto consiguió forzar una de las entradas de la ciudad. El 19 de agosto los Cruzados tomaron la ciudad, rindiéndose la ciudadela tres días después. No hubo represalias contra la población civil, que mayoritariamente se embarcó hacia Egipto.

Consecuencias[editar]

Aunque en principio Ascalón dependía del obispo de Belén, la diócesis fue entregada directamente al Patriarca de Jerusalén. La mezquita de la ciudad se convirtió en una iglesia, y la ciudad pasó a formar parte del Condado de Jaffa que fue entregado al hermano de Balduino III, Amalarico. El doble Condado de Jaffa y Ascalón llegaría a ser el señorío Cruzado más importante del Reino de Jerusalén, a veces gobernado por un poderoso noble y otras bajo control directo del rey.
La caída de Ascalón contribuyó a la caída del Califato Fatimí en Egipto. Amalarico sucedió a su hermano como Rey de Jerusalén en 1162, y organizó durante los años 1160 numerosas campañas desde Ascalón contra Egipto. Estas cruzadas contra Egipto fracasaron ya que Amalarico no pudo hacerse con el control del país. Irónicamente, condujeron a la unificación de Egipto y Siria bajo el mando de Saladino, que finalmente conquistó el Reino de Jerusalén en 1187.









La Batalla de Demetrias fue un combate en el mar de Demetrias en Grecia a inicios de 1270 entre una flota bizantina y las fuerzas reunidas de los barones latinos de Eubea (Negroponte) y Creta. La batalla fue feroz, e inicialmente estaba a favor de los latinos, pero la oportuna llegada de refuerzos bizantinos inclinó la balanza, dando como resultado una aplastante victoria bizantina.

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Antecedentes[editar]

Como consecuencia de la Cuarta Cruzada y la disolución del Imperio bizantino en 1204, el Mar Egeo, una vez corazón naval de Bizancio, fue dominada por una variedad de principados latinos, protegidos por el poderío naval de la República de Venecia. Después de la reconquista de Constantinopla y la restauración del Imperio bizantino en 1261, una de las principales prioridades del emperador bizantino Miguel VIII Paleólogo era el de defender su capital de un ataque veneciano. En consecuencia, buscó una alianza con el principal antagonista de Venecia, la República de Génova, mientras comenzaba a construir su propia armada.1
Con la ayuda de su nueva flota, en 1263 Paleólogo envió una expedición a Morea, contra el Principado de Acaya. En el momento de la victoria, las fuerzas terrestres bizantinas fueron sorprendidas y derrotadas, mientras que la armada aliada bizantino-genovesa sufrió una dura derrota por una armada veneciana numéricamente inferior en la Batalla de Settepozzi.2​ Esto llevó a Miguel a abandonar su alianza con los genoveses, quien inició un acercamiento con Venecia, y que condujo a un tratado en 1267.3​Con la neutralidad de Venecia, la principal amenaza para los intereses imperiales en el mar Egeo eran los corsarios lombardos con su base en Negroponte. La isla fue atacada varias veces por la armada bizantina bajo Alejo Filantropeno, pero este no consiguió progresos importantes. Sólo a partir de 1273, con la ayuda del renegado latino Licario, hizo avanzar a las fuerzas bizantinas, capturando una serie de fortalezas en la isla.4
A inicios de 1270 (la fecha exacta es incierta, los investigadores modernos la colocan en 1272/1273 o 1274/1275), Miguel VIII Paleólogo inició una gran campaña contra Juan I Ducas, gobernante de Tesalia. Esta iba a ser dirigida por su propio hermano, el déspota Juan Paleólogo. Para impedir toda ayuda que viniera a él de los principados latinos, Miguel también envió una flota de 73 barcos, dirigidos por Filantropeno, para hostigar sus costas.5​El ejército bizantino, sin embargo, fue derrotado en la Batalla de Neopatria con la ayuda de tropas del Ducado de Atenas. Al oír estas noticias, los señores latinos se animaron y decidieron atacar a la armada bizantina, anclada en el puerto de Demetrias.6

La batalla[editar]

Los números de las flotas opositoras no son claras. Para los bizantinos, Nicéforo Grégoras escribe de «más de 50» barcos, mientras que el italiano Marino Sanudo menciona 80 barcos imperiales. La flota latina, compuesta de lombardos y barcos venecianos de Negroponte y venecianos que tenían en Creta, es diverso desde los 30 (según Grégoras) a los 62 (según Sanudo) barcos. En cualquier caso, todas las fuentes confirman que la flota latina era numéricamente inferior en un tercio.7​ Cabe señalar que, como consecuencia de su tregua con los bizantinos, los venecianos de Negroponte mantuvieron una postura neutral, aunque algunos de ellos se unieron a la flota latina como individuales.8
La flota latina tomo a los bizantinos por sorpresa, y su ataque inicial fue tan violento que hizo un buen progreso. Sus barcos, en la que altas torres de madera habían sido erigidas, y con la ventaja, muchos marineros y soldados bizantinos fueron asesinados o ahogados.9​ Justo cuando el triunfo parecía al alcance de los latinos, sin embargo, llegaron refuerzos dirigidos por el déspota Juan Paleólogo. Mientras se retiraban de Neopatria, el déspota se había enterado de la inminente batalla. Reunió a los hombres que pudo, cabalgó en una noche 40 millas y llegó a Demetrias justo cuando la flota bizantina estaba empezando a flaquear.
Su llegada aumentó la moral de los bizantinos, y los hombres de Paleólogo, transportados a bordo de los buques por los barcos pequeños, comenzaron a reponer sus bajas y cambiar el rumbo. La batalla continuó durante todo el día, pero al caer la noche, todos menos dos buques latinos habían sido capturados. Las bajas latinas fueron pesadas, e incluyó el triarca de Negroponte Guglielmo II da Verona. Muchos otros nobles fueron capturados, entre ellos el veneciano Fillippo Sanudo, que probablemente era el comandante general de la flota.8

Consecuencias[editar]

La victoria en Demetrias hizo recorrer un largo camino para mitigar el desastre de Neopatria para los bizantinos. También marcó el comienzo de una ofensiva sostenida en todo el Egeo: por 1278, Licario había sometido a toda Eubea excepto por su capital, Calcis, y para 1280, como gran almirante (megaduque) de la armada bizantina, él había recuperado la mayor parte de las islas del mar Egeo para el imperio. Sin embargo, sus logros no duraron mucho tiempo después de su desaparición de la historia en torno a 1280. En Eubea, las importantes ganancias de Licario y su feudo personal, los fuertes bizantinos fueron gradualmente retomados por los lombardos, hasta que se recuperó la isla entera para 1296.

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