domingo, 5 de abril de 2015

anatomía animal



La autotomía (del griego αὐτο = "a sí mismo" y τομία = "cortar") o autoamputación es la mutilación espontánea que efectúan sobre sí mismos algunos animales para escapar de potenciales depredadores. Por ejemplo, ciertas lagartijas y salamandras pueden separar un segmento importante de su cola que, en ciertos casos, vuelve a crecer.Se trata de una estrategia de defensa que consiste en desprenderse voluntariamente de una parte no vital de su cuerpo (en general lacola, aunque también puede ser un miembro, la piel...) con el fin de escapar de un depredador. La pérdida se produce cuando el depredador ya ha agarrado la parte del cuerpo (entonces se trata de liberarse para huir) o antes de un ataque con el fin de distraer. En general el miembro abandonado permanece agitándose con movimientos reflejos, dando una ilusión de vida y distrayendo al depredador.
No confundir con autopsalisis. La autopsalisis requiere una intervención psítica por parte del animal. En la autopsalisis el miembro no se desprende espontáneamente, sino que requiere la acción de las mandíbulas del depredador para que se separe el miembro.
 
La autotomía
La característica más sobresaliente del sistema esquelético de los saurios es la facultad de poder perder la cola en caso de peligro o autotomía.
La cola que presenta esta característica suele ser de colores más vivos que el resto del cuerpo, con la capacidad de moverse convulsivamente unos minutos después de desprenderse del cuerpo para distraer al depredador. Esta facultad de desprenderse es debido a la presencia de planos de fractura vertical a través del cuerpo y el arco vertebral. En estos puntos existe una pared de tejido conectivo o cartilaginoso que, después de perder la cola, desarrolla una nueva osificación. Los músculos y senos venosos presentan modificaciones para poder producir su rotura. Los planos de fractura siempre se sitúan caudales a la abertura cloacal, para así proteger a los hemipenes y depósitos de grasa allí situados.
La nueva cola que se regenera nunca es igual a la original, suele tener un patrón más irregular, es más pequeña, con escamas más oscuras, más corta y algo despuntada en su extremo.
Por esta razón debemos tener sumo cuidado a la hora de manipular a nuestro lagarto y en ningún caso hacerlo por la cola.
Algunos saurios no presentan esta facultad como por ejemplo los camaleones, los cuales utilizan su cola para sujetarse a las ramas de los arboles.



El báculo, o en latín baculum, es un hueso que se encuentra en el pene de la mayoría de los mamíferos, más precisamente eninsectívorosroedorescarnívoros y los primates. Entre las especies domésticas, se encuentra en el gato y el perro. Este hueso les permite a estos animales la penetración en ausencia de erección.
En latín se llamaba baculum (vara), os penis (hueso peneano) y os priapi (hueso de Príapo).
Está ausente en humanosmarsupialeshienaslagomorfos (como conejos y liebres) y en la familia equidae, entre otros. Su forma y tamaño varían entre las especies, y su función es la de hacer posible la erección. En los seres humanos ésta se logra cuando el tejido eréctil del pene se llena de sangre.
El hueso homólogo en las hembras se llama baubellum u os clitoridis (hueso clitorídeo).Un objeto de investigación sobre la evolución es el hecho de que el género humano presente esta ausencia tanto de pene óseo como de clítoris óseo, a diferencia de otros grandes mamíferos. De todas formas, este hueso es bastante reducido entre los grandes simios: en muchas especies tiene una estructura insignificante de 10 a 20 milímetros.
El zoólogo Richard Dawkins especuló en 1978, que la pérdida del hueso en los humanos, cuando está presente en nuestra especie más cercana (el chimpancé) se deba probablemente a la selección de las hembras, que buscaban signos de buena salud en los machos adultos. La dependencia del pene humano en los medios vasculares para lograr el estado rígido lo hace particularmente vulnerable a las variaciones de la presión sanguínea. Una disfunción eréctil indicaba no sólo el estado físico del macho (como diabetes o trastornos neurológicos) sino también estados mentales como estrés y depresión.

Imagen artículo
Imagen de los restos de pene de osos que acompaña al artículo científico sobre el hallazgo / PLOS ONE
Un grupo de investigadores con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha hallado en el Cerro de Batallones (Madrid) cinco ejemplares de báculo, el hueso que tienen algunos grupos de mamíferos en el pene, de una especie de oso prehistórico que vivió hace unos nueve millones de años, Indarctos arctoides.
El análisis de estos fósiles, los más antiguos de este tipo descubiertos hasta el momento, ofrece pistas acerca del comportamiento sexual de estos úrsidos. El estudio ha sido publicado en la revista PLOS ONE.
De los cinco báculos fósiles hallados, cuatro pertenecen a adultos y uno a un individuo de entre un año y año y medio de edad. Según el análisis de estas piezas, la longitud media del hueso del pene de Indarctos arctoides sería de casi 24 centímetros, mayor que la de las ocho especies de osos actuales, incluidas aquellas que presentan un tamaño corporal superior.
Según los investigadores, el hallazgo de báculos fósiles ocurre en muy raras ocasiones, ya que, junto al hecho de que sólo se encuentra en la mitad de la población de la especie, se trata de un hueso que, por su morfología, rara vez fosiliza completo.
Comportamiento sexual
De la comparación de la morfología y el tamaño de las piezas con datos zoológicos de mamíferos actuales los investigadores han inferido una serie de posibles comportamientos sexuales para esta especie de oso.
En los osos el báculo actúa como soporte físico durante el apareamiento. El tamaño del pene de Indarctos arctoides podría haber facilitado unos tiempos de cópula más largos y esto habría incrementado de alguna manera la efectividad de la fecundación”, explica el investigador Juan Abella.
Además, tal y como hacen especies similares con tamaños relativos de báculo parecidos, es posible que las hembras de I. arctoides copulasen con varios machos durante la época de reproducción.
“Las cópulas largas se dan en especies cuyos encuentros sexuales son menos frecuentes, por lo que quizá las poblaciones de I.arctoides estuvieran fragmentadas. Esto quiere decir que los individuos estarían muy ligados a los bosques que crecen en torno a los cursos de agua y no podrían vivir en zonas abiertas, donde entrarían en competencia con los grandes tigres de dientes de sable y con los llamados osos‐perro (anficiónidos)”, añade el investigador.
Cerro de Batallones
Los cinco fósiles analizados en este trabajo fueron descubiertos en Batallones‐3, uno de los nueve yacimientos que componen el conjunto de excavaciones paleontológicas del Cerro de Batallones, situado en la localidad madrileña de Torrejón de Velasco.
“Hace unos 9 millones de años, en el Mioceno Superior, la zona donde se encuentra el conjunto de yacimientos estaba compuesta por un sistema de cuevas subterráneas que actuaron como trampas naturales en las que quedaron atrapados numerosos vertebrados, principalmente carnívoros, como osos y dientes de sable, entre otras especies. Con el paso del tiempo, estas cavidades se fueron llenando de sedimentos y se formaron sobre ellas pequeños lagos y charcas fangosas que funcionaron como trampas para grandes herbívoros, como mastodondes, jiráfidos y rinocerontes”, explica el investigador del CSIC y director de la excavación Jorge Morales, del Museo Nacional de Ciencias Naturales.
El Cerro de Batallones es uno de los conjuntos paleontológicos de la Era Cenozoica más importantes del mundo y está aportando gran cantidad de información acerca de la fauna que poblaba la cuenca de Madrid. Descubierto en 1991, en el año 2001 fue declarado Bien de Interés Cultural por la Comunidad de Madrid, que patrocina las excavaciones paleontológicas.





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