viernes, 17 de abril de 2015

anatomía humana



Cavidad Oral
Corresponde a la primera porción del tracto digestivo, donde se realizan las funciones de prehensión, masticación y la deglución de los alimentos. Su continente está definido por las paredes de la cavidad oral y su contenido incluyendo a los dientes FIG 1 y a la lengua; encontrándose anexos a la cavidad oral las glándulas salivales mayores: parótida, submandibular y sublingual.
Pared anterior de la cavidad oral: Está formada por los labios, pliegues cutáneos, musculares y mucosos que delimitan entre sí la hendidura labial extendida entre ambas comisuras. En el borde libre del labio la piel no se encuentra queratinizada y las papilas de la mucosa están muy desarrolladas lo que le da el color rosado (bermellón). En la zona posterior del borde libre labial se puede apreciar el límite mucocutáneo (la zona seca v/s la zona húmeda en el borde libre del labio) que establece la continuidad entre piel y mucosa labial. La estructura labial está dada por el músculo orbicular oris, cuya acción permite cerrar y comprimir la hendidura labial. En torno a este músculo circular se disponen radiadamente, de medial a lateral, los músculos: elevador del ala de la nariz y del labio superior, elevador del labio superior, cigomático menor, elevador del ángulo oral, cigomático mayor, buccinador y risorio; por el labio inferior encontramos en el mismo sentido los músculos: depresor del labio inferior y depresor del ángulo oral. Todos estos músculos participan en la apertura labial. La piel del borde libre del labio presenta una elevada densidad de terminaciones nerviosas, situación que permite reconocer la temperatura y textura de los alimentos. En la cara interna del labio, en la capa submucosa, se encuentran pequeñas glándulas, las glándulas labiales, cuya secreción mucosa mantiene húmeda esta superficie de la pared anterior de la cavidad oral.
Pared lateral de la cavidad oral: Comprende a la mejilla, también denominada región geniana; es semejante en su estructura a los labios es decir, presenta un plano cutáneo, uno muscular y la mucosa. El músculo buccinador es el músculo que le da estructura a la mejilla y la capa mucosa que le cubre por su cara interna está adherida al plano muscular, siendo menos sensitiva que la mucosa labial.
Pared superior de la cavidad oral: Corresponde a la bóveda palatina, pared ósea formada por el proceso palatino de los huesos maxilares y la lámina horizontal del hueso palatino . La mucosa que cubre esta pared es gruesa, firme, adherida al plano óseo, con abundantes glándulas mucosas. La mucosa de esta pared es menos sensitiva y en las zonas anterior presenta una serie de rugosidades muy características. La irrigación e inervación de la zona anterior del paladar está dada por la arteria nasopalatina (procedente de la a. esfenopalatina, terminal de la arteria maxilar) y el nervio nasopalatino (V2) .FIG. 2 La zona posterior recibe ramas de la arteria palatina mayor (arteria maxilar) y del nervio palatino mayor (V2).
Pared inferior de la cavidad oral o piso de la cavidad oral: Esta región se pone de manifiesto cuando se levanta la lengua .FIG. 3. Limitada periféricamente por el arco dentario inferior, se extiende hacia atrás hasta la raíz de la lengua. Este piso deja un espacio llamado espacio paralingual el cual tiene como límite superior a la mucosa del piso de la cavidad oral, membrana muy delgada que permite ver por trasparencia los vasos sanguíneos. Hacia caudal el límite lo constituye el músculo milohioideo; en la zona posterior, entre este músculo y el músculo hiogloso, se establece una comunicación, el hiato submandibular, que conecta este espacio con el triángulo submandibular. Por este espacio transitan: la porción profunda de la glándula submandibular, los nervios hipogloso y lingual y las venas linguales;  del mismo modo, por aquí pueden migrar procesos infecciosos desde la cavidad oral hacia el cuello. El espacio paralingual contiene a la glándula sublingual, al ducto submandibular y a la porción profunda de esta glándula, a los nervios hipogloso y lingual, y a las venas linguales la arteria lingual accede a la región cruzando en relación con la cara profunda del músculo hiogloso.
Pared posterior de la cavidad oral o velo del paladar: Esta pared, de estructura mucosa y muscular, separa dinámicamente la cavidad oral de la orofaringe durante la respiración y, a la naso de la orofaringe durante la deglución. El borde anterior del velo palatino se inserta en el paladar óseo; el borde posterior es libre, cuelga hacia la faringe, y desde él se proyecta la úvula. La mucosa de la cara anterior del paladar presenta un epitelio pavimentoso (células planas en varias capas) en cambio, la mucosa de la cara posterior presenta epitelio de tipo respiratorio (células cilíndricas con cilios y con glándulas mucosas). La musculatura del velo del paladar presenta dos músculos que desde el cráneo llegan a él, los músculos elevador y tensor del velo palatino; dos músculos que desde el velo palatino se dirigen hacia caudal, los músculos palatogloso y los músculos palatofaringeo; y el músculo de la úvula que desde la espina nasal posterior (ubicada en el hueso palatino) se entiende hasta la submucosa de la úvula.
El músculo elevador del velo palatino se extiende desde la porción petrosa del temporal y de la porción cartilaginosa de la tuba auditiva hasta la aponeurosis palatina, entrando a la faringe por sobre el constrictor superior. El músculo tensor del velo del paladar se origina desde la fosa escafoidea del proceso pterigoideo y de la porción cartilaginosa de la tuba auditiva, desde aquí desciende verticalmente hasta el gancho (hamulus) pterigoideo, donde se refleja y pasa por delante del rafe pterigo-mandibular (entre las porciones pterigoideas y orofaríngea del constrictor superior de la faringe) para expandirse e insertarse en la aponeurosis palatina. El músculo palatogloso se origina en la cara inferior de la aponeurosis palatina, desciende en relación con la cara medial de los músculos constrictores y termina insertándose en los bordes de la lengua. Este músculo marca un relieve en la pared lateral de la orofaringe, el pliegue palatogloso o pilar anterior del velo del paladar, y entre ambos músculos y la base de la lengua y el velo se forma un pasaje estrecho, el istmo de las fauces, zona que separa la cavidad oral de la orofarínge. El músculo palatofaringeo se origina desde el paladar óseo y desde la aponeurosis palatina, presentando una extensión que proviene desde la porción cartilaginosa de la tuba auditiva (porción salpíngea). Las fibras musculares descienden en relación con la cara medial de los músculos constrictores para terminar insertándose en la pared faringea y en el cartílago tiroides. Este músculo marca un relieve en la orofaringe, el pliegue palatofaringeo o pilar posterior del velo palatino y con el del lado opuesto, el velo y la pared faringea delimitan un pasaje estrecho, el istmo nasofaringeo, que separa naso de orofaringe durante la deglución. FIG. 4

Fosas nasales
Las fosas nasales están situadas debajo del cráneo, encima de la cavidad oral, por dentro de las órbitas y de los maxilares, por delante de la nasofaringe. Se puede reconocer en ella un componente anterior, la pirámide nasal (ya revisada en el paso 2) y un componente posterior, las fosas nasales propiamente tal. El acceso a esta cavidad se realiza a través de las narinas, apertura que nos coloca en el vestíbulo nasal; especie de conducto aplanado transversalmente (de 2 cm. de largo, 1,8 cm. de ancho y 1,6 cm. de alto), cuya pared medial corresponde al tabique nasal y la pared lateral al ala de la nariz. Su cavidad se prolonga hacia anterior, en el lóbulo de la nariz, por un fondo de saco (el ventrículo del lóbulo de nariz). El vestíbulo nasal se abre hacia la fosa nasal por un orificio estrecho, en forma de hendidura, claramente demarcado en la pared lateral por el limen nasal (umbral de la nariz). El revestimiento del vestíbulo corresponde a piel modificada, con folículos pilosos y glándulas sebáceas.
Pared medial de las fosas nasales o tabique nasal. FIG. 5. El tabique es una lámina en forma de rectángulo irregular, orientada en el sentido antero posterior. Mide 7 a 8 cm. de longitud, 4 a 5 cm. de altura y 2 a 4 milímetros de espesor. Su porción anterior soporta a la nariz cartilaginosa, estando expuesta a lesiones traumáticas. La parte posterior enfrenta a las conchas (cornetes) y a los meatos. El tabique está formado en la zona anterior por el cartílago del tabique, en la parte superior por la lámina perpendicular del etmoides y en la zona posteroinferior por el vomer. Estos elementos están cubiertos por una membrana fibrosa (periosteo o pericondrio según corresponda) y una mucosa muy irrigada.
Pared lateral de las fosas nasales: Se distingue en ella una porción anterior o preturbinal y una porción posterior o turbinal, separadas por un relieve ubicado en el extremo anterior de la concha media, el agger nasal (eminencia nasal). La porción preturbinal, lisa, corresponde a la cara interna de la pirámide nasal. La porción turbinal, muy anfractuosa, presenta las conchas y los meatos nasales, razón por la cual constituye el segmento más complejo e importante de las fosas nasales. FIG. 6
Conchas y meatos: Las conchas tienen la forma de aleros superpuestos, con un extremo anterior grueso y un extremo posterior delgado o cola. En número de tres, se denominan de abajo a arriba:
Concha inferior, primera concha, hueso separado, el más extenso; Concha media, segundo concha, pertenece al etmoides y es de tamaño medio; Concha superior, tercera concha, pertenece al etmoides y es el de menor tamaño. Cada concha delimita con la parted lateral de la fosa nasal un espacio alargado en sentido anteroposterior, los meatos, cuya denominación está de acuerdo a la concha que los limita. Son, entonces, tres meatos, inferior, medio y superior. FIG. 7
La concha inferior tiene una forma triangular, su borde inferior casi llega a rozar el suelo de la fosa nasal; su cabeza se encuentra a dos centímetros del punto medio de la narina y su cola se ubica a un centímetro del orificio tubárico. En el meato inferior desemboca el conducto lacrimonasal. El cornete y el meato medio es menos extenso que el precedente. Este meato presenta una pared externa muy irregular, describiéndose en él: Una cresta oblicua hacia arriba y adelante, el proceso unciforme, que limita por ventral al canal del unciforme. Una eminencia semi esférica, la ampolla, que delimita por ventral al canal de la ampolla. En el canal del unciforme desembocan: en su extremo anterior el seno frontal; en su extremo posterior, el seno maxilar y entre ambos orificios, dos o tres celdillas etmoidales anteriores. En el canal de la ampolla desembocan una o dos celdillas etmoidales medias. Este meato se corresponde hacia lateral con la pared medial del seno maxilar y con la pared interna de la órbita.FIG. 8
Concha y meato superiores, menos extensos que el precedente, sus paredes son menos complejas. En el meato superior desembocan las celdillas etmoidales posteriores.
Pared superior o bóveda de las fosas nasales: Canal largo y estrecho, describe una de curva de concavidad inferior contorneando al cuerpo del esfenoides. Presenta una porción anterior, nasal, en relación con la cara posterior de los huesos nasales; una zona media, frontoetmoidal, en relación con la lámina cribosa del etmoides; y una zona posterior, esfenoidal, en relación con la cara anterior e inferior del cuerpo del esfenoides. Entre estas dos regiones, frontoetmoidal y esfenoidal, se forma el receso esfenoetmoidal del techo nasal, lugar donde desemboca el seno esfenoidal. FIG. 9
Pared inferior o piso: Región relativamente ancha y horizontal, esta formado por el proceso palatino de los maxilares y la lámina horizontal de los palatinos. Se relaciona hacia atrás con el velo del paladar que lo continúa y se observa en la rinoscopia posterior; hacia adelante, con el reborde alveolar del maxilar y los dientes; hacia lateral con el seno maxilar; hacia abajo, con la cavidad oral.
Pared Posterior (Coanas): Son dos orificios ovalados, con el eje mayor vertical. Están limitados por el surco faringonasal por fuera (entre pared lateral de las fosas nasales y la nasofaringe), el borde posterior del tabique por dentro, por arriba por la bóveda de la faringe, por abajo por el velo del paladar .FIG. 10
Vasos y nervios de las fosas nasales: Las arterias provienen de las etmoidales anterior y posterior (ramas de la arteria oftálmica), de la esfenopalatina (arteria maxilar), de la nasal posterior (de la esfenopalatina), de la suborbitaria (arteria maxilar), de la ptérigopalatina (arteria maxilar), palatina mayor (arteria maxilar) y de la facial. Estas arterias llevan fibras simpáticas desde el ganglio simpático cervical superior, de acción vasomotora, que se distribuyen por la mucosa respiratoria (pituitaria roja). Las venas terminan en la v. facial (venas anteriores), en el seno longitudinal superior (venas superiores), en las venas oftálmicas y en el plexo pterigoídeo (venas laterales y posteriores). Los linfáticos se dirigen a los linfonodos retrofaríngeos,carotídeos superiores y submandibulares. La sensibilidad general de las fosas nasales proviene de los nervios etmoidales (V1); del nasopalatino (V2); del palatino mayor (V2); estos ramos llevan fibras secretomotoras para la mucosa nasal (desde el núcleo lacrimomuconasal a través del VII nervio craneal) desde el nervio petroso mayor y del ganglio pterigopalatino (ubicado en la fosa ptérigopalatina). La inervación sensorial proviene del nervio olfatorio (I nervio craneal), cuyos finísimos ramos sólo ocupan una pequeña extensión de aproximadamente 2,5 cm de diámetro en el techo de las fosas nasales (pituitaria amarilla); Este sistema es rudimentario en la especie humana.

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