viernes, 17 de abril de 2015
anatomía humana
OSTEOARTROLOGíA DE COLUMNA VERTEBRAL.
La columna vertebral está formada por unidades óseas de forma irregular, llamadas vértebras. Las vértebras presentan un segmento anterior o cuerpo vertebral bien desarrollado, más o menos cilíndrico, que se articula por sus caras superior e inferior con las vértebras supra y subyacente respectivamente, y un arco vertebral, dirigido hacia dorsal, que completa el foramen vertebral. La superposición de las vértebras forma el canal vertebral que contiene a la médula espinal. El arco vertebral presenta el proceso (apófisis) espinoso dirigido hacia dorsal, cuyo extremo es posible de reconocer por palpación en el dorso. Los procesos (apófisis) transversos, en número de dos, dirigidos hacia lateral; las láminas vertebrales, que corresponden a un segmento que une la base del proceso espinoso al proceso transverso; los procesos articulares, dos superiores y dos inferiores que se ubican entre la lámina y el proceso transversa; el pedículo vertebral, que corresponde a un segmento óseo que une el arco vertebral al cuerpo. La superposición de las vértebras deja entre los pedículos el foramen intervertebral (agujeros de conjunción) por donde salen los nervios espinales (raquideos). Fig. 1
La columna vertebral presenta cinco segmentos: 1.- La columna cervical de gran movilidad formada por siete vértebras (C1 - C7) de las cuales las dos primeras están modificadas. La primera vértebra cervical, llamada atlas (C1), se articula con los cóndilos del hueso occipital y carece de cuerpo vertebral; y la segunda vértebra cervical, llamada axis (C2), en la cara superior del cuerpo presenta el proceso odontoides. No existe disco intervertebral entre atlas y axis. Las vértebras cervicales tienen la característica de presentar un agujero en el proceso transverso para el paso de la arteria vertebral. Fig. 2.
2.- La columna dorsal o torácica de menor movilidad que el segmento anterior, está formada por doce vértebras (T1 - T12) que presentan carillas articulares en la zona lateral del cuerpo y de la cara anterior de los procesos transversos para la cabeza y la tuberosidad de las costillas, respectivamente.
3.- La columna lumbar de mayor movilidad que el segmento torácico, está formada por cinco grandes vértebras (L1 - L5) que tienen la particularidad de presentar un gran cuerpo vertebral y un proceso espinoso corto y recto hacia atrás. Fig. 3 , Fig. 4
4.- La columna sacra, rígida, está formada por cinco vértebras (S1 - S5) que se sueldan en el adulto formando sólo un hueso, el sacro; cóncavo hacia adelante, forma parte de la pelvis verdadera, en las caras laterales o alas, se articula con el hueso coxal del esqueleto apendicular inferior. Los forámenes intervertebrales del sacro, presentan dos puntos de salida uno anterior, los forámenes sacros anteriores y otro posterior, los forámenes sacros posteriores.
5.- La columna coxígea formada por cuatro o cinco vértebras vestigiales fusionadas que poseen solamente un diminuto cuerpo vertebral. Fig. 5, Fig. 6
Articulaciones de la columna vertebral.
1.- Articulación entre el hueso occipital y atlas. Corresponde a una diartrosis, sinovial de tipo elipsoidea o condílea que permite movimientos de flexo-extensión de la cabeza.
2.- Articulación entre atlas y axis. Se realiza en dos puntos, uno entre los procesos articulares que corresponden a una diartrosis sinovial - plana; y otro entre el arco del atlas y el proceso odontoides del axis, que es una diartrosis sinovial - trocoide; es este punto el que permite en gran parte los movimientos de rotación de la cabeza.
3.- Articulación entre cuerpos vertebrales. Corresponden al tipo Cartilaginoso secundario - Sinfisis (anfiartrosis), existiendo un disco fibrocartilaginoso interpuesto, estas articulaciones son importantes en la función de soporte de la columna vertebral. Fig. 7, Fig. 8, Fig. 9
4.- Articulación entre los proceos articulares de las vértebras. Son diartrosis, sinoviales planas, importantes en los movimientos de giro, flexión y extensión de la columna.
5.- Articulación entre vértebras dorsales y costillas. Tanto la articulación entre el cuerpo vertebral y la cabeza de la costilla (articulación costovertebral), como entre el proceso transverso y la tuberosidad de la costilla (articulación costotransversa), corresponden a diartrosis, sinoviales planas. Son estas articulaciones importantes en el movimiento de respiración costal.
6.- Articulación entre sacro y coxal o articulación sacro-ilíaca. Corresponden al tipo Cartilaginoso secundario - Sinfisis (anfiartrosis), existiendo tejido fibrocartilaginoso interpuesto. Durante el parto se produce a este nivel un movimiento de giro llamado nutación, desplazamiento que aumenta los diámetros del estrecho inferior de la pelvis.
Examen general de la columna: La columna vertebral es soportada por los miembros inferiores, cualquier alteración sobre éstos va a repercutir sobre aquella. Desde una vista lateral, la columna presenta en el adulto cuatro curvaturas, la primera a nivel cervical, cóncava hacia atrás (lordosis); la segunda a nivel torácica, cóncava hacia adelante (cifosis); la tercera a nivel lumbar cóncava hacia atrás (lordosis) y la cuarta a nivel sacro-coxígeo cóncava hacia adelante (cifosis). Estas curvaturas se desarrollan después del nacimiento. El recién nacido presenta una cifosis primaria, en la medida en que el niño extiende la cabeza, desarrolla la lordosis cervical y cuando comienza a caminar, completa la lordosis lumbar; quedando así constituidas las cuatro curvaturas de la columna vertebral. Las curvaturas en sentido lateral de la columna se denominan escoliosis y son de tipo patológico. Fig. 10
Pared Anterior del Abdomen
La pared antero-lateral del abdomen corresponde a la piel, la fascia superficial, la fascia profunda y el plano muscular extendidos entre el tórax y la pelvis; en profundidad incluye al peritoneo parietal. Esta pared blanda y depresible permite la palpación de las vísceras abdominales y, mediante una incisión en ella (laparotomía), acceder al contenido de la cavidad abdómino-pélvica. Los hitos anatómicos que el alumno debe identificar en forma previa al análisis de las preparaciones son: el apéndice xifoides, la cicatriz umbilical, la sínfisis púbica, la línea alba, el reborde costal, la cresta ilíaca, el tubérculo ilíaco, la espina ilíaca ántero superior, el ligamento inguinal y el tubérculo púbico. La posición de la línea alba se hace evidente como un leve surco en la línea media anterior, particularmente notorio en los sujetos musculosos. En relación con la cicatriz umbilical se describe un plano horizontal, el plano transumbilical; plano que se encuentra normalmente al nivel del disco intervertebral entre L3 y L4. Del mismo modo, en relación con la zona más baja del reborde costal se describe el plano subcostal; plano que se encuentra a la altura del décimo cartílago costal y que se proyecta hacia dorsal al nivel del disco intervertebral entre L2 y L3. Así mismo, es posible trazar un plano horizontal entre los tubérculos ilíacos, el plano transtubercular, plano que se proyecta sobre el cuerpo vertebral de L5. Utilizando los planos subcostal y transtubercular junto con la línea media clavicular, es posible dividir la pared ántero-lateral del abdomen en nueve sectores. División que es relevante desde el punto de vista clínico, ya que la sintomatología de las vísceras abdominales es referida a los cuadrantes sobre los que se proyectan estas vísceras. FIG. 1
La piel de la pared ántero-lateral del abdomen es gruesa y adherida al plano subyacente. La fascia superficial, de grosor variable según la contextura del sujeto, se dispone en la región infraumbilical en dos capas; una capa superficial, grasosa (Camper); una hoja profunda, membranosa (Scarpa), adherida a la fascia profunda. En este plano se encuentran los vasos superficiales de la pared. En la zona media de la pared anterior del abdomen se disponen verticalmente las venas epigástricas superficiales y las venas toraco-epigástricas. Estos vasos se anastomosan en la región peri umbilical con las venas para umbilicales, constituyendo así un sitio de anastomosis porto sistémica (Cabeza de Medusa). En la región lateral de la pared aparecen ramas de los vasos intercostales, dispuestos oblicuamente hacia caudal y medial. La fascia profunda de la región es delgada y adherida al plano muscular subyacente.FIG. 2
El plano muscular está compuesto lateralmente por los músculos oblicuos externos, oblicuo interno y transverso abdominal; en la zona media se encuentra la vaina del recto y su contenido: los músculos recto abdominal y, cuando existe, el músculo piramidal. Al rebatir el colgajo cutáneo en la zona lateral, se exponen las fibras carnosas del músculo oblicuo externo, fibras cuya dirección está orientada hacia medial y caudal. A la altura de la línea axilar anterior el músculo es perforado por los ramos cutáneos laterales de los últimos nervios intercostales (T7 a T11) y el nervio subcostal; elementos que inervan la zona lateral de esta pared. Acompañando a estos nervios aparecen finos vasos sanguíneos, ramas de las arterias y venas intercostales. Más o menos al nivel de la línea media clavicular las fibras musculares del oblicuo externo se continúan con la aponeurosis del músculo. Este grueso tejido conectivo pasa por ventral del músculo recto abdominal y contribuye a formar la hoja anterior de la vaina del recto. FIG. 3
Seccionando al músculo oblicuo externo, mediante una incisión vertical trazada a la altura de la línea media axilar, es posible observar al músculo oblicuo interno. Las fibras de este músculo están oblicuamente dispuestas hacia arriba y hacia medial. En el intersticio entre el músculo oblicuo interno y transverso transcurren los nervios iliohipogástrico e ilioinguinal. A la altura de la línea media clavicular, las fibras musculares del oblicuo interno se continúan con la aponeurosis del músculo. En los 3/4 superiores de la pared abdominal. Esta aponeurosis se abre en dos hojas que envuelven al recto abdominal, formando las hojas anterior y posterior de la vaina del recto. En la línea media, estas dos hojas se unen con las del lado opuesto formando la línea alba. En el 1/4 inferior de la pared abdominal la aponeurosis del oblicuo interno no se divide y sus hojas pasan, junto con la aponeurosis del oblicuo interno y la del transverso abdominal, por delante del recto para llegar a la línea alba. FIG. 4
Seccionando verticalmente al oblicuo interno a nivel de la línea media axilar, se accede al músculo transverso. La dirección de sus fibras es más o menos horizontal y, a la altura de la línea media clavicular, las fibras se continúan con la aponeurosis del músculo (línea semilunar); zona que se corresponde con el borde lateral del recto abdominal. En los 3/4 superiores de la pared abdominal, la aponeurosis del transverso pasa posterior al recto, uniéndose a la hoja posterior de la aponeurosis del oblicuo interno. En el 1/4 inferor de la pared abdominal, la aponeurosis del transverso tiene una inserción como en con las fibras inferiores de la aponeurosis del oblicuo interno. FIG. 5
Levantando el colgajo cutáneo de la pared anterior del abdomen, en la zona anterior de ella se observa la hoja anterior de la vaina del recto. Estructura aponeurótica firme, que más o menos a 5 cm. de la línea alba es perforada por los ramos cutáneos anteriores de los últimos nervios intercostales. Mediante una incisión paramediana en la hoja anterior de la vaina del recto, es posible acceder a la vaina y su contenido. El músculo recto abdominal presenta sus fibras verticalmente dispuestas y segmentadas debido a la presencia de intersecciones tendinosas. Normalmente se encuentra una intersección tendinosa a nivel del plano umbilical, dos intersecciones sobre él y una bajo dicho plano. En estos puntos, la hoja anterior de la vaina del recto se adhiere firmemente al músculo. FIG. 6
Ya sea seccionando al recto abdominal o desplazándolo lateralmente es posible observar la hoja posterior de la vaina del recto. Al recorrerla con un dedo ejerciendo presión sobre ella se aprecia que su consistencia es firme en los 3/4 superiores de la pared abdominal, tornándose débil en el 1/4 inferior. FIG. 7
Aún más , en el punto medio entre el ombligo y la sínfisis púbica es posible observar un cambio de coloración en la hoja posterior de la vaina, la línea arqueada (Douglas), elemento que marca el cambio de disposición de la aponeurosis de los músculos anchos de la pared abdominal, situación que analizamos en los párrafos precedentes. Así, desde la línea arqueada hacia caudal la vaina del recto es deficiente, estando formada en esa zona sólo por la fascia transversalis. Por este defecto ingresan los vasos epigástricos inferiores a la vaina del recto, elementos que toman relación con la cara posterior del músculo. FIG. 8
Por último, en la región infraumbilical, dentro de la vaina del recto y en relación con la cara anterior de él, puede aparecer el músculo piramidal. Este músculo se origina en el cuerpo del pubis y sus fibras se dirigen hacia arriba y medial, para insertar en la porción infraumbilical de la línea alba.
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