miércoles, 15 de abril de 2015

Edafología



EL SUELO: CONCEPTO Y FORMACION



Procesos específicos
En el apartado anterior acabamos de ver como la formación del suelo es la consecuencia del desarrollo de tres procesos básicos. Ahora bien, dependiendo de como se combinen en su actuación, es decir, dependiendo de la intensidad con que se desarrolle cada uno de ellos y del tipo de materiales a los que afecte preferentemente se definen determinados procesos de formación. Al actuar estos procesos específicos conducen siempre o a la formación de un tipo concreto de suelo (por ejemplo los podzoles son la consecuencia directa del proceso específico de podzolización) o bien confieren a distintos tipos de suelos una característica común a todos ellos (por ejemplo el proceso específico de iluviación de arcilla confiere a tipos muy diferentes de suelos un horizonte Bt, u horizonte árgico).
A continuación revisaremos muy brevemente estos procesos efafogenéticos específicos y mostraremos las pruebas concretas que tenemos para demostrar que estos procesos se han desarrollado realmente en tipos concretos de suelos.

4.3.1 Procesos específicos de alteración
Empezaremos por los procesos en los que predomina la alteración y dejaremos para después a aquellos en los que predomina la translocación de sustancias (la fragmentación actúa siempre y, por si misma, no define ningún proceso específico concreto).

Melanización
Es el proceso responsable de la coloración oscura, más o menos negra, que adquieren los horizontes A de los suelos. Es el resultado de la impregnación de los restos orgánico en la masa del suelo.


Empardecimiento
Representa la coloración parda que aparece en el suelo como consecuencia de la alteración de los minerales primitivos que liberan importantes cantidades de hierro. Se forman hidróxidos férricos más o menos hidratados y parcialmente cristalinos. Estos geles se unen a las arcillas (directamente o a través del humus) formando unos compuestos (a veces complejos organominerales) de color pardo. Es el proceso característico de las regiones templadas húmedas, y se pone claramente de manifiesto en el paisaje de estas regiones.

 

Rubefacción
La rubefacción es otro proceso que también queda patente en la coloración del perfil.

  

Es un proceso ampliamente representado en las regiones de climas cálidos y templados, con un período de larga e intensa sequía. En estas condiciones los compuestos de hierro producidos como consecuencia de la alteración mineral, sufren una deshidratación total, cristalizando en forma de óxidos, tipo hematites. Como sabemos, la hematites presenta un color rojo vivo, que impregna el perfil, apareciendo la coloración típica de este proceso. Es pues, totalmente imprescindible para que se desarrolle este proceso, la existencia de una estación lo suficientemente seca como para producir la deshidratación de los compuestos de hierro.

Fersialitización
Es el proceso de formación de silicatos de la arcilla (compuestos de hierro, sílice y aluminio, de ahí el nombre de este proceso). Si recordamos el cambio de una roca a suelo, observaremos como ese cambio conlleva una disminución del tamaño de las partículas constituyentes. Esto se puede poner claramente de manifiesto en el análisis mecánico de un suelo suficientemente evolucionado. Muy frecuentemente el suelo contiene una mayor cantidad de arcilla que la roca. Si analizamos la mineralogía de esta arcilla y observamos la presencia progresiva de minerales que no existen en la roca madre y que van siendo más abundantes conforme los horizontes van siendo más evolucionados, podremos demostrar el desarrollo de este proceso de fersialitización tan frecuente en muchos suelos.

 

Ferralitización
En cuanto a la ferralitización es un proceso de alteración máxima. Se desarrolla únicamente en climas tropicales, con fuertes precipitaciones, con un drenaje intenso, con una casi constante percolación de agua. En estas condiciones se produce una intensa alteración de los minerales ya que se encuentran sometidos a la constante acción hidrolítica de un agua de lluvia constantemente renovada y por tanto, permanentemente agresiva, sin que llegue a saturarse en ningún momento con los iones liberados de los minerales (lo que disminuirían su poder hidrolítico, caso que ocurriría si el medio no fuese tan permeable).

 

Se caracteriza pues este proceso por una alteración extrema de los minerales, con un profundo lavado de alcalinos y alcalinotérreos, llegandose a producir hasta importantes perdidas del silicio, aunque la eliminación de sílice del perfil no llega a ser nunca completa (ya que el silicio es poco soluble y bajo la forma de mineral de cuarzo es muy estable). En definitiva, se produce un enriquecimiento de solo los compuestos muy estables, fundamentalmente óxidos e hidróxidos de hierro y aluminio (hematites, goethita y gibsita), de cuarzo y también de los filosilicatos de la arcilla más estables, como son aquellos con una razón Si/Al baja, como es el caso de la caolinita.











 Componentes del suelo. Fase sólida. Componentes minerales. Complejo de alteración. Neoformación bajo clima mediterráneo.



Distinguiremos, como en el caso anterior, cuatro situaciones diferentes que corresponden a rocas ácidas y básicas y a medios lavados y confinados.
Rocas ácidas y medios lavados.
La cantidad de bases presentes es escasa, aunque al tratarse de un clima no muy húmedo nunca el lavado es completo. La permanencia de algunas bases hace posible un proceso de bisialitización con formación de ilita e incluso algo de vermiculita si existe magnesio, lo cual es frecuente en rocas con tendencia a la neutralidad.
El exceso de sílice y de aluminio, por un proceso de monosialitización, da lugar a caolinita.
La presencia de hierro, sílice y aluminio, como elementos primordiales hace que el proceso general de formación del suelo sea una fersialitización. Los suelos son los típicos del proceso citado, con un horizonte Bt que posee una buena capacidad de intercambio por la presencia de vermiculita, pero una baja saturación en bases por el lavado existente y la acidez del material original. La abundancia de aluminio y acidez reinante hacen que una buena parte de él quede retenida en el complejo de cambio lo que genera una menor saturación en bases. Ese contenido alumínico es el que le da nombre al suelo que se conoce como Alisol. Cuando el aluminio no es suficiente como para comunicar al suelo propiedades álicas, el suelo resultante es un Luvisol dístrico.
Los suelos así formados tienen una fertilidad media y su principal inconveniente es la presencia de aluminio, que es tóxico para las plantas, salvo las acidófilas que lo soportan mejor.
Rocas ácidas y medios confinados.
La única diferencia con la situación anterior es una mayor presencia de bases que hacen que el único proceso de arcillización sea la bisialitización. Los minerales formados serán ilita y vermiculita con lo que se eleva la capacidad de retención de iones por parte de la arcilla.
El proceso general será una fersialitización y el suelo formado es un Luvisol, como en el caso anterior, solo que en este caso la saturación en bases es alta; este suelo es el típico de las áreas mediterráneas. Presenta un horizonte Bt con buena capacidad de retención iónica y una elevada saturación. Son suelos con buena fertilidad química y una alta capacidad de retención de agua lo que adquiere gran importancia al encontrarse bajo un clima cuyas lluvias son estacionales.




Rocas básicas y medios lavados.
Permanece el aluminio y el hierro, gran parte del silicio y cantidades variables de potasio y magnesio. Todo ello conduce a un proceso de bisialitización en la que los minerales dominantes serán la vermiculita, por la mayor concentración de magnesio que corresponde a una roca básica, y algo de ilita según sea la cantidad de potasio presente.
El proceso general será un fersialitización y el suelo dominante el Luvisol, ya conocido. Es de destacar en estos medios, que el pH relativamente elevado por la naturaleza de la roca, favorece la oxidación del hierro que, con un clima de fuerte contraste, tiende a la formación preferente de hematites comunicando al suelo un vivo color rojo, típico de los suelos mediterráneos. Este tipo es el que se conoce como Luvisol crómico.




Rocas básicas y medios confinados.
La principal diferencia con la situación anterior es el elevado contenido magnésico provocado por la falta de lavado. La bisialitización seguirá siendo el proceso principal pero se tiende a la formación de esmectitas como minerales más frecuentes, siempre acompañados de vermiculita. La formación de ilita es más rara y la mayoría del potasio entra como catión compensador de los minerales citados además de su participación en el complejo de cambio.
El proceso general de formación del suelo sigue siendo la fersialitización y el suelo dominante es un Luvisol. La presencia de esmectitas provoca un agrietamiento del suelo, cuando no se impide el desarrollo del horizonte Bt , el suelo es un Luvisol pero con propiedades parecidas a los Vertisoles, por lo que se conoce como Luvisol vértico. Cuando la formación de esmectitas es muy alta, el suelo resultante es un Vertisol. El contenido en arcilla suele ser mayor y la retención de agua y cationes más importante; como contrapartida tiene unas condiciones físicas algo menos favorables que se traducen en un manejo más difícil.

No hay comentarios:

Publicar un comentario