«Continentes arcaicos»
Kenorland fue uno de los supercontinentes más tempranos sobre la Tierra. Se cree que se formó durante la Eón Arcaico hace unos 2.700 millones de años por el acrecentamiento de los cratones neoarqueozoicos y la formación de una nueva corteza continental.
Kenorland abarcaba lo que luego se convertiría en Laurentia (el corazón de las actuales Norteamérica y Groenlandia), Báltica (los actuales Escandinavia y países bálticos), Australia occidental y el Kalahari. Enjambres de zanjas volcánicas y su orientación paleomagnética así como la existencia de similares secuencias estatigráficas permiten su reconstrucción. El corazón de Kenorland, el Escudo Báltico/Fenoscandio, traza su origen hace más de 3.100 millones de años.
El cratón Yilgarn (actual Australia occidental) contiene cristales de zircón en su corteza que datan de hace 4.400 millones de años.
Supercontinente Kenorland
Esquema que muestra a ‘grosso modo’ la disposición de los cratones más significativos que constituyeron Kenorland. Autor: desconocido.
Kenorland fue uno de los primeros supercontinentes conocidos que existieron en la Tierra. Se cree que se formó durante la era Neoarcaica, hace unos 2.700 Ma, a partir de la unión de varios cratones y de la formación de nueva corteza continental. Kenorland estaba constituido, entre otros, por los cratones Laurentia (el núcleo de la actual América del Norte y Groenlandia), Wyoming, Báltica (el núcleo de Escandinavia y del Báltico actuales), Kola (noroeste de Rusia), Karelia (Finlandia), Siberia (en Siberia), Amazonia, São Francisco y Rio de la Plata (localizados actualmente en Sudamérica), parte de Australia Occidental (debido a la unión parcial con Ur), Kalahari (actualmente localizado en el sur de África), África Occidental, el Congo y Nilo Occidental (norte-centro de África), Yangtze (Sur de China) y la actual Antártida, por lo que se cree que era mucho más grande (en extensión) que sus predecesores. La fragmentación y desaparición de este supercontinente debió de ocurrir hace unos 2.480 – 2.450 Ma.
A partir del estudio de los sistemas de diques volcánicos y de sus orientaciones paleomagnéticas, así como del estudio de secuencias estratigráficas, se ha podido realizar la reconstrucción de Kenorland. El núcleo de este supercontinente estaba constituido por el escudo Báltico, también llamado Fenoscandia, y a su alrededor se disponían el resto de los cratones.
Formación de Kenorland:
Kenorland se formó, según Halla (2005), hace unos 2.700 Ma como resultado de una serie de eventos de acreción que formaron nueva corteza continental. De acuerdo con un análisis en profundidad realizado por Barley et al. (2005), el magmatismo submarino que tuvo lugar hace 2.780 Ma culminó con la erupción de extensas plumas mantélicas hace unos 2.720 – 2.700 Ma (la gran actividad hidrotermal resultante produjo una mineralización de sulfuros masivos de origen volcánico y el depósito de formaciones de hierro bandeado (BIF) en las cuencas anóxicas relacionadas con los arcos de islas volcánicas). Posteriormente, el magmatismo fue seguido por la deformación orogénica, el emplazamiento de granitoides (de hace 2.680 Ma) y la estabilización de la litosfera continental resultantes de la colisión entre cratones.
La formación de Kenorland (y la posible colisión de los cratones de Zimbabwe y Kaapvaal hace unos 2.600 Ma, aumentando así el tamaño de Ur) proporciona una evidencia clara de que los cratones existentes durante el Arcaico Tardío habían comenzado a agregarse en continentes más grandes. NOTA: Se piensa que el cratón de Pilbara y algunos cratones de Australia Occidental, que formaban parte de Ur, también llegaron a formar parte de Kenorland, por lo que es probable que ambos supercontinentes se unieran parcialmente, colisionando por la zona de los actuales sur de África y Australia Occidental.
Ruptura de Kenorland:
La ruptura de Kenorland, ocurrida a principios de la era Paleoproterozoica (hace unos 2.500 – 2.000 Ma, durante los períodos Sidérico y Riásico), fue un acontecimiento que se prolongó en el tiempo, lo cual queda de manifiesto por la presencia de diques máficos, cuencas sedimentarias de rift y márgenes de rift en muchos continentes actuales.
El proceso comenzó con la separación del continente Ártica (que incluía los cratones de Laurentia, Wyoming, Siberia y Báltica), hace aproximadamente 2.500 Ma, del resto de la masa continental. Los estudios paleomagnéticos muestran que Kenorland estaba, en su mayor parte, localizado a bajas latitudes durante el inicio de la etapa de rifting (ocurrida hace unos 2.480 – 2.450 Ma); el escudo Báltico se situaba sobre el Ecuador y estaba unido al cratón de Laurentia, formando una sola estructura (el continente Ártica) junto con los cratones Kola, Karelia y Siberia.
Los cratones Kola y Karelia comenzaron a distanciarse entre sí hace unos 2.450 Ma, de tal modo que hace 2.400 Ma Kola se encontraba a unos 15 grados de latitud y Karelia a unos 30. Los datos paleomagnéticos muestran, además, que hace 2.450 Ma el cratón de Yilgarn (actualmente en Australia Occidental) ya no estaba conectado a Báltica–Laurentia y que, por el contrario, se hallaba a unos 70 grados de latitud (Ártica se habría separado de Kenorland). Esto implica que hace 2.450 Ma ya no existía un gran supercontinente y que hace 2.400 Ma habría habido un océano entre los cratones Kola y Karelia.
Mismo esquema que antes, pero indicando en rojo la fragmentación que separó Ártica (parte inferior en el dibujo) del resto de Kenorland. En verde se señala la separación entre Kola (cratón próximo a Báltica) y Karelia (cratón próximo a Laurentia). Autor: desconocido; modificado por Geofrik.
NOTA: El cratón de Yangtze y la zona continental que sería tiempo después Atlántica debieron de haber permanecido unidos a Ur durante un tiempo. La fragmentación terminó hace unos 2.000 Ma.
Influencias en el clima de la fragmentación de Kenorland:
La desintegración de Kenorland fue contemporánea con la glaciación Huroniana, que persistió durante 60 Ma. Las formaciones de hierro bandeado muestran su mayor extensión en este período, lo que indica un aumento masivo de la acumulación de oxígeno en la atmósfera (se estima que aumentó desde un 0,1% hasta casi un 1% de la composición de la misma). El incremento de los niveles de oxígeno causó la desaparición virtual de uno de los peores gases de efecto invernadero: el metano (que se oxidaría a dióxido de carbono y agua).
La ruptura de Kenorland provocó, además, un incremento general de las precipitaciones (pues el clima deja de ser tan seco al estar más influenciado por el mar), lo que incrementó la tasa de erosión a escala global y redujo la cantidad de dióxido de carbono atmosférico, otro gas de efecto invernadero (que ya estaba siendo mermado por la actividad metabólica de las cianobacterias).
Con la reducción de los gases de efecto invernadero, y con la baja radiación solar recibida en superficie (era inferior al 85% de lo que se recibe actualmente), se cree que la Tierra desarrolló un estado de “snowball” (bola de nieve), donde las temperaturas promedio de todo el planeta se desplomarían por debajo de la temperatura de congelación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario