Malcolm Arnold
La Sinfonía n.º 5, Opus 74 de Malcolm Arnold fue encargada por la Cheltenham Festival Society y estrenada en julio de 1961 de la mano de la Orquesta Hallé dirigida por el compositor.
Movimientos[editar]
- Tempestuoso
- Andante con moto
- Con fuoco
- Risoluto
Descripción[editar]
El camino de acercamiento a la música popular iniciado con las sinfonías 3 y 4 de Malcolm Arnold cambia de dirección hacia aspectos no tratados antes en el sinfonismo de Arnold, en lo que se puede considerar punto de inflexión en su recorrido sinfónico. La n.º 5 es una sinfonía más seria y profunda, con el fin de satisfacer la necesidad declarada del propio compositor de expresar cosas nuevas ("había tantas cosas todavía que necesitaba decir musicalmente"1).
La obra, en cuatro tiempos (como su predecesora), comienza con una intervención interrogativa del oboe, que introduce el tema que irá desarrollando el resto de la orquesta en un tono nervioso y tenso, que desemboca en un estado de clímax muy tranquilo. Se trata de un nuevo ejemplo de la presencia de pulsos contrapuestos en la personalidad de Arnold.
El segundo tiempo, la más 'Mahleriana' de sus creaciones musicales,2 es, probablemente, el mejor valorado de toda su producción sinfónica. Se trata de un movimiento lento y sensible, sentimental a la par que sentido. Las cuerdas, en un comienzo ricamente armonizado, plantean el tema principal del movimiento, al que se contrapone el tema planteado por la flauta travesera. Así, se da paso a un tema más fuerte en volumen, con una mayor intervención de los instrumentos de viento-metal en detrimento de las cuerdas: se trata de un nuevo ejemplo de la lucha interna de las dos personalidades contrapuestas del compositor. Esta tensión se desvanece con la intervención de la flauta y la vuelta del primer tema del movimiento, que termina de una forma relajada y tranquila.
El tercer movimiento, un scherzo, es típicamente 'Arnoldiano'. La tensión olvidada en el segundo movimiento vuelve a tomar el protagonismo, sólo interrumpida por las intervenciones del viento, que introduce una melodía imitativa del pop de los años 1950.3
El cuarto movimiento, y como es habitual en el sinfonismo de Arnold, introduce una sutil marcha militar de la mano del flautín y de la percusión, con breves intervenciones del viento metal. El tiempo se desarrolla con intervenciones extremas de las cuerdas en un registro muy agudo, en constante discusión con potentes intervenciones de los vientos de metal sobre el colchón rítmico de la percusión. El movimiento toma un camino ascendente muy potente que progresivamente da paso a una vuelta del tema principal del segundo movimiento de la sinfonía a un volumen mucho mayor y más dramático. Tras su desarrollo íntegro y un crescendo de la orquesta al completo, la sinfonía cae en un final más tranquilo pero de aire triste, en el que la cuerda en pianísimo forma un colchón armónico, dejando el protagonismo a las campanas que hace sonar la percusión y que ya habían sido empleadas en el primer movimiento. La sinfonía finaliza con tres Mis interpretados por los violoncellos y contrabajos.3
En el momento del estreno de la Quinta Sinfonía la acogida de público y de la crítica fue nefasta. Una crítica en el London Times inglés calificó la sinfonía como "el fruto de una mente creadora en un avanzado estado de desintegración".4 Otro crítico dijo que "lo mejor que se puede hacer es decir lo menos posible de ella [la quinta sinfonía]".5 Dichas críticas, muchas del tono de las mencionadas, afectaron seriamente a la moral de Arnold, que terminó por apartarla. No fue hasta los años 1970 cuando, con una grabación dirigida por el propio Arnold, la Quinta Sinfonía recondujo su historia, al comenzar a hacerse popular y a recibir críticas positivas. Hoy es considerada por muchos su mejor obra y una de las más significativas sinfonías inglesas del siglo XX.
La obra, en cuatro tiempos (como su predecesora), comienza con una intervención interrogativa del oboe, que introduce el tema que irá desarrollando el resto de la orquesta en un tono nervioso y tenso, que desemboca en un estado de clímax muy tranquilo. Se trata de un nuevo ejemplo de la presencia de pulsos contrapuestos en la personalidad de Arnold.
El segundo tiempo, la más 'Mahleriana' de sus creaciones musicales,2 es, probablemente, el mejor valorado de toda su producción sinfónica. Se trata de un movimiento lento y sensible, sentimental a la par que sentido. Las cuerdas, en un comienzo ricamente armonizado, plantean el tema principal del movimiento, al que se contrapone el tema planteado por la flauta travesera. Así, se da paso a un tema más fuerte en volumen, con una mayor intervención de los instrumentos de viento-metal en detrimento de las cuerdas: se trata de un nuevo ejemplo de la lucha interna de las dos personalidades contrapuestas del compositor. Esta tensión se desvanece con la intervención de la flauta y la vuelta del primer tema del movimiento, que termina de una forma relajada y tranquila.
El tercer movimiento, un scherzo, es típicamente 'Arnoldiano'. La tensión olvidada en el segundo movimiento vuelve a tomar el protagonismo, sólo interrumpida por las intervenciones del viento, que introduce una melodía imitativa del pop de los años 1950.3
El cuarto movimiento, y como es habitual en el sinfonismo de Arnold, introduce una sutil marcha militar de la mano del flautín y de la percusión, con breves intervenciones del viento metal. El tiempo se desarrolla con intervenciones extremas de las cuerdas en un registro muy agudo, en constante discusión con potentes intervenciones de los vientos de metal sobre el colchón rítmico de la percusión. El movimiento toma un camino ascendente muy potente que progresivamente da paso a una vuelta del tema principal del segundo movimiento de la sinfonía a un volumen mucho mayor y más dramático. Tras su desarrollo íntegro y un crescendo de la orquesta al completo, la sinfonía cae en un final más tranquilo pero de aire triste, en el que la cuerda en pianísimo forma un colchón armónico, dejando el protagonismo a las campanas que hace sonar la percusión y que ya habían sido empleadas en el primer movimiento. La sinfonía finaliza con tres Mis interpretados por los violoncellos y contrabajos.3
En el momento del estreno de la Quinta Sinfonía la acogida de público y de la crítica fue nefasta. Una crítica en el London Times inglés calificó la sinfonía como "el fruto de una mente creadora en un avanzado estado de desintegración".4 Otro crítico dijo que "lo mejor que se puede hacer es decir lo menos posible de ella [la quinta sinfonía]".5 Dichas críticas, muchas del tono de las mencionadas, afectaron seriamente a la moral de Arnold, que terminó por apartarla. No fue hasta los años 1970 cuando, con una grabación dirigida por el propio Arnold, la Quinta Sinfonía recondujo su historia, al comenzar a hacerse popular y a recibir críticas positivas. Hoy es considerada por muchos su mejor obra y una de las más significativas sinfonías inglesas del siglo XX.
La Sinfonía n.º 7 Opus 113 de Malcolm Arnold fue estrenada en Londres en mayo de 1974 por la Orquesta New Philharmonia.
Movimientos[editar]
- Allegro energico
- Andante con moto
- Allegro
Descripción[editar]
Dedicada a sus tres hijos (Katherine, Robert y Edward), la sinfonía n.º 7 es la más extrema, tensa y disonante de todas las sinfonías de Malcolm Arnold. Si en las anteriores se señalaba la influencia de Mahler o Shostakovich, en esta las influencias hay que encontrarlas en Ígor Stravinski, lo que demuestra el considerable alejamiento del camino marcado por las anteriores sinfonías. Todo ello la convierte en una rara avis en el recorrido sinfónico de Arnold.
Como su predecesora, está compuesta en tres movimientos, cada uno de los cuales es el retrato de cada uno de los hijos del compositor, si bien Arnold nunca reveló la correspondencia de estos retratos. Lo cierto es que su enorme implicación personal en la creación de la sinfonía (que compuso largamente en casa de William Waltonen la isla italiana de Ischia) la dotó de un aspecto brusco y tenso, y la convirtió en la más difícil de interpretar.
El primero de los tres movimientos es, probablemente, el más brusco y extremo de la sinfonía, y en él la influencia de Stravinski y su La consagración de la primavera resulta evidente. Se inicia con una acumulación caótica, desordenada y disonante de motivos musicales interpretada por los violines en un registro muy agudo. Tras un pequeño desarrollo de esta introducción, se da paso a una melodía más definida pero de tono igualmente tenso. Esta melodía flota a lo largo de todo el movimiento, y se muestra de nuevo con claridad hacia la segunda mitad del mismo, aunque esta vez con un extraño ritmo de rag. La reexposición del comienzo del movimiento da paso a la parte más tensa de la obra, interpretada por los timbales, la cuerda y el viento metal con una gran intensidad de volumen. El movimiento termina con tres bruscas intervenciones del viento metal junto con la percusión.
El segundo movimiento es lento y se desarrolla, por lo general, a una intensidad de volumen baja. La orquestación es económica; es decir, las intervenciones de los distintos instrumentos se producen, en la mayoría de los casos, sin mayor acompañamiento que el del insignificante colchón que forma la cuerda. En este panorama desnudo, hacia el final del movimiento aparece un brutal unísono de la orquesta, que desarrolla el tema anteriormente planteado de manera dispersa con toda la intensidad de volumen de la que son capaces los diversos instrumentos de la orquesta. Este segundo movimiento, Andante con moto, finaliza en pianísimo de la mano de la cuerda.
El tercer movimiento mantiene el tono de los dos anteriores, aunque se muestra algo más melódico. La orquestación vuelve a enriquecerse, aunque sin llegar al grado de densidad del primer movimiento. Hacia la mitad del tiempo aparece una ligera melodía irlandesa de la mano del arpa y el flautín, y sobre un disonante colchón formado por el resto de la orquesta. De manera brusca, aparece una melodía irlandesa imitativa de la música del grupo The Chieftains, con un aire alegre que contrasta con el resto de la sinfonía. Al finalizar este paréntesis, el arpa vuelve a interpretar el tema que había planteado anteriormente. Bruscamente reaparece el tema principal del movimiento, aunque con una orquestación más contundente. La sinfonía finaliza con varias intervenciones al unísono de toda la orquesta, que forma un acorde mayor que da al final un aire triunfalista.
La Sinfonía n.º 7 es considerada una de las más logradas del compositor. En nada se parece a sus composiciones más ligeras, ni siquiera a sus otras sinfonías; su aura emocional y la tensión que desprende evitan cualquier amago de indiferencia por parte del oyente, y reafirman, en cierta forma, el carácter "serio" de las sinfonías de Arnold.
El Concierto para armónica y orquesta, Opus 46, es un concierto con una armónica solista, escrito por el compositor inglés Malcolm Arnold. La pieza fue compuesta en 1954 por el virtuoso de armónica estadounidense Larry Adler, y fue estrenada el 14 de agosto de 1954 en el Royal Albert Hall, con el acompañamiento por parte de la BBC Symphony Orchestra. El concierto fue uno de los primeros de una serie de piezas «serias» compuestas para la armónica después de la Segunda Guerra Mundial (además de obras de Darius Milhaud, Ralph Vaughan Williams, y Heitor Villa-Lobos).
El concierto tiene una duración de nueve minutos y consta de tres movimientos:
- Grazioso
- Mesto
- Con brio
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