sábado, 1 de diciembre de 2018

COMPOSICIONES DE MÚSICA CLÁSICA POR COMPOSITOR

Malcolm Arnold


La Sinfonía n.º 1, Opus 22 de Malcolm Arnold fue compuesta en 1949 y estrenada en 1951 en el Cheltenham Festival por la Orquesta Hallé dirigida por el propio compositor.

Movimientos[editar]

  • Allegro
  • Andantino
  • Vivace con fuoco

Descripción[editar]

La Sinfonía n.º 1 es una obra experimental en la que el autor muestra muchos de los elementos estilísticos que aplicará en sus siguientes composiciones, así como su propio concepto de sinfonía.
La obra, en tres movimientos, comienza de forma acumulativa con los violines, que dibujan una melodía oscura en tiempo de marcha. El movimiento continúa languideciendo, disminuyendo en intensidad los distintos instrumentos hasta alcanzar un nuevo momento sonoro máximo poco antes del final, con un relevante papel de las trompetas.
El segundo movimiento comienza con un piano (suave), con una atmósfera misteriosa determinada por los violines, que pasan la voz a diferentes instrumentos de la orquesta. Cabe destacar la enorme importancia que para Arnold van a tener los instrumentos de viento, otorgándoles un protagonismo en ocasiones superior al de los violines y el resto de la cuerda. El tercer y último movimiento mantiene un ritmo nervioso y una tensión constantes, que conducen la melodía a un punto de clímax tras el cual se da paso a una cómica marcha circense en accelerando. Tras un momento de suspense, se da paso al final de la obra, en una bonita melodía dibujada por los violines.









La Sinfonía n.º 2 Opus 40 de Malcolm Arnold fue terminada en 1953 y estrenada en mayo del mismo año por la Orquesta Municipal de Bournemouth (hoy Orquesta Sinfónica de Bournemouth) bajo la dirección de Charles Groves. Fue un encargo de la Bournemouth Winter Gardens Society.

Movimientos[editar]

Descripción[editar]

Tras sentar las bases en la primera, esta sinfonía muestra un mayor grado de madurez, reconocido unánimemente por la crítica inglesa en el momento de su estreno (fue probablemente la sinfonía mejor recibida en los ámbitos especializados, a pesar de ser, objetivamente, de menor calidad que las siguientes: algunos calificativos de la crítica en la prensa inglesa fueron "la sinfonía de la felicidad" o "Arnold hace que la música diga más que las palabras").
Tras un primer movimiento de comienzo insignificante pero de desarrollo claramente hollywoodiense, se da paso a un segundo movimiento pequeño y de sonidos agudos, solo interrumpidos por los timbales y el viento metal. El tercer movimiento, que bien podría emplearse en una obra de danza clásica, comienza con la delicada melodía del fagot, y se desarrolla en una atmósfera misteriosa de gran atractivo.
El cuarto y último movimiento comienza con una divertida y ágil melodía que da paso a una segunda mitad más trascendente y potente: el empleo por parte de Arnold de melodías fáciles y de irresistible atractivo, como marchas militares de aire cómico, será una constante en toda su obra, con el indisimulado objetivo de atraer la atención del público y de mantenerlo atento para cuando llegue el mensaje que realmente quiere transmitir.










La Sinfonía n.º 4 Opus 71 de Malcolm Arnold fue encargada por William Glock y la BBC y estrenada el 2 de noviembre de 1960 en el Royal Festival Hall por la Orquesta Sinfónica de la BBC dirigida por el propio compositor.

Movimientos[editar]

  • Allegro - Poco più mosso - Tempo primo
  • Vivace ma non troppo
  • Andantino
  • Con fuoco - Alla marcia - Tempo primo - Maestoso - Allegro molto

Descripción[editar]

Con la sinfonía n.º 4 llega a su fin la etapa más 'ligera' del recorrido sinfónico de Malcolm Arnold. El desarrollo de su concepto básico de sinfonía que recuerda en ciertos movimientos a su música más popular (como sus oberturas) llega a un punto de mayor madurez y más personalidad. El principal rasgo distintivo de la obra es el abundante empleo de la percusión, a la que Arnold añade instrumentos caribeños y africanos, como el tam-tam, los bongos o la marimba, en lo que constituye una sinfonía voluntaria y deliberadamente populista. Según reconocerá más tarde, Arnold se inspiró en la diversidad racial del barrio londinense de Notting Hill y los disturbios raciales que en él se produjeron aquellos años con el fin de extender la idea de la integración social, si bien siempre su principal objetivo por encima de cualquier tipo de mensaje será el de hacer que su música "suene bien".
En ese sentido, la integración de sonidos propios de otras regiones en una obra clásica seria occidental se revela como una nítida declaración de principios y refleja una profunda creencia en que la música puede ayudar también a extender actitudes de tolerancia y valores en la sociedad.
La sinfonía comienza con el flautín, al que responde la percusión, en un primer retazo del empleo de los instrumentos de percusión adicionales. Los violines dibujan una melodía de claro aire colonial, remarcada por la celesta. Entonces comienza el papel principal de los instrumentos de percusión africanos y caribeños, que se muestran mediante un hábil empleo del ritmo. La alternancia entre los momentos evidentemente rítmicos y la melodía de la celesta constituye una simbólica contraposición de culturas y ambientes musicales muy distintos, dotando a la obra de un cierto aire exótico. El segundo movimiento es enigmático, alternándose distintos instrumentos en la interpretación casi solista de una melodía simple.
El tercer movimiento es lento, sensual, sexy, vaporoso, bochornoso, la atmósfera es como una especie de trance, casi hipnótica.1
El cuarto y último movimiento se ha señalado como el más peculiar de todas sus sinfonías. Tras un comienzo a modo de fuga de la mano de los violines y su desarrollo, se da paso a una parte con un cierto aire misterioso. Tras esto, se da paso a una intervención de la percusión en solitario realmente insólita en las obras clásicas serias: la marimbas, el tam-tam y los bongos imitan, en solitario, la melodía planteada al comienzo por los violines. La orquesta permanece en silencio, salvo las trompetas, que interpretan un acorde ascendente para separar las distintas partes de la interpretación solista de la percusión. Esta parte protagonista de la percusión no estaría fuera de lugar en una de las improvisaciones solistas de los conciertos de jazz. Tras este momento de impacto, la orquesta al completo asciende en volumen hasta caer en una alocada marcha militar. En el momento del estreno de la sinfonía a muchos les resultó extraordinariamente escandalosa, fruto de una supuesta falta de ideas. Al respecto Arnold dijo que "es la frustración del artista. Quería que sonara lo más loca posible". Esta cómica marcha militar da paso a un apoteósico final que retoma el tiempo de fuga inicial.










No hay comentarios:

Publicar un comentario