1
El camello cojito
El camello se pinchó
con un cardo del camino
y el mecánico Melchor
le dio vino.
Baltasar
fue a repostar
mas allá del quinto pino...
e intranquilo el gran Melchor
consultaba su "Longinos".
-¡No llegamos,
no llegamos,
y el Santo Parto ha venido!
-son las doce y tres minutos
y tres reyes se han perdido-.
El camello cojeando
más medio muerto que vivo
va espeluchando su felpa
entre los troncos de olivos.
Acercándose a Gaspar,
Melchor le dijo al oído:
-Vaya birria de camello
que en Oriente te han vendido.
A la entrada de Belén
al camello le dio hipo.
¡Ay qué tristeza tan grande
en su belfo y en su tipo!
Se iba cayendo la mirra
a lo largo del camino,
Baltasar lleva los cofres,
Melchor empujaba al bicho.
Y a las tantas ya del alba
-ya cantaban los pajarillos-
los tres reyes se quedaron
boquiabiertos e indecisos,
oyendo hablar como a un Hombre
a un niño recién nacido.
-No quiero oro ni incienso
ni esos tesoros tan fríos,
quiero al camello, le quiero.
Le quiero, -repitió el Niño.
A pie vuelven los tres reyes
cabizbajos y afligidos.
Mientras el camello echado
le hace cosquillas al niño.
con un cardo del camino
y el mecánico Melchor
le dio vino.
Baltasar
fue a repostar
mas allá del quinto pino...
e intranquilo el gran Melchor
consultaba su "Longinos".
-¡No llegamos,
no llegamos,
y el Santo Parto ha venido!
-son las doce y tres minutos
y tres reyes se han perdido-.
El camello cojeando
más medio muerto que vivo
va espeluchando su felpa
entre los troncos de olivos.
Acercándose a Gaspar,
Melchor le dijo al oído:
-Vaya birria de camello
que en Oriente te han vendido.
A la entrada de Belén
al camello le dio hipo.
¡Ay qué tristeza tan grande
en su belfo y en su tipo!
Se iba cayendo la mirra
a lo largo del camino,
Baltasar lleva los cofres,
Melchor empujaba al bicho.
Y a las tantas ya del alba
-ya cantaban los pajarillos-
los tres reyes se quedaron
boquiabiertos e indecisos,
oyendo hablar como a un Hombre
a un niño recién nacido.
-No quiero oro ni incienso
ni esos tesoros tan fríos,
quiero al camello, le quiero.
Le quiero, -repitió el Niño.
A pie vuelven los tres reyes
cabizbajos y afligidos.
Mientras el camello echado
le hace cosquillas al niño.
Nochebuena
Pastores y pastoras,
abierto está el edén.
¿No oís voces sonoras?
Jesús nació en Belén.
La luz del cielo baja,
el Cristo nació ya,
y en un nido de paja
cual pajarillo está.
El niño está friolento.
¡Oh noble buey,
arropa con tu aliento
al Niño Rey!
Los cantos y los vuelos
invaden la extensión,
y están de fiesta cielos
y tierra... y corazón.
Resuenan voces puras
que cantan en tropel:
Hosanna en las alturas
al Justo de Israel!
¡Pastores, en bandada
venid, venid,
a ver la anunciada
Flor de David!...
* Autor del poema: Amado Nervo
abierto está el edén.
¿No oís voces sonoras?
Jesús nació en Belén.
La luz del cielo baja,
el Cristo nació ya,
y en un nido de paja
cual pajarillo está.
El niño está friolento.
¡Oh noble buey,
arropa con tu aliento
al Niño Rey!
Los cantos y los vuelos
invaden la extensión,
y están de fiesta cielos
y tierra... y corazón.
Resuenan voces puras
que cantan en tropel:
Hosanna en las alturas
al Justo de Israel!
¡Pastores, en bandada
venid, venid,
a ver la anunciada
Flor de David!...
* Autor del poema: Amado Nervo
3
Villancico de las manos vacías
Yo tenía
tanta rosa de alegría,
tanto lirio de pasión,
que entre mano y corazón
el Niño no me cabía...
Dejé la rosa primero.
Con una mano vacía
- noche clara y alba fría -
me eché a andar por el sendero.
Dejé los lirios después.
Libre de mentiras bellas,
me eché a andar tras las estrellas
con sangre y nieve en los pies.
Y sin aquella alegría,
pero con otra ilusión,
llena la mano y vacía,
cómo Jesús me cabía
- ¡y cómo me sonreía! -
entre mano y corazón
* Autor del poema: José María Pemán
tanta rosa de alegría,
tanto lirio de pasión,
que entre mano y corazón
el Niño no me cabía...
Dejé la rosa primero.
Con una mano vacía
- noche clara y alba fría -
me eché a andar por el sendero.
Dejé los lirios después.
Libre de mentiras bellas,
me eché a andar tras las estrellas
con sangre y nieve en los pies.
Y sin aquella alegría,
pero con otra ilusión,
llena la mano y vacía,
cómo Jesús me cabía
- ¡y cómo me sonreía! -
entre mano y corazón
* Autor del poema: José María Pemán
Jesús el dulce, viene
Jesús, el dulce, viene...
Las noches huelen a romero...
¡Oh, qué pureza tiene
la luna en el sendero!
Palacios, catedrales,
tienden la luz de sus cristales
insomnes en la sombra dura y fría...
Mas la celeste melodía
suena fuera...
Celeste primavera
que la nieve, al pasar, blanda, deshace,
y deja atrás eterna calma...
¡Señor del cielo, nace
esta vez en mi alma!
* Autor del poema: Juan Ramón Jiménez
Las noches huelen a romero...
¡Oh, qué pureza tiene
la luna en el sendero!
Palacios, catedrales,
tienden la luz de sus cristales
insomnes en la sombra dura y fría...
Mas la celeste melodía
suena fuera...
Celeste primavera
que la nieve, al pasar, blanda, deshace,
y deja atrás eterna calma...
¡Señor del cielo, nace
esta vez en mi alma!
* Autor del poema: Juan Ramón Jiménez
La Navidad me inspira
La Navidad me inspira
es este espíritu mágico
que encuentro en cada esquina
el que me lleva a ti de pensamiento.
Ya vislumbro tu regalo
este año más que nunca
una promesa de amor sincera
esta Navidad más que nunca
lo sencillo llega más hondo
lo sencillo no te lo esperas
mi regalo, mi amor: un poema.
* Autor del poema: Jorge Javier Roque
es este espíritu mágico
que encuentro en cada esquina
el que me lleva a ti de pensamiento.
Ya vislumbro tu regalo
este año más que nunca
una promesa de amor sincera
esta Navidad más que nunca
lo sencillo llega más hondo
lo sencillo no te lo esperas
mi regalo, mi amor: un poema.
* Autor del poema: Jorge Javier Roque
La piñata de los ángeles
Que se rompa la nuez y se rompa la esfera,
que se rompió el anuncio, la realidad empieza.
Empieza un nuevo día y un nuevo testamento,
que se rompa la nube y llueva su misterio.
Que se rompa el buñuelo en los labios del Niño,
que el pandero se rompa y que se rompa el frío.
Todo en este minuto un cambio se realiza,
todo menos el vientre virginal de María.
Que los ángeles niños rompan ya la piñata,
la que compró Miguel en el puesto, tan cara.
Que se suban al techo a colgarla en la reata,
que venden los ojillos con oscura mascada
y que preste José, por un rato, su vara;
que les den dos, tres vueltas cerca de la piñata
y en un golpe de gritos brinque ya su descarga
de confeti y almendra, de limon y naranja.
Que se rompa la nuez, que se rompa la esfera,
que se rompió el anuncio, la Navidad empieza.
* Autor del poema: Joaquín A. Peñalosa
que se rompió el anuncio, la realidad empieza.
Empieza un nuevo día y un nuevo testamento,
que se rompa la nube y llueva su misterio.
Que se rompa el buñuelo en los labios del Niño,
que el pandero se rompa y que se rompa el frío.
Todo en este minuto un cambio se realiza,
todo menos el vientre virginal de María.
Que los ángeles niños rompan ya la piñata,
la que compró Miguel en el puesto, tan cara.
Que se suban al techo a colgarla en la reata,
que venden los ojillos con oscura mascada
y que preste José, por un rato, su vara;
que les den dos, tres vueltas cerca de la piñata
y en un golpe de gritos brinque ya su descarga
de confeti y almendra, de limon y naranja.
Que se rompa la nuez, que se rompa la esfera,
que se rompió el anuncio, la Navidad empieza.
* Autor del poema: Joaquín A. Peñalosa
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