domingo, 19 de abril de 2015

anatomía animal



Las mandíbulas faríngeas son un segundo par de mandíbulas que se encuentran en la faringe de algunos peces, y que se distinguen claramente de las mandíbulas primarias u orales. Se cree que se originaron como arcos faríngeos modificados, de una manera similar a como surgieron las mandíbula orales.
Aunque se conocen aproximadamente 30.000 especies de peces que poseen mandíbulas branquiales, teniendo muchas de estas dientes propios, los ejemplos más notables de mandíbulas faríngeas son las que se encuentran en las morenas (familia Muraenidae). A diferencia de otros peces que las poseen, las de las morenas son altamente móviles. Esto puede ser una respuesta a su incapacidad de tragar como otros peces, provocando una diferencia negativa de presiones en su boca. En vez de esto, para cazar las morenas muerden sus presas con sus mandíbulas orales, capturándolas, e inmediatamente después, proyectan sus mandíbulas faríngeas para asirla y tragarla.
Son un par de mandíbulas que se encuentran en la faringe de algunos peces como por ejemplo, la morena.
Cuando muerden alimento con sus mandíbulas principales (las de la cabeza), las faríngeas se adelantan para colaborar con el corte de la pieza mordida.

Uno de los monstruos màs famosos en la historia de la cinematografía, es la bestia extraterrestre en la serie “Alien”. Abría lentamente sus brillantes colmillos para revelar un segundo juego de mandíbulas que salían disparadas hacia delante para matar a sus víctimas.
Los científicos ahora han descubierto a un pez que hace lo mismo.
Rita Mehta no tenía a las especies extraterrestres en mente cuando empezó a estudiar a las anguilas morenas. Mehta, investigadora posdoctoral en la Universidad de California, en Davis, donde estudia la evolución de la alimentación, estaba intrigada por los hábitos alimenticios de las morenas.
Son depredadores impresionantes, capaces de devorar peces grandes enteros, y crecen hasta más de tres metros de largo. A diferencia de otros depredadores de peces grandes, las morenas no tienen aletas. Esconden sus cuerpos tipo víbora en las grietas de los arrecifes de coral para atacar. “Nadie sabía mucho sobre su conducta alimenticia”, dijo Mehta.
Las morenas pertenecen a un grupo llamado peces de aletas radiadas, que incluye una gran mayoría de especies, como atún, salmón y trucha.
La mayor parte de los peces de aleta radiada usan la succión para comer. Para atrapar a su presa, repentinamente expanden su cavidad bucal y la presión negativa del agua succiona a la presa.
Una segunda succión la jala hacia la garganta. En ese momento, el pez usa un juego de huesos, mandíbulas faríngeas, para apisonar el alimento y empujarlo al esófago.
En equipo con Peter Wainwright, experto en biomecánica pecuaria, en Davis, Mehta filmó a las morenas en proceso de atrapar pedazos de calamar, “Estos peces no usan la succión para capturar a su presa”, dijo Mehta. “Estrictamente la muerden”.
Los hallazgos la dejaron perpleja. ¿Cómo podrían las morenas ser tan buenas para atrapar peces si no tenían manera de succionar a su presa?.
La respuesta surgió cuando inspeccionó la anatomía de las morenas. Quedó asombrada por sus mandíbulas faríngeas.
En otros peces, este tipo de mandíbulas son simples huesos tipo bloque. Sin embargo, las mandíbulas faríngueas de las morenas parecían como si pudieran proporcionar una mordida feroz, a pesar de estar alojadas en el fondo de la garganta. “Parecen unos fórceps increíbles”, dijo Mehta.
Resultó que los científicos publicaron observaciones de las mandíbulas faríngeas en los años 60, pero su trabajo quedó en el olvido.
Cuarenta años más tarde, Mehta echó un vistazo más de cerca de las mandíbulas y observó que los músculos que conectaban a las mandíbulas con otras partes del esqueleto eran diferentes a las de un típico pez con aleta radiada. Por ejemplo, músculos inusitadamente largos corrían de las mandíbulas hasta el cráneo de la anguila morena.
Mehta instaló una cámara de video de alta velocidad que se asomara al interior de la boca de una morena al alimentarse.
Las tomas mostraron que cuando las morenas se lanzan por la presa, primero la atrapan con los dientes en sus mandíbulas delanteras. Entonces, las faríngeas se disparan hacia delante fuera de la garganta de la anguila, hasta la boca, y muerden a la presa.
La anguila puede entonces abrir sus mandíbulas delanteras y soltar a la presa, mientras que las faríngeas se retractan hacia la garganta, y se llevan el alimento consigo.
Tan extrañas como puedan parecer las mandíbulas de las morenas, Mehta ve su evolución como cuestión de una ligera modificación a la anatomía estándar del pez. Un paso central en la transición, propone Mehta, fue la pérdida de las aletas frontales, Los huesos que alguna vez soportaron esas aletas, ahora podían asumir un nuevo papel, el de sujetar los músculos que ayudan a mover las mandíbulas faríngeas.
Para H. R. Giger, artista suizo que creó el alien para el director Ridley Scout, fue gracioso el descubrimiento de los investigadores.
“Yo no estudie ningún animal”, dijo. “Mis instrucciones fueron que debía ser de alguna manera, aterrador y horrible, e hice mi mejor esfuerzo”.

A diferencia de otros peces, las morenas tienen dos juegos de mandíbulas; uno para la mordida inicial y el otro para engullir a su presa. Algo similar a la criatura que atacaba a Sigourney Weaver en “Alien 3” .






El órgano del melón es un tejido ovalado de sustancia de naturaleza lipídica que se encuentra en la frente de la mayoría de los odontocetos (cetáceos con dientes), incluyendo los delfines y marsopas, y se cree que es usado para la ecolocalización.- ..........................:http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Especial:Libro&bookcmd=download&collection_id=bbf6cd8a48fdb47f600540566307a2b9c2b4e60e&writer=rdf2latex&return_to=Mel%C3%B3n+%28%C3%B3rgano%29


Ecolocalización en Cetáceos
Jesús Vicente Poyato Jiménez
Los cetáceos, al igual que otros vertebrados y algunos invertebrados, como por ejemplo las polillas (orden Lepidoptera), han desarrollado a lo largo de su evolución un sofisticado sistema sensorial denominado ecolocalización, consistente en la emisión de ondas sonoras en el agua que el animal termina recogiendo en forma de ecos y analizándolos en el cerebro.
La mayoría de las llamadas vulgarmente "ballenas con dientes" (suborden Odontoceti) presentan ecolocalización; principalmente delfines, orcas y calderones (familia Delphinidae), marsopas (familiaPhocoenidae), cachalotes (familia Physeteriidae), delfines fluviales (familias: IniidaePlatanistidae y Pontoporiidae), narvales y belugas (familia Monodontidae) y algunas de las llamadas "ballenas con barbas" (suborden Mysticeti), como los rorcuales (familia Balaenopteridae), presentan este sistema sensorial (Cabrera Latorre, Ángel et al. Historia Natural. Océano – Instituto Gallach (ed.). Vertebrados, vol. 1, pp: 115 – 121, Barcelona, España).
Los sonidos utilizados en la ecolocalización por estos mamíferos consisten en cortas emisiones de "clicks" agudos repetidos a diferentes frecuencias. Los "clicks" de baja frecuencia tienen un alto poder de penetración y pueden recorrer largas distancias; éstos son reflejados por estructuras y el animal puede obtener información de la topografía circundante. Por el contrario, para localizar presas cercanas emiten "clicks" de alta frecuencia, inaudible por los humanos. Por ejemplo, el delfín mular o delfín de nariz de botella (Tursiops truncatus), el cetáceo mejor estudiado, estrella indiscutible de los delfinarios, se sabe que emite "clicks" a frecuencias comprendidas entre los 15 y 130 KHz, mientras que la orca (Orcinus orca) emite "clicks" a una frecuencia media de 14 KHz. (A. W. Ambler, National Audubon Society, 1980).
ecolocalizacion.JPG (36037 bytes)
(Modificado de Castro P y Huber ME, Marine Biology, Mc Graw Hill Ed.)
Los "clicks", silbidos y "chillidos" de los cetáceos son producidos y modulados al hacer pasar aire a través del conducto respiratorio (que en estos animales está separado del tracto digestivo) y de los sacos aéreos asociados al mismo mientras el espiráculo permanece cerrado. La frecuencia de estos "clicks" es regulada por contracciones y relajaciones de la musculatura asociada al tracto respiratorio y a los sacos aéreos.
En los cetáceos odontocetos (delfines, orcas, calderones, marsopas, cachalotes, etc.) una estructura, el melón, rellena de espermaceti o "esperma de ballena" (sustancia de naturaleza lipídica), situada en la frente de estos animales y ausente en las llamadas "ballenas con barbas", interviene en la ecolocalización proyectando y dirigiendo las ondas producidas hacia el frente; pero la pregunta que podríamos plantear a los cetólogos llegado este momento sería: ¿qué órgano o estructura, análoga al melón de los cetáceos odontocetos, es el responsable de proyectar estas ondas en los rorcuales puesto que carecen de dicho órgano?.
En los cetáceos estas ondas son recogidas principalmente por la mandíbula inferior, rellena de grasa, transmitiendo las señales sonoras a los oídos internos (el canal auditivo está reducido o bloqueado en la mayoría de los grupos). Cada oído recoge independientemente las señales acústicas, que protegidos por una estructura ósea y embebidos en una solución lipidica, envía la información en forma de señales eléctricas a la corteza cerebral donde el animal elabora un "dibujo" mental del objetivo (presa u objeto) o bien de los alrededores (ver figura).
Los mecanismos neurofisiológicos mediante los cuales las ondas sonoras recogidas por el animal en forma de ecos son transformadas en impulsos eléctricos que viajan desde la cóclea, en el oído interno, hasta la corteza cerebral, han sido bien estudiados en murciélagos (orden Chiroptera) pero en cetáceos todavía plantea grandes interrogantes, aunque algunos zoólogos sostienen que deben seguir un mismo patrón fisiológico en todos los vertebrados que presentan ecolocalización.
Los cetáceos producen una rica variedad de vocalizaciones de baja frecuencia y perfectamente audibles por los humanos, diferentes a los sonidos empleados en ecolocalización y que estos mamíferos utilizan para comunicarse entre ellos.
Recientemente se ha sugerido un distinto uso de las ondas sonoras emitidas por los cetáceos. Esta nueva hipótesis se ha desarrollado como una posible explicación a los hábitos alimenticios observados en el cachalote (Physeter catodon): al analizar el estómago de algunos ejemplares capturados o encontrados varados en playas se ha visto que los calamares gigantes de los que se alimentan estos grandes cetáceos no presentaban cicatrices debidas a los dientes del animal, y lo que es más asombroso, algunos de ellos estaban vivos; ¿utilizan los cachalotes explosiones poderosas de sonido para dejar atónitas a sus enormes presas y poderlas así capturar? Esta hipótesis ha sido bautizada por algunos investigadores con el nombre de "segunda teoría del Big – Bang", considerándola como un subproducto de la ecolocalización.
No es fácil obtener las pruebas necesarias que corroboren esta hipótesis debido a la dificultad existente para reproducir el sonido exacto que emiten estos cetáceos durante la caza de presas, además de las muchas complicaciones que conlleva la realización de estudios detallados sobre el comportamiento de estos mamíferos en su medio natural. No obstante, algunos investigadores aseguran haber escuchado sonidos similares a los producidos al disparar un arma de fuego, en delfines que estaban siendo estudiados en altamar.

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