sábado, 18 de abril de 2015

cultura educativa



historia y arte :
Las civilizaciones fluviales
El mito de Osiris
siris fue una de las divinidades más importantes de Egipto, porque en el mito de este dios se reflejan muchos de los aspectos de la vida y de las creencias del país del Nilo.
Osiris tenía dos hermanos, Set e Isis. Con Set mantenía una cierta rivalidad y con Isis estaba casado (entre los dioses, el parentesco no era impedimento para el matrimonio). Osiris alcanzó pronto gran prestigio y Set, que se sintió celoso, encerró a Osiris en un cofre y lo arrojó al Nilo. Isis, enterada de lo sucedido a su esposo, corrió en su ayuda y logró rescatar el cofre y salvar a Osiris.
La envidia de Set no cesaba y decidió descuartizar a su hermano en pequeños trocitos que esparció por todo Egipto. Isis, de nuevo quiso ayudar a Osiris, y tras recorrer una y otra vez todo el país, logró reunir todos los trozos y recomponer así la figura de su hermano y marido. Isis buscó la ayuda de Nepthis y de Anubis y con ellos logró devolver a la vida a Osiris. Reanudaba la vida matrimonial, Isis tuvo un hijo, Horus, que se encargaría de vengar a su padre frente a Set.
Éste es el mito de Osiris y un simple análisis del mismo deja ver hasta qué punto está enraizado en el mundo egipcio.
En primer lugar, Osiris es vida, ya que es capaz de renacer. Encerrado vivo en un cofre fue arrojado al Nilo, es decir, al elemento natural capaz de hacer fértiles las riberas del río. Más tarde, Osiris es descuartizado y esparcido por todo Egipto, de ese modo, Osiris se transforma en semilla que muere para después renacer. Isis tarda en reunir los trozos tanto como tarda en germinar y dar su fruto, la semilla.
Al tiempo, Isis necesitó reunir hasta el último pedazo de Osiris para que el milagro del renacimiento fuera posible; del mismo modo, el culto a los muertos y el sueño de una vida ultraterrena exigía la conservación del cuerpo para que el Ka lo habitara de nuevo en la resurrección. Osiris, por otro lado, es la divinidad que ejemplifica en su propia carne lo que el hombre egipcio desea para sí mismo, esto es, la idea de una nueva vida después de la muerte. Esta vinculación entre la leyenda del dios y los deseos de los hombres se reforzaba con la costumbre de representar a Osiris con figura de hombre, cosa que no se hacía con los demás dioses.
Por todo esto, no es de extrañar que Osiris alcanzara una gran importancia y que su fama perdurara hasta la época romana, en la que se le siguió rindiendo culto. Fue considerado dios de la fertilidad vegetal, el que enseñó a los hombres la agricultura de regadío y, por último, fue considerado dios de los muertos al desplazar, en cierto modo, al dios Anubis.
La personalidad del dios Osiris quedó reforzada por su papel de juez de los hombres tras su muerte. El complejo ceremonial del Juicio de Osiris tenía como misión aprobar el comportamiento de los hombres antes de permitirles disfrutar de una nueva vida. Su desarrollo, que apenas varió a lo largo del tiempo, era el siguiente: la diosa Maat (de negro, en el ángulo superior izquierdo) conducía al difunto ante Osiris (sentado), a quien le presentaba su corazón; los dioses Anubis y Horus pesaban el corazón, teniendo como contrapeso en la balanza la pluma de la verdad, mientras que el dios Thot anotaba el resultado; si el corazón del difunto no equilibraba la balanza, éste era entregado a un monstruo para que lo devorara.
Los papiros del Libro de los Muertos tenían como misión hacer que el difunto lograra (con trucos, si era necesario) un pesaje favorable con el que se aseguraba la vida de ultratumba. Es evidente que todo esto hacía del Juicio de Osiris un auténtico formulismo sin entidad ni rigor, pero a los egipcios no les importó transformar una seria ceremonia en un trámite, en el que los dioses nada tenían que hacer. Una vez más, el espíritu práctico se imponía sin negar la tradición.

Ciencia y técnica
l pueblo egipcio fue poco dado a la especulación científica. Sus conocimientos se limitaron, casi por completo, a la elaboración de una serie de métodos de aplicación práctica para dar solución a problemas reales y frecuentes. Con ese sentido se elaboró una matemática de base decimal, cuya escritura era enormemente simple. Tenían signos separados para las unidades y para cada potencia de 10 hasta un millón. Lo que significa que desconocían el número cero y que la expresión escrita de una cifra alta constituía una larga lista de signos.
Este sistema de escritura condicionó el desarrollo de la matemática, aunque utilizaron las cuatro reglas e incluso operaron con fracciones.
De manera sorprendente y, con frecuencia por el sistema de aproximación por tanteo, los egipcios fueron capaces de dar solución a problemas de geometría relacionados con valores de superficies. Dieron así respuesta a cuestiones relacionadas con la posesión de la tierra o con la construcción de canales.
Los conocimientos de astronomía también estuvieron siempre en relación con la solución de problemas prácticos. Como los mesopotámicos, necesitaron un calendario. La solución la ofreció el propio Nilo, ya que sus crecidas se producían con una puntualidad tal que pronto se consideró que el año comenzaba cuando el río comenzaba a crecer. Dividieron el año en doce meses de treinta días y como de ese modo se lograba un ciclo de 360 días, añadieron 5 más, considerados fiestas y no computables como días del año, aunque eran imprescindibles para completarlo. Este hecho demuestra una vez más el carácter práctico de los egipcios y lo poco que les costaba aceptar una contradicción con tal de que ésta diese solución a un problema. Esta mentalidad aceptó incluso un desajuste mucho más sorprendente, el que se produjo a consecuencia de no computar los años bisiestos. Esa pequeña diferencia hacía que muchas fiestas que, inicialmente coincidían con fenómenos naturales, terminasen teniendo como fecha de celebración un día muy lejano al del fenómeno. La solución fue muy sencilla, los egipcios se limitaron a duplicar la fiesta, estableciendo junto a las del calendario oficial ("fiestas de los tiempos"), las del calendario natural ("fiestas de los cielos"). No se contradecía así ni el ritmo estacional y biológico (crecidas del Nilo, recolección, etc) ni el calendario de los templos y los sacerdotes al que, por otras razones, se le debía respeto.
La medicina tuvo en Egipto cierta importancia debido, probablemente, al carácter práctico (poco especulativo) de esta ciencia. Las técnicas de momificación supusieron un mayor conocimiento del organismo humano que debió repercutir en las prácticas medicoquirúrgicas. No obstante, la fuente más importante que da noticia de los conocimientos médicos, son los llamados "papiros de medicina", que contienen una larga relación de enfermedades con sus correspondientes síntomas, la calificación de curable o incurable y, en los casos curables, un tratamiento a seguir (con frecuencia adecuado). Toda la práctica médica estuvo sujeta a ceremoniales mágicos, que debían acompañar a la terapia más o menos científica que se aplicaba al enfermo.
Así como las ciencias matemáticas y astronómicas alcanzaron en Mesopotamia un mayor nivel que en Egipto, en medicina debe reconocerse que los egipcios lograron un conocimiento mucho más avanzado que los mesopotámicos.
El desarrollo de la escritura puede considerarse como un logro técnico, en tanto que se trata de una técnica de comunicación.
La escritura egipcia nació y creció con un proceso similar al de la mesopotámica. Comenzó siendo pictográfica, de manera que a cada ser o cosa le correspondía un dibujo (jeroglífico); pero la limitación que este sistema supuso, hizo que pronto se transformara en silábica; así, para escribir el nombre de Ramsés, el primer signo que se utilizaba era el disco solar, ya que el dios Sol era llamado Ra. Los signos resultaban difíciles de realizar y pronto fueron sustituidos por formas más simplificadas en lo que se denominó escritura hierática, que con el tiempo se estilizaría aún más para dar lugar a la escritura demótica.
La escritura jeroglífica fue descifrada por el investigador Champollion, gracias a un triple texto encontrado por los soldados napoleónicos en 1799 en Rosetta (ciudad del Delta). La "piedra de Rosetta" contenía el mismo texto en escritura jeroglífica, demótica y en griego. Por comparación, Champollion logró conocer el significado de un buen número de signos a partir de los cuales se pudieron descifrar otros muchos textos jeroglíficos.

Las concepciones artísticas
a idea de una vida de ultratumba hizo que las manifestaciones artísticas, es decir, que las ideas de perfección y belleza, de ornamentación o de grandiosidad, se reservaran a todo aquello relacionado con la muerte o con los dioses. Eso explica que todo el arte egipcio quede prácticamente reducido a las tumbas y los templos. Esta idea no debe hacer pensar que el carácter egipcio estuvo dominado por la triste presencia de la muerte, ya que la muerte no debió aparecer como algo terrorífico, sino como el paso a una nueva y feliz vida que estaba concebida como algo muy similar a la vida terrenal.
La estética del arte egipcio se halla dominada por las reglas que establecían los dogmas teocráticos a los que el arte tenía que servir. Su finalidad era estrictamente política y religiosa, por tanto es un arte que busca la eternidad y realza el carácter divino de los mandatarios mediante una serie de reglas fijas como son la supremacía de la frontalidad, el hieratismo, la perspectiva irreal y las grandes proporciones.
Sólo en determinados momentos de la historia egipcia como en la época del florecimiento de Tell-El-Amarna, las reglas se flexibilizan, y el naturalismo aparece, humanizando las representaciones, y la mano del artista parece libre de dejar su propia impronta.
La arquitectura
Se manifestó, sobre todo, con dos tipos de construcciones religiosas: las tumbas y los templos. El material empleado fue, invariablemente, la piedra trabajada en sillares bien aparejados. Se trata de construcciones de cierto carácter monumental, con un desarrollo horizontal (salvo las pirámides) y de estructura arquitrabada o adintelada (la ausencia del arco es total).
Como elementos de sustentación se utilizaron el pilar y, sobre todo, la columna con capiteles de motivo vegetal (flor de loto y planta de papiro) y fustes muy variados, entre los que destacan los decorados con relieves.
Las tumbas
Variaron mucho de unas épocas a otras, adoptando modelos diferentes. Haciendo referencia tan sólo a las tumbas faraónicas o de los individuos con más poder, se pueden señalar tres tipos.
Mastabas
Eran enterramientos bajo tierra, en un profundo pozo, sobre el que se construía una estructura maciza en forma de tronco de pirámide de base rectangular, que solía contener una pequeña capilla de ofrendas. Las mastabas fueron construcciones tempranas que se mantuvieron a lo largo de los distintos periodos.
Pirámides
Fueron las construcciones más llamativas de la arquitectura egipcia. Las primeras fueron escalonadas, como la del faraón Zoser (III dinastía) en Sakkarah, que fue construida por un arquitecto llamado Imhotep, que alcanzó notable fama. Se trata de una monumental obra de planta rectangular y cinco pisos o escalones formados por una sucesión decreciente de troncos de pirámide. Un tipo de pirámide más evolucionado fue la denominada romboidal que, siendo ya de arista, tenía una doble inclinación en cada una de sus cuatro caras.
Durante la IV dinastía aparecieron ya las pirámides regulares que alcanzaron su máxima perfección en el conjunto de Gizeh, cerca de El Cairo, con las pirámides de los faraones Keops, Kefrén y Mikerinos. La mayor de ellas es la de Keops, "La Gran Pirámide", y sus dimensiones son de un colosalismo pocas veces superado por el hombre en todos los tiempos; su base cuadrada tiene 230 metros de lado y alcanza 146,5 metros de altura. La de Kefrén es ligeramente más pequeña, mientras que la de Mikerinos es de dimensiones mucho más reducidas. Durante el Imperio Medio se siguieron construyendo pirámides, pero ya nunca alcanzaron la grandiosidad de las de Gizeh.
Conjunto de pirámides de Gizeh: en primer término la pirámide de Mikerinos (con las tres pequeñas de las reinas); en el centro la de Kefrén; y al fondo la mayor de todas ellas, la gran pirámide de Keops
Conjunto de pirámides de Gizeh: en primer término la pirámide de Mikerinos (con las tres pequeñas de las reinas); en el centro la de Kefrén; y al fondo la mayor de todas ellas, la gran pirámide de Keops
La disposición de las cámaras funerarias de las pirámides se solía hacer bajo tierra y en algunos casos dentro de la propia masa piramidal (la de Keops). El sellado de los pasadizos que conducían a dichas cámaras fue resuelto con dispositivos particularmente ingeniosos para evitar que la tumba fuera profanada y saqueada; pero a pesar de los esfuerzos y precauciones que los arquitectos tomaron en este sentido, la casi totalidad de las tumbas fueron abiertas ya en épocas antiguas.

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