sábado, 18 de abril de 2015

cultura educativa


historia y arte : 
Las civilizaciones fluviales

Antecedentes históricos
a Revolución neolítica aceleró el proceso de civilización y encaminó hacia la Historia a varios grupos de pueblos. A lo largo de fértiles valles fluviales surgieron dos civilizaciones de características muy similares, una en Occidente Próximo y otra en el noreste de África.
Los habitantes de estas regiones serán los primeros en desarrollar la escritura y en generar formas políticas de proporciones imperiales. Las ciudades serán el marco de estos acontecimientos y, en ellas, artesanos, comerciantes, sacerdotes y artistas, encontraron el ámbito adecuado para sus actividades.
Orígenes de las poblaciones asentadas a lo largo de los ríos Éufrates y Tigris, en Mesopotamia, y del Nilo, en Egipto,
Los orígenes de las poblaciones asentadas a lo largo de los ríos Éufrates y Tigris, en Mesopotamia, y del Nilo, en Egipto, son oscuros. Los viejos asentamientos neolíticos de todo el Oriente Próximo debieron ser la base étnica de los diversos pueblos que se establecieron en estos valles fluviales. La ocupación de estos territorios estuvo relacionada con el desarrollo de la agricultura.
En cuanto los hombres supieron sacar provecho de la tierra, arando y sembrando, los terrenos que riegan el Éufrates y el Tigris en Mesopotamia y el Nilo en Egipto comenzaron a ser atractivas y óptimas para el asentamiento humano.
Las primeras prácticas agrícolas, desconocedoras de sistemas de abonado, tenían el inconveniente de que agotaban la productividad de la tierra en muy pocos años. Tal vez las primeras tribus llegaron a estos valles buscando nuevos terrenos y pronto descubrieron que el peculiar ritmo estacional de los ríos, hacía de aquellas tierras algo excepcional.
Sometidos a grandes crecidas anuales, el Éufrates, el Tigris y el Nilo, inundaban los márgenes, y las aguas depositaban en los suelos agrícolas barros y limos fertilizantes que abonaban de forma natural las tierras, además de darles la humedad necesaria. Esta circunstancia fue la que permitió que los asentamientos fueran permanentes y que, en torno a estos ríos, se desarrollaran las primeras civilizaciones.

Los elementos comunes
 mediados del cuarto milenio a. de C., los valles fluviales de Mesopotamia y Egipto ya estaban ocupados y sus habitantes empezaban a conocer y a dominar un nuevo tipo de agricultura, caracterizado por estar sujeto a las crecidas anuales de los ríos, tratándose por ello de una agricultura de regadío. Los hombres asentados en estas zonas hubieron de adaptarse a nuevas formas de trabajo para aprovechar las circunstancias naturales.
Así, era necesario realizar ciertas tareas de drenaje para poder sembrar y, en Mesopotamia, para evitar que las crecidas arrasaran los campos de trabajo, fue imprescindible construir diques y canales que permitieran la llegada del agua con la fuerza justa para que resultara útil para la agricultura. Las crecidas de los ríos plantearon además otro problema: las tierras llanas eran cubiertas por el agua de cada inundación, por lo que los poblados debieron construirse sobre plataformas artificiales.
Esta agricultura de regadío supuso también la aparición de los primeros calendarios; necesarios para prever en qué momento iban a producirse las crecidas y tener todo preparado para aprovechar de la mejor forma posible, tanto el agua como el barro fertilizante que ésta transportaba.
Ya antes de finalizar el cuarto milenio a. de C., tanto los sumerios en Mesopotamia, como los egipcios utilizaban sistemas de escritura. La invención de la escritura tuvo una gran importancia en el desarrollo del poder político en estas zonas.
En la misma época, en estos dos territorios ya se habían difundido los primeros metales y, con ellos, la aparición de grupos artesanales dedicados a la manufactura de objetos metálicos.
Todas estas circunstancias pronto dieron lugar a un notable desarrollo de la vida urbana. La abundante producción agrícola posibilitó la aparición de las ciudades, en las que además resultaba más fácil el comercio de determinados productos manufacturados, como los utensilios metálicos.
En ambos espacios geográficos se dan, pues, una serie de elementos o características comunes:
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Agricultura de regadío en torno a valles cuyos ríos sufren crecidas anuales.
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Desarrollo de calendarios.
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Aparición de la escritura.
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Difusión de la metalurgia.
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Aparición de una vida urbana importante, sobre todo en Mesopotamia.
Pero a pesar de estas coincidencias, el desarrollo de Mesopotamia y el de Egipto dieron lugar a realidades históricas bien diferentes, debidas esencialmente a determinados condicionantes geográficos.

Los elementos diferenciadores
unque el proceso inicial del desarrollo de estas dos zonas fue similar, pronto las diferencias de situación geográfica dejaron notar su influencia.
Desde ese punto de vista, Egipto fue un país aislado y por lo tanto cerrado a las influencias. Egipto siempre fue una estrecha franja en torno al Nilo, que discurre por medio del desierto, sin ningún afluente que sirva de vía de penetración. Se trata pues de un país al que, difícilmente se llegaba y que sólo parecía estar comunicado con el exterior a través del mar, desde el delta, o por el istmo de Suez. Los dos puntos de comunicación se encuentran al Norte y, por lo tanto, lejos del centro del país, que se extiende hacia el sur.
Mesopotamia, por el contrario, es una zona más abierta a las influencias. Se trata de un país menos árido, recorrido por dos ríos, el Éufrates y el Tigris, con numerosos afluentes que permiten acceder al "país entre ríos".
Por otro lado, así como Egipto quedó, por su situación, al margen de las principales rutas de comunicación, Mesopotamia, por el contrario, era el paso lógico entre Anatolia (actual Turquía) y Persia (actual Irán) o, lo que es lo mismo, entre el área Mediterránea y el área Indostánica.
Esta distinta situación de los dos países hizo de Mesopotamia una zona más expuesta a las agresiones exteriores, con lo que la unidad política del territorio fue difícil de conseguir y cuando se logró, fue por periodos relativamente cortos. Egipto, por el contrario, estando más aislado y por lo tanto protegido, desarrolló su larga historia bajo un único poder político, que, aunque a veces se vio interrumpido, siempre logró resurgir.
Por las mismas razones cabe decir que, mientras que la cultura egipcia apenas sufrió variaciones y tendió a mantener como inamovibles sus más ancestrales costumbres y tradiciones, la cultura mesopotámica fue el resultado de un conglomerado de pueblos y de las constantes novedades que introdujeron cada uno de los grupos que dominaron en las diferentes épocas (sumerios, acadios, guti, asirios, babilonios, etc) variando así desde las concepciones religiosas, hasta las artísticas.
Esa realidad geográfica, tan diferente en ambas zonas, condicionó también actividades como el comercio, mucho más escaso en Egipto que en Mesopotamia.

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