historia y arte :
Las civilizaciones orientales
Mentalidad y Pensamiento (continuación)
a creencia más importante del Brahmanismo era la de la reencarnación de las almas en una búsqueda de la verdad y lo absoluto. Ese intento de aproximación a lo divino suponía una completa liberación hacia la que se podía tender por dos caminos: el ascetismo del cuerpo y de la mente (el yoga) o la contemplación mística de la divinidad. Estas teorías del brahmanismo fueron la base de toda una filosofía de la vida que explica en muchos aspectos el inmovilismo de la sociedad hindú.
En el siglo VI a. de C., aparecieron otras dos religiones que deben entenderse como reformas del brahmanismo, ya que en lo fundamental no se apartaban de las primitivas creencias. Esas dos religiones fueron el Budismo y el Jainismo, pero sólo la primera llegó a tener una trascendencia posterior, al extenderse a otros países. El Budismo fue la obra de un miembro de la casta de los guerreros llamado Siddharta Gautama (563-483 a. de C.) que pronto fue llamado Buda, término que significa "El iluminado".
Buda predicó una mística de la consolación y la resignación. La doctrina budista parte de la idea de que la transmigración es un mal, puesto que no supone un camino de perfección ni de sabiduría, por ello el hombre debe procurar eliminar su ignorancia y alcanzar la sabiduría. De no hacerlo así, la transmigración le puede conducir a reencarnarse en seres inferiores, e incluso, en genios de las tinieblas o demonios.
El camino que evita esta situación y que termina con la transmigración es el de la virtud, capaz de eliminar los deseos de los sentidos y renunciar así a los placeres y pasiones propias de la ignorancia. Ese camino de autoperfeccionamiento conduce al estado de nirvana en el que se consigue una fusión con el dios cósmico, lejos ya de todo padecimiento, por la vía de la renuncia al placer.
Resulta evidente que, tanto el Brahmanismo como el Budismo, fueron religiones con una notable incidencia en el mundo social hindú.
El brahmanismo favoreció y consolidó el sistema de castas, mediante el cual buena parte de la población debía aceptar una situación de inferioridad frente a los grupos dominantes. El budismo, por su parte, reafirmó ese sistema al predicar unas teorías según las cuales, el camino a seguir debía ser el de renuncia a toda pasión y a todo placer de los sentidos.
La búsqueda del nirvana no era otra cosa que la solución mística a toda la impotencia que los humildes debían de sentir frente a los poderosos y a su incapacidad de salir de una situación, con frecuencia, lamentable. Por esa razón la doctrina de Buda se extendió con mucha rapidez entre las castas más bajas de la estructura social.
El Jainismo ofreció un camino de liberación más duro, ya que preconizó la mortificación e incluso el suicidio por ayuno, fundamentado en la idea de que no debiéndose hacer daño a ninguna criatura viva, no es posible alimentarse sin matar animales o plantas.
Esta vertiente jainista de la no violencia actuó como un perfecto remedio de todo tipo de revueltas sociales y dio lugar, en muchas de sus sectas, a los extendidos movimientos vegetarianos como fórmula atenuada de su respeto a los seres vivos.
Manifestaciones artísticas
urante el milenio tercero y segundo a. de C. se desarrolló la cultura del Indo o de Harappa con sus grandes ciudades, pero de ella, tan sólo han perdurado unas ruinas que dan poca idea de cómo fue la arquitectura de ese periodo.
Las primeras construcciones conservadas datan del siglo II a. de C. y se trata de obras ya muy evolucionadas. La razón que explica esa repentina aparición de una arquitectura de cierto esplendor, es que, hasta ese momento, el material de construcción empleado fue la madera y, aunque las obras realizadas no han perdurado, fueron la base de la posterior arquitectura en piedra. No obstante, parece claro que algunos de los primeros edificios de piedra son una copia de las antiguas construcciones de madera.
En general, puede decirse que el arte de la India es fundamentalmente religioso, cosa lógica si tenemos en cuenta la profunda religiosidad del pueblo hindú. Sólo en épocas ya avanzadas, las construcciones palaciegas alcanzan importancia. Durante el periodo antiguo (hasta el siglo V d. de C.) destacan cuatro tipos de construcciones: unos monumentos funerario-simbólicos (los stupa), los santuarios (chaitya), los monasterios (vihara) y unas columnas conmemorativas (lat).
Stupa de Sanchi
Los stupas fueron construcciones budistas que tomaron como modelo antiguas tumbas de época védica, pero que para los seguidores de Buda fueron una representación simbólica del universo. Son monumentos constituidos por una semiesfera maciza, montada sobre una base y rodeada por una balaustrada con cuatro puertas (toranas) ricamente decoradas. En la cúspide de la semiesfera se encuentra una especie de mirador con un mástil que sostiene varios discos de tamaño decreciente, que representaban las diferentes bóvedas celestes. Los más antiguos stupa son el de Bharhut, del s. II a. de C. y el de Sanchi, algo más tardío.
Los chaitya y los vihara son construcciones excavadas en acantilados como los de Bhaja, Nasik y Ajanta. Se trata de construcciones talladas en la roca que llegan a alcanzar una notable profundidad y que, a veces, es el caso de los santuarios, se organizan de forma compleja al asemejar templos de tres naves con sus correspondientes columnas y en cuyo fondo se levanta un stupa. Los monasterios excavados disponían de varias dependencias diferentes, organizadas en plantas cuadrangulares. Este tipo de construcciones se mantuvo vigente hasta el siglo X d. de C.
Los lat fueron columnas aisladas, de carácter conmemorativo, que contenían inscripciones y relieves. Son famosas las del emperador Asoka, que vivió en el siglo III a. de C.
Manifestaciones artísticas (continuación)
Las Tumbas
unque el mazdeísmo no permitía el enterramiento de los cadáveres, algunos reyes aqueménidas tuvieron sus propias tumbas o, al menos, sus monumentos funerarios (para algunos historiadores es posible que los cuerpos reales nunca fueran depositados en estas construcciones).
En Pasagarda se conserva un pequeño y sencillo monumento que se conoce como la tumba de Ciro. Se trata de un recinto rectangular con cubierta pétrea a dos aguas e instalado sobre una base de seis escalones sin decoración de ningún tipo. En Nakshé Rusten están, talladas en la roca, las tumbas de Darío, Jerjes y Artajerjes.
Este tipo de enterramiento disponía de una pequeña sala sin decoración y de una fachada en forma de cruz griega que enmarcaba la entrada a dicha sala. En la fachada se disponían algunos relieves, entre los que destacaba el símbolo de Ahura Mazda (Ormuz).
Tumba de Ciro el Grande
Las artes figurativas
El relieve fue la manifestación artística de representación más utilizada por los persas. De la pintura, nada se ha conservado, y de la escultura exenta, tan sólo la animalística merece ser mencionada. El relieve, sin embargo, estuvo presente en la arquitectura como motivo decorativo constante.
Sin intención narrativa, los relieves persas son monótonos y repetitivos; con frecuencia, la misma figura se representa una y otra vez sin variación alguna, en los muros de los palacios. Este modelo de representación se realizó tanto en piedra (Persépolis) como en ladrillo vidriado (Susa, "Friso de los arqueros"). Entre los relieves, son frecuentes las representaciones de animales, pero carentes del naturalismo que tenían los relieves asirios, de donde parece que fueron tomados algunos modelos.
Las artes suntuarias
Son numerosos los objetos de lujo encontrados en las excavaciones. Aunque resulta difícil señalar el origen y la pertenencia de algunos de estos tesoros (parece ser que Alejandro Magno requisó y reunió muchos de los objetos preciosos de las cortes aqueménidas), es evidente que ponen de manifiesto el gusto de los persas por los adornos de metales preciosos. Collares, pectorales, pulseras, pendientes, colgantes, copas y platos de oro y plata, generalmente decorados con animales reales o fantásticos, son piezas frecuentes de estos tesoros.
La inclinación por este tipo de riquezas ha sido siempre una característica de los pueblos poco estables y dados a frecuentes cambios de residencia.
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