«Economía de la Edad Media»
El Arte di Calimala, es el gremio de los terminadores y mercaderes de telas extranjeras, fue uno de los más importantes gremios de Florencia, los Arti Maggiori, que se arrogaron a si mismos el poder cívico de la República de Florencia durante la Alta Edad Media.1 La importancia de los Calimala provenía de la organización en el siglo XIII de los gremios florentinos, cada uno con su gonfaloniere, hasta que el ascenso de los Mediciusurpó todos los poderes comunales en el siglo XV. Su presencia es conmemorada en la via di Calimala, que nace en el foro romano de la ciudad (actualmente Piazza della Republica) pasa por el Mercato Nuovo hacia la antigua puerta de la ciudad, la Por Santa Maria, como la cardoromana; la calle principal, tan antigua como la misma Florencia, era una ubicación privilegiada para el comercio, si bien sin pavimento, con mucha gente, y mucho más angosta que la que se observa hoy, era propiamente una callis malis,2 un "callejón". El nombre Calimala es muy antiguo y su etimología es oscura. Si bien se destruyeron en un incendio en el siglo XVIII los archivos más antiguos originales de Arte di Calimala,3 numerosas copias, conservadas en el Archivio di Stato en Florencia, son registro de los estatutos del gremio y de sus actividades.4
Los mercaderes del arte di Calimala importaban telas de lana del norte de Francia, de Flandes y Brabante, que era teñidas, estiradas,abatanadas, calandradas y terminadas en Florencia. El tejido solo podía ser realizado por el Arte della Lana, quienes importaban lana en bruto de Inglaterra, pero que por su parte, podían teñir pero no llevar a cabo las otras tareas de terminación de toda tela tejida.
El comercio de la tela producida a base de lana era el motor de la economía de la ciudad. Las ganancias del comercio de telas, eran controladas con atención por la propia Arte di Calimala, y por lo general se encontraban limitado contra la usura de acuerdo a lo que establecía la Iglesia, el verdadero capitalismo nace en Florencia hacia el siglo XIII.5 Armando Sapori ha estudiado el funcionamiento de una pequeña, compagnia o consorcio del siglo XIV no especialmente exitosa, propiedad de Francesco del Bene y compañía, cuyos archivos por suerte han llegado hasta el siglo XXI6 Francesco tenía dos socios inactivos, un escribiente y ocho o diez trabajadores, y procesaba un rollo de tela por día. En una escala más grande Silvano Borsari ha estudiado las operaciones de lacompagnia de la familia Scali mercaderes-banqueros.7 Los intereses de los Scali que llegaban hasta Inglaterra, la fuente de la lana, lo que condujo de alguna manera a su bancarrota en 1326 a causa de una crisis de liquidez. La ganancia permitida sobre el primo costo, el precio que pagaban por la tela en el norte, al cual agregaban los costos adicionales de pagos a cuenta o seña, los maltolts que se debían pagar al rey de Francia, el transporte a París, el centro de la industria del teñido, almacenes, y regalos, propinas y coimas pagadas por el camino, daban por resultado el vero costo, el "costo real", conceptos que son mencionados en los estatutos del Calimala.8 una ganancia del 10 al 12 porciento era permitida, que representaba el "precio justo" que indicaba la Iglesia.
La documentación disponible más antigua del Arte di Calimala se remonta a 1182, cuando los comerciantes de telas de Florencia fueron de los primeros en juntarse en una confraternidad para controlar la actividad que era su medio de vida.
Los miembros del Calimala eran la élite de Florencia. El capital necesario y la red de crédito para activarlo, naturalmente hizo que los miembros de la Calimala como los Scali se convirtieran en banqueros para complementar sus actividades como comerciantes, capaces de transformar sus ganancias comprando grano o territorios y tierras, o, como le sucede a los Scali en 1326, tener que enfrentar los procedimientos de bancarrota en la corte de mercaderes de la Mercanzia.9 El ejemplo de los Scali muestra el amplio rango de actividades que cubría el Arte di Calimala: los Scali operaban hacia 1220 en Inglaterra, la fuente de la lana que era tejida en Flandes y Brabante; durante el reinado de Enrique III ellos eran los principales intermediarios financieros entre el rey y la curia; por lo tanto luego de la batalla de Montaperti (1260) los Scali eran leales güelfosadherentes de la causa papal en Italia, hasta que su prosperidad resulta afectada, cuando el Papa Bonifacio VIII recurre a otros banqueros de Florencia y Pistoia, y los Ricciardi de Lucca pasan a ser los banqueros preferidos en Inglaterra. Lejos habían quedado las épocas florecientes a comienzos del siglo XIV cuando los Scali compraban lana en Inglaterra y Borgoña, estaban activos en Francia y Alemania, con unidades de procesamiento en Perugia, Milan y Venecia, y exportaban grano de Apulia a Ragusa del otro lado del Adriático, al final enfrentados con una crisis de liquidez los Scali deben comparecer ante la Mercanzia y el evento tuvo ciertas repercusiones sobre el crédito florentino en el extranjero.
La Florencia de la Calimala
En la primera mitad del siglo XIII, el “Arte di Calimala” y el “Arte della Lana”, los principales gremios florentinos comenzaron su ascenso al poder.
La primera noticia documentable de la Calimala aparece en 1181. Su provisión principal de lana bruta se desplazó entonces a las grandes ferias de Champaña y Flandes. Los mercaderes de la Calimala compraban allí grandes fardos de lana de todos tipos. Estos fardos, torselli, de unos 170Kg de peso cada uno, eran llevados luego a Florencia donde la lana era limpiada y tintada. De ahí que el provocativo águila de su escudo -símbolo reservado hasta entonces a la realeza y el poder- cargara un torsello, una bala de lana.
Muchos de los pagos se hacían en principio mediante joyas, fáciles de transportar y esconder. A las joyas siguieron pronto otros productos valiosos de poco volumen como las especias o los tintes más caros.
De este modo la Calimala fue progresivamente convirtiendose en el distribuidor continental de los productos ultramarinos traídos por las repúblicas marítimas y creando una red que le serviría para ampliar cada vez más su ámbito de comercio: de las más caras ropas y sedas venidas de Oriente a través de Génova y Venecia al trigo que aseguraba el abastecimiento norditaliano. Conforme la red comercial creció, mejoraron también sus técnicas de trabajo y sus productos originales de lana fueron aumentando calidades y sofisticación. A comienzos del siglo XIII, la confección y el tejido de seda se incorporan al catálogo florentino.
Un comercio creciente necesita nuevos medios de pago y fianciación y la red de relaciones de la Calimala servió para montar la primera gran red financiera europea. En poco tiempo la banca se convertiría en uno de sus principales negocios.
La Calimala se centraría progresivamente en el cambio y la banca, convirtiéndose en poco tiempo en uno de los principales prestamistas de Europa. En un mercado tan joven como arriesgado, las casas reales, el papado y los armadores pagarán felices unos tipos del 30%. Las garras que habían llevado fardos, apretaban ahora el cuello de las clases del viejo mundo. Pero las finanzas son delicadas si el poder político no es estable. El águila exigiría pronto reinar.
De 1250 a 1260 primero y a partir de 1267 después, las siete grandes Artes de Florencia se harán con el poder. Son la Calimala (textil y banca), el Arte del Cambio, el Arte de Santa Maria (sederos), el Arte de la Lana, el Arte de los Merceros, Especieros y Médicos y el Arte de los Peleteros, que en 1289 reconocerán otras catorce Artes menores.
Si la plata había sido el patrón de cambio internacional más extendido hasta entonces, el florín de oro, acuñado desde 1252 en la Zecca, un taller junto al Palazzo Vecchio que daría nombre a todas las casas de moneda del mundo, se convertirá en la primera divisa global euromediterránea desde la caída de Roma.
En 1293 se aprueban los “Ordenamientos de Justicia”. El demos de la ciudad, la definición de ciudadanía, pasa a convertirse abiertamente en una comunidad del poco más de un millar de miembros de las Artes. El Gran Consejo es una asamblea abierta para ellos. Por debajo, siguiendo el modelo veneciano, el Consejo de los 80 se encarga del día a día del gobierno de la ciudad.
La cabeza del estado, la Señoría, estará formado por nueve representantes de las “Artes mayores” elegidos por el Consejo y el Gonfalonero de Justicia. Este tendrá las funciones de jefe de Estado, rotándose el cargo cada dos meses entre los nueve miembros de la Señoría.
De forma especialmente interesante, aparece una articulación del principio de indiferencia, tomándose como objetivo que el mayor número de ciudadanos ocupe al menos una vez algúno de los cargos mayores de la república, sea en el Consejo o en la Señoría. En esa lógica, seguramente inspirados en la tradición clásica, se establece un sistema de sorteo para determinar los candidatos que pueden ser elegidos en asamblea.
La república de las Artes mantendría sus instituciones durante más de un siglo, cuando una de las familias nacida de la Calimala, los Medici, liderará su vaciamiento e implosión.
La primera noticia documentable de la Calimala aparece en 1181. Su provisión principal de lana bruta se desplazó entonces a las grandes ferias de Champaña y Flandes. Los mercaderes de la Calimala compraban allí grandes fardos de lana de todos tipos. Estos fardos, torselli, de unos 170Kg de peso cada uno, eran llevados luego a Florencia donde la lana era limpiada y tintada. De ahí que el provocativo águila de su escudo -símbolo reservado hasta entonces a la realeza y el poder- cargara un torsello, una bala de lana.
Muchos de los pagos se hacían en principio mediante joyas, fáciles de transportar y esconder. A las joyas siguieron pronto otros productos valiosos de poco volumen como las especias o los tintes más caros.
De este modo la Calimala fue progresivamente convirtiendose en el distribuidor continental de los productos ultramarinos traídos por las repúblicas marítimas y creando una red que le serviría para ampliar cada vez más su ámbito de comercio: de las más caras ropas y sedas venidas de Oriente a través de Génova y Venecia al trigo que aseguraba el abastecimiento norditaliano. Conforme la red comercial creció, mejoraron también sus técnicas de trabajo y sus productos originales de lana fueron aumentando calidades y sofisticación. A comienzos del siglo XIII, la confección y el tejido de seda se incorporan al catálogo florentino.
Un comercio creciente necesita nuevos medios de pago y fianciación y la red de relaciones de la Calimala servió para montar la primera gran red financiera europea. En poco tiempo la banca se convertiría en uno de sus principales negocios.
La Calimala se centraría progresivamente en el cambio y la banca, convirtiéndose en poco tiempo en uno de los principales prestamistas de Europa. En un mercado tan joven como arriesgado, las casas reales, el papado y los armadores pagarán felices unos tipos del 30%. Las garras que habían llevado fardos, apretaban ahora el cuello de las clases del viejo mundo. Pero las finanzas son delicadas si el poder político no es estable. El águila exigiría pronto reinar.
De 1250 a 1260 primero y a partir de 1267 después, las siete grandes Artes de Florencia se harán con el poder. Son la Calimala (textil y banca), el Arte del Cambio, el Arte de Santa Maria (sederos), el Arte de la Lana, el Arte de los Merceros, Especieros y Médicos y el Arte de los Peleteros, que en 1289 reconocerán otras catorce Artes menores.
Si la plata había sido el patrón de cambio internacional más extendido hasta entonces, el florín de oro, acuñado desde 1252 en la Zecca, un taller junto al Palazzo Vecchio que daría nombre a todas las casas de moneda del mundo, se convertirá en la primera divisa global euromediterránea desde la caída de Roma.
En 1293 se aprueban los “Ordenamientos de Justicia”. El demos de la ciudad, la definición de ciudadanía, pasa a convertirse abiertamente en una comunidad del poco más de un millar de miembros de las Artes. El Gran Consejo es una asamblea abierta para ellos. Por debajo, siguiendo el modelo veneciano, el Consejo de los 80 se encarga del día a día del gobierno de la ciudad.
La cabeza del estado, la Señoría, estará formado por nueve representantes de las “Artes mayores” elegidos por el Consejo y el Gonfalonero de Justicia. Este tendrá las funciones de jefe de Estado, rotándose el cargo cada dos meses entre los nueve miembros de la Señoría.
De forma especialmente interesante, aparece una articulación del principio de indiferencia, tomándose como objetivo que el mayor número de ciudadanos ocupe al menos una vez algúno de los cargos mayores de la república, sea en el Consejo o en la Señoría. En esa lógica, seguramente inspirados en la tradición clásica, se establece un sistema de sorteo para determinar los candidatos que pueden ser elegidos en asamblea.
La república de las Artes mantendría sus instituciones durante más de un siglo, cuando una de las familias nacida de la Calimala, los Medici, liderará su vaciamiento e implosión.
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