Para que lo tengáis por escrito (por petición de Hao), con este artículo os recuerdo la diferencia entre los conceptos “estado de oxidación” y “valencia” de un elemento en un compuesto químico.
El número de oxidación se define como la carga eléctrica “formal” (puede que no sea real) que se asigna a un átomo de un elemento en un compuesto, y por lo tanto el número de oxidación podrá ser un número positivo o negativo. Recordad que, en general, el número de oxidación no representa la carga eléctrica real de un átomo en un compuesto, ya que todos los compuestos no están formados por iones. Por ejemplo, en el monóxido de nitrógeno (NO) y en el monóxido de calcio (CaO) el número de oxidación del oxígeno es –2 en ambos compuestos; pero en el NO no existe una carga real de –2 en el átomo de oxígeno, ni de +2 en el de nitrógeno, pues se trata de un compuesto covalente (débilmente polar). En cambio, en CaO sí que hay cargas reales, porque es un compuesto iónico.
La definición de valencia de un elemento en un compuesto (más extendida) es el número de átomos de hidrógeno que se combinan con un átomo de dicho elemento, y por lo tanto la valencia es siempre un número natural. También es el número de electrones perdidos o ganados por el elemento (valencia iónica) o el número de electrones compartidos (valencia covalente) por el elemento en un compuesto.
El concepto de valencia resulta útil en la formulación de compuestos binarios, mientras que el número de oxidación lo es en compuestos de
tres o más elementos.
Para acabar de entender la diferencia entre número de oxidación y valencia, os puse como ejemplo cuatro compuestos de carbono:
CH4-> C: -4, H: +1
CH3Cl-> C: -2, H: +1, Cl -1
CH2Cl2-> C: 0, H: +1, Cl -1
CCl4-> C: +4, Cl -1
En todos ellos el carbono presenta invariablemente su valencia de 4 (en las moléculas de estos cuatro compuestos, el átomo de carbono se combina con otros cuatro átomos). Sin embargo, el número de oxidación del carbono es distinto en cada compuesto (como se indica a la derecha de cada compuesto). En todos ellos, el hidrógeno tiene estado de oxidación +1, y el cloro -1, por lo que para que la molécula sea neutra, el carbono tiene distintos estados de oxidación (-4, -2, 0 y +2 respectivamente)
La
excitación es una elevación en el
nivel de energía de un
sistema físico, por encima de un estado de energía de referencia arbitrario, llamado
estado fundamental. En
física hay una definición técnica específica para el nivel de energía que se asocia a menudo con un átomo que está siendo excitado a un
estado excitado de mayor energía.
La vida útil de un sistema en un estado excitado suele ser corta: la
emisión espontánea o inducida de un
cuanto de energía (como un
fotón o un
fonón) por lo general ocurre poco después de que el sistema haya sido promovido al estado excitado, volviendo el sistema a un estado con una energía más baja (un estado menos excitado o el estado fundamental). Este retorno a un nivel de energía es, a menudo imprecisamente llamado
decaimiento y es el inverso de la excitación.
Excitación atómica
Un ejemplo sencillo de excitación atómica es la se encuentra en el
átomo de hidrógeno, en particular en el estado de su único electrón. Un electrón en un átomo de hidrógeno puede tener diversos estados energéticos, tal como predice adecudamente el
Modelo atómico de Schrödinger, el estado de más baja energía es el llamado estado fundamental.
El
estado fundamental del átomo de hidrógeno corresponde a tener el único electrón del átomo en la órbita o nivel de energía más bajo posible, (es decir, la
función de onda "
1s", que presenta simetría esférica, y que tiene los
números cuánticos más bajos posibles). Al dar una energía adicional al átomo (por ejemplo, por la absorción de un
fotón de una energía adecuada, o por calentamiento a alta
temperatura, o por excitación eléctrica dentro de un campo eléctrico), el electrón es capaz de moverse a un estado excitado (un estado con uno o más números cuánticos mayores que el mínimo posible). Si el fotón tiene demasiada energía, el electrón deja de estar vinculado al átomo, escapará del átomo, y el átomo quedará convertido en un
ion positivo o
catión, es decir, el átomo se ionizará.
Empírcamente se observa que después de la excitación, el átomo pasa a un estado excitado inferior, o al estado fundamental, emitiendo un fotón con una energía característica, igual a la diferencia de energía entre los niveles de salida y llegada. Esto se da porque realmente todos los estados excitados de hecho son
estados metaestables siendo el único estado verdaderamente estable el estado fundamental. El paso a un nivel de energía inferior va a compañado de la emisión de fotones por átomos en diferentes estados excitados conduce a un espectro electromagnético que muestra una serie de características
líneas de emisión (tenemos, en el caso del átomo de hidrógeno, la
serie de Lyman,
serie de Balmer,
serie de Paschen,
serie de Brackett y
serie de Pfund.) Ni la mecánica cuántica ordinaria, ni el modelo atómico de Schrödinger explicaban porque los estados excitados no eran indefinidamente estables. Con el desarrollo de la
electrodinámica cuántica se comprobó que la posbilidad de que existieran fluctuaciones del
campo electromagnético hacía que el
hamiltoniano del sistema formado por el átomo y su posible interacción cuántica con el campo electromagnético fluctuante del vacío, hacía que los estados excitados de hecho no fueran propiamente estados estacionarios y por tanto, sólo eran estados metaestables que acababan decayendo.
Un átomo en un estado excitado de muy alta energía se denomina
átomo de Rydberg.
2 Un sistema de átomos altamente excitados puede formar un estado excitado condensado de vida media larga, por ejemplo, una fase condensada compuesta completamente de átomos altamente excitados: la
materia de Rydberg.
Así pues un átomo o cualquier otro sistema puede excitarse por absorción de fotones de una frecuencia característica, o también mediante el calor o la electricidad.
Excitación de un gas perturbado
Un conjunto de
moléculas que forman un
gas se puede considerar en un estado excitado, si una o más moléculas se elevan a niveles de
energía cinética tales que la distribución de velocidades resultante se aleje del equilibrio de la
distribución de Boltzmann. Este fenómeno ha sido estudiado en el caso de un
gas bidimensional con cierto detalle, analizando el tiempo necesario para relajarse hasta el equilibrio.
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