lunes, 30 de enero de 2017

Monumentos por países - España

Esculturas urbanas de España del siglo XIX


La estatua de Cervantes se encuentra en la plaza de la Universidad de Valladolid, colocada frente a ella.

El 29 de septiembre de 1877 se inauguró en el monumento que se le había erigido a Miguel de Cervantes. Se trataba de una estatua de fundición modelada por don Nicolás Fernández de la Oliva, profesor de Escultura de la Escuela de Bellas Artes de Valladolid. Otro profesor de la misma escuela, don Pablo Berasátegui modeló cuatro relieves para el pedestal, con escenas de diversos pasajes del Quijote. La cantería del pedestal y la erección de la estatua fueron dirigidas por el arquitecto municipal, Joaquín Ruiz Sierra.1 El monumento estaba destinado a un lugar frente a la casa de Cervantes en la calle del Rastro, donde había vivido a partir de 1605 el ilustre escritor con su familia.
El patrocinador de la obra fue don Mariano Pérez Mínguez, quien al poco tiempo la cedió al Ayuntamiento de Valladolid que pasó a ser su propietario. El Ayuntamiento decidió cambiar el emplazamiento y el pedestal de la estatua. Los relieves fueron colocados en el patio de la casa de Cervantes; se hizo un pedestal nuevo de piedra y así, la estatua fue trasladada en 1889 a la plaza de la Universidad (entre la catedral y la facultad de derecho de la Universidad de Valladolid), lugar donde aún reside.









La fuente de Diana Cazadora, del siglo XIX, se encuentra en la ciudad española de Madrid. También es conocida como fuente de la Cruz Verde, por el nombre de la plaza donde está ubicada, formada por un ensanche de la calle de Segovia, al que confluyen las calles del Rollo y de la Villa.

Historia

La fuente se inauguró en el año 1850 en la plaza de la Cruz Verde, recinto que toma su denominación de una antigua cruz de madera pintada de color verde, con la que era costumbre señalar los lugares donde se llevaban a cabo las ejecuciones de la Inquisición.
Fue construida a iniciativa del Ayuntamiento de Madrid, siendo corregidor (alcalde) Francisco de Borja de Silva Bazán, XI marqués de Santa Cruz, para suministro de agua potable. Su trazado corrió a cargo del arquitecto Martín López Aguado, mientras que el grupo escultórico, procedente de la desaparecida fuente de Puerta Cerrada, fue realizado en el siglo XVII por Francisco del Valle y Rutilio Gaci.1

Descripción

Detalle del grupo escultórico de Diana, realizado en el siglo XVIII por Ludovico Turqui y Francisco del Valle.
La fuente combina en su construcción materiales de ladrillo y piedra, tanto blanca como de granito. Está adosada a la fachada del huerto del desaparecido Convento de las Bernardas del Santísimo Sacramento, mediante la cual se salva, a modo de terraplén, el fuerte desnivel existente entre las calles Mayor y de Segovia.
Esta fachada, que el conjunto aprovecha como pilar, condiciona su diseño arquitectónico, adoptándose una estructura más próxima a las fuentes de caños que al modelo de pilastras o columnas imperante en las fuentes de Madrid en los siglos XVII y XVIII.
El conjunto consta de tres cuerpos, unidos entre sí mediante un zócalo de granito. El central, que se dispone a mayor altura, integra un escudo de Madrid labrado en piedra blanca, bajo el cual aparece una lápida con la siguiente inscripción: «Siendo correjidor el Excmo. Sr. Marqués de Sª Cruz. Año de 1850».
Sobre su dintel descansa una estatua de Dianadiosa virgen de la caza y protectora de la naturaleza, vestida con túnica corta. Está realizada en mármol blanco, al igual que los dos delfines mitológicos situados a sus pies. El grupo escultórico se encuentra flanqueado por dos piñas ornamentales, de piedra blanca.
La fuente presenta cinco caños en su frente (tres de los cuales se encuentran en el cuerpo central) y uno en cada lateral. Sus aguas se depositan en tres pilones: el principal está ubicado en el frontal y los otros dos en cada lado. Todos ellos están construidos en granito y son de planta rectangular.






La fuente de la Princesa fue la primera fuente que tuvo Zaragoza, construida a principios del siglo XIX. Con el objeto sin duda de erigir otras en distintos sitios de la población se proyectó la formación de esta fuente, que continuaría por mucho tiempo sin compañeras. El pensamiento primitivo era el de hacer la traída de aguas de unos manantiales que existen a unas dos o tres leguas de la capital conocidos por los Ojos de Pinseque, y todavía aparecen trabajos de excavación y horadamiento de tierras, cerca de la carretera de Madrid.
Posteriormente, se tocaron los inconvenientes de falta de fondos para llevar a término esta importante obra y se adoptó el medio más sencillo de proveer esta fuente del agua del canal Imperial que procede del río Ebro.
Para ello se hizo la alcantarilla de conducción que partía desde la casa antigua de baños y la de desagüe que se extendía por la izquierda del Salón de Santa Engracia, y vertía las aguas sobrantes en el río Huerva.
La obra se comenzó con el producto de una suscripción voluntaria y de ciertos arbitrios habiéndose colocado la primera piedra el 14 de octubre de 1833 pero corrieron los años y parece que ya se perdía la esperanza de que corriesen también las aguas cuando la actividad desplegada por el Ayuntamiento dio el resultado tan apetecido dejándola concluida y en actitud de servir el 24 de julio do 1845.
En 1902 se desmontó la fuente y se construyó a su lado el monumento a los mártires que permanece en la actualidad en la plaza de España. Las piezas de la fuente se almacenaron y en 1935 ésta se erigió de nuevo en la arboleda de Macanaz, pero no se llegó a restablecer su uso. Finalmente, en 1946 se puso en funcionamiento en la glorieta de la Princesa situada en el parque José Antonio Labordeta de Zaragoza en donde se encuentra actualmente.
La estructura y forma de la fuente no son del mejor gusto aunque la figura que representa a Neptuno sobre el remate de la obra no carece de mérito artístico. Tenía su asiento en el centro de la gran plaza de la Constitución, vulgarmente llamada de San Francisco (actual Plaza de España), frente al paseo o salón que dirige a la puerta de Santa Engracia. Con sujeción a su plano y modelo consta la fuente de un pilón circular de cuarenta y cuatro palmos de diámetro con su antepecho y grada en toda su circunferencia; una pirámide truncada cuadriangalar de más de veinte palmos de altura cuyos ángulos ocupan cuatro delfines arrojando agua por la boca además de doce caños distribuidos en su contorno correspondiendo tres á cada-frente.
Sobre la parte superior adornada de una pequeña cornisa descansa un trozo de columna dórica con su base correspondiente que sirve de repisa a la estatua de Neptuno con el tridente en la mano izquierda y en actitud de mandar a las aguas. Además de los delfines hay en los centros cuatro lápidas bien adornadas con molduras talladas y orlas pendientes de bocas de león que guarnecen el trozo de columna, con las inscripciones siguientes:
Primera:
La sangre derramada
Por religión y Patria en este sitio
De mártires sin cuento
La base riega de este monumento.

Segunda:
Para eternizar
El primer acto de fidelidad
A Doña Isabel Segunda,
Como Princesa de Asturias.
Zaragoza 1833.

Tercera:
Ni á mejor Princesa
Ni á pueblo más fiel
Ni en suelo mas ilustre
Pudiera dedicarse esta memoria.

Cuarta:
Se principió en 1833.
Llegó el agua en 24 de julio de 1843
Gobernando como Reina
La que había sido jurada Princesa.















La fuente de la Samaritana de Zaragoza (España) es una fuente escultórica fundida en hierro en 1866 en los talleres de Averly de Zaragoza por Antonio Averly, fundidor nacido en Lyon.

Es una fuente monumental que representa la samaritana a quien Jesús pidió beber (Evangelio de San Juan 4, 4-43). La estatua representa une portadora de agua, de unos dos metros de altura y que vierte agua por dos cántaros que lleva, uno sujeto sobre el hombro derecho y otro en la cadera izquierda.1
La escultura tiene unos 2,10 m de alto, 0,60 m de ancho y 0,45 m de profundidad. La fuente circular tiene 5 m de diámetro.1
Inicialmente estuvo en la plaza de la Catedral de la Seo de la ciudad, pero en 1962 se desmontó para restaurarla y con motivo de la reforma de esa plaza que preveía otra fuente nueva. Se llevó al Parque Bruil de Zaragoza y años después a su actual emplazamiento en la Plaza del Justicia, junto a la Iglesia de Santa Isabel de Portugal.1
El francés Antonio Averly había establecido en Zaragoza su fundición en 1863 y utilizaba en su trabajo modelos del repertorio ornamental francés en el que abunda la Belle Samaritaine. Su autor es desconocido.1
Está inspirada en temas y motivos habituales del Segundo Imperio Francés. La estatua es de estilo neoclásico y paganizante, y está representada como una ninfa vestida con una leve túnica que recuerda las vestimentas grecolatinas.
El pilón de agua que la rodea fue en un principio de hierro, pero después de su traslado al nuevo emplazamiento de la Plaza del Justicia, fue sustituido por uno de cemento, que es el que conserva en su estado presente.




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