Esculturas urbanas de España de los años 2000
La estatua a Manolo Vázquez es un monumento dedicado al torero sevillano Manolo Vázquez (1930-2005), realizada en el año 2005 por el escultor Luis Álvarez Duarte, y situada frente a la plaza de toros de Sevilla, en el barrio del Arenal de la ciudad de Sevilla (Andalucía).
La estatua se colocó el 11 de junio de 2006 en su emplazamiento, está bañada en cobre, tiene una altura de 180 centímetros, sin contar el pedestal, y muestra al torero vestido de luces y "citando un natural, precisamente en su última corrida lidiada en Bilbao", tal y como manifestó su autor.
La escultura Retrato del Pintor Pablo Picasso, situada en Málaga (Andalucía, España) y dedicada al famoso pintor y escultor malagueño Pablo Ruiz Picasso, fue realizada en bronce por Francisco López Hernández y representa al artista sentando en un banco de mármol, con un cuaderno y un lápiz. Fue inaugurada el 5 de diciembre de 2008.
La obra se encuentra en la Plaza de la Merced del distrito Centro, frente a la casa natal de Picasso, sede de la Fundación Picasso. Las proporción de la figura es ligeramente superior con respecto a la estatura real de Picasso.
La estatua ha participado en numerosas perfomances a lo largo del tiempo que lleva ubicada en la plaza como es el caso de la Noche en Blanco que se celebra desde el 2009 en la ciudad, donde dependiendo de la temática la estatua de Pablo se decora de una manera u otra.
En abril de 2013, un grupo de indeseables aprovecharon que la ciudad dormía para hacer la gracia del momento y arrancar a Picasso de su banco para intentar llevárselo. Si hubiesen sido un poco inteligentes habrían supuesto que la estatua de bronce podía pesar más que el difunto Pablo, por lo que la estatua fue encontrada en otro banco no muy lejos.
El Hombre Río es una escultura flotante situada en Córdoba (España) de los escultores Rafael Cornejo y Francisco Marcos, que tallaron en corcho blanco la figura de un hombre tumbado que posteriormente dejaron en el río Guadalquivir el 18 de abril de 2006, anclándola al fondo para evitar su deriva.
La aparición de la escultura en el cauce del río suscitó un gran interés entre los cordobeses y cierta polémica entre las administraciones local y autonómica, así como con la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG).1 Al final no fue necesario adoptar ninguna medida ya que una semana después de su aparición, la escultura se desprendió de sus anclajes y quedó varada junto al Molino de Martos.2 Sus escultores decidieron entonces retirarla después de haber centrado la atención de la sociedad cordobesa durante diez días.
El 8 de enero de 2007, con el visto bueno de la CHG, es anclado al lecho del Guadalquivir para su exposición de forma definitiva una reconstrucción del Hombre Río, de las mismas dimensiones pero cambiando el corcho por poliéster, en las cercanías del puente de Miraflores.3
En ese lugar permaneció hasta el día 22 de noviembre de 2007 cuando debido a una crecida del caudal del río provocada por las lluvias caídas el día anterior la escultura se soltó de su anclaje y navegó a la deriva hasta quedar varada, de donde tuvo que ser rescatada por los bomberos.
La escultura representa a un hombre que flota plácidamente sobre la superficie del río. Está fabricada con resina de poliéster endurecido y fibra de vidrio, un material habitualmente utilizado para la construcción de barcos.
Está compuesta por tres partes: el tronco y las dos piernas. Estas tres partes están unidas por una estructura de metal de modo que la parte no visible, la que se encuentra bajo el agua, no está tallada. La escultura en su conjunto tiene unas dimensiones de 1,7 metros de altura por 2,5 metros de anchura.
Anclada al fondo del río por un peso de 2 toneladas conectado a la escultura por un cable de 12 metros, la escultura se concibe para ser un componente dinámico, moviéndose y girándose a merced de los vientos y las corrientes del río.
La isla de las esculturas es una isla artificial creada en el río Guadalquivir a su paso por Córdoba, aguas abajo del Puente de San Rafael, tras la remodelación de sus márgenes.
Su nombre obedece a la existencia de una docena de esculturas realizadas en piedra por distintos autores durante el Simposio Internacional de Escultura celebrado en Córdoba en 2004.
Se conservan en esta pequeña isla los últimos restos de lo que fue un inmenso eucaliptal que cubría la margen izquierda del Guadalquivir, casi desde el Puente de San Rafael hasta la Azuda de Casillas y que paulatinamente fue desapareciendo, primero con la construcción del polígono industrial y, finalmente, con la remodelación de las márgenes.
La permanencia de estos árboles en la isla fue defendida por Lawrence Gundabuka, director del Simposio, contra los que pedían su sustitución por especies autóctonas, como olivos o naranjos, argumentando que el eucalipto ha formado parte del paisaje de Córdoba durante los últimos siglos, por lo que no puede considerarse una especie invasora.1
En repetidas ocasiones, y por varios colectivos, se ha pedido que se habilite el acceso a la isla, bien con la construcción de pasarelas o estableciendo un pequeño recorrido en barca. El Ayuntamiento de Córdoba estudia esta segunda opción, y pretende establecer un recorrido en barca que parta desde el Molino de la Alegría hasta la isla.
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