sábado, 17 de octubre de 2015

Arte - Géneros pictóricos

Alegorías en el arte

Alegoría cristiana, también conocida como La alegoría sagrada (en italianoAllegoria sacra), es una de las obras del periodo de madurez del pintor renacentista italiano Giovanni Bellini. Se conserva en la Galería de los Uffizi, en Florencia (Italia). Está realizado al temple sobre tabla. Fue pintado hacia 1490. Es una obra que mide 73cm de alto y 119 cm de ancho.
Se cree que pudo ser una obra encargada por Isabel de Este. Puede ser una alegoría del Purgatorio, inspirado en elpoema Le Pèlerinage de l'Âme, de Guillaume de Deguileville.
En un marco arquitectónico con un colorido paisaje al fondo, se muestran diversas figuras de santos cuyo nexo de unión o sentido general de la obra no está muy claro. Está considerada de difícil interpretación. La terraza tiene elaboradas baldosas de mármol. La profundidad del paisaje se logra no tanto por la perspectiva sino, sobre todo, por el cromatismo.
Se distingue a san Sebastián, a la derecha de todo, con una flecha clavada. Junto a él, un san Jerónimo o quizá una representación del santo Job; estas dos figuras no presentan el mismo modelado que el resto. Al otro lado de la balaustrada, a san Pablo, con un gran manto rojo y una espada en la mano. En la parte de la izquierda, María en un trono. En el extremo de este lado, una figura con turbante que parece un añadido posterior.
Esta alegoría se relaciona con las obras maestras que Bellini elaboraría a finales del siglo XV, principios del XVI, como la Sacra conversación, la PiedadLa madonna del pradoEl bautismo de Cristo o la «palla» de San Zacarías.







Alegoría de la inclinación (en italiano, Allegoria dell'inclinazione) es una pintura al óleo de 152 cm x 61 cm, realizado en 1615-16 por la pintora italiana Artemisia Gentileschi. Se encuentra en el techo de la Galería de pinturas de la Casa Buonarroti, en Florencia.

La obra

La pintura fue encargado en 1615-16 por Miguel Ángel Buonarroti el joven (1568-1646), sobrino del célebreartista fiorentino. Representa a una joven desnuda, que sostiene con ambas manos una brújula, sostenida en lo alto, sobre un lienzo de nubes celestes, mientras una pequeña estrella luminosa brilla de frente a su frente rodeada de cabellos rubios que parecen querer rebelarse contra un peinado elaborado.
Representa la alegoría de la inclinación, en el sentido de «propensión a algo», esto es, del talento natural, la predisposición para un arte. Los rasgos de la joven recuerdan los de algunos retratos, como el grabado de Jérome David, y supuestos autorretratos de la pintora.
A través de la alegoría, Artemisia Gentileschi, por entonces de 22 años, habría celebrado así su propia inclinación artística. Cierto o no, se propone una identificación estrecha de la joven de la tela con la figura de Artemisia, es indudable que la pintura tenía una carga de perturbadora sensualidad; carga que hoy sólo se puede imaginar, habiendo un Leonardo di Buonarroto, sobrino nieto del comitente, por desgracia ordenado, a Baldassarre Franceschini llamado el Volterrano, la ejecución, hacia el año 1684, unas vestimentas moralizadoras que cubrieran su desnudez.
A Gentileschi Allegoria dell'inclinazione.jpg






Alegoría de la Industria es un tondo pintado por Francisco de Goya hacia 1805 que constituyó uno de los cuatro cuadros de una serie de alegorías relativas al progreso científico y económico. Se idearon para decorar una sala de espera del llamado Palacio de Godoy en Madrid, entonces residencia de Manuel Godoy, el máximo mandatario de España bajo el reinado de Carlos IV. El cuadro, al igual que los otros dos de su serie conservados, se halla desde 1932 en el Museo del Prado, procedente del Ministerio de Marina.
La imagen muestra cómo dos mujeres jóvenes hilan en sus respectivas ruecas en una estancia en semipenumbra iluminada por la luz de un amplio ventanal que se abre a la izquierda desde el punto de vista del espectador. Al fondo, en la oscuridad, se aprecian confusamente algunas cabezas de ancianas, que se han relacionado con lasParcas. La indefinición de estas mujeres no permite saber si son trabajadoras de la estancia fabril o bien representaciones figuradas en un tapiz o lienzo.

Análisis

La serie de cuatro tondos fue producto de un encargo de Godoy (1767-1851) hecho con objeto de decorar una sala cuadrada del Palacio del Marqués de Grimaldi, que ocupó durante unos años y que ahora es más conocido comoPalacio de Godoy. A esta sala se accedía por una escalinata monumental. Los otros cuadros que completan el conjunto decorativo son las alegorías de la Agriculturael Comercio y la Ciencia, este último desaparecido.
Los temas suponen el deseo de Godoy de aparecer como un gobernante reformista e ilustrado, máximo garante del progreso económico y científico de España, en relación con las actividades de las Sociedades Económicas de Amigos del País que proliferaron en esa época.
Sin embargo este cuadro es un indicador del anquilosado concepto que la España de la época podía tener del desarrollo de la industria, pues la imagen está muy alejada de representar la Revolución industrial que se está produciendo en las regiones más desarrolladas de Europa en esta época, y frente a las cuales, España adolece de un similar progreso económico y científico. La imagen goyesca parte de un modelo del Antiguo Régimen, el del cuadro de Las Hilanderas, de Velázquez, y lejos de aumentar el número de hiladoras para reflejar la producción masiva propia de una industria fabril, la manufactura se hace sin máquinas evolucionadas (dos ruecas que remiten a la producción artesanal) y con pocos trabajadores. El dibujo aparece distorsionado debido a que las obras estaban dispuestas en alto. La técnica de ejecución es de pincelada rápida y firme.
Además sus ropajes no son propios de la clase obrera. Los grandes escotes, las blusas blancas y sus actitudes melancólicas y distraídas, parecen más propios de las damas de buena posición de la época que de verdaderas empleadas de un taller. La robustez de sus fisonomías no es tampoco la mejor manera de imaginar las condiciones habituales de alimentación y extracción social de los proletarios de la fabricación industrial. Se trata de una representación tradicional y bastante acartonada en la iconografía usual de los oficios gremiales más que de la inminente necesidad de progreso tecnológico que tenía la economía del país y da cuenta de las carencias conceptuales existentes con respecto a lo que debía ser una avanzada industria moderna.

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