sábado, 3 de octubre de 2015

Guerras por siglos

Guerras del siglo III a. C.

La Primera Guerra Macedónica fue el primero de los tres conflictos militares que enfrentaron al Reino de Macedonia con la República romana. La guerra se libró entre 214 a. C. y 205 a. C., y se inició como consecuencia del acercamiento entreFilipo V de Macedonia y Aníbal; tanto que aquél estuvo cerca de tomar parte en laSegunda Guerra Púnica en apoyo de Cartago.- ....................................................:https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Primera_Guerra_Maced%C3%B3nica&printable=yes

La primera guerra macedónica (215 – 206) Resumen


En 217 a.C. Filipo V concluyó la paz con los etolios, a los que combatía desde hacía dos años.

En 215 a.C. Filipo envió a Aníbal un embajador que firmó una alianza con Cartago. Cartago y Filipo se comprometían a no tratar con el enemigo por separado. Los romanos, noticiosos de este pacto, prepararon la flota de cincuenta buques mandada por Laevino. Filipo tuvo que retirarse.

Roma vio clara la conveniencia de aliarse con los etolios. Laevino concluyó con ellos un tratado y se repartieron la costa Balcánica. Francia entró en la coalición y Atenas se mantuvo neutral.

La guerra macedónica concluyó diplomáticamente. Roma estaba amenazada por Aníbal para solventar el conflicto.









La Segunda Guerra Macedónica (200 a. C.-197 a. C) fue una guerra entre Macedonia, liderada por Filipo V, y la República romana y, sus aliados, Pérgamo,RodasAtenas y la Liga Etolia. El resultado fue la derrota de Filipo quien fue forzado a abandonar todas sus posesiones en territorio griego. Aunque Roma declaró la "libertad de Grecia", la guerra marcó el phttps://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Segunda_Guerra_Maced%C3%B3nica&printable=yesncipio del dominio de los romanos en el este del mediterráneo.- ............................:





Los romanos habían tenido el primer conato de guerra contra Macedonia después de la guerra contra Aníbal que se había aliado con Filipo V en el 214 a.C. Si bien Roma había intervenido indirectamente reavivando sobre todo las hostilidades de Macedonia con otros estados griegos, principalmente con la confederación etolia, a su vez mantenía una alianza con Atalo, rey de Pérgamo, aúnque el origen de esta alianza permanece oscuro. Sabemos sólo que Atalo tenía relaciones amistosas con los etolios y que en el 211 a.C. fue incluido, como amigo de Etolia, en el tratado que ligó a Roma y los etolios contra Filipo V. Tras la batalla de Egina, en el 208 a.C., Sulpicio Galba, encargado de las operaciones militares, negocia con Filipo V la paz de Fenice. 
Mientras tanto, Antíoco III había rehecho, entre el 209-205, la unidad del reino seléucida, desde las costas del Mediterráneo hasta el Golfo Pérsico. En el año 204, tras la muerte de Ptolomeo IV Filopator, Egipto sufre una crisis interna motivada principalmente por problemas económico-sociales y se convierte en una fácil presa para Antíoco y Filipo. Ambos concluyen un tratado en el cual se establece una división anticipada de Egipto para los dos: la Celesiria -siempre reivindicada por el seléucida- y el propio Egipto serían para Antíoco y Macedonia poseería los dominios exteriores de Egipto en el Egeo, además de la Cirenaica, considerada tradicionalmente una extensión de la Grecia insular hacia el norte de Africa. 
Si los términos de este tratado eran sinceros o no es lo de menos. En cualquier caso Filipo, asegurada la neutralidad con Antíoco, se lanzó a una política de expansión que le permitió someter a varias ciudades del norte del Egeo y del Helesponto, preparándose para el control de las islas más occidentales. Rodas, viéndose amenazada, solicitó, junto con Atalo de Pérgamo, la intervención de Roma, después de que la flota de ambos estados se hubiera enfrentado con la de Filipo frente a la isla de Quíos con éxito incierto. El asunto, para Roma, era importante puesto que Pérgamo y sobre todo Rodas eran imprescindibles para garantizar la libertad del tráfico marítimo en la ruta de Oriente. 
El Senado envía a Emilio Lépido a negociar con Filipo. Se le exige que no atente ni contra las ciudades griegas ni contra las posesiones egipcias, además de imponerle el pago de una indemnización a Rodas y Pérgamo. Puesto que Filipo V -y no sin razón- consideraba que sus campañas en Grecia no alteraban los términos en que se había suscrito la paz de Fenice (que suponía la paz con Roma, no con Grecia, por lo que jurídicamente Roma no tenía justificación para intervenir, ya que no era amenazada por él) decidió rechazar tal ultimátum. 
Aúnque el Senado manifestó serias dudas sobre la declaración de la guerra, fueron sobre todo los negotiatiores que surcaban el Egeo quienes presionaron en favor de la intervención romana. Tanto si Filipo triunfaba sobre Antíoco como si se mantenía la alianza entre los dos, los intereses romanos se podrían ver amenazados. Sin duda también la consideración de la suerte que podría correr Egipto entraba en los cálculos romanos. Roma estaba acostumbrada a un cierto equilibrio en Oriente y sus buenas relaciones con Alejandría la hacían particularmente sensible a la ruptura de este equilibrio. 
Los senadores acabaron por decidir la intervención. Roma inició las hostilidades con un ejército al mando primero de P. Sulpicio Galba, luego del cónsul Villio y, finalmente, de T. Quinctio Flaminio. Además, varias legiones romanas habían sido prestadas a Rodas y a Atalo de Pérgamo. La primera victoria importante fue la del río Aoos, que rompió las defensas macedonias y obligó a Filipo a replegarse a Tesalia. 
De nuevo se iniciaron negociaciones diplomáticas entre ambas potencias, pero la condición -recogida por Roma- de las ciudades griegas no fue aceptada por Filipo. Esta era la evacuación de las tres ciudades griegas ocupadas por Macedonia: Calcis, Corinto y Demetrias. Al no acceder Filipo, se reanudó la guerra. En el 197 a.C. tuvo lugar la batalla decisiva de Cinoscéfalos, que supuso el triunfo de la táctica manipular romana, mucho más ágil y mejor articulada que las falanges macedonias. Flaminio, que había logrado la victoria, era un filoheleno que mantenía numerosos vínculos personales con las oligarquías griegas. Hablaba griego -lo que en esa época era bastante normal para un romano- y conocía muy bien los asuntos de Grecia. 
La solicitud de la paz por Filipo V fue aceptada por Roma. Las condiciones relegaban a Macedonia a sus fronteras naturales: debía retirar sus guarniciones de las ciudades griegas, restituir sus conquistas en Tracia y Asia Menor y se comprometía a ceder su flota de guerra, excepto cinco naves de guerra y 5000 soldados como toda defensa. Aquel mismo año Flaminio, en los juegos ístmicos, proclamó la independencia de Grecia.









La Tercera Guerra Macedónica (171 a. C. - 168 a. C.) fue una contienda entreRoma y el Rey Perseo de Macedonia.
Tras la muerte del Rey Filipo V de Macedonia en 179 a. C., su talentoso y ambicioso hijo, Perseo, tomó el trono. Perseo se casó con Laódice, hija del rey Seleuco IV Filopátor del Imperio seléucida, e incrementó el tamaño de su ejército. Forjó alianzas con Epiro y varias tribus de Iliria y Tracia, y con los enemigos de las tribus traciasaliadas a Roma (como los sapeos, gobernados por Abrúpolis). Además, renovó sus antiguos contactos con algunas ciudades estado griegas (polis). El rey anunció que llevaría a cabo reformas en Grecia y restauraría su poderío y prosperidad.
Los romanos empezaron a preocuparse por que Perseo pudiese destruir su dominio político en Grecia y restaurar la antigua soberanía macedonia sobre los estados griegos.
El Rey Eumenes II de Pérgamo, que odiaba a Macedonia, acusó a Perseo de tratar de violar las leyes de los demás estados y las condiciones de paz entre Macedonia y Roma. Los romanos, temerosos de un cambio en la balanza de poder en Grecia, declararon una nueva guerra contra Macedonia. Perseo obtuvo la victoria en el primer combate, la Batalla de Larisa, donde se enfrentó al ejército de Publio Licinio Craso. El rey ofreció a los romanos un tratado de paz que fue rechazado. Los romanos tuvieron mucho tiempo problemas de disciplina dentro de su ejército, y los comandantes no podían hallar ninguna manera de invadir con éxito el territorio de Macedonia.
Mientras tanto, Perseo derrotó a otro ejército romano en Iliria. El rey macedonio trató de convencer a Eumenes de Pérgamo y al reyAntíoco IV Epífanes de los seléucidas de pasarse a su bando, pero fracasó.
En 169 a. C., el cónsul Quinto Marcio Filipo atravesó el Olimpo y entró en Macedonia. Sin embargo, al principio su ejército estaba demasiado cansado para luchar luego de la travesía. Finalmente, Perseo fue derrotado por las legiones del cónsul romano Lucio Emilio Paulo en la batalla de Pidna en 168 a. C. Perseo fue depuesto y llevado a Roma junto con sus dignatarios.
Macedonia fue dividida en cuatro repúblicas clientelistas de Roma; estas repúblicas debían pagar tributo a los romanos, aunque una cantidad menor que el tributo anterior, gracias a Perseo. Las relaciones políticas y económicas entren los estados griegos y macedonios se redujeron. Además, los romanos capturaron a cientos de prisioneros entre las principales familias macedonias, incluyendo al historiador Polibio.
Esta guerra significó el fin de la Macedonia helenística y de la monarquía antigónida, pese a que Roma regresó luego para la destrucción simbólica de Corinto en 146 a. C. (véase la Cuarta Guerra Macedónica), similar a la destrucción de la inocua Cartago durante la Tercera Guerra Púnica.

La subida al trono de Perseo, hijo mayor de Filipo V, en el 179 a.C. tuvo como consecuencia un cambio de la línea política en Macedonia. Ciertamente Perseo renovó el tratado de alianza con Roma, pero la personalidad del nuevo rey y su hábil política le convirtieron pronto en cabeza de toda la oposición que en Grecia iba surgiendo contra Roma. 
Su ofensiva diplomática consiguió que las relaciones entre Perseo y la confederación aquea se normalizaran. Selló un tratado de alianza con Beocia, se casó en el 178 con Laodicea, hija de Seleuco IV de Siria, y consolidó, en términos generales, su prestigio en el mundo griego. 
Perseo logró convencer a una parte importante de los griegos de que Macedonia constituía un contrapeso indispensable frente a Roma, a fin de que ellos conservaran su libertad. La política senatorial romana, que tan pronto favorecía a una ciudad como a otra, no tardó en suscitar descontentos en Grecia. Los rodios, insatisfechos por el tratado de Apamea, iniciaron un acercamiento a Macedonia. La Liga Aquea, según cuenta Polibio, decidió revocar los honores que tiempo atrás había concedido a Eumenes de Pérgamo, el principal aliado de Roma. En poco tiempo Oriente volvió a dividirse en dos campos, los amigos y los enemigos de Roma. 
No obstante, resulta en todo punto increíble la versión que Polibio da del origen de la guerra contra Perseo, al que considera capaz de todos los crímenes. Según Polibio, fue Eumenes el que expuso -y convenció- al Senado romano los planes de Perseo para invadir Italia, cual Aníbal redivivo. La realidad es que Roma veía aumentar el ascendiente de Perseo en Grecia con el consiguiente peligro para el control romano de la zona. Como también lo es que Perseo trató de evitar la guerra, en el 172 a.C., por todos los medios. En este año el Senado romano envía una embajada a Grecia con el fin de sondear la disposición de las principales ciudades. El sentimiento de la plebe podía ser muy antirromano, pero los gobiernos se declararon a favor de Roma. La guerra estaba decidida, pero las hostilidades fueron diferidas por el envío de una embajada de Perseo a Roma. Su deseo no era sin duda otro que concluir con Roma un tratado diverso al que ésta había concluido con su padre, Filipo V, un tratado en términos de igualdad de derecho, una especie de división equilibrada del mundo, como era costumbre en la política helenística. 
Cuando la flota romana fue reacondicionada y los preparativos militares llevados a cabo, Roma inició la marcha hacia Macedonia, en el 171. La primera etapa de la guerra fue difícil para Roma. Gran parte del Epiro se decantó a favor de Perseo, por lo que los contactos entre el ejército romano acantonado en Tesalia e Italia se hacían muy difíciles. La única victoria fue la que obtuvo en Adra la flota romana ayudada por Eumenes. La crueldad con que actuó el ejército romano en esta ciudad se convirtió pronto en el fermento de hostilidad contra Roma. El Senado, consciente de la situación, sustituyó a los generales, colocando a Q. Marcio Filipo al frente de los ejércitos. No obstante, las operaciones permanecieron estancadas durante todo el ano 169 a.C. En el paso del Olimpo, Perseo y su ejército ocupaban una posición fortificada que el ejército romano no lograba reducir. Por otra parte Gentio, el rey de Iliria, se pasó al campamento macedonio. Las ciudades griegas participaban sin entusiasmo en la guerra, enviando contingentes sumamente reducidos. El propio Eumenes -cuyo reino era amenazado por los gálatas- no deseaba sino una solución negociada del conflicto. El Senado romano decidió entonces cambiar de nuevo los mandos militares y entregar la conducción de la guerra a L. Emilio Paulo, el más brillante general de su generación. Mediante una maniobra envolvente logró junto con el otro ejército comandado por Escipión Nasica, que el rey se replegase a la ciudad de Pidna. La batalla duró poco más de una hora, tras dos años de estancamiento del ejército romano en Tesalia. 
Perseo, derrotados sus ejércitos, se retiró a Samotracia, al santuario de los Cabirios, pero acabó entregándose a los romanos. Con Perseo desaparecen de la historia los Antigónidas. Al mismo tiempo, Gentio fue hecho prisionero en Iliria. Roma era otra vez dueña de Grecia. No obstante, la política romana se encontró con que en Oriente no tenía apoyos sólidos: Iliria y Macedonia quedaban desmembradas, aúnque sujetas a tributo, también parte del Epiro fue devastado y las clases dirigentes de las ciudades griegas, depuradas. 
La solución que Roma adoptó respecto a Macedonia (tal vez en un intento de continuar la ficción de libertad de los pueblos) fue la de dividirla 
en cuatro distritos o regiones, prohibiendo toda relación entre ellas, en vez de anexionársela como provincia. Iliria, por su parte, fue dividida en tres regiones, o estados independientes. Ambas fueron sometidas a un tributo que, en el caso de Macedonia, consistía en la mitad de los ingresos de las antiguas posesiones reales que siguieran explotando. En la constitución que Roma fijó a estos nuevos estados macedónicos, se contemplaba la existencia de asambleas y senados, reclutados según criterios censitarios. 
Poco más tarde, en el 148 a.C. Macedonia fue incorporada por Roma como provincia. La construcción de la vía Egnatia en el 148, que partiendo de Dyrrhachium (Durazzo) pasaba por Pella y Tesalónica y proseguía hasta el límite oriental de la provincia, facilitó el control directo de la nueva 
provincia.






La Cuarta Guerra Macedónica (150 a. C. - 148 a. C.) fue la última guerra entreRoma y Macedonia. Tuvo lugar como consecuencia de la usurpación del pretendiente Andrisco del trono de Macedonia, fingiendo ser hijo de Perseo, el último Rey de Macedonia, depuesto por los romanos luego de la Tercera Guerra Macedónica en 168 a. C. Andrisco, tras algunas victorias tempranas, fue finalmente derrotado por el general romano Cecilio Metelo en la Batalla de Pidna en 148 a. C.Dos años después, Pella la capital de Macedonia fue asediada y Macedonia se convirtió en una provincia romana.







No hay comentarios:

Publicar un comentario