Benimerines, mariníes, meriníes, Mérinides o merínidas (1244-1465) es el nombre castellanizado que reciben los Banu Marin, miembros de un Imperio de origen bereber Zenata1 cuyo núcleo fundamental estaba en el norte del actual Marruecos. Durante los siglos XIII y XIV, los Benimerines también controlan, brevemente, algunas partes de Andalucía y de la zona este del Magreb. Surgieron tras la caída del Imperio almohade y fueron reemplazados por la dinastía Wattásida.2 Fueron fundadores del barrio Jdid en Fez, que convirtieron en su capital y donde también construyeron muchos monumentos.
Historia
Los Marínidas fueron una tribu nómada del este del Magreb (Ifrikiya,4 Zibán5 ), migraron luego a la cuenca delrío Muluya en el sudeste marroquí. Expulsados de su base sureña, los Benimerines se movieron al norte guiados por Abu Yahya ibn Abd al-Haqq y tomaron Fez en 1244, convirtiéndola en su capital. Una vez instalados en Fez, declararon la guerra a los debilitados Almohades con la ayuda de mercenarios cristianos. En 1269 Abu Yusuf Yaqub (1259–1286) capturó Marrakech y se hizo con el control de gran parte del Magreb hacia el final de 1268, incluyendo el actual norte de Marruecos, el norte de Argelia y Túnez.
Una vez conseguido este objetivo, trataron de extender su control al tráfico comercial del Estrecho de Gibraltar. Los Nazaríes de Granada cedieron Algeciras a los Benimerines y éstos declararon la guerra santa a los estados cristianos, ocupando sucesivamente las ciudades de Rota, Algeciras y Gibraltar, sitiandoTarifa por primera vez en 1294. También influyeron fuertemente sobre la política del Reino de Granada, donde a partir de 1275 destacaron importantes contingentes de tropas. Por entonces reinaba en Castilla Alfonso X, aunque en el momento de la primera invasión, que arrasó los campos circundantes de poblaciones como Écija yJerez de la Frontera, aquél se hallaba en tierras francesas para tratar de conseguir la corona del Sacro Imperio Romano Germánico. El sultán benimerín Abu el Hassany el rey de Granada entablan un acuerdo mutuo de alianza, predicando que "la tierra hispana será pronto conquistada y que habrá tierra para todos los musulmanes". En estas luchas muere el almirante Alonso Jofre Tenorio, que fue decapitado. Castilla lanzó varias incursiones en la parte occidental del imperio, saqueando Salé en 1260 e intentando una invasión general en 1267, que fue repelida por los Benimerines.
Las luchas internas del reino no impidieron que el sultán Abu Said Uthman II (1310–1331) construyera numerosos edificios en Fez, entre los cuales se encontraban las madrasas que sirvieron para el reclutamiento de funcionarios como parte de un plan para centralizar el reino y reducir la influencia de los morabitos.
Bajo Abu el Hassan, el sultán negro, los Benimerines intentaron otra vez unificar el Magreb. Así, en 1337 el imperio de los Ziyánidas en Argelia fue conquistado, seguido en 1347 por la derrota del Imperio háfsida de Ifriqiya. Sin embargo en 1340 los Benimerines sufrieron una aplastante derrota a manos de una coalición castellano-portuguesa en la batalla del Salado, y finalmente tuvieron que retirarse de Andalucía. Abu al-Hasan fue depuesto por su hijo Abu Inan Faris (1348–1358), quien trató de reconquistar Argelia y Túnez. A pesar de varios éxitos temporales, la dinastía comenzó su declive después del asesinato de Abu Inan Faris, quien fue estrangulado por su propio visir en 1358.
Varias tribus árabes fuera del control del gobierno extendieron la anarquía por Marruecos, acelerando la decadencia del imperio. Los morabitos cesaron su apoyo al sultán y el imperio benimerín terminó fracturándose en varios reinos minúsculos y ciudades-estado.
Después de 1420, los sultanes benimerines quedaron bajo el control de los Wattásidas, que como visires ejercían el poder real en el imperio. Los sultanes benimerines, que a menudo eran niños, se sucedieron rápidamente, asegurando el poder del visir. Sin embargo los Wattásidas fueron incapaces de consolidar el imperio, de modo que en 1415 Portugal fue capaz de ocupar la ciudad de Ceuta, y para 1513 había ganado el control sobre todos los puertos importantes de la costa atlántica de Marruecos. Después de que el sultán Abd al-Haqq II (1421–1465) tratara en vano de acabar con el poder de los Wattásidas, éstos derrocaron finalmente a la dinastía benimerín.
Gobernantes
BANU MARIN
- Primeros líderes benimerines
- Muhammad al-A'dar ibn al-'Afiya ibn 'Askar al-Mujaddab (?-1145) (de la línea Banu 'Askar de los benimerines)
- Hamama ibn Muhammad ibn Wazir (1145-?) (inicia la línea Banu Hamama a la que pertenecen el resto de gobernantes benimerines)
- Abu Bakr ibn Hamama ibn Muhammad (?-1165/1166)
- Abu Jalid Mahyu ibn Abi Bakr ibn Hamama (1165/1166-1196)
- Abu Muhammad 'Abd al-Haqq ibn Mahyu ibn Abi Bakr (después Abd al-Haqq I) (1196-1215)
- 1215-1269: líderes benimerines, en lucha contra los Almohades, con base en Taza entre 1216 y 1244
- Abd al-Haqq I (1215–1217)
- Uthman I (1217–1240)
- Muhammad I (1240–1244)
- Desde 1244: Benimerines de Fez
- Abu Yahya ibn Abd al-Haqq (1244–1258)
- Umar (1258–1259)
- Abu Yusuf Yaqub (1259–1269)
- 1269-1465:Sultanes de Fez y Marruecos
- Abu Yusuf Yaqub (1269–1286)
- Abu Yaqub Yusuf (1286–1306)
- Abu Thabit Amir (1307–1308)
- Abu al-Rabi Sulayman (1308–1310)
- Abu Said Uthman II (1310–1331)
- Abu al-Hasan 'Ali (1331–1348)
- Abu Inan Faris (1348–1358)
- Muhammad II as Said (1359)
- Abu Salim Ali II (1359–1361)
- Abu Umar Tashfin (1361)
- Abu Zayyan Muhammad III (1362–1366)
- Abu l-Fariz Abdul Aziz I (1366–1372)
- Muhammad as-Saîd (1372-1374)
- Abu l-Abbas Ahmad (1374–1384)
- Abu Zayyan Muhammad IV (1384–1386)
- Muhammad V (1386–1387)
- Abu l-Abbas Ahmad (1387–1393)
- Abdul Aziz II (1393–1398)
- Abdullah (1398–1399)
- Abu Said Uthman III (1399–1420)
- Abd al-Haqq II (1420–1465)
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El Imperio meriní en su máxima extensión (1347-1348). | |||||
Capital | Fez | ||||
Idioma oficial | Árabe Clásico | ||||
Otros idiomas | Berber del norte | ||||
Religión | Islam sunita | ||||
Gobierno | Monarquía | ||||
Sultán | |||||
• 1215-1217 | Abd al-Haqq I | ||||
• 1420-1465 | Abd al-Haqq II | ||||
Período histórico | Edad Media | ||||
• Establecido | 1244 | ||||
• Disolución | 1465 | ||||
Moneda | Dinar |
Cuando varias tribus del grupo zanata hicieron su aparición en el norte de Marruecos a principios del siglo XIII, nada predisponía al clan de los meriníes o mariníes a fundar una de las más importantes dinastías post-almohades. A diferencia de sus predecesores, los meriníes no recurrieron a ningún movimiento político o religioso reformador. Con el debilitamiento del poder almohade tras el desastre de las Navas de Tolosa, las tribus meriníes se lanzaron a una primera expansión por el Rif y el Gharb. En 1242, rompieron con el califato almohade de Marrakech y se sometieron provisionalmente a la soberanía nominal de los hafsíes. La expansión meriní se prosiguió bajo Abu Yahya (r. 1244-1258) y sobre todo bajo Abu Yusuf Yaqub (r. 1258-86), que logró eliminar al último califa almohade, al-Wathiq (r. 1266-1269), y ocupó Marrakech. Pero varias ciudades y regiones del Magreb extremo quedaron en manos de poderes locales como los Banu Yaddar en el Sous o los azafíes en Ceuta. La resistencia de Sijilmasa, centro capital del comercio transahariano, fue reducida tras un largo asedio en 1274.
El poder meriní, que no emanaba de ningún programa político claramente definido, se vio pronto confrontado a una crisis de legitimidad. Abu Yusuf se nombró a sí mismo emir de los musulmanes –título que antaño lucían los almorávides–, confiriendo una apariencia de unidad al califato. El advenimiento de los meriníes fue sinónimo de una vuelta al malikismo, que se impuso a partir de entonces como la doctrina oficial del país. Fez se convirtió en un foco capital de la producción jurídica y acogió a numerosos sabios y juristas, entre ellos al-Wansharisi (m. 1508), autor de la principal compilación de jurisprudencia malikí. Las élites religiosas y jurídicas del país se formaban en las madrazas (o medersas), establecimientos oficiales de enseñanza edificados por el poder meriní.
En 1276, el soberano meriní Abu Yusuf fundó una nueva ciudad principesca, Fez el Jedid (Fez la Nueva), para aislarse de la población de Fez que no le era favorable. El Majzén meriní, heredero de los modos de funcionamiento de los almohades, encontró su sede en esta nueva ciudad, que acogió en su seno a los contingentes de un ejército variopinto, compuesto de mercenarios cristianos, de andaluces y de ghuzz (mercenarios turcomanos). En el recinto de la nueva fundación se construyó un mellah, barrio reservado a los judíos. Los soberanos meriníes se dotaron igualmente de necrópolis reales; la más importante es la de Chellah.
A diferencia de sus predecesores almorávides y almohades, los meriníes no consiguieron implantarse de manera duradera en al-Ándalus, a pesar de que Abu Yusuf efectuara allá varias incursiones militares y de que fundara otra ciudad principesca, al-Binya, cerca de Algeciras. Sus relaciones con los nazaríes se caracterizaron por una injerencia recíproca en los asuntos internos y por las crisis palatinas de las dos dinastías.
El sucesor de Abu Yusuf, Abu Yaqub (r. 1286-1307), concentró sus esfuerzos militares en la lucha contra los abdalwadíes, cuya capital, Tremecén, fue asediada durante ocho años y oprimida por la fundación de una ciudad principesca y militar: al-Mansura.
La supremacía regional de los meriníes alcanzó su apogeo durante el segundo cuarto del siglo XIV. En al-Ándalus, prosiguieron su lucha por el control del Estrecho de Gibraltar, pero su intervención se saldó con un estrepitoso fracaso en Río Salado frente a los ejércitos castellano-portugueses en 1340. Abu l-Hasan (r. 1331-1351) también dirigió su política expansionista contra sus vecinos de Tremecén, que cayó en 1337. Aprovechando el debilitamiento del poder hafsí, el soberano meriní ocupó Ifriquiya en 1347, pero tuvo que renunciar a ella ante la resistencia de las tribus árabes y sobre todo debido a la disidencia de su hijo Abu Inan (r. 1349-1359), quien, tras haberse hecho con el poder, reiteró el proyecto de su padre sin obtener mejores resultados. A la muerte de Abu Inan, el poder meriní se agotó en numerosas luchas de sucesión y perdió progresivamente el control de las partes meridionales de su territorio. Varios visires monopolizaron la decisión política y, entre ellos, emergieron los wattasíes, pertenecientes al mismo grupo tribal que los meriníes: los zanatas. Tras haber puesto a los sultanes meriníes bajo tutela durante largo tiempo, los wattasíes se hicieron con el poder en Fez en 1471. Con un territorio limitado a la mitad septentrional de Marruecos y enfrentados a la multiplicación de oposiciones internas y al peligro de las expansiones ibéricas (sobre todo portuguesas), y más tarde otomanas, los wattasíes se mantuvieron a duras penas en el poder durante menos de un siglo. La ascensión irresistible de los sadíes condenó a los wattasíes, cuyo reino se apagó con la toma definitiva de Fez en 1554.
Durante esta larga historia, la crisis política favoreció la emergencia y el arraigamiento de dos movimientos fundamentales que estructurarían la sociedad marroquí hasta nuestros días: el sarifismo, reivindicación de un prestigio en razón de una descendencia de la familia del profeta, y el marabutismo (sufismo popular), que se extendió sobre todo a partir del siglo XV como una forma de piedad colectiva y lazo social.
La historia del arte meriní es un reflejo de la historia de la dinastía: un primer siglo fasto, al cual sucedió un largo período de estancamiento debido a la decadencia del mecenazgo público bajo los últimos meriníes y los wattasíes. La arquitectura religiosa meriní prolonga a grandes rasgos la herencia de las dinastías anteriores. En cuanto al tipo de plantas, se advierte sin embargo una preferencia por los patios cuadrados y por edificios que se despliegan en profundidad. Se conservan muchas grandes mezquitas u oratorios meriníes; entre los más importantes, figura la gran mezquita de Fez el Jedid, fundada en 1276, al mismo tiempo que la nueva ciudad principesca. Las siete naves que la componen son perpendiculares al muro de la quibla, el cual está precedido de una nave transversal. El patio está delimitado por galerías que prolongan las naves laterales. En Taza, la mezquita almohade se amplió en 1291; se construyó una magnífica cúpula con nervaduras delante del mihrab. Paradójicamente, la obra de los meriníes marcó profundamente la ciudad de Tremecén, que tanto martirizaron durante largos siglos. La mezquita de al-Mansura, construida en 1303, se caracteriza por una planta regular y simétrica, con varios rasgos originales. La puerta principal está situada en la base del alminar, a su vez situado en el eje del mihrab. Las naves de la sala de oración, perpendiculares al muro de la quibla, se topan con tres naves transversales dispuestas a ambos lados del espacio cuadrado que precede al mihrab. Este último está inscrito en un edificio cuadrado que sobresale al exterior de la mezquita y alberga un oratorio para la oración fúnebre. El alminar de las mezquitas meriníes se inscribe igualmente en la continuidad de la tradición almohade. La parte central del cuerpo del edificio está cubierta por una red de rombos con incrustaciones de azulejos de cerámica que añaden un bonito efecto de policromía.
La madraza constituye un elemento destacado en el arte meriní. Aparece por primera vez en Fez en 1271 y empieza a difundirse por el espacio meriní como institución capital de enseñanza a partir de la tercera década del siglo XIV. Se distinguen dos grandes tipos de planta: una que se extiende a lo largo (por ej. al-Sahrij, al-Attarin en Fez; la madraza d’Abu l-Hasan en Salé) y otra que adopta forma cuadrada (la Bu Inaniyya de Fez y de Meknès). Pero la disposición arquitectónica es muy variada. El patio central, rectangular o cuadrado, es el elemento en torno al cual se organizan las celdas de los estudiantes y el oratorio, que muy a menudo hace las veces de aula. Un elemento acuático, generalmente una pila, adorna el patio; sólo la madraza al-Sahrij de Fez contiene un gran estanque, al cual debe, por cierto, su nombre. La sala de oración suele ser modesta; la de la madraza Bu Inaniyya de Fez es una excepción. Algunas tienen alminares (al-Saffarin y Bu Inaniyya en Fez; la madraza de la necrópolis de Chellah).
La decoración de las fachadas que dan al patio es un testimonio de la búsqueda estética de los artistas meriníes. La decoración, armoniosa y equilibrada, es más bien de naturaleza cubriente y alterna materiales y registros varios: revestimientos de zallij(mosaicos de azulejos), marquetería de baldosas de cerámica, frisos epigráficos y paneles de composición floral en estuco esculpido. La madera, trabajada con una gran maestría técnica y gran virtuosidad en materia de ornamentación, constituye el registro superior en la fachada. El efecto cromático de esta asociación garantiza un resultado estético de calidad.
La estética meriní, que contrasta con la grandeza y la sobriedad del arte almohade, está fundamentalmente marcada por una profusión de composiciones decorativas y una especial atención al detalle.
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