jueves, 7 de abril de 2016

Instrumentos musicales

Instrumentos de cuerda frotada

Un Stradivarius es un instrumento de cuerda construido por un miembro de la familia italiana de Antonio Stradivari.
Los instrumentos de Stradivarius son muy valorados por los intérpretes más importantes del mundo y por los coleccionistas deantigüedades. Las características sonoras e individuales de estas obras de arte son consideradas únicas, y a menudo los instrumentos se identifican por el nombre de alguien, generalmente un músico famoso que fue su propietario o que simplemente lo utilizó en algún momento para sus interpretaciones. Estudios modernos serios avalan que son los mejores conocidos en toda la historia de los violines.

Teorías sobre la calidad de su sonido

Ha habido muchos intentos de imitar la calidad del sonido de estos instrumentos; existen muchas teorías acerca de cómo fueron construidos. Muchos creían que elbarniz usado por Stradivari se hacía con una fórmula secreta que se perdió al morir su creador, pero exámenes de rayos X y análisis de espectro en la superficie de los violines revelaron que todos fueron sometidos a cambios en su estructura (especialmente el mango, el cordal y las cuerdas), y a menudo lo único que queda del trabajo original es el cuerpo mismo, que fue rebarnizado periódicamente.
Antonio Stradivari, obra pictórica deEdgar Bundy, 1893: imagen idealizada por el Romanticismo de un héroe-artesano.
Otra teoría dice que el punto clave fue el tiempo de secado de las maderas de arce y abeto con que están construidos; esto también fue desmentido estudiando la fibra de la madera. Las líneas fueron comparadas con modelos de árboles que vivieron en esa época y se pudo determinar el tiempo de secado simplemente tomando la diferencia entre la fecha de construcción (que era dejada por Stradivari en una etiqueta en el interior del instrumento) y el cálculo de cuándo había sido cortado el árbol. Esto reveló que la madera se había secado durante no más de 25 años, y no 60 ó 70, como se creía.
Otra teoría señala que el período de frío extremo que sufrió Europa en los años en que Stradivari vivió, una pequeña edad de hielo, pudo ocasionar que los árboles que crecieron durante esa época desarrollaran una fibra más compacta y con una mejor calidad mecánica sonora. No obstante, existen instrumentos construidos en la misma época, con madera de los mismos árboles, que no lograron la magnificencia de un Stradivarius.
Cabe mencionar también la conocida teoría del árbol de Stradivari, según la cual el mismo Stradivari encontró un árbol dentro de un río de cuyo enorme tronco creó algunos de sus más renombrados instrumentos. Se dice que la propia madera adquirió la vibración del río, lo que le daría un sonido único e irrepetible. Claro está que esta explicación, sin ninguna base científica que la apoye, puede estar basada en un intento por dar un aspecto más poético a la historia de la fabricación de los instrumentos.
Hay otra teoría, la más romántica, que nos cuenta que los Stradivarius se hacían con madera de barcos hundidos.
Finalmente, la teoría que parece más acertada hasta el momento es una que fue resultado de los mismos análisis de espectro en la superficie y en parte de la viruta residual obtenida del interior de un Stradivarius con sistema endoscópico. Estas pruebas revelaron la presencia de partículas metálicas muy pegadas a la madera, lo que podría sugerir que el gran maestro hizo un fino tratamiento a las maderas que usaba con disoluciones de sales metálicas, lo cual habría conferido a sus instrumentos la fuerza y riqueza de sonido que tanto se aprecian.
En enero del 2009 se publicaron, en la revista Public Library of Science,1 2 los resultados de una investigación realizada durante tres décadas con muestras muy pequeñas (capas muy delgadas) tomadas de un Stradivarius en reparación: uno de los autores del estudio, el doctor Joseph Nagyvary, especialista en bioquímica y profesor de química en la Universidad de Texas A&M, aseguró haber hallado pruebas de que en Italia, en el "período dorado" de la construcción de este tipo de instrumentos, entre 1700 y 1720, una plaga de insectos afectó los árboles de la zona y fue la clave del éxito de Stradivari. El fabricante de violines "utilizó bórax (un componente mineral actualmente usado para la fabricación de detergentes y cosméticos, y también como retardante de incendios, como insecticida y como agentefungicida) para preservar los instrumentos contra los insectos", sin saber que ello tendría también efectos sobre la sonoridad. Usado como insecticida y preservador de la madera desde la época de la antigua civilización egipcia, donde se usó también para momificar restos humanos, el bórax se utilizó como protección en la primera capa de la madera de los instrumentos.

Precio aproximado

El precio de los Stradivarius varía dependiendo del instrumento, su estado de conservación y la calidad del sonido, entre otros aspectos, oscilando entre miles de dólares hasta las sumas récord de millones de dólares. Algunos al ser utilizados por los grandes solistas como Yehudi Menuhin o Jascha Heifetz adquieren un valor incalculable. En 2011, uno de éstos, el llamado 'Lady Blunt', fue subastado por 17 millones de dólares.3 Pese al elevado precio de este violín, que supone el récord en una transacción conocida por un instrumento musical, no es el más valioso de los construidos por Antonio Stradivari. Este honor lo ostenta una viola del conocido como 'Cuarteto Nacional', patrimonio español, que, de ser vendida, se estima adquiriría un precio de entre 100 y 140 millones de euros en subasta.4
Este récord pudo ser superado en junio de 2014, ya que la casa de subastas Sotheby's sacó a la venta la viola 'McDonald', uno de los dos únicos Stradivarius que se conservan en manos privadas, con un precio de salida de 45 millones de dólares (unos 33 millones de euros). No se presentaron pujas.5

Instrumentos originales y no originales

De los más de 1000 instrumentos que fabricó Stradivari sólo quedan poco más de 500 en circulación (Esto no significa que dichos instrumentos ya no existan, sino que se encuentran formando parte de colecciones privadas) Muchos luthiers posteriores firmaron Stradivari en el interior de sus instrumentos, por lo que no es raro encontrar debajo de la firma el texto "made in Germany". Un Stradivarius auténtico se distingue por sus finísimos acabados, madera de extrema belleza tornasolada y la etiqueta que cita el año y el lugar donde fueron construidos.

Colecciones y ejemplares renombrados

La mayor colección de Stradivarius del mundo son los Stradivarius Palatinos y se encuentra en Madrid.[cita requerida] Sin embargo, la Nippon Music Foundation posee 15 violines, 1 viola y 3 violonchelos, La Stradivari Society posee un número similar al anterior de instrumentos de gran importancia y el señor David Fulton quien posee la mayor colección de Stradivarius e instrumentos de cuerda frotada de carácter privado más extensa e importante del mundo.[cita requerida]

Violines

Durante su vida Antonio Stradivari construyó alrededor de 1200 violines. Ahora solo se conservan unos 600.

Violas

Se conservan 18 violas de Antonio Stradivari.

Violoncellos

Antonio Stradivari construyó entre 70 y 80 violonchelos en su vida [24], y se conservan 63 de ellos. [25]

Guitarras

Se conservan cuatro mandolinas Stradivarius completas y numerosos fragmentos de guitarras.

Arpas

Antonio Stradivari fabricó una sola arpa durante su vida.

Contrabajos

Se sabe de la existencia de menos de 15 contrabajos Stradivarius, aunque no son tan valorados como sus violines.

La vida de Antonio Stradivari.

Stradivarius Sunrise
Stradivarius “Sunrise”, 1677. Colección privada
El más famoso luthier de la historia nació en 1644 en la ciudad de Cremona, Italia. Tras abandonar frustrado su inicial deseo de llegar a convertirse en un gran violinista, entre los años 1667 y 1679 se convirtió en aprendiz de Niccolò Amati, otro famoso luthier italiano.
En un principio, Antonio sólo se dedicaba a realizar tareas ordinarias y sencillas de reparación en el taller de Amati, pero su especial habilidad y talento lo llevaron a realizar cada vez trabajos de mayor importancia.
A los 17 años, ya consiguió que se le encomendara la fabricación de un violín en su totalidad, demostrando haber alcanzado la maestría de su maestro Amati en un tiempo asombroso.
Tres años después conoció a una joven viuda, Francisca Ferraboschi, con quien se casó el 4 de julio de 1667, y éste es uno de los pocos sucesos biográficos registrados del artista. Como muchos hombres geniales, Stradivarius fue un hombre sencillo, modesto y taciturno, que sólo pensaba en su familia y su trabajo.
Tuvieron que pasar otros tres años, hasta 1670, para que en los instrumentos del genial alumno apareciera el letrero prestigioso: “Antonius Stradivarius Cremonensis Faciebat Anno …” (Antonio Stradivari de Cremona, fabricado hacia el año… ), seguido de la fecha de fabricación, una inscripción que, desde hace cientos de años, coleccionistas y músicos sueñan con leer algún día en un violín de su propiedad.
etiqueta Stradivarius
En 1683 se instaló por su cuenta en la Piazza San Domenico de Cremona, el mismo edificio que su maestro, y pronto adquirió fama como creador de instrumentos musicales. Comenzó a mostrar sus primeros rasgos de genio y originalidad realizando alteraciones en los modelos de violín de Amati, fabricando violines más estrechos y alargados, rasgos que se acentuarían progresivamente con los años. Esas proporciones favorecieron un tono más penetrante; la densidad de la madera y un barniz especial, cuya fórmula se desconoce y ha sido fuente de numerosas conjeturas, contribuyeron al aumento de la vibración y a la perfección del sonido.
Stradivarius Sunrise
Detalle de la voluta del “Sunrise”
El arco fue mejorado, los espesores de la madera calculados más exactamente, el barniz más coloreado y la construcción del mástil mejorada. Alcanzó la perfección que ha sido motivo de minucioso examen y estudio, particularmente en lo que atañe al fenómeno de la sonoridad. Sólo a sus violines se les reconocen las cualidades de todos sus predecesores en un solo instrumento: fuerza, dulzura, poder y expresión.
Es precisamente entre 1700 y 1725  cuando construyó sus más preciados violines superando en calidad a los posteriores; se calcula que construiría alrededor de 13 al año. Son cerca de 350 instrumentos, a los que hay que añadir centenares de ellos fabricados antes y después de este periodo.
Contrariamente a lo que les sucedía a algunos otros artistas que obtuvieron reconocimiento hasta después de su muerte, Stradivarius desde su madurez gozó de fama extraordinaria, no sólo en Italia sino en el mundo entero.
Cuando Antonio tenía 54 años, murió su esposa Francisca, madre de sus cinco primeros hijos. Al año siguiente volvió a casarse con Antonia María Zambelli, con quien procreó seis hijos más.
Stradivarius firmó su último violín a los noventa y dos años de edad. A partir de 1730, muchos violines fueron firmados Sotto la Desciplina d’Antonio Stradivari F. in Cremona [año], y fueron probablemente hechos por sus hijos, Omobono y Francesco.
Tras haber tenido una fructífera y longeva existencia, murió en 1737, con 93 años, dejando 1,100 instrumentos entre violines, violonchelos y violas, de los cuales, cerca de 650 se conservan a fecha de hoy.
Fue sepultado en la misma ciudad en la que nació.

Qué tienen de especial los violines Stradivarius

Stradivarius Greffuhle
Stradivarius “Greffhule”, 1709. Instituto Smithsonian.
Aunque parezca increíble, todos los grandes violines fueron fabricados por tres familias, los Amati, los Stradivari y los Guarnieri, en un rincón de Cremona, población del norte de Italia.Se cree que aún existen cerca de 800 Stradivarius, 250 Guarnieris y sólo 6 originales de Andrea Amati. Muchos son tan famosos que llevan nombres especiales, como el Stradivarius “Dancla” 1710, en el que el violinista Nathan Milstein ha lucido su virtuosismo; el “Parke” 1711, predilecto de Fritz Kreisler, y el “Delfín” 1714, tocado por el incomparable Jascha Heifetz. Salvo algunos grandes violines que desaparecieron en guerras y revoluciones, casi todos se conocen y hasta comprobar que fueron obra de algún maestro cremonés.
Hasta mediado el siglo XVI Cremona gozó de la fama que le conferían sus espléndidos Palacios y su catedral del siglo XII; pero en los tres siglos siguientes obtuvo más renombre por los 8.000 instrumentos que construyeron sus artesanos.
Stradivarius Greffhule
Stradivarius “Ole Bull”, 1687. Instituto Smithsonian.
El violín de Cremona es la perfección misma. Las catedrales góticas y los relojes finos, son obra de muchos hombres; el violín es creación de uno solo. Deben tocarlo y acariciarlo dedos capaces de arrancarle sonidos que evoquen la voz humana con la lengua del espíritu. Es un triunfo de la física, la química, las matemáticas y aquella pasión barroca que se abrió paso en el renacimiento clásico como síntesis del intelecto y la emoción.
Los estudiosos mantenían que el violín derivaba de la viola, pero nadie ha encontrado el eslabón perdido. No hubo modelos experimentales. Fueron perfectos desde su principio.
Amati construyó probablemente los primeros alrededor de 1540 y en diez años se extendieron por Europa.
Desde que Claudio Monteverdi -padre de la ópera y también cremonés- escribió música para el nuevo instrumento, éste ha reinado en la composición occidental. Constituye el cimiento de la sinfonía; da el más importante colorido tonal y, a menudo, la melodía.
Básicamente es un cuerpo hueco de 70 a 90 piezas y, en conjunto, no más de 280 gramos; no obstante, cada ejemplar es único. El sonido dulce y aterciopelado de un Stradivarius difiere del Guarnieri dal Gesú, que es sensual y terso. Algunos expertos hasta afirman poder percibir la diferencia entre dos Stradivarius y a la vez reconocer las peculiaridades que los distinguen de otros.
Los primeros Amati lucían una voz intensa y rica. Los elementos principales eran la caja de resonancia, combada en la parte superior, cuatro cuerdas templadas a intervalos de una quinta, un puente de arco elevado y un diapasón que, por carecer de trastes, permite y obliga al ejecutante a crear los tonos. No había, sin embargo, un plan definido. Amati y los insumes violeros que le siguieron emplearon la vista y el instinto no menos que el cincel.
Stradivarius Sunrise
El bonito flameado del “Sunrise”
Cuando Andrea Amati comenzó a fabricar violines, Miguel Ángel y Tiziano eran ya ancianos y el renacimiento alcanzaba su apogeo. Andrea y sus hijos Antonio y Girolamo crearon muchos bellos instrumentos que aún se tocan. Con todo, el hijo de Girolamo, Niccolo, los aventajó en prestigio. Sus instrumentos son increíbles y producen sonidos de una finura exquisita.
Niccolo, quien también destacó por su habilidad para enseñar el dificultoso arte de fabricar violines, confió sus secretos relativos al barniz y la madera a dos aprendices que vivían en la misma manzana; Antonio Stradivari, considerado ahora el violero por antonomasia, y Andrea Guarnieri. La clave de su oficio era la paciencia, pues a veces era necesario sazonar la madera durante diez años.
De los componentes del violín, el más enigmático es el barniz, que preserva la madera y da al instrumento su belleza y su timbre de sonoridad propio. Cabe comparar el tono del Stradivarius al del oboe, a diferencia del Guarnieri dal Gesú, cuyo sonido se parece más al del corno francés. Y es que cada fabricante empleaba un barniz distinto. Se cuenta que Stradivari usaba, entre otros ingredientes, la llamada sangre de dragón, sustancia gomosa y roja obtenida del fruto de una palmera malaya que Marco Polo trajo del Oriente. Pero, ¿cuánto barniz aplicaba y en qué forma? ¿ Mezclaba los ingredientes fríos, tibios o calientes? Estos secretos murieron con él.
Posteriormente sustituyeron el aceite por el alcohol para que el barniz secara más rápido. Retornando a los métodos cremoneses, algunos trabajan hoy sin apuro en un clima seco, templado, pues saben que un gran violín es producto, por una parte, del arte y el espíritu del artífice, y del tiempo, por otra. Acaso dentro de dos siglos algunos de sus instrumentos suenen como los Amati, Stradivarius y Guarnieri, pero aun entonces los violinistas seguirán ejecutando en esas maravillas de Cremona y las considerarán la obra más perfecta del hombre.

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