La enfermedad de Panamá, fusariosis del banano o mal de Panamá es una enfermedad provocada por el hongo Fusarium oxysporum que ataca las raíces de algunas variedades de banano (Musa x paradisiaca). La resistencia del hongo a los fungicidas ha hecho de esta enfermedad la mayor plaga de la historia del cultivo del banano, exterminando por completo algunos cultivares particularmente susceptibles, y una de las más severas de la historia de la agricultura.
Sintomatología
La enfermedad de Panamá se manifiesta inicialmente como el agostamiento de los márgenes de las hojas más grandes de la planta, y progresa desde ellas hacia las más tiernas, debilitándolas hasta que el pecíolo cede y las hojas se doblan, laxamente, hacia el suelo, formando una corona de hojas muertas alrededor del pseudotallo. La planta no detiene su crecimiento, y las hojas tiernas que brotan tienen un aspecto erecto aunque descolorido; su lámina puede estar reducida, arrugada o deformada. En casos muy virulentos, las vainas foliares que forman el pseudotallo se rasgan longitudinalmente, partiéndose en dos.
Internamente, la invasión de los tejidos por el hongo se manifiestan en la decoloración del tejido vascular, primero en las raíces y el rizoma y luego en el pseudotallo. El fruto no se muestra afectado. La planta tarda en morir, pudiendo producir varios retoños ("chupones") antes de perecer finalmente.
Transmisión
La infección tiene lugar por la penetración del hongo en las raíces de la planta, muchas veces a través de los orificios practicados por otra plaga, el nematodo barrenador (Radopholus similis). El patógeno coloniza el xilema y avanza hacia el rizoma.
Con la muerte de la planta, el hongo se retira del xilema y ocupa los otros tejidos; forma finalmente clamidosporas que regresan al suelo. Las clamidosporas pueden sobrevivir hasta 30 años en el suelo, colonizando otras especies afines —que permanecen asintomáticas— o los detritos vegetales.
Si se introduce en una plantación a partir de un rizoma o tierra infectada, la difusión de la enfermedad es lenta, aunque puede acelerarse si el agua de riego ayuda en la dispersión de las esporas. La tasa de difusión depende de varios factores, entre ellos el pH del suelo, el tipo de drenaje y las condiciones del suelo; en algunos entornos la población microbial del suelo suprime al patógeno. Suelos de este tipo se conocen desde los años 1930, y han sido descubiertos en Mesoamérica, Australia, Sudáfricay las Islas Canarias.
Cultivares afectados
La enfermedad se registró por primera vez a fines del siglo XIX en Australia, y se ha difundido con el intercambio internacional de retoños. Excepto en la costa del Mar Mediterráneo, Papúa-Nueva Guinea y algunas islas del Pacífico, hoy afecta a todas las regiones donde se cultiva el banano en el mundo.
El cultivar AAA 'Gros Michel', que fue durante muchos años la variedad más exportada a nivel internacional sucumbió casi por completo entre los años 1940 y 50 a la fusariosis, siendo reemplazado casi universalmente por el grupo AAA 'Cavendish', resistente a las cepas más extendidas por ese entonces. Otros grupos menos empleados en el comercio internacional pero muy importantes en el consumo local son también susceptibles; estos incluyen al AA 'Dedo de dama', AAA 'Mutika', AAB 'Maia Maioli', AAB 'Manzana', AAB 'Seda', ABB 'Bluggoe' y ABB 'Pisang Awak', que son importantes en la producción en minifundios en Australia, Brasil, Filipinas, la India, Malasia y Vietnam, todos ellos países en los que el cultivo de bananas y plátanos para consumo interno es una actividad económica fundamental.
Los cultivares del grupo 'Cavendish' reemplazaron a 'Gros Michel' en el cultivo comercial por su resistencia a la enfermedad de Panamá, pero una raza aparecida en Fiyien 1961 ha comenzado a afectar las plantaciones de este cultivar en regiones tropicales; el sudeste asiático, las Canarias y Australia han experimentado pérdidas por enfermedades de este tipo, y es posible que otros cultivares considerados insusceptibles, como 'Valery', 'Grande Naine' y 'Williams' puedan también padecerla. Se estima que la exposición al frío excesivo durante el invierno puede debilitar las defensas de la planta frente al hongo.
Variedades
F. oxysporum ha sido objeto de intenso estudio, pero se desconoce su fase sexual, por lo que los estudios genéticos han sido imposibles. A través de análisis de ADN, estudios de compatibilidad vegetativa y producción enzimática se han distinguido cuatro "razas" que afectan diferentes grupos de cultivares.
La raza 1 afecta a 'Gros Michel', 'Seda' y 'Manzana'; es la más extendida, y la que provocó los daños originales. La raza 2 afecta a plátanos del cultivar 'Bluggoe' y otros afines. La raza 3 no afecta al banano, sino a especies similares del género Heliconia. La raza 4 afecta a todos los cultivares susceptibles a las 1 y 2, además de a 'Cavendish'. Esta nomenclatura sólo describe muy superficialmente la diferenciación interna de los tipos de hongos; estudios de compatibilidad vegetativa han distinguido hasta 21 grupos diferentes.
Tratamiento
F. oxysporum se ha mostrado resistente a los fungicidas químicos, y su prolongada resistencia en el suelo hacen que otros medios —la rotación de cultivos y el barbecho— resulten inútiles. Las expectativas se depositan actualmente en el desarrollo de variedades resistentes. Cuatro programas desarrollan actualmente prototipos de uso comercial basados en cultivares y variedades silvestres: la FHIA en Honduras, el EMBRAPA-CNPMF en Brasil, el IITA en Nigeri y el CIRAD-FLHOR en Guadalupe. Las fuentes más utilizadas han sido los cultivares 'Jari Buaya', 'Lilin' y la variedad silvestre 'Calcuta 4' (Musa acuminata ssp. burmannicoides). En Honduras se ha obtenido una variedad llamada 'Goldfinger' que muestra resistencia a la raza 4 del hongo; el objetivo primordial es la búsqueda de un sustitutivo para 'Cavendish'.
Las medidas de prevención se basan sobre todo en la cuarentena de poblaciones infectadas, restringiendo la exportación de rizomas, retoños y tierra. El uso de plantines micropropagados es una de las principales posibilidades para la difusión de cultivares sin poner por ello en riesgo de contagio a las zonas aún no afectadas, en especial América.
El Mal de Panamá es causado por el hongo Fusarium (su nombre completo es Fusarium oxisporum f.sp. cubense). Se trata de un patógeno del suelo, el cual infecta el sistema radical y pasa a colonizar la planta a través del sistema vascular ; las estructuras del hongo denominadas hifas pueden aun alcanzar las hojas. Esta enfermedad puede ser curada o controlada solo con tratamientos de suelo, los cuales, desafortunadamente, tienen efectos tan perjudiciales para el medioambiente, que han sido prohibidos en casi el mundo.Sin embargo, métodos biológicos que están en desarrollo han mostrado un gran potencial de uso. Uno de los peores efectos del Mal de Panamá es la producción de las llamadas clamidosporas o esporas latentes, las que sobreviven en el suelo por décadas. Tan pronto como una planta de banana susceptible crezca en un suelo infectado, las esporas germinarán, infectarán la planta y produciráen su muerte.
En otras palabras, un suelo que ha sido contaminado una vez, se convierte en un suelo no apto para la producción de bananas, a menos que se usen variedades resistentes.El cultivar Gros Michel solía ser el mejor, hasta que este sucumbió ante la histórica epidemia del Mal de Panamá, ocurrida en la década de los cincuenta del siglo XX, en Latinoamérica (la cepa de Fusarium que produjo esta epidemia se conoce como Raza 1 y actualmente se encuentra distribuida mundialmente). Las plantaciones de bananas fueron completamente destruidas, abandonadas y desplazadas hacia nuevas áreas con suelos libres de la enfermedad. Sin embargo, debido a la carencia de conocimiento de la epidemiología de Fusarium y a los inadecuados métodos sanitarios —incluyendo inundación controladas para eliminar el Fusarium – estas nuevas áreas fueron también rápidamente infectadas, lo cual resultó en una epidemia fuera de control.
Cavendish
Afortunadamente, a inicios del siglo XX surgió un remplazo con resistencia a Fusarium y, progresivamente, los productores fueron adoptando este nuevo cultivar conocido como Cavendish. Sin embargo, el precio fue alto: este tipo de bananas son delicadas para transportar y son bastante propensas a las magulladuras. La cadena de transporte tuvo que ser enteramente restructurada tanto nacional como internacionalmente. Además, tanto el sabor como el tamaño de Cavendish son inferiores a los de la antigua Gros Michel.La carrera ha comenzado
Desde los noventa ha aparecido y se ha propagado una nueva cepa del hongo Fusarium — conocida como Raza Tropical 4 (TR4) — , que ha destruido miles de hectáreas de plantaciones de bananas tipo Cavendish.
El sustento de vida y las actividades comerciales de los productores de China, Indonesia, Malasia, Filipinas y Australia se han visto inmensamente afectados. Las bananas son una importante fuente de ingresos para millones de personas, lo que les permite enviar a sus hijos a la escuela y mantener a sus familias. Por lo tanto, el Mal de Panamá amenaza con provocar una pobreza generalizada en estas regiones.Además, el Mal de Panamá, naturalmente, no respeta fronteras. Debido a la globalización y al hecho de que el Mal de Panamá se transmite fácilmente por el suelo, por el agua y probablemente también por el aire, la diseminación de la TR4 a otras importantes regiones productorasdeÁfrica y Latinoamérica, parece ser solo una cuestión de tiempo.
SÍNTOMAS DE LOS DAÑOS
Es fácil de apreciar la enfermedad, pues causa síntomas llamativos de amarilleo, seca de hojas y muerte de rodales de plantas.
- Parte aérea. El síntoma típico de la enfermedad en las hojas empieza con un ligero amarilleo en el borde de las hojas. Posteriormente avanza hacia el nervio dejando un borde seco de color marrón claro.
En otras ocasiones, sobre todo cuando el síntoma se advierte predominantemente en hojas viejas, éstas aparecen totalmente amarillas sin desecación.
Muchos pecíolos presentan un aspecto muy característico, apreciándose en su parte externa unas pequeñas manchas alargadas de color púrpura. Cuando se levanta la piel se observa que la mancha externa corresponde a una necrosis en los vasos, que generalmente es discontinua. No todas las hojas presentan síntomas, debiéndose buscar en la cuarta-sexta hoja, contando de fuera a dentro.
Otro síntoma claro de la presencia de la enfermedad es la aparición de unas estrías necróticas en la cara interna de algunas vainas foliares del falso tallo
- Falso tallo. Cuando se corta transversalmente el falso tallo, se suelen encontrar coloraciones amarillas o necróticas en los vasos, que normalmente son de color blancuzco. Esta coloración puede afectar a todos los vasos o sólo a parte de ellos.
- Rizoma. Los mismos síntomas que se aprecian en el falso tallo se extienden por el rizoma o "ñame". Se suelen presentar una serie de estrías necróticas, oscuras o azuladas, sobre fondo blanco ("Veta o vena negra"), o sobre descomposición secundaria amarillenta ("Veta o vena amarilla").
Es frecuente en plantas con ataque inicial que la necrosis no afecte al rizoma, aunque esté extendida en pecíolos y falso tallo.
· Racimo o piña. Nunca se han observado lesiones en piña. Las plantas afectadas producen "piñas" con retraso o no llegan a producirla. En todo caso los plátanos no llenan normalmente, denominándoseles plátanos "habichuelados".
No se presentan pudriciones en la fruta ocasionadas por ataque de este hongo. En general las "piñas" producidas por plantas enfermas son más pequeñas de lo normal, y por tanto de menor peso.
- Raíces. No hay diferencias definidas entre raíces sanas y raíces enfermas. Por término medio su estado sanitario es bueno, si los nematodos están bien controlados
- Parte aérea. El síntoma típico de la enfermedad en las hojas empieza con un ligero amarilleo en el borde de las hojas. Posteriormente avanza hacia el nervio dejando un borde seco de color marrón claro.
En otras ocasiones, sobre todo cuando el síntoma se advierte predominantemente en hojas viejas, éstas aparecen totalmente amarillas sin desecación.
Muchos pecíolos presentan un aspecto muy característico, apreciándose en su parte externa unas pequeñas manchas alargadas de color púrpura. Cuando se levanta la piel se observa que la mancha externa corresponde a una necrosis en los vasos, que generalmente es discontinua. No todas las hojas presentan síntomas, debiéndose buscar en la cuarta-sexta hoja, contando de fuera a dentro.
Otro síntoma claro de la presencia de la enfermedad es la aparición de unas estrías necróticas en la cara interna de algunas vainas foliares del falso tallo
- Falso tallo. Cuando se corta transversalmente el falso tallo, se suelen encontrar coloraciones amarillas o necróticas en los vasos, que normalmente son de color blancuzco. Esta coloración puede afectar a todos los vasos o sólo a parte de ellos.
- Rizoma. Los mismos síntomas que se aprecian en el falso tallo se extienden por el rizoma o "ñame". Se suelen presentar una serie de estrías necróticas, oscuras o azuladas, sobre fondo blanco ("Veta o vena negra"), o sobre descomposición secundaria amarillenta ("Veta o vena amarilla").
Es frecuente en plantas con ataque inicial que la necrosis no afecte al rizoma, aunque esté extendida en pecíolos y falso tallo.
· Racimo o piña. Nunca se han observado lesiones en piña. Las plantas afectadas producen "piñas" con retraso o no llegan a producirla. En todo caso los plátanos no llenan normalmente, denominándoseles plátanos "habichuelados".
No se presentan pudriciones en la fruta ocasionadas por ataque de este hongo. En general las "piñas" producidas por plantas enfermas son más pequeñas de lo normal, y por tanto de menor peso.
- Raíces. No hay diferencias definidas entre raíces sanas y raíces enfermas. Por término medio su estado sanitario es bueno, si los nematodos están bien controlados
PROPAGACIÓN
La enfermedad se transmite frecuentemente por "cabezas" o "ñames" de plantas enfermas, con las que se plantan nuevas huertas o se replantan otras en cultivo.
Dentro de una parcela, la enfermedad se propaga de una planta a otra por el suelo y a través de las raíces. La vía normal es que el hongo penetre por las raicillas laterales, que están sobre las raíces más viejas, y de éstas pase al rizoma. También el hongo puede penetrar por las raíces muertas o por las raíces heridas, de las cuales pasará al rizoma.
También se puede realizar la propagación con estiércoles infectados por haber sido alimentado el ganado con plantas que contengan restos de plantas enfermas.
Dentro de una parcela, la enfermedad se propaga de una planta a otra por el suelo y a través de las raíces. La vía normal es que el hongo penetre por las raicillas laterales, que están sobre las raíces más viejas, y de éstas pase al rizoma. También el hongo puede penetrar por las raíces muertas o por las raíces heridas, de las cuales pasará al rizoma.
También se puede realizar la propagación con estiércoles infectados por haber sido alimentado el ganado con plantas que contengan restos de plantas enfermas.
CONDICIONES FAVORABLES PARA EL DESARROLLO DE LA ENFERMEDAD
- Exceso de humedad en el suelo, por cultivar en terrenos fuertes o arcillosos con mal drenaje, que retienen mucho tiempo el exceso de agua. Cuando no hay aireación, la infección se produce en las raíces sanas por encontrar un exceso perjudicial de anhídrido carbónico originado por la respiración, y aunque la raíz principal es poco afectada, las raicillas laterales enferman y quedan destruidas.
- Otro factor que juega un papel importante es el pH del suelo, ya que los terrenos ácidos y pobres en calcio reúnen condiciones adecuadas para el desarrollo del hongo.
- Otro factor que juega un papel importante es el pH del suelo, ya que los terrenos ácidos y pobres en calcio reúnen condiciones adecuadas para el desarrollo del hongo.
TRATAMIENTO:
Medidas indirectas de lucha
Actualmente no se conoce un tratamiento curativo para este tipo de enfermedad. Sin embargo se puede luchar indirectamente para evitar su desarrollo y propagación. Estas medidas de lucha deben ir encaminadas a aumentar el vigor de la planta para darle una mayor resistencia frente a la enfermedad y, por otra parte, crear en el suelo un ambiente desfavorable al desarrollo del hongo.
Se recomiendan las siguientes prácticas:
-Encalar los terrenos con pH ácidos y bajo contenido en calcio en el momento oportuno y empleando de 1.000 a 2.000 kilos de cal viva por fanegada, como resultado de los análisis de tierra.
-Abonar racionalmente de acuerdo con los resultados de los análisis efectuados, especialmente en hojas. Tener en cuenta que se debe emplear adecuadamente la fertilización potásica, ya que el potasio es un elemento que está relacionado con la mayor o menor resistencia de las plantas a las enfermedades. Cualquier causa que limite la absorción de potasio por la planta, como puede ser un exceso de sodio en el suelo, o una aireación deficiente del mismo, favorecerá el ataque de la enfermedad.
-Evitar los riegos copiosos, estableciendo además turnos más cortos de riego.
-En las parcelas donde la enfermedad se ha generalizado, se aconseja cortar la planta enferma y aprovechar los hijos sanos, eligiendo más adelante el mejor de ellos.
-También es aconsejable, aunque no del todo necesario, desinfectar los hoyos donde había plantas enfermas. Observar idénticas precauciones con los útiles de trabajo.
-Emplear siempre planta sana en las nuevas plantaciones y en los replantes.
-Debe evitarse el empleo de aguas salinas y plantar en suelos salinos, arcillosos, con mal drenaje, mala permeabilidad y poco profundos.
Actualmente no se conoce un tratamiento curativo para este tipo de enfermedad. Sin embargo se puede luchar indirectamente para evitar su desarrollo y propagación. Estas medidas de lucha deben ir encaminadas a aumentar el vigor de la planta para darle una mayor resistencia frente a la enfermedad y, por otra parte, crear en el suelo un ambiente desfavorable al desarrollo del hongo.
Se recomiendan las siguientes prácticas:
-Encalar los terrenos con pH ácidos y bajo contenido en calcio en el momento oportuno y empleando de 1.000 a 2.000 kilos de cal viva por fanegada, como resultado de los análisis de tierra.
-Abonar racionalmente de acuerdo con los resultados de los análisis efectuados, especialmente en hojas. Tener en cuenta que se debe emplear adecuadamente la fertilización potásica, ya que el potasio es un elemento que está relacionado con la mayor o menor resistencia de las plantas a las enfermedades. Cualquier causa que limite la absorción de potasio por la planta, como puede ser un exceso de sodio en el suelo, o una aireación deficiente del mismo, favorecerá el ataque de la enfermedad.
-Evitar los riegos copiosos, estableciendo además turnos más cortos de riego.
-En las parcelas donde la enfermedad se ha generalizado, se aconseja cortar la planta enferma y aprovechar los hijos sanos, eligiendo más adelante el mejor de ellos.
-También es aconsejable, aunque no del todo necesario, desinfectar los hoyos donde había plantas enfermas. Observar idénticas precauciones con los útiles de trabajo.
-Emplear siempre planta sana en las nuevas plantaciones y en los replantes.
-Debe evitarse el empleo de aguas salinas y plantar en suelos salinos, arcillosos, con mal drenaje, mala permeabilidad y poco profundos.
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