anecúmene (del griego ἀν- "no" y οἰκουμένη "habitado") a las zonas de la tierra que antaño fueron desconocidas por una cultura o bien, en la actualidad, donde el ser humano no vive ni procrea de forma permanente. Son pues aquellos lugares deshabitados o con escaso número de población, y se contraponen a las áreas permanentemente ocupadas o ecúmene. Algunas de estas zonas son los grandes inlandsis de los polos; los desiertos, con 1 a 10 hab/km²; y la zona húmeda cálida (selva tropical), con 2 hab/km².
anteco o los antecos (del latín antoeci, -ōrum, y este del griego ἄντοικος, que vive al lado opuesto) es un lugar de la superficie terrestre respecto a otro en distinto hemisferio, en el mismo meridiano y equidistantes del ecuador.
antimeridiano es un meridiano exactamente opuesto a cualquier meridiano de referencia, o sea, el meridiano situado a 180 grados de distancia de aquél.
Los ejemplos más conocidos de antimeridianos son:
- El antimeridiano del meridiano de Greenwich (longitud 0 grados), que es el meridiano 180, que coincide fugazmente con la línea internacional de cambio de fecha.
- El antimeridiano de Tordesillas, una referencia usada en la aplicación del Tratado de Tordesillas que cruzaba las islas Molucas y que sirvió como límite entre los hemisferios portugués y español en todo el mundo, tanto en relación con América del Sur como en el Lejano Oriente.
antropización es la transformación que ejerce el ser humano sobre el medio, ya sea sobre el biotopo o la biomasa. También un animal que interactúa permanentemente con un humano puede ser antropizado conductualmente.
Transformación conductual antrópica sobre los seres vivos
La permanente interacción de los animales domésticos con el hombre produce ciertos grados de antropización, ya sea aprendida por repeticiones o por costumbres co-habitacionales repetitivas. Por ejemplo, un perro como mascota puede adquirir ciertas conductas que emulan la conducta humana, caminar sobre dos patas, manipular un picaporte o un botón de alerta etc. Un perro lazarillo, aprende a reconocer las condiciones de tránsito, un mono puede manipular un control de televisión o un teléfono. El mejor ejemplo en este sentido son los animales de circo.
Transformación geográfica del medio ambiente por la actividad humana.
El término es utilizado para referirse en forma general a toda transformación que el hombre produce sobre el medio, ya sea urbanización, agricultura, silvicultura, introducción de especies exóticas en general, desmonte, minería, tendido de cables, construcción de caminos y puentes, dragado de vías navegables, construcción dediques y embalses, etc.1 Muchas veces la gran antropización de la naturaleza es la que elimina grandes ecosistemas complejos, exterminando especies y generando pérdida de biodiversidad y de equilibrio en el planeta. Hoy en día podemos ver las devastadoras consecuencias de casos extremos de antropización como la gigantesca deforestación del Amazonas, las centrales hidroeléctricas (represas) que cortan el río en dos dividiendo así a muchas especies, también se incluye en esto a las grandes ciudades que crecen y crecen invadiendo así lugares donde antes existían ricos ecosistemas. Quitándole así lugar a la naturaleza salvaje que había envuelto todo el planeta tierra en los siglos, milenios y decenas de milenios del pasado.
área de distribución de una especie, subespecie u otro taxón, es el espacio geográfico sobre el que se distribuye un ecosistema y todo su entorno; La especialidad que dentro de la biogeografía, se ocupa de las áreas concretas de los taxones se denomina corología.
En ecología y biogeografía el estudio de las características de las áreas es un capítulo importante. El área se liga, por ejemplo, con la demografía y con las posibilidades de supervivencia de los taxones. La fragmentación del área por la alteración debida al desarrollo económico, es uno de los temas mayores de la biología de la conservación.
La extensión es uno de los parámetros fundamentales, pero no el único. Una especie es cosmopolita o ubicuista cuando encuentra y ocupa hábitats apropiados en todos los continentes o en todos los océanos. En este sentido la especie humana es un ejemplo perfecto, como lo son sus acompañantes, la cucaracha, la mosca doméstica o el gorrión común.
En el extremo opuesto, una especie es endémica cuando se presenta en un área muy restringida. Un endemismo puede encontrase en el área donde se originó, como ocurre con muchas especies de islas y otros hábitats dispersos (por ejemplo montañas aisladas), en cuyo caso se puede decir que son neoendemismos. Un paleoendemismo es una especie cuya distribución restringida representa sólo una pequeña parte de otra anterior más amplia, generalmente lejos del área en el que surgió evolutivamente. Se pueden decir en este caso que la especie ocupa un área relicta o relictual.
Un parámetro importante del área de una especie es su carácter continuo o discontinuo (en corología se utiliza el término «área disyunta»). La distribución de una especie evolutivamente nueva es naturalmente continua, pero los azares del cambio climático, las epidemias o la competencia ecológica pueden conducir a su fragmentación. Una vez escindida el área en varias separadas, la evolución puede conducir a destinos distintos a las poblaciones de cada zona, interpretándose que este es uno de los mecanismos más importantes implicados en la diferenciación de especies nuevas (especiación alopátrica).
Distribución de biomas
Un tema biogeográfico relacionado, pero distinto, es el de la distribución de los biomas, conjuntos de especies y de comunidades que se extienden sobre un área que es homogénea climática e históricamente (en el sentido de la historia biológica, de la comunidad de origen). Una provincia, región o reino biogeográfico es una zona terrestre o marítima ocupada por un bioma característico (definido por los taxones y comunidades que lo forman).
Se utilizan los términos provincia faunística o región zoogeográfica cuando sólo se refiere a la parte animal de la biota, es decir la fauna; de forma similar se dice reino floral o fitogeográfico cuando se refiere a la flora, la parte de la biota formada por las plantas.
Las regiones biogeográficas, identificadas originalmente por el ornitólogo inglés Philip L. Sclater (1829-1913) y el botánico alemán H.G. Adolf Engler (1844–1930), son grandes extensiones con flora y fauna particular debido a su aislamiento durante la deriva continental.
Alfred Russell Wallace (1823-1913), naturalista inglés, contribuyó grandemente a la biogeografía con su libro “La Distribución Geográfica de los Animales” en 1876.
En principio se identificaron seis regiones: Paleártica (Europa y Asia), Neártica (Norteamérica), Neotropical (México, Centro y Sudamérica), Etiópica (África), India (Sureste de Asia, Filipinas, Indonesia) y Australiana (Australia y Nueva Guinea). Actualmente se reconocen ocho: se añadió Oceanía (Polinesia, Fiji y Micronesia) y Antártica.
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