miércoles, 20 de abril de 2016

Cuadros por autor

Cuadros de José de Ribera

Ixión es un cuadro de José de Ribera, «El Españoleto», pintado al óleo sobre lienzo y con unas dimensiones de 220 x 301 cm. Firmado y datado en 1632, actualmente se conserva en el Museo del Prado de Madrid.

Historia

El cuadro pertenece a una serie de cuatro telas que representan los suplicios sufridos por los Gigantes de la mitología griegaTicioSísifoTántalo e Ixión, a quien Zeus castigó por diversos crímenes. De esta serie de cuatro (Ribera realizó al menos otra más con el mismo tema de la que sólo se conservan los bocetos) han llegado hasta nuestros días las telas de Ticio e Ixión, ambas en el Museo del Prado.1
No se conoce con exactitud quién hizo el encargo del trabajo a Ribera y la primera constancia documental que se tiene es su compra en 1634 a la Marquesa de Charela por parte del pronotario de Aragón, Jerónimo de Villanueva para la decoración del palacio del Buen Retiro. No obstante, por sus grandes dimensiones y el tema de las obras (interpretadas como la justicia implacable que recaerá sobre los arrogantes que atenten contra el poder reinante) se tiene casi la total certeza de que se trata de un encargo de la misma Casa Real. Las obras permanecieron sin interrupción en el Palacio del Buen Retiro hasta el siglo XVIII y poco después entrarían a formar parte de la colección del Prado.2

Descripción y estilo

Después de matar a su suegro Deyoneo, Ixión progenitor de la raza de los Centauros, es aborrecido y despreciado por todos. Pide entonces perdón a Zeus que se apiada de él y lo invita a la mesa de los dioses pero Ixión, lejos de mostrarse agradecido, trata de seducir a la mujer de Zeus, Hera. Zeus enfurecido mata con un rayo a Ixión y lo envía al Hades donde es atado con ligaduras de serpientes a una rueda y condenado a girar eternamente.
En la obra, el gigante atado boca abajo, parece surgir de la oscuridad y desplomarse sobre la escena acentuando el efecto de movimiento rotatorio de la rueda que un verdugo de orejas puntiagudas y gesto feroz maneja desde abajo.
Para la realización de esta obra, al contrario que con Ticio, Ribera no contaba con demasiadas referencias pues Ixión no fue un tema demasiado usado por pintores anteriores y del Ixión realizado por Tiziano, en su serie de los condenados al Hades, no quedaba registro visual alguno. Por ello en esta obra, Ribera nos muestra su enorme sabiduría y habilidad en el tratamiento del cuerpo humano y su genial capacidad para transmitir sentimientos, como es el caso del verdugo que observa directamente al espectador lanzando una terrorífica mirada que nos advierte de lo que nos puede suceder si caemos en sus manos. Es la mirada del verdugo, más que el gesto del condenado, lo que transmite la dureza del castigo. Un verdugo salido totalmente de la imaginación de Ribera y sin igual en la pinturas sobre este tema, pues en la tradición mitológica son las Furias (personificaciones femeninas de la venganza) las encargadas de llevar a cabo los castigos.






La mujer barbuda (Magdalena Ventura con su marido) es un cuadro de José de Ribera, «El Españoleto», pintado al óleo sobre lienzo con unas dimensiones de 196 x 127 cm. Datada en 1631, forma parte de la colección de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli y actualmente se conserva en el Hospital de Tavera en Toledo.

Historia

El cuadro fue un encargo del mecenas habitual de Ribera, Fernando Afán de Ribera y Téllez-Girón, Duque de Alcalá y Virrey de Nápoles, quien al enterarse de la existencia de la mujer la invitó personalmente a su palacio de Nápoles para que fuera retratada por el artista, siguiendo la costumbre de la pintura española de los siglos XVI y XVII de retratar enanos y personas con taras. El cuadro pasó luego por herencia a la colección del Duque de Medinaceli hasta 1808 que fue sacado para ser expuesto en el Museo Napoleón de París. Cinco años más tarde, por orden de Luis XVIII, el cuadro fue devuelto a España y permanece en la Academia de San Fernando de Madrid hasta 1829 que vuelve a manos del Duque de Medinaceli.1 2

Descripción y estilo

En las lápidas que se pueden ver a la derecha, una larga inscripción escrita en latín titulada "El gran milagro de la naturaleza", nos da detalles sobre la historia de la mujer representada. Se trata de Magdalena Ventura nacida enAccumoli en la región italiana de los Abruzos que posa a la edad de 52 años junto a su marido, Felici di Amici, y el menor de sus tres hijos. Magdalena se mudó a Nápoles después de que a los 37 años le comenzara a crecer la barba y el pelo junto a otros síntomas de masculinización como la calvicie o la voz grave. Casi sin duda se trataría de en un caso de lo que hoy en día se conoce como hirsutismo.1
También, en la parte final de la inscripción, aparece la firma y la fecha de realización del cuadro junto a otros detalles del encargo.
"JOSEPHVS DE RIBERA HIS / PANVS CHRIST! CRUCE / INSIGNIWS SVI TEM /PORIS ALTER APELLES /JVSSV FERDWANDI II / DVCIS III DE ALCALA/ NEAPOLI PROREGIS AD / VIVVM MIRE DEPINXIT / XIII CALEND.MART. / ANNO ClDDCXXXl"
Puede verse el nombre de José de Ribera latinizado que se identifica como miembro de la Orden de la Cruz de Cristo. También se autodenomina "el otro Apeles"(Poris alter Apelles) en referencia al gran pintor coetáneo de Alejandro Magno y compara a su patrón, el duque de Alcalá, con el ilustre conquistador. Por último, nos cuenta que pintó el cuadro al natural, por encargo del virrey de Nápoles, el 16 de febrero de 1631.1 2
Ribera, siguiendo un estilo Caravaggista, utiliza intensos juegos de luces y sombras que junto a una exposición natural y digna de los personajes (ella amamantando al crío con aspecto cansado, el marido con mirada resignada) impregna a la obra de una enorme humanidad a pesar del carácter casi monstruoso del motivo. Podría considerarse una obra documental con una visión casi médica.3 También es destacable el fragmento de naturaleza muerta encima de la lápida donde se puede ver un huso y una concha, símbolo del hermafroditismo.






La negación de San Pedro es un cuadro del pintor José de Ribera, realizado entre 1615 y 1616, que se encuentra en la Galería Nacional de Arte Antiguo de RomaItalia.
La obra, realizada en los primeros años del pintor durante su estancia en Italia, refleja el estilo tenebrista deCaravaggio, pintor al que posiblemente conoció en persona y que le influyó al grado de trasladarse de su Valencianatal a Italia tras sus huellas. De hecho, el pintor italiano tiene un cuadro homónimo de 1610.
El tema, posiblemente un encargo de uno de sus principales clientes, la Iglesia, refleja el episodio bíblico1 de la negación de Simón Pedro tras el arresto de Jesús. En el cuadro aparecen varios personajes, identificándose a la sirvienta que reconoce al apóstol como uno de los seguidores de Jesús y algún otro que le señala con el dedo, delatándolo mientras Pedro intenta negar su relación con Jesucristo.
Este es una de las escenas bíblicas con mayor fortuna, siendo sus representaciones habituales desde el arte paleocristiano. Suele describirse dentro de un ciclo conformado por tres momentos (la Advertencia de Jesús, laNegación y el Arrepentimiento) y fue muy difundido después del Concilio de Trento como representación delsacramento de la Penitencia.
La negación de San Pedro es un cuadro del pintor José de Ribera, realizado entre 1615 y 1616, que se encuentra en la Galería Nacional de Arte Antiguo de RomaItalia.
La obra, realizada en los primeros años del pintor durante su estancia en Italia, refleja el estilo tenebrista deCaravaggio, pintor al que posiblemente conoció en persona y que le influyó al grado de trasladarse de su Valencianatal a Italia tras sus huellas. De hecho, el pintor italiano tiene un cuadro homónimo de 1610.
El tema, posiblemente un encargo de uno de sus principales clientes, la Iglesia, refleja el episodio bíblico1 de la negación de Simón Pedro tras el arresto de Jesús. En el cuadro aparecen varios personajes, identificándose a la sirvienta que reconoce al apóstol como uno de los seguidores de Jesús y algún otro que le señala con el dedo, delatándolo mientras Pedro intenta negar su relación con Jesucristo.
Este es una de las escenas bíblicas con mayor fortuna, siendo sus representaciones habituales desde el arte paleocristiano. Suele describirse dentro de un ciclo conformado por tres momentos (la Advertencia de Jesús, laNegación y el Arrepentimiento) y fue muy difundido después del Concilio de Trento como representación delsacramento de la Penitencia.

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