jueves, 7 de abril de 2016

Dinastías


dinastías de la edad antígua

La I Dinastía del País del Mar, o Dinastía II de Babilonia ca. 1732–1460 a. C. (cronología corta), es una dinastía muy especulativa, formada por una serie de reyes enigmáticos, atestiguada principalmente, por lacónicas referencias de las lista A y lista B de reyes, y registros contemporáneos de la lista sincrónica de reyes A.117 deAsiria. La dinastía fue nombrada para la provincia del extremo sur de Babilonia, una región pantanosa, carente de grandes asentamientos, que se fue extendiendo gradualmente hacia el sur, con la sedimentación de los ríos Tigris y Éufrates. Los reyes llevaban imaginativos nombres pseudo-sumerios, y se remontaban a los gloriosos días de la dinastía de Isín. El tercer rey de la dinastía fue incluso nombrado como el último rey de la dinastía de Isín, Damiq-ilīšu. A pesar de estos motivos culturales, la población llevaba nombres predominantemente acadios, y hablaba y escribía en idioma acadio. Hay evidencia circunstancial de que su gobierno se extendió, al menos brevemente, a la misma Babilonia.

La lista de reyes tradicional

PosiciónLista real A1 Lista real B2 Reinado propuesto1 Contemporáneo a
1Ilima[ii]Ilum-ma-ilī60 añosŠamšu-iluna y Abī-ešuh (Babilonia)3
2IttiliItti-ili-nībī56 años
3DamqiliDamqi-ilišu II36 añosAdasi (Asiria)4
4IškiIškibal15 añosBēlu-bāni (Asiria)4
5Šušši, hermanoŠušši26 añosLubaia (Asiria)4
6Gulki…Gulkišar55 añosŠarma-Adad I (Asiria)4
6amDIŠ-U-EN4?LIK.KUD-Šamaš (Asiria)4
7Peš-galPešgaldarameš,5 su hijo, igual50 añosBazaia (Asiria)4
8A-a-dàraAyadaragalama,6 su hijo, igual28 añosLullaia (Asiria)4
9EkurulAkurduana26 añosŠu-Ninua (Asiria)4
10MelammaMelamkurkurra7 añosŠarma-Adad II (Asiria)4
11EagaEa-gam[il]9 añosErišum III (Asiria)4

Evidencia de reinados individuales

Las fuentes para esta dinastía son escasas en extremo, con evidencia insuficiente para permitir su colocación en la cronología absoluta, o para apoyar la dudosa longitud de los reinados alegados en la lista A.

Ilum-ma-ilī

Ilum-ma-ilī,7 o Iluma-ilum,,2 el fundador de la dinastía, es conocido por la relación de sus hazañas en la Crónica de los reyes antiguos,3 que describe sus conflictos con los reyes babilonios contemporáneos, Šamšu-iluna y Abī-Ešuḫ. Se cree que conquistó Nippur, al final del reinado de Šamšu-iluna,8 ya que hay documentos legales de Nippur, fechados en su reinado.9

Damqi-ilišu

El úlltimo nombre de año sobreviviente de Ammi-ditana conmemora el «año en que (él) destruyó la muralla de la ciudad de Der, construída por el ejército de Damqi-ilišu».10 Es la única indicación contemporánea con la ortografía de este nombre, contrastando con lo ocurrido con su antecesor.11

Gulkišar

Gulkišar, ha dejado pocas trazas en su, aparentemente largo reinado. Un kudurru12 del período del rey babilonio Enlil-nādin-apli, ca. 1103–1100 a. C. se refiere a él en una investigación promovida por el rey sobre la propiedad de una parcela de tierra.13

Pešgaldarameš y Ayadaragalama

Pešgaldarameš (“hijo de la cabra”), y Ayadaragalama (“hijo del ciervo inteligente”), fueron reyes sucesivos, descendientes de Gulkišar.
Tablillas publicadas recientemente, principalmente de la colección de Martin Schøyen, la mayor colección privada de manuscritos reunida en el siglo XX, cubre un período de 15 a 18 años, que incluyen el reinado de ambos. Incluyen cartas, recibos, libros de contabilidad, nóminas, etc., y proporcionan nombres de año y referencias que hacen alusión a acontecimientos de la época.

Ea-gâmil

Ea-gâmil, el último rey de la dinastía, huyó a Elam, cuando una horda de casitas, dirigida por Ulamburiaš, hermano de Kaštiliaš I, conquistó el País del Mar, y «se hizo dueño de la tierra».

Babilonia a inicios del I milenio a.C.
Posteriormente a la crisis de Babilonia del siglo X, aparece un nuevo grupo étnico, llamado los caldeos. Posiblemente llegaron al mismo tiempo que los arameos.
Durante la existencia del Imperio Neoasirio, las relaciones entre Babilonia y Asiria conocieron la paz, la colaboración y después, el enfrentamiento.
En poco más de dos siglos de Babilonia, se le conocieron 24 reyes, de los cuales, sólo 6 fueron sucesiones de padres a hijos. Es un dato importante que refleja la inestabilidad, agravada por los intentos de Asiria de implantar su doble monarquía.
Para reconstruir la historia de este período, disponemos de la Crónica Babilónica , aunque fuera de ella, conocemos la victoria de Assurbanipal, que aglutinó a caldeos, arameos, elamitas y árabes en contra de Asiria.

La conquista de Babilonia
Sargón marchó sobre Babilonia, a la que conquistó en el año 710 a .C., restaurándose la doble monarquía con el apoyo del sacerdocio.
El poder de Asiria era cada vez mayor, reconociendo su autoridad hasta Chipre, que les rendía tributo.
Sargón se ocupó también de las grandes construcciones, y construyó una nueva capital muy cerca de Nínive.

Senaquerib y babilonia
Durante el reinado de Senaquerib, sucesor de Sargón II, Asiria creció más, aunque también lo hicieron las dificultades.
El País del Mar se había apoderado de Babilonia, pero el rey Asirio pudo restablecer la monarquía, llevando a trono de Babilonia a su príncipe heredero.
Senaquerib tuvo también que hacer frente a las dificultades en las provincias occidentales del Imperio, ya que Egipto había levantado en revuelta a ciudades de Fenicia y Palestina. De nuevo se impuso Asiria y Senaquerib, con las riquezas acumuladas, emprendió un programa de grandes construcciones en Nínive.
Murió en una conspiración instigada por sus hijos mayores.

 La Restauración de Babilonia
La unidad del Imperio Asirio descansaba en el rey, a cuyo servicio estaban todos obligados y a quien todos debían jurar obediencia.
Los últimos reyes asirios no consiguieron imponer su autoridad y se sucedieron en el trono, sin poder consolidarse.
Aprovechando una crisis drástica, Babilonia se independizó bajo un rey caldeo procedente del País del Mar, Nabopolasar, que extendió su autoridad sobre otras ciudades.

La dinastía neobabilónica: Nabopolasar y la guerra de liberación
Nabopolasar supo mantener la integridad de un imperio en que el poder de Asiria había sido reemplazado por el de Babilonia.
Mandó a su hijo Nabucodonosor a combatir en Siria contra Egipto, que auxiliaba a los asirios.
Durante el reinado de Nabopolasar, y tras unos años de constantes luchas, inició una política agresiva contra Asiria, ahora aliada de Egipto.
Nabopolasar fracasó en su intento de dominar Assur, pero estableció una alianza con Ciaxares, rey de los medos, estableciendo la frontera de ambos reinos, y repartiéndose los restos del Imperio Asirio.
Babilonia volvía a controlar toda Mesopotamia, lo que hacía inevitable una guerra contra Egipto.

Nabucodonosor II y sus sucesores
El rey más importante de Babilonia será el hijo de Nabopolasar, Nabucodonosor II, que crearé un imperio similar al asirio, derrotando, en 605 a .C. al ejército egipcio en Carchemish.
Babilonia obtuvo, entonces, el control de Siria-Palestina, pero Nabucodonosor II tuvo que regresar rápidamente a Babilonia al conocer la muerte de su padre.
De nuevo existía un solo poder en el Próximo Oriente, que comunicaba el Golfo Pérsico con el Mediterráneo, controlando parte de Anatolia. Esto permitía un tráfico comercial, y la llegada de grandes recursos a Babilonia, que se usaron para monumentos como las puertas de Ishtar, el Esagila y la Torre de Babel.
Nabucodonosor II llevó las fronteras hasta Egipto, conquistando Tiro y destruyendo Jerusalén.
A su muerte lo sucedió su hijo Amel-Marduk, que fue asesinado y reemplazado por Neriglissar, cuyo sucesor también fue asesinado, instalándose en el trono Nabónido, un rey ajeno a Babilonia.

Nabónido y Ciro II de Persia
Nabónido se instaló en el trono de Babilonia sucediendo a Neriglissar.
El ambiente general de su reinado queda reflejado en un texto posterior, apología a Ciro y crítica a Nabónido, en el que se acusa a éste de introducir el extraño culto a Sin, de ser un inculto y de abandonar Babilonia para irse al centro de comercio de Teima, en Arabia.
Encontramos relatos sobre este rey en la Crónica babilónica, donde se habla de una campaña en el Líbano, en la Biblia , que lo relaciona con la reina de Saba o en los textos asirios.
Durante su ausencia, Babilonia fue gobernada por Belshazza, que actuó como un verdadero rey, que intentó recuperar viejas tradiciones como la institución de las naditu.
La presión persa lo obligó a volver a Babilonia, desapareciendo Belshazza.
La crónica babilónica cita una batalla en Opis, en el Tigris, en la que Ciro venció a Nabónido, permitiéndole vivir fuera de Babilonia.
La caída de Babilonia en manos de Ciro, nos es relatada en el "Cilindro de Ciro", como una vuelta a la normalidad respecto al culto de los dioses.
Babilonia seguirá siendo una gran ciudad, disfrutando de la protección de los reyes y de su posición como nudo comercial entre el Golfo Pérsico y la Península Arábiga.
La población no fue maltratada los dioses permanecieron en sus templos y Ciro II gobernó Babilonia con un carácter conciliador, y un respeto a las tradiciones que volvieron a causar un nuevo florecimiento de este país.

ASIRIA EN EL I MILENIO
El imperio neoasirio
Después de dos siglos de crisis, el Imperio Asirio fue el primero en recuperarse y sentar las bases para construir el Imperio Neoasirio.
Este Imperio tiene dos fases: una primera, que comienza en el siglo IX, y en la que el poder asirio se vuelve a extender por Siria y la Baja Mesopotamia , teniendo como objetivo recuperar los territorios de su antiguo imperio.
La segunda fase ocurre en el siglo VIII a.C., cuando los reyes asirios se dedican a conquistar territorios con el objetivo de obtener materiales y recursos humanos para el imperio.
Estos reyes realizaban campañas políticas casi anuales, dejando mucha información en los Anales.
La recuperación del mundo asirio comienza con Ashurdan II, cuyas campañas tenían el objetivo de recuperar las tierras perdidas por el Imperio Asirio.
Adad-ninari III venció y expulsó a los arameos y realizó numerosas campañas, con una política exterior agresiva. Además, reutilizó los campos abandonados y firmó un tratado con el rey de Babilonia.
Su sucesor, Tukulti-Ninurta III, consolidó las posiciones asirias y firmó un tratado con el rey de Babilonia.
Lo sucedió Assurnasirpal II, quien siguió sus conquistas en el Éufrates y en los accesos de Siria hacia el Mediterráneo.
Fue un rey que aplicó una política de crueldad sobre los pueblos conquistados, y ejecutó numerosas obras de arquitectura con población deportada.

Los anales asirios
Los anales asirios nos detallan las campañas que realizaron sus reyes, quiénes eran sus enemigos, que ciudades fueron asediadas, conquistadas o destruidas, los territorios sometidos, los tributos, así como las disposiciones de la población y sus gobernantes.
Unos anales que pertenecen a los textos conmemorativos y que están escritos en soportes especiales, como prismas y cilindros, que se depositaban en los cimientos de los edificios con cuya construcción se conmemoraba.
También se dispone de "ediciones", o resúmenes de los aspectos más relevantes de cada reinado.

La nueva potencia imperial: Salmanasar III
Assurnasirpal II fue sucedido por su hijo, Salmanasar III, durante cuyo reinado tuvo lugar la Batalla de Qaqar, donde debió enfrentarse a una coalición encabezada por Damasco y que pretendía defender las rutas comerciales de Siria, Arabia, Egipto y Anatolia, de la presión asiria. El resultado fue incierto.
Aunque no logró incorporar a Siria a su imperio, sí le impuso fuertes tributos.
Pero el reino de Urartu también tenía interés en Siria, por lo que los intereses chocaron, y realizó cinco campañas contra Urartu, conquistándola.
Salmanasar III en el sur, tuvo que intervenir en los asuntos internos de Babilonia, donde estalló una guerra civil apoyando a su rey, Marduksakir-shumi, con quien firmó un pacto para combatir caldeos y arameos.
Fue un rey victorioso, pero cruel con los conquistados, a quienes deportaba.
Al final de su reinado se manifestaron problemas internos, como una revuelta encabezada por uno de sus hijos, ayudándole a calmarla el que sería su sucesor, Shamshi-Adad V, que tuvo que empezar su gobierno acabando con estas rebeliones.

Expansión y consolidación del Imperio: Tiglath-Pileser III y Salmanasar V
Es en el reinado de Tiglath-Pileser III que accedió al trono mediante una conspiración, cuando da comienzo la segunda etapa del Imperio neoasirio, que se extenderá por todo el Próximo Oriente, incluso conquistando Egipto y Urartu.
Este punto álgido significaba también el principio de su decadencia, al abrir, inconscientemente, una puerta a los medos.
Tiglath-Pileser III realizó la primera campaña contra Urartu, que no llegó a ser conquistada.
Tras este fracaso, centró su atención en Siria, capturando Damasco y proclamándose Rey de Babilonia, tomando el nombre de Pulu.
A partir de estos momentos, la actitud de Asiria hacia los territorios conquistados, cambia, y en lugar de establecer tributos a reinos y ciudades, los integra en su imperio como provincias, instalando gobernadores asirios y guarniciones militares, y deportando a parte de la población nativa. Hubo una excepción en esta política: la ciudad de Tiro, que siguió independiente.
Las campañas militares serán cada vez más frecuentes y más lejanas.
Le sucedió Salmanasar V, conocido por el gran asedio a Samaría, capital de Israel, aunque su conquista fue atribuida, en los anales, a su sucesor Sargón II.

Sargón II
Sargón II llegó al trono al encabezar una sublevación. De su reinado destaca la deportación a Samaria, narrada en la Biblia. También venció a los ejércitos egipcios, pero tuvo que prestar especial atención a zonas tan problemáticas como Babilonia, Siria y Urartu.
Los problemas con Babilonia se agudizaron debido a la aspiración de los caldeos por tomar la ciudad, consiguiendo su rey derrotar al ejército asirio con el apoyo de Elam.
Sargón II obtuvo la victoria en 707, procediendo a la deportación de arameos y caldeos a Samaría, y restaurando la monarquía dual en Babilonia.
Sargón II murió dos años más tarde, en una campaña militar contra un nuevo enemigo: los cimerios.

De Senaquerib a Asurbanipal
A Sargón II le sucede su hijo Senaquerib, que parece querer olvidar toda vinculación con su padre, que había usurpado el trono y había muerto en el campo de batalla.
Quedaban ya pocos territorios por conquistar, aunque en su reinado se pueden observar tendencias que lo llevan al expansionismo y el enfrentamiento con pueblos más lejanos.
Las relaciones con Babilonia empeoraron, hasta el punto de nombrar rey de este país a su hijo Asur-nadin-shumi, que años después sería entregado a los elamitas.
Tras una campaña contra los árabes, Senaquerib conquista Babilonia y la destruye.
Murió asesinado por sus hijos al intentar apartar a su hijo y sucesor de la corte de Nínive para protegerle.
Se inició una guerra civil en la que venció este heredero, Esarhaddon.
Dedicó parte de su reinado a reconstruir Babilonia, ya que tras la destrucción por parte de su padre, había encontrado un gran foco de oposición.
En Siria-Palestina conquistó Sidón y recuperó Chipre, conquistando también Egipto.
Esarhaddon murió en una nueva campaña contra Egipto, y fue sucedido por Asurbanipal, nombrando a otro de sus hijos rey de Babilonia.
Las primeras acciones de Asurbanipal fueron contra Egipto, derrotando a Taharqa y poniendo al frente de este país a un conjunto de príncipes, destacando Necao de Sais.
Posteriormente, el rey asirio envió otro ejército a Egipto que saqueó Tebas. Ese mismo año, Psamético I, ayudado por mercenarios griegos, expulsó a los asirios.
Al tiempo, en Elam, se producía una descomposición política, conviviendo diferentes poderes, además de apoyar a Babilonia en una revuelta encabezada por su propio hermano, a la que terminaron saqueando.
Tras sofocar esta rebelión, Asurbanipal entra en Elam y saquea Susa.
Todos estos acontecimientos abrieron la puerta hacia la desintegración asiria.
Sus últimas campañas fueron contra los árabes. A partir de aquí surgieron cada vez más problemas externos e internos, que se empeoran con las luchas de poder de sus hijos tras su muerte.
En pocos años, se desintegró el Imperio Asirio.

Las estructuras del Imperio Nuevo Asirio
Al frente del Imperio estaba el rey, al que sus súbditos debían jurar fidelidad, delante e las estatuas de los dioses, que actuaban como testigos.
Esta figura del rey fue cambiando a lo largo del tiempo, según el poder de Asiria.
Se hacían representar, desde Sargón II, con desfiles de prisioneros, embajadores, príncipes o cortesanos, y en escenas de victorias militares.
Pero el rey ya no participa activamente en las batallas, sino que se convierte en un estratega que planifica cada movimiento. Esto es reflejo de que la administración funciona.
Los reyes son representantes de Assur, su dios, y son administradores de éste.
El rey también se presenta como gran cazador.
Las esposas de los reyes no aparecen representadas ni nombradas en ningún documento, aunque se sabe que disponían de recursos para el mantenimiento y participaban en conspiraciones.
Las campañas militares estaban motivadas por la actitud de los gobernantes que incumplían las obligaciones contraídas, con lo que las consecuencias las sufría la población, que solía terminar deportada. Esto evitaba rebeliones y daba al país mano de obra para los campos.
Esta política tendría repercusiones demográficas por despoblamiento de zonas y muerte de muchas personas en el camino.
No se sabe exactamente el trato que recibían las poblaciones deportadas.
El ejército era uno de los pilares del Imperio, debiendo estar siempre preparados, especialmente contra las montañas, Babilonia, y la Alta Mesopotamia. Era un ejército muy numeroso, profesional, lo que obligaba al Imperio a tener disponibilidad constante de hombres, a cambio de raciones o compensaciones.
Esta actividad militar funcionaba por la política del miedo, ya que los vencidos debían pagar tributos, además de estar representados en relieves el degollamiento o empalamiento de prisioneros, ciudades destruidas o campos arrasados.
Esta actividad militar requería elementos materiales, a la vez que una estrategia muy variada.
Muchos de los tributos se destinaban al mantenimiento de los ejércitos y a disponer de recursos en la región.
La capital asiria había estado en Assur o en Nínive, excepto durante los reinados de Asurnasirpal II y Sargón II que se establecieron en otras ciudades. Durante todo ese tiempo, Assur se siguió considerando una "ciudad santa".
Las ciudades sumerias fueron muy importantes, lo que queda reflejado en las fuentes externas, y en torno a estas ciudades se asentaban las poblaciones deportadas, trabajando en los campos y asegurando el abastecimiento, así como trabajando en las construcción.
Todo gira alrededor de un centro, siendo la periferia necesaria por sus productos.
Estas ciudades también generaban necesidades de abastecimiento, teniendo sus reyes que realizar grandes oras hidráulicas.
Este gran imperio necesitaba una organización en todos los ámbitos, que los asirios solucionaban colocando en los cargos de administración a personal asirio. Estos cargos recogían tributos, proporcionaban mano de obra y soldados y controlaban a la población.
Para toda esta organización eran imprescindibles los escribas, que acompañaban a los reyes, incluso en sus campañas para poder escribir los anales o resúmenes.
Además e la documentación administrativa, también se escribió literatura. Prueba de ello es la Biblioteca de Asurbanipal, en Nínive.

La caída de Asiria
Tras sofocar una revuelta en Babilonia, Asurbanipal saqueó Susa, en Elam, ocasionando un vacío político en esa región que ocasionaría el fin asirio.
Tras su muerte, sus hijos lucharon por el poder, a la vez que Babilonia se hace más independiente y Asiria pierde el control Sirio-
Palestino.
Por otro lado, Ciaxares había unido a medos y persas. Los medos y los babilonios conquistaron Assur y Nínive, repartiéndose el Imperio, que cayó ante la inestabilidad y las luchas por el poder.

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