martes, 26 de abril de 2016

Historia por países - Canadá

tribus nativas de canadá

Indígenas, métis e inuit son los tres pueblos aborígenes existentes en Canadá. El término “aborigen” es la denominación con la que aparecen en la Constitución del país y pretende ser una forma colectiva y respetuosa de referirse a ellos. El término indígenas, también llamados nativos, primeras naciones o poblaciones originarias, olvida a los inuit, por ejemplo, pero se les deja al margen del término para englobarles en otro pueblo aparte de origen esquimal. “Aborigen” se viene utilizando desde 1980 y en indígenas es lo que entenderíamos como “indios” –así están denominados en la Constitución de Canadá-, en los que se engloba a los pueblos abenaki, akaitcho, algonquino, anishinaabe, athapaskan, atikamekwa, blackfoot, cayuse, chippewa, colville, cowichan, cree, deh cho, ditidaht, dogrib, dunneza, gitksan, gwich’in, haida, haisla, heitsuk, hurón-wendat, iroquois (onondaga, cayuga, seneca, oneida, tuscarona y mohawk) , kaska, katzie, ktunaxa, kutchin, kwantlen, kwakiutl, lubicon cree, malecita, micmac, montagnais, musqueam, naskapi, na-cho nyak dun, nakoda, nicola, nisga’a, nuxálk, odawa, ojibway-chippewa, okanagan, oneida, palus, potawatomi, shatu, sinixt, st’at’imc, tahltan, tanana, tasltine, tlingit, tsimshian, tsuu t’ina, walastakwewinowok, wasco, wishram, yakima y yupik.
Según el censo del año 2006, el número de aborígenes ascendía a 1.678.235 (con ancestros aborígenes) mientras que se identificaba como tal sólo 1.172.790 de ellos, representando casi el 4% del total de la población de Canadá. Un total de 698.025 pertenecerían a las primeras naciones, 389.785 serían métis (es un término de origen francés, métis-mestizo, hijo de europeos e indias que ha pasado a la denominación de pueblo originario en la actualidad) y 50.485 inuit. El resto ofreció varias respuestas.[1] Aproximadamente el 63% vive en las reservas y el resto o bien en ciudades (preferentemente los métis) o en “áreas remotas”, en referencia a la zona ártica del país donde residen los inuit y dos de los pueblos de las primeras naciones, gwich’in y shatu. Como es habitual, una cosa son las cifras gubernamentales y otra la de los propios pueblos dándose la circunstancia que al menos en este país existe la categoría de “indios no registrados”, identificados como desciendes de quien, en algún momento, se dejó enredar por las estipulaciones de alguno de los muchos decretos que aprobaban los blancos dominantes, como casarse con un blanco o vender alguna tierra, y a raíz de adoptar esa decisión pasaban, automáticamente, a perder la condición de “indio registrado”. Desde 1985 estos “indios no registrados” mantienen litigios legales para volver a ser integrados junto al resto, pero desde ese año sólo unos 100.000 lo han logrado cuando se calcula que en esta situación hay medio millón. Además, se da el hecho de que en muchas partes de Canadá hay comunidades de “indios no registrados” o sin estatuto que siguen siendo indistinguibles del resto. La ley canadiense, a pesar de que su primer ministro ha perdido perdón públicamente a los aborígenes (2008) por el tratamiento que se les ha proporcionado desde la constitución de Canadá como nación independiente,[2] se sirve de este tipo de distinciones arbitrarias y fáciles de aplicar tanto para minimizar el número de población aborigen como para cuestiones administrativas, en especial, las relativas a la tierra.
Dado que este país no es muy conocido en lo que se refiere a los pueblos originarios del continente, en contraste con los latinoamericanos, vamos a introducir una serie de datos socioeconómicos para ayudar a comprender mejor su situación en base a los que ofrece la ONU[3] relativos al año 2010: el 60% de los niños de las zonas urbanas vive por debajo del umbral de pobreza, el índice de tuberculosis entre los pueblos de las naciones originarias es 35 veces más alto que el de la población no aborigen –en el caso de los inuit la proporción sube hasta las 150 veces- , el porcentaje de suicidios es 11 veces superior a la media nacional, cerca del 70% de los estudiantes de naciones originarias que viven en las reservas jamás termina la enseñanza secundaria y representan el 19% del total de población reclusa de Canadá –recuérdese que son el 4% del total poblacional del país-. Y algo que no menciona la ONU pero sí el Instituto de Salud Infantil de Manitoba: los niños aborígenes están sufriendo cada vez en mayor proporción un tipo de diabetes, denominada “tipo 2”, que es habitual en adultos y no en jóvenes y mucho menos en niños puesto que se relaciona con la obesidad.[4]
Como se puede apreciar, entre los golpes de pecho del primer ministro y la realidad hay un abismo. Es interesante recordar que Canadá es uno de los cuatro países que se opusieron de forma expresa a que la ONU adoptase la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas en 2007 y que en el momento de enviar este libro a imprenta aún no lo había hecho, a pesar del perdón reclamado por su primer ministro. Por cuestiones políticas internas, en Quebec (única provincia de mayoría francófona en el país) se está discutiendo la adhesión a la DDPI a iniciativa de la Asamblea de las Primeras Naciones de Quebec y Labrador,[5] compuesta por los pueblos abenaki, algonquino, cree, hurón-wendat, micmac, mohawk, montagnais y naskapi. Si la iniciativa tiene éxito –se presentó en mayo de 2010 y en septiembre aún no se había resuelto- Quebec se convertiría en la primera provincia en adherirse a la Declaración y sentaría un precedente que arrastraría, sin duda, al resto de Canadá a hacer lo mismo.
La historia de marginación y discriminación contra los pueblos originarios de Canadá viene de muy lejos, desde mucho antes de la independencia del país. Pero dado que en este libro nos estamos remitiendo a la etapa actual partiremos desde 1999. Ese año, el Comité de Derechos Humanos de la ONU examinó al país para ver el grado de cumplimiento de una serie de reformas para mejorar la situación de las “poblaciones autóctonas” y, entre ellas, la aplicación del derecho a la autodeterminación. En este aspecto el gobierno canadiense, como es lógico siguiendo su trayectoria en la ONU, no había movido un dedo. Ni en este ni en ninguno, pese a reconocer que “la situación de las poblaciones indígenas sigue siendo el problema más apremiante de derechos humanos con que se enfrentan los canadienses”.[6] El Comité de la ONU volvía a insistir en ello y que, al menos, trasladase información al respecto a los pueblos originarios al tiempo que le reclamaba una mayor proporción de tierras y recursos a los pueblos originarios “y sus instituciones”, haciendo hincapié en que el derecho a la autodeterminación requiere, entre otras cosas, “que todas las poblaciones puedan disponer libremente de sus riquezas y recursos naturales, y que no se les prive de sus medios de subsistencia”.[7] Al mismo tiempo, instaba a Canadá a asignar los recursos suficientes para eliminar los obstáculos que impedían a los aborígenes disfrutar de los derechos económicos, sociales y culturales.
No es que el gobierno canadiense se diese mucha prisa en ello, pues hasta el año 2005 no llegó a un acuerdo con los pueblos originarios –el llamado Acuerdo de Kelowna, alcanzado tras año y medio de negociación- destinado a allanar las diferencias socioeconómicas entre canadienses originarios y no originarios. Pero, como suele ser habitual, dicho acuerdo no se cumplió. Se seguía así la tradición: firma de un acuerdo, antaño llamados tratados, e incumplimiento inmediato del mismo una vez lograda la “pacificación”. El Acuerdo de Kelowna se firmó al más alto nivel entre el gobierno federal, las provincias y territorios y los aborígenes con una duración de diez años para “romper el ciclo de pobreza” entre los indígenas. Al menos a cinco años de su firma, los resultados están a la vista según la ONU.
A mayor abundamiento, Canadá fue elegido en 2006 miembro del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Un escándalo para los pueblos originarios, no sólo de Canadá, sino del mundo entero que aprobaron una resolución, enviada a la ONU, pidiendo que se reevaluara la pertenencia de Canadá al CDH.[8] No fueron escuchados, pero sirvió para que Canadá moderase un tanto su actitud a nivel interno ya que, a nivel externo, se presentaba como un adalid de los derechos humanos. Un ejemplo fue en las ocupaciones de tierras donde se inició un tímido diálogo entre las partes cuando antes, sencillamente, se recurría a la policía para desalojarlas. Otro, la decisión de modificar la ley para permitir que las primeras naciones asumiesen un mayor control de la educación en las reservas. Y uno más, y de calado, fue el aceptar a los pueblos inuit (inuvialuit), gwich’in y sahtu como partes en el proceso de construcción de un gasoducto en el noroeste del país. Estos tres pueblos habían logrado el reconocimiento de sus tierras en diferentes procesos desde 1982 y el ofrecimiento del gobierno era que fuesen propietarios de una tercera parte del proyecto.
Aquí hay que detenerse un poco en la cuestión de los inuit. Fueron los primeros aborígenes canadienses que lograron el reconocimiento de sus tierras y el establecimiento de gobiernos autónomos en ellas en un proceso que se extendió desde 1982 a 2006. En esos años fueron logrando, de forma progresiva, sus gobiernos en Nunatsiavut (Labrador); Nunavik (Québec); Nunavut; y la Región del Asentamiento de inuvialuit de los Territorios del Noroeste. En estos territorios el inuktitut es la lengua de uso común y para cuestiones oficiales, que en el ámbito administrativo tiene el rango de lengua oficial junto al inglés y francés. Aquí se mantienen las actividades tradicionales de caza, el tendido de trampas y la pesca siguen siendo prácticas sociales, culturales y económicas vitales para la comunidad, pero en Nunavut y en los Territorios del Noroeste se está acentuando desde comienzos del siglo XXI la pesca comercial y presencia de industrias extractivas (diamantes, uranio y oro) con el consentimiento de los inuit, que han establecido convenios con las empresas tanto de empleo como de impacto ambiental y participación en los beneficios económicos.
Este ejemplo está siendo seguido por otras empresas de mucho mayor calado, como es el caso de las petrolíferas y gasísticas. En los Territorios del Noroeste una de la principales industrias de gas de Canadá pretende iniciar la construcción de un oleoducto que atravesaría no sólo las tierras inuit, sino las de las primeras naciones gwich’in y sahtu. Estos tres pueblos han dado su aprobación al proyecto y han constituido una empresa, Aboriginal Pipeline Group, para participar en el mismo en calidad de tercer socio. Es un megaproyecto puesto que se estima va a tener una extensión de 1.300 kilómetros y gran parte del gas se exportaría a EEUU. Sin embargo, casi la mitad del oleoducto atravesaría territorio de los deh cho, que manifestaron no comenzar si quiera a pensar en su posible participación en el proyecto si antes no se delimitan legalmente sus tierras. Era una reclamación territorial que mantenían desde hacía años sin que se hubiese procedido a la misma. No hay nada como una amenaza en cuestión económica. De inmediato, el gobierno se prestó a negociar la delimitación de las tierras deh cho y un acuerdo de autogobierno.
El tímido cambio realizado en Canadá como consecuencia de las críticas recibidas cuando fue elegido miembro de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU iba siendo ya de un calado algo mayor. La situación pareció dar un giro cuando el primer ministro pidió perdón a los aborígenes en una sesión oficial en la Cámara de los Comunes (junio de 2008). En realidad, no le quedaba más remedio que hacerlo. Se estaban dando a conocer sentencias judiciales e informes que reconocían la magnitud de “los abusos físicos, sexuales y de otra índole” que habían tenido lugar en los Internados Escolares Indígenas desde el siglo XIX. Uno de esos informes, elaborado por la Royal Commission on Aboriginal Peoples era demoledor, aunque por boca de uno de sus integrantes “ninguna parte de nuestra investigación produjo más repulsa y vergüenza que la historia de los internados escolares. … el increíble daño –pérdida de vida, denigración cultural, destrucción de respeto propio y autoestima, ruptura de familias, impacto de estos traumas en generaciones venideras y el grave halo de triunfalismo cultural que subyace tras esta cruel agresión- heriría profundamente la sensibilidad de cualquiera que permitiera que esta historia se depositara en su subconsciente”.[9] Los niños indígenas eran separados de sus padres y obligados a asistir a internados escolares para “integrarse a la sociedad oficial”.[10] En esas escuelas se les prohibía hablar sus lenguas ancestrales, se les impedía el contacto con sus padres, abuelos, culturas y se cometía contra ellos todo tipo de abusos, como decían las sentencias. Incluso a los hermanos se les colocaba en internados diferentes para que no tuviesen contacto entre sí. Este sistema de internados se mantuvo hasta 1969. Ante la magnitud de los abusos, mantenidos durante 140 años, el Parlamento, tras la petición de perdón oficial, creó la Comisión de la Verdad y Reconciliación y adoptó una resolución solicitando adoptar en el ordenamiento legal la Declaración de Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU. Pero esa comisión sólo sirvió para mostrar la situación de los pueblos originarios de forma cruda, sin que se diesen los pasos necesarios para eliminarla y ponerles al mismo nivel que el resto de ciudadanos de Canadá.
Los internados comenzaron a cerrar en 1969 no por iniciativa gubernamental, sino por la de los pueblos originarios. La primera nación nisga’a fue quien dio el primer paso ante los tribunales. Si bien no ganó por fallos procedimentales, puso la base para el comienzo del cambio. Los pueblos originarios dejaron de ser invisibles. Era una reclamación por la tierra que puso al descubierto todo lo demás. Eso provocó que en 1973 se crease la Oficina de Reivindicaciones de los Pueblos Aborígenes, aunque desde ese momento no se ha avanzado mucho. Han pasado ya casi 40 años y desde entonces sólo se han firmado 17 acuerdos sobre reivindicaciones territoriales, aunque hay decenas aún pendientes. No es extraño, por lo tanto, el comportamiento del gobierno ni su empecinamiento al oponerse a firmar la Declaración de Derechos de la ONU, en contra del criterio de los pueblos originarios, de su parlamento y del mundo.
Reconocer derechos a los pueblos originarios implica reconocer sus territorios, con la potestad de su autogobierno y control de los recursos naturales existentes en ellos. Y por ahí prácticamente ningún gobierno pasa, por mucha autodefinición democrática que hagan. Canadá no es diferente. Si históricamente ni Canadá ni EEUU cumplieron los tratados que firmaron con los pueblos originarios, mucho menos iba a producirse en la actualidad. Una comisión del Senado estudió el grado de cumplimiento de los nuevos tratados, denominados “modernos”, llegando a la conclusión que su fracaso se debe a razones estructurales y “al legado paternalista y colonialista que aún subyace en la práctica política institucional y en el Departamento de Asuntos Indios”. Al mismo tiempo, recomendaba “una nueva política nacional de implementación de reclamación de tierras” y la creación de una nueva Comisión de Tratados Modernos, con presencia aborigen, para preveer la implementación de acuerdos globales de reclamos de tierras “incluyendo los aspectos financieros”.[11]
Ni que decir tiene que también cayó en saco roto esta recomendación. La expansión de la minería y empresas petrolíferas se anteponía a cualquier otra consideración, lo que llevó a los pueblos originarios a reiniciar sus protestas contra ellas y, como respuesta, la criminalización de las mismas. El Tribunal Supremo de Canadá sentenció que cuado una primera nación cuenta con un título de posesión de la tierra cuenta con el derecho a decidir el uso que se le da a dicha tierra. Este es el quid de la cuestión. Si se realizan las demarcaciones que reclaman los pueblos originarios pasan a ser propietarios legales de ellas y, en consecuencia, sólo si permiten un uso industrial es posible explotar esos recursos. Es lo que han hecho, como se ha mencionado más arriba, los inuit, gwich’in y sahtu. Pero no todos opinan igual. Es el caso de los algonquino. Varios de sus dirigentes y jefes comunitarios fueron encarcelados por oponerse a prospecciones mineras para extraer platino en unas tierras que están en reclamación, aún no demarcadas. Según la ley, es el consejo de la comunidad quien gobierna la misma pero sólo tiene potestad en cuestiones educativas, sanitarias o educacionales, no territoriales. Encarcelarles era un escarmiento claro. Pero los algonquino no estaban solos. Tampoco los lubicon cree quieren la extracción de petróleo de sus tierras, también no cedidas aún. Y los tahltan se niegan a que se explote la madera de sus bosques.
Unas actitudes que no podía consentir el gobierno. Así las cosas, el año 2009 propuso una modificación legal por la que se aplicaba una nueva modalidad: la “renuncia” a los títulos de propiedad de las tierras de los pueblos originarios si no se llegaba a un acuerdo en la demarcación de las mismas. La oposición a esta medida fue de tal calibre que se vio obligado a renunciar a la renuncia, valga la redundancia, aunque aprobó el método de la “no afirmación”, que venía siendo lo mismo aunque en un lenguaje mucho menos agresivo. No era una cuestión banal, puesto que el excesivo coste de los trámites judiciales, como consecuencia de dilatarse en el tiempo la resolución de las reclamaciones –hay casos en los que alguna lleva 23 años sin resolverse- obligaba a las primeras naciones con pocos integrantes a retirar la demanda y aceptar un tipo de acuerdo lesivo para sus intereses. El Consejo de Derechos Humanos de la ONU volvió a ocuparse de Canadá ese mismo año y volvió a constatar que el país ponía todo tipo de trabas a la delimitación y demarcación de tierras de los pueblos originarios, en especial de las primeras naciones. Por eso, instó a Canadá a que “iniciara de buena fe negociaciones basadas en el reconocimiento y la reconciliación” [con las primeras naciones] y a que “estudiara las formas de facilitar el establecimiento de pruebas de los títulos de propiedad de la tierra de los aborígenes en los procedimientos ante los tribunales”. Para el CDH, la “buena fe” por parte del gobierno era un requisito imprescindible para la solución de las reclamaciones territoriales, reconocía que se habían dado pasos en ese sentido, pero explicitaba que no se podía avanzar si no había “más voluntad política en relación con la aplicación, mecanismos institucionales adecuados y procedimientos de vigilancia más estrictos en todos los niveles”.[12] Mencionaba expresamente el intento del gobierno de explotar petróleo en tierras de los lubicon cree pese al rechazo de éstos.
Canadá sigue manteniendo una clara política discriminatoria con sus pueblos originarios. Pero consigue que el mundo piense de otra manera con gestos tan simpáticos como iniciar los juegos olímpicos de invierno de 2010 con un homenaje a los primeros cuatro pueblos que poblaron el territorio de lo que hoy es este país[13] o colocar en el reverso de las medallas con que se premia a los mejores deportistas de cada especialidad a los animales tradicionales de caza y sustento de estos pueblos. Imagen, cosmética, fotos. La realidad va por otro lado, mucho más siniestro. No sólo se mantiene el empecinamiento retardatario en titular las tierras de los pueblos originarios, sino que el gobierno está aprovechando la crisis económica para recortar los fondos federales destinados a los pueblos indígenas, en concreto los destinados a la salud mental de los “supervivientes” del régimen escolar por el que el primer ministro pedía perdón.

CANADÁ


La Constitución Canadiense (Constitution Act of 1982) reconoce tres grupos distintos de indígenas en Canadá: Primeras Naciones (First Nations), Inuit y Métis.
Estos tres grupos constituyen los pueblos que habitaban el territorio de Canadá antes de la llegada de los Europeos.
Las Primeras Naciones, comúnmente llamados “Indians” en el pasado, prefieren el termino First Nations ya que correctamente indican que “Indians” es un termino anticuado y ofensivo.
Los Inuit asimismo prefieren que se les llame por ese nombre y no esquimales como erróneamente se les llamó por muchos años.
Los Métis son lo que llamamos en español mestizos. Este grupo indígena canadiense está constituido por personas de ascendencia indígena y europea, resultado de la unión de estos grupos. Su cultura deriva de influencias europeas mezcladas con culturas como la Cree y Ojibway.
Nación Inuit
Durante muchos siglos, forasteros se han referidos a los Inuit como “Eskimales.” Este termino es inaceptable para los Inuit. Prefieren el nombre que siempre han conocido y por el que se refieren a sí mismos: Inuit, que quiere decir “la gente” en su propio idioma, el Inuktitut.
Los Inuit ocupan vastas áreas de los Territorios del Noroeste y Nunavut, de la costa norte del Labrador y de aproximadamente 25% del norte de Québec. Tradicionalmente, los Inuit han vivido donde al norte de la línea arbórea en la zona delimitada por Alaska al oeste, la costa del labrador al este y la orilla sur de Hudson bay al sur y las Islas Árticas Altas al norte.
A través del Norte Canadiense viven aproximadamente 55,700 Inuit en 53 comunidades habiendo crecido rápidamente la población Inuit en las últimas décadas. De acuerdo a Statistics Canada habrán 84,600 Inuit en el Norte para el año 2016.
Los origenes Inuit en Canadá datan por lo menos desde hace 4,000 años. Su cultura está profundamente arraigada en la tierra en la que habitan. Por miles de años, los Inuit han observado detenidamente el clima, los paisajes, los océanos y los sistemas ecológicos de su entorno. Con este íntimo conocimiento de la tierra y sus habitantes (flora y fauna), los Inuit han desarrollado tecnología y habilidades singularmente adaptadas a uno de los entornos más duros y hostiles en el planeta.
Hoy día los Inuit cuentan con acceso a tecnología de punta, como es Internet y telecomunicaciones. Pero muchos aún conservan sus tradiciones de cacería, pesca y artes como el canto y danza Inuit, incluyendo la danza de l tambor y el canto gutural (una experiencia hipnótica). Asimismo, la escultura Inuit es muy apreciada por coleccionistas en Canadá y Europa y otras partes del mundo.
Primeras Naciones de las Planicies
En las planicies canadienses habitaron ocho tribus principales. Pertenecientes a la familia lingüística Algonquiana (Algonkian) estaban las tribus Siksika (Blackfoot), Blood, Peigan, Gros Ventre y Cree de las Planicies. Los Assiniboine y los Sioux hablaban lenguas de la familia lingüística Siouiana (Siouian). Los Scarcee hablaban la lengua Atpasquiana (Athapaskan).
Los Siksika tenían territoiro al este de las Montañas Rocallosas en la altas llanuras donde hoy se encuentran Edmonton y Calgary. Junto con los Blood y los Peigan, los Siksika formaron una alianza poderosa. Los Blood vivían en el sureste cerca de las estribaciones de lasRocallosas. Los Peigan vivían al sur de los Blood en la zonas de lo que hoy es Lethbridge y Medicine Hat en Alberta.
Los Gos Ventre vivían al este de los Peigan hasta antes de 1800. El territorio de los Cree de las Planicies abarcaba hasta las orillas de las planicies al norte y hasta el sur del río Churchill . Los Assiniboine ocupaban el área al sur de los Cree, desde las llanuras del este hasta el territorio de los Blackfoot.
Los Sioux (o Dakotas) eran una gran confederación esparcida por las llanuras Americanas (Estadounidenses) y el Oeste Canadiense. Aún hoy día, cientos de Sioux viven en reservaciones en Manitoba y Saskatchewan. Son descendientes de refugiados quienes vinieron a Canadá bajo el liderazgo de Sitting Bull después de derrotar a la caballería Americana en la batalla de Little Bighorn en 1876.
Los Scarcee, quienes vinieron del norte, vivían en la parte alta del río Athabasca.
Primeras Naciones de los bosques (las Woodlands)
Ocho eran las tribus principales de las Primeras Naciones de los Bosques o Woodlands. Todas hablaban lenguas pertenecientes a la familia lingüística Algonquiana. En Terranova (Newfoundland) vivían los ahora desaparecidos Beothuk mientras que los Mi’kmaq ocupaban territorios en Nova Scotia, el noreste de Nuew Brunswick, la zona de Gaspé en Québec y en Prince Edward Island. Los Malecitas vivían en la parte suroeste de New Brunswick y la zona colindante en Québec.
Los Montagnais y los Nakapi vivían en los que hoy es Québec y Labrador. Los Montagnais ocupaban las tierras a lo largo de la costa norte del río St. Lawrence hasta Sept-Iles. Los Naskapi se encontraban en la tundra hasta el noreste de Québec.
Los Ojibway vivían en un gran territorio que incluía las costas norteñas de los lagos Huron y Superior desde Georgian Bay hasta las orillas de las praderas canadienses. Asimismo habitaban al norte donde los ríos comienzan su fluir hacia Hudson Bay. Los Algonquin vivían en el valle de Ottawa y los Odawa vivían en la Isla Manitoulin en el norte del lago Huron en la zona de Georgian bay.
Los Cree (pronunciado Cri) también ocupaban un gran territorio aledaño al territorio Ojibway. Vivían en el perímetro sur de Hudson Bay casi hasta Churchill en Manitoba. Al este su territorio estaba delimitado por el lago Mistassini y se extendía hasta la frontera con las praderas canadienses.
Primeras Naciones del Pacífico
En la zona de la Costa del Pacífico canadiense existían seis tribus principales. Los Haida habitaban en el norte ocupando las hoy llamadas Queen Charlotte Islands y eran los únicos miembros de la familia lingüística Haida.
Los Tsimshian, quienes vivían en el interior directamente frente a las Queen Charlotte Islands, estaban divididos en tres grupos, los cuales hablaban el lenguas pertenecientes a la familia lingüística Tsimshian. Los Tsimshian vivían en la boca del río Skeena. Los Gitksan vivían más hacia el interior del territorio junto con los Skeena y los Nisga’a vivían en la cuenca del río Nass.
Las tribus que habitaban en la parte sur eran los Nootka y los Salish. Los Nootka hablaban una lengua de la familia lingüística Wakashan y ocupaban la costa oeste de la Isla de Vancouver. Los Salish vivían en la costa este de la misma isla y del otro lado en el interior entre el Bute Inlet y la boca del río Columbia. Hablaban una lengua de la familia lingüística Salishan.
Entre las tribus del norte y las del sur se encontraban los Kwakiutl y los Bella Coola. Como los Nootka, los Kwakiutl hablaban una lengua de la familia Wakashan. Vivían en la parte norte de la Isla de Vancouver y en la costa del interior directamente en frente. Los Bella Coola vivían en los bancos de los ríos Dean y Bella Coola y en los fiordos aledaños. Su lengua era del grupo linguistico Salishan.
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Los Inuit
El territorio Inuit
Los Inuit ocupan el Ártico de Canadá, de Alaska ,de Siberia y de Groenlandia, así como ciertas partes del litoral subártico .
Región circumpolar Inuit Inuit de Canada Inuit de Groenlandia Inuit de Alaska Inuit de Rusia Otros pueblos Articos Grupos
El territorio Inuit
Su territorio abarca, desde el noroeste hasta el punto situado más al sur, una extensión de aproximadamente cinco mil kilómetros; y si consideramos su extremo occidental en el estrecho de Bering y el oriental en la Península de Labrador y Groenlandia, la distancia entre ambos es de unos ocho mil kilómetros.
El territorio Inuit
Se trata de una amplia zona geográfica pero perfectamente definida, en la que se asientan tres grupos culturales básicos de la etnia Inuit, que algunos antropólogos han dividido en:
Altoárticos: cuya forma de vida se basaba casi exclusivamente en la caza sobre el hielo de mamíferos marinos, porque el invierno en esta zona se prolonga durante todo el año.
Árticos costeros: es el grupo mayoritario entre los inuit, utilizan el kayak para pescar y cazar, y durante el otoño realizan capturas de renos en las zonas del interior.
Subárticos: cuyo sustento lo constituye la caza de mamíferos marinos en aguas libres.
El territorio Inuit
A pesar de la dispersión, todos presentan rasgos comunes que confirman su pertenencia a un solo pueblo; con una apariencia física, una lengua, costumbres, cosmologías y creencias espirituales muy similares.
El territorio de Nunavut
En América tras larga lucha los Inuit poseen su propio territorio con su propio Gobierno, el nuevo país se llama Nunavut desde el año 1999.
Crisis de Oka
Desde 1996, año en que se produjeron disturbios entre el ejército canadiense y varios pueblos inuit, como los oka, ipperwash y nativos de Gusafsen Lake, se empezaba a advertir un anhelo de estos pueblos inuit por lograr una mayor autonomía para el territorio.
Causas de la crisis
Los indios Mohawk de Quebec reclamaban unas tierras históricas cerca de la ciudad de Oka.
Como la Oficina de Reclamaciones de los pueblos indios había rechazado el reclamo de los mohawk tres años atrás.
El alcalde de Oka, Jean Ouellette, anuncia en 1989 que va a talar los pinos de un terreno para construir un club de golf.
El plan del intendente incluye construir en el mismo terreno unos sesenta condominios de lujo
El combatiuente Mohawk Ronald "Lasaña" Cross confronta al guardia ‘Van Doo’ rodeado de la prensa
Protesta
Como una protesta contra una decisión judicial que permitió la construcción campo de golf de proceder, algunos miembros de la comunidad mohawk levantaron una barricada bloqueando el acceso a la zona en cuestión.
barricada
Protesta
Alcalde Jean Ouellette exigió el cumplimiento de la orden de la corte, pero los manifestantes se negaron.
El Ministro de Asuntos Nativos de Quebec John Ciaccia escribió una carta de apoyo a los nativos, afirmando que "estas personas han visto desaparecer sus tierras sin haber sido consultados o se compensa, y que, en mi opinión, es justo, sobre todo tratándose de un campo de golf ".
Alcalde Jean Ouellette Bandera Mohawk
Oka Crisis
Hubo una disputa entre el pueblo indio Mohawk y el municipio de Oka, en Quebec que comenzó el 11 de Julio de 1990, y terminó el 26 Septiembre de 1990.
Hubo tres muertos, y fue el primer conflicto violento, hecho público, entre las naciones originarias y el gobierno de Canadá del todo el siglo XX.
Pueblo Mohawk
Con el nombre de pueblo Mohawk (El Pueblo de la Piedra) se denomina a una de las cinco tribus iroquesas (mohawk, oneida, onondaga, cayuga, seneca), perteneciente al igual que las otras cuatro tribus a la Confederación Haudeenosaunee (Iroquesa) .
Esta Confederación es una Constitución, la “Gran Ley de la Paz”, que contiene todas las funciones de la constitución moderna. Define un sistema político, responsabilidades sociales, ciclo espiritual, reglas para hombres y mujeres.
Crisis Ipperwash
Fue un conflicto de tierras indígenas que tuvo lugar en el Parque Provincial Ipperwash, Ontario en 1995.
Varios miembros de la banda Stoney Point Ojibway ocuparon el parque para hacer valer su reivindicación de la tierra.
Esto condujo a un violento enfrentamiento entre manifestantes y la Policía Provincial de Ontario, que mató al manifestante Dudley George.
Nunavik, Quebec
Nunavik comprende el tercio norte de la provincia de Quebec, Canadá. Que abarcan una superficie de 443684,71 km ² (171307,62 sq mi) al norte de la 55 ª paralela, es la patria de los inuit de Quebec.
Nunavik
De los 11.627 habitantes de la región, el 90% son Inuit, que viven en catorce aldeas en el norte de la costa de Nunavik y en las reservas (TC) de Whapmagoostui, cerca de la aldea de Kuujjuarapik.
La sede de gobierno estará en Kuujjuaq.
Kuujjuaq la capital de Nunavik Aeropuerto de Kuujjuaq
Kuujjuaq, la capital
Los primeros europeos en contacto con los Inuit fueron los Hermanos Moravos.
El 25 Agosto de 1811, después de un viaje por el Labrador y la Bahía Ungava, los pastores Benjamin Kohlmeister y George Kmoch arribaron al campamento Inuit de la costa oeste del río Koksoak.
Ellos evangelizaron y convirtieron a los inut a la religión cristiana.
Larry Watt Intendente de Kuujjuaq Antes llamada Chimo que sería algo así como “sacudí las manos”
El territorio de Nunavut
Nuevos territorios en Canada +/- 48.000 Inuit en Canada + 31.113 en Nunavut - 10.000 en Nunavik Densidad de población: 0,015 hab/km²
Nunavut
Nunavut (Nuestra Tierra en inuktitut), es el mayor y más reciente de los Territorios Autónomos de Canadá, situado al Nordeste del país, entre Groenlandia al Este, Manitoba al Sur, y los Territorios del Noroeste al Oeste, territorio del cual se separó el 1 de abril de 1999 , de acuerdo con las fronteras fijadas de antemano en 1993.
Dichas fronteras reconocían la soberanía de Nunavut sobre casi todas las Islas Árticas de Canadá (Ellesmere, Baffin, Devon, Southampton y la mitad oriental de Victoria y la de Melville), así como sobre la zona costera central de Canadá sobre el océano Ártico y todas las islas de la bahía de Hudson.
Palacio Legislativo
Gobierno
Su joven primer ministro, Paul Okalik, es pionero en varios renglones.
Fue el primero de su comunidad en salir a Ontario a estudiar leyes; fue el primer abogado egresado de una universidad, fue el primero en ser electo para encabezar el gobierno de Nunavut cuando aún no cumplía 35 años, al entrar en vigor el tratado que les otorgó la autonomía en 1999.
Premier Paul Okalik
Asamblea Legislativa Iqaluit, es la capital, situada en la isla de Baffin, anteriormente denominada Frobisher Bay. Este es el edificio del Parlamento de Nunavuk.
Interior de la Asamblea Legislativa
Superficie y población
El territorio posee una superficie de 2.093.190 km², de la cual el 7,5% corresponde a aguas interiores.
Su población es de unos 31.000 habitantes, repartidos en casi una treintena de aldeas o poblaciones menores.
Simbolismo de la bandera
Los colores, azul y oro, simbolizan las riquezas de la tierra, mar y cielo. Rojo es una referencia a Canadá. El inuksuk simboliza los monumentos de piedra que guían a las personas sobre la tierra y marca sagrados y otros lugares especiales.
La estrella es el Niqirtsuituq, el North Star y la tradicional guía para la navegación. La Estrella del Norte es también un símbolo del liderazgo de los ancianos en la comunidad.
Escudo de Nunavut
La dominante de colores azul y oro simbolizan las riquezas de la tierra, mar y cielo. En la base del escudo, la inuksuk simboliza el monumento de piedra que guía al pueblo a la tierra y marca sagrados y otros lugares especiales. El qulliq, o inuit lámpara de piedra, representa la luz y la calidez de la familia y la comunidad.
El arco cóncavo de los cinco círculos de oro se refiere a la que da vida propiedades del sol arqueo por encima y por debajo del horizonte.
La estrella es el Niqirtsuituq, el North Star, que es la tradicional guía para la navegación.
En la cresta, el iglú representa la tradicional vida de la población y el medio de supervivencia.
La corona simboliza gobierno público para todas las personas de Nunavut Nunavut y establece como un socio en Confederación.
El tuktu (caribú) y qilalugaq tugaalik (narwhal) se refieren a la tierra y los animales marinos que forman parte del patrimonio natural de Nunavut.
La base de la cima está compuesto por tierra y mar y cuenta con tres especies de flores silvestres Ártico.
El lema en inuktitut - Nunavut Sanginivut - significa "Nuestra tierra, nuestra fuerza”
Informe de la Comisión Nunavik
La sociedad Inuit
El centro básico de la antigua comunidad inuit lo constituía el matrimonio, por regla general los varones se casaban en cuanto eran capaces de procurarse, por medio de la caza, el alimento suficiente para mantener a una o más esposas; las mujeres lo hacían al llegar a la pubertad.
Elección de esposos
La elección de esposa no estaba sometida a ninguna limitación, siempre y cuando los contrayentes no guardasen un parentesco consanguíneo demasiado próximo y no tuviesen el mismo nombre.
Los Inuit no distinguen entre nombres masculinos y femeninos, el nombre es considerado como una especie de alma, por lo que tienen la creencia de que dos personas que se llamen del mismo modo, guardan entre ellos un parentesco muy próximo.
Sobre el matrimonio
La regla general era la poligamia, e incluso la poliandria en según qué zonas.
No existía en el matrimonio la fidelidad conyugal en el sentido sexual, era costumbre extendida el intercambio de esposas, por un tiempo más o menos largo, entre los miembros de una misma comunidad, considerándose este intercambio un eficaz medio de afirmar la amistad mutua entre los diferentes individuos del colectivo en el que viven.
El matrimonio podía disolverse con la misma facilidad con la que se estableció.
Antigua organización social
Fuera del estrecho círculo de la familia, no había ninguna otra organización social fija, no existiendo entre ellos un "Estado" que contribuyera a organizar la vida colectiva, ni un gobierno que limitase la libertad de acción individual. En esta comunidad todos sus miembros ocupaban la misma posición social, desconociendo cualquier concepto de rango o clase.
La sociedad Inuit
En la sociedad inuit predominaba un fuerte sentido comunal, al que se sacrificaban los egoísmos e intereses personales.
Los enfrentamientos entre miembros de la comunidad se resolvían mediante un combate, generalmente en público, y con los contendientes desarmados o enfrentándose en concursos de canto, donde los implicados exponen sus quejas al resto de la comunidad mediante letras satíricas o insultantes.
La sociedad Inuit
Sólo el asesinato era considerado como un delito grave que tenía que ser vengado con otra muerte, la del asesino si era posible, o la de cualquier miembro de su familia.
Este comportamiento implacable y autodestructivo llevó en ocasiones al exterminio de una de las familias enfrentadas.
La Mujer Inuit
Tradicionalmente era la mujer quien se hacía responsable por los niños, la comida y el mantenimiento del hogar.
Antiguamente también tenían la responsabilidad de decidir qué tipo de cueros y alimentos el hombre debía traer al hogar, e incluso debían levantar la carpa en que la familia habitaba durante el verano.
La Mujer Inuit
La mujer Inuit era parte insustituible de las actividades tradicionales de recolección y utilización de recursos y, en general, de la preservación de la comunidad.
Infancia
Desde su nacimiento, los niños crecían en libertad y sin apenas trabas; casi nunca eran castigados, y los diferentes estadios vitales de crecimiento se acompañaban de celebraciones y divertimentos colectivos.
A un muchacho se le consideraba adulto al cobrar la primera pieza, lo que se celebra con una fiesta; a las chicas se les reconoce la mayoría de edad con la primera menstruación.
todos sus miembros eran protegidos por la comunidad desde el momento que venían al mundo.
Infancia
Infancia
Religiones y Chamanismo
Religiones y misioneros
Pero en el corazón de su memoria mítica, y en muchas de las prácticas de su vida concreta, subsisten sus creencias ancestrales.
La religión inuit tiene principios animistas y shamanistas.
Los contenidos esenciales de la religión de los inuit, su vínculo con el shamanismo y el culto de los animales, y el mito constituyente es el de Sedna, una de sus divinidades fundamentales.
En la actualidad, muchos esquimales están integrados a la civilización occidental. Los misioneros católicos y protestantes comenzaron la evangelización desde 1920.
Leyenda del origen del mundo
En el origen del mundo, tan sólo había un hombre y una mujer, sin ningún animal. La Mujer pidió a Kaila, el dios del cielo, que poblara la Tierra.
Kaila le ordenó hacer un agujero en el hielo para pescar. Entonces, ella fue sacando del agujero, uno a uno, todos los animales.
El caribú fue el último. Kaila le dijo que el caribú era su regalo, el más bonito que podría hacerle, porque alimentaría a su pueblo.
El caribú se multiplicó y los hijos de los humanos pudieron cazarlos, comer su carne, tejer sus vestidos y confeccionar sus tiendas.
Leyenda del origen del mundo
Sin embargo, los humanos siempre elegían los caribús más bellos, los más grandes. Un día, sólo les quedaron los débiles y los enfermos, por lo que los Inuits no quisieron más. La Mujer se quejó entonces a Kaila.
El la reenvió al hielo y ella pescó el lobo, enviado por Amorak, el espíritu del lobo, para que se comiera a los animales débiles y enfermos con el fin de mantener a los caribús con buena salud.
Chamanismo
Es característico de la religión de los inuit el desarrollo del shamanismo, que absorbió todos los demás elementos y formas de creencias religiosas.
Los shamanes (angekok o angakok) son quienes dirigen el culto; no se ocupan exclusivamente de la curación , concentrando también en sus manos el culto propiciatorio, que para este pueblo, de preferencia cazadores, tiene especial importancia.
Ilatsiak, Kiluhiqtuq Shaman Alrededor de 1915 la antropóloga Diamond Jenness (1886-1969) se reunió un anciano Kiluhiqturmiut chamán llamado Illatsiak (Ilattiaq).
Shamanes
Para los inuit todo está poblado de numerosos espíritus , que viven en el aire, en el viento, dentro del agua y en la tierra. De ellos depende el éxito de sus actividades. Estos espíritus están relacionados con los shamanes y constituyen una especie de propiedad privada de estos, no existiendo espíritus libres que no dependan de uno u otro shaman.
Máscaras shamánicas
Esta maravillosa máscara chamán ayuda a mantener vivas las viejas tradiciones, la antigua vida de la carpas de campaña de cuero y los igloo, la vida nómada estacional cuando la caza dictaba el estilo de vida y supervivencia.
Las mujeres del pueblo de Simón Paneak han estado haciendo estas máscaras desde hace mucho tiempo.
La lengua
Inuit o inupiak pertenece a la familia esquimal-aleutiana, siendo la oriental de las dos lenguas esquimales; la occidental es la yupik.
La lengua
Entre ambas existe una continuidad de dialectos si bien hay una línea que divide de forma brusca los mismos, estando situada la misma en el paralelo 64º en Alaska.
Al sur y al oeste de esta línea se extiende la variante yupik hacia las Aleutianas y Siberia.
La palabra inuit significa gente, siendo el plural de la palabra inuk , persona.
Palabras para nieve
Existe una creencia popular en que el inuktitut tienen un gran número de palabras para nombrar la nieve.
Esto no es exacto y resulta de un malentendido respecto de la naturaleza de los lenguajes polisintéticos.
De hecho, el inuktitut tiene sólo unas pocas raíces léxicas para "nieve": ‘qanik’, quiere decir "copos de nieve en el aire", y ‘aput’, "la nieve en el suelo".
Con estas se forman palabras más largas, mediante el uso de afijos que describen cualidades de la nieve, de la misma manera que en español se utilizan adjetivos o preposiciones: "blanca nieve" "nieve derritiéndose" o "nieve en el suelo".
Dialectos
Inuksuk
Son los monumentos de piedra que guían a las personas sobre la tierra y marca lugares sagrados y otros sitios especiales.
La caza
“ La caza de ballenas en la Bahía de Hudson es ya una parte importante de mi vida aunque sea todavía joven.
He cazado ballenas siempre desde lo que puedo recordar, con mi abuelo, mi padre, mis tíos y muchos otros parientes…
La ballena es muy importante en las vidas de los Inuit…
Cazarla, cocinarla o comerla son actos importantes para la cultura Inuit".
Neco Towtongie , en Freeman 1998
Caza
Cazando aves
Los inuit creen que los animales poseen un alma. Estos no son cazados por los inuit, sino que se dejan cazar.
Cuando el animal muere, el cazador celebra una breve ceremonia para asegurar que su alma regrese al mundo no terrenal y se reuna con la sociedad animal, dispuesto a volver como presa. En gran parte de Alaska se celebran importantes fiestas destinadas a reconocer la aparición de los animales en el mundo e influir en ella
Cazando focas
Así, los mamíferos marinos (ballenas, morsas, focas), los peces, los animales de la tierra (los renos, entre otros) y el cielo (los pájaros), todos ellos provisto de una alma (inua), fueron objeto de una veneración que encontró su expresión en numerosos ritos de caza.
La negligencia de esos ritos provocaba la cólera del animal y de la potencia o ser sobrenatural que protegía y reglamentaba su captura. Esta cólera tenía como consecuencia que los animales desaparecieran y los seres humanos se vieran abrumados por el hambre y la enfermedad.
Vivienda
Los igloo o iglú son casas construidas con bloques de hielo.
Iglu Se trata de tradicionales viviendas de forma semiesférica, construídas con bloques de hielo que los esquimales construyen para cumplir la función de casas de campamento cuando salen de caza.
Aldeas
Transporte
Trineos
Los perros
Moto trineos
Kayaks
Raquetas
Para caminar sobre la nieve
Arte
El arte inuit se descubrió solamente a mediados del siglo XX.
Los inuit son ahora maestros en el arte de esculpir la madera, la piedra y el hueso.
En su origen, las estatuillas y los peines que fabricaba el pueblo Thulé tenían fines religiosos.
A principios del siglo XIX, las intercambiaban por sal y armas.
Arte de la talla
Hoy en día, el arte inuit contemporáneo se compone básicamente de esculturas de esteatita o "piedra de jabón".
Son representaciones de la fauna, pero también de los hombres del gran norte. Los inuit también practican la escultura con cornamenta de caribú, grabado en piedra y bordado.
Artistas Los artistas inuit tallan amuletos, joyas y herramientas tradicionales en marfil, hueso, piedra y metal.

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