martes, 26 de abril de 2016

Historia por países - Canadá


Los thule son los ancestros de los inuit de Canadá. Llegaron por Alaskahacia el año 500 y a Nunavut, Canadá en el año 1000. Un grupo de ellos pobló Groenlandia hacia el siglo XIII. El nombre thule proviene de Thule(actual Qaanaaq), pueblo ubicado al noroeste de Groenlandia, donde se hallaron los primeros restos arqueológicos de este pueblo. Los nexos entre los thule y los inuit son de tipo biológicosculturales, y lingüísticos.
Se alimentaban de animales marinos y terrestres. Reemplazaron a losDorset, los cuales desaparecieron en 1902, debido a enfermedades traídas de Europa en los barcos balleneros que visitaron su último asentamiento en la isla Southampton.
Los asentamientos thule de invierno normalmente tenían entre una y cuatro casas y 10 habitantes. Algunos de los mayores asentamientos llegaban a tener más de una docena de casas, aunque no todas ellas eran usadas al mismo tiempo, llegando a una capacidad de hasta 50 residentes. Sus casas estaban hechas de huesos deballenas, producto de la cacería de invierno. Otras estructuras incluyen sitios para matar animales, depósitos y compamentos de tiendas transportables.
Algunos Thule migraron hacia el sur en la segunda expansión. Hacia el siglo XII o XIV los Thule habían ocupado el área actualmente habitada por el pueblo Inuit. En los contactos con europeos, éstos los llamaron esquimales.


La Tierra de Rupert (en inglésRupert's Land) es el nombre de una antiguo territorio en la Norteamérica británica que abarcaba gran parte del actual Canadá. Fue nominalmente propiedad de la Compañía de la Bahía de Hudson durante 200 años, desde 1670 hasta 1870.

Pertenecía originalmente a la Compañía de la Bahía de Hudson y recibió su nombre del príncipe Ruperto del Rin, sobrino de Carlos I, y primer gobernador de la compañía.
Los estatutos otorgados a la compañía por Carlos II le concedían el monopolio sobre la cuenca hidrográfica de todos los ríos y arroyos que desembocan en la bahía de Hudson, un área de 3,9 millones de km², más de un tercio del actual territorio de Canadá.
La Compañía del Noroeste de Montreal y la Compañía de la Bahía de Hudson se fusionaron en 1821, pasando a controlar un territorio aún mayor, que más tarde se extendería hasta las costas árticas en el norte y el océano Pacífico al oeste.
En 1870 fue abolido el monopolio de la compañía y se autorizó el comercio libre en la región. La compañía cedió la Tierra de Rupert y el Territorio Noroeste a la Confederación Canadiense.

Tierra de Rupert es también una provincia eclesiástica de la Iglesia anglicana del Canadá, que abarca las praderas canadienses y gran parte de la zona ártica.
Es también el nombre de la diócesis anglicana en Manitoba.

Tierra de Rupert

Historia de Canadá

Los primeros habitantes de la región fueron diversos pueblos provenientes de Siberia que llegaron a través del Estrecho de Bering. Poco más tarde llegaron los últimos pueblos inuit (esquimales) provenientes de Asia. Los primeros contactos europeos fueron a través de la llegada de los aventureros vikingos, pero no se quedaron por mucho tiempo, debido al contnuo enfrentamiento con los nativos agresivos que residían en la región.
Las riquezas naturales de la región atrajeron la atención de los europeos, especialmente los británicos y franceses que comenzaron a explorar el interior. Entre éstos se encontraron John Cabot (1450-1498, encabezaba exploraciones británicas), Henry Hudson (inglés, 1550-1611), Jacques Cartier (1491-1557), quien le dio el nombre a Canadá, y su compatriota francés Samuel Champlain (1567-1635), conocido como el Padre de la Nueva Francia por sus trabajos en la fundación de las colonias que crecieron a lo largo del río San Lorenzo de Quebec a Montreal. La influencia francesa y la colonización también llegaron a las Provincias Marítimas, y se extendió con el comercio de pieles a través de los Grandes Lagos hasta las cuencas de los ríos Mississippi y San Lorenzo.
La rivalidad entre franceses y británicos se acrecentó luego de la fundación de la Compañía Británica de la Bahía de Hudson en 1670. Las diferencias se resolvieron mediante guerras civiles entre los siglos XVII y XVIII, culminando con la captura de Quebec y Montreal por parte de los británicos en 1759, a cargo del general James Wolfe. En 1763 se produce el Tratado de París en donde se demarcan los territorios británicos y franceses en Canadá. Durante y después de la Guerra de Independencia Americana (1775-1783), cuando las colonias de América del norte se rebelan contra el gobierno británico, miles de británicos huyen a Canadá, principalmente a Nueva Escocia y Quebec. Canadá sufrió de seis años de guerra durante los cuales los americanos trataron inútilmente de invadir sus territorios.
En 1791 las colonias separadas del Alto Canadá (Ontario) y Bajo Canadá (Quebec) crean el Acta Constitucional. En 1837 se manifiesta el descontento de las dos Canadá hacia la política económica británica, desatan una revuelta con la intención de obtener un autogobierno, lo que lleva a reformas políticas y a la unificación de Canadá. En la década de 1840 se comenzó a producir un gran intercambio comercial entre Canadá y EE.UU., con la intención de aplacar la intervención británica los dos países comenzaron la construcción de líneas férreas para acortar distancias. Los canadienses, que sintieron muy de cerca la revolución americana,  quisieromn emular a su vecino y buscar la forma de proclamar una unión federal. Lo consiguieron el 1 de julio de 1867  cuando Canadá se convirtió en un país independiente. A partir de este momento Canadá comenzó a expandirse dentro del territorio británico, para recuperar terreno; fue una época de prosperidad que se vio favorecida con la construcción de una línea férrea (Ferrocarril Transcontinental Canadian Pacific, en 1885) y la "fiebre del oro" a finales de siglo en la región de Klondike. La mayor cantidad de inmigrantes provenían de Alemania, Escandinavia,Ucrania, y China y Japón (a estos últimos se les negaba la nacionalidad).
Después del apoyo brindado a las fuerzas Aliadas en la I Guerra Mundial, Canadá gana el estatus de 'dominio británico con gran autonomía', otorgado por el Estatuto de Westminster de 1931. Canadá siempre ha tenido un gran afecto por la 'madre patria'. Sólo en 1982 Isabel II proclama la nueva Acta Constitucional que traspasa la autoridad legal y estatutaria del Reino Unido a Canadá, otorgándole su independencia. Entre 1968 y 1984, la vida política fue dominada por la figura carismática de Pierre Trudeau, líder del Partido Liberal y cuatro veces Primer Ministro. Tras haberse retirado de la política en 1984, su partido perdió casi toda su influencia. En 1984 el Partido Progresista Conservador de Brian Mulroney gana las elecciones, convirtiéndose así en primer ministro. Su gobierno se dirigió a la formación de una economía sólida, a través de tratados de libre comercio con distintas potencias. Durante 1991 se llama al mantenimiento de la unidad nacional, presentando un proyecto para mantener dentro de la Confederación Canadiense a la provincia de Quebec, que solicitaba su separación. Además se llega a un acuerdo con los pueblos indígenas, principalmente esquimales, para establecer sus territorios y el derecho inherente al gobierno propio. El problema de los inuits es similar al de los Kooris (aborígenes) australianos, el Territorio semi-autónomo de Nunavut fue creado gracias a 350.000 km de tierra expropiadas por el gobierno. En 1994 entra en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, establecido entre México, Estados Unidos y Canadá.
El problema de Quebec se vuelve cada vez más difícil de resolver. La elección de Jacques Parizeau en 1994, un separatista convencido, como Gobernador de Quebec hace que doce meses más tarde se lleve a cabo un nuevo referendum sobre la independencia de Quebec. El resultado fue favorable a la Federación pero con un margen muy estrecho, lo cual muestra que la provincia está aún muy dividida. La resolución de este problema parece bastante difícil. Después de cuatro años como el principal partido de oposición, el principal partido de Quebec, tuvo muy poco éxito en las elecciones de junio de 1997. Ayudado por un fuerte crecimiento económico, el gobierno de Chrétien, fue reelegido obteniendo la mayoría absoluta de la Cámara de los Comunes. El partido Reformista obtuvo 60 escaños, el « Bloc Québecois » 44 y finalmente los Conservadores que obtuvieron 20 escaños. En marzo de 1999, el gobierno de Ottawa garantizaba la autonomía al nuevo territorio Nunavut al noreste de Canadá, casi el 95% de la población nunavut, 25 000 personas aproximadamente, son inuits. Sin embargo, el principal problema de este territorio es económico: las fuentes tradicionales de trabajo, troque de pieles y de ballenas han declinado durante los últimos años. Además las industrias mineras y de petróleo han afectado las formas tradicionales de subsistencia de este pueblo. La administración de Iqaluit, la capital de Nunavut, más conocida como Frobisher Bay, espera que el eco-turismo reducirá la actual dependencia hacia las subvenciones del gobierno federal.
En 2002, debido a unos problemas internos, Chrétien anunció que no se presentaría para su cuarta reelección como Primer Ministro. Aunque su gobierno ha apoyado abiertamente a los Estados Unidos y la OTAN (de la que es miembro), las relaciones con la administración Bush fueron difíciles. Canadá no apoyó a las tropas estadounidenses en la guerra de Irak en 2003. Ese mismo año, un brote del mal de las vacas locas en la provincia de Alberta fue la causa de una crisis en la industria cárnica del país.
A finales de 2003, los liberales eligieron a Paul Martin para suceder a Chrétien como líder del partido y primer ministro. Chrétien dimitió en Diciembre y en las elecciones de junio de 2004, a pesar de los escándalos que salpicaban a Martin y a los liberales, éstos lograron mantener los escaños suficientes para formar gobierno. Sin embargo, dos años más tarde Stephen Harper, del Partido Conservador, fue elegido primer ministro en 2006.
Canadá ha sido fuertemente criticada por retirarse, a finales de 2011, del Protocolo de Kioto, y por el impacto medioambiental que causa el alquitrán en los yacimientos petrolíeros de Alberta. Asimismo, Canadá es uno de los pocos países del mundo que permite la caza de ballenas y la matanza de bebés focas.

Cultura en Canadá

Religión
46.2% católicos romanos, 17,5% de la Iglesia Unida de Canadá, 11,8% anglicanos, 24,5% repartidos entre otras religiones cristianas y no cristianas.

Idioma en Canadá

Canadá es un país bilingüe donde se habla francés e inglés. El uso de los dos idiomas es el reflejo de la historia colonial mixta de Canadá (estuvo bajo el régimen británico y el francés).




El Parti canadien (o Parti patriote) fue un partido político de lo que actualmente es Quebec, que fue fundado por miembros de la élite liberal de Bajo Canadá a comienzos delsiglo XIX. Entre sus miembros se encontraban, François BlanchetPierre-Stanislas BédardJohn NeilsonJean-Thomas TaschereauJames StuartLouis Bourdages,Denis-Benjamin VigerDaniel TraceyEdmund Bailey O'CallaghanAndrew Stuart, y Louis-Joseph Papineau.

El líder patriota Louis-Joseph Papineau habla en la "Asamblea de los seis condados".



La Revanche des berceaux (en español, Revancha de las cunas) es una expresión que designa la época de la resistencia de los franco-canadienses después de la deportación de los acadios de 1755, y que tuvo por objetivo tener más hijos que los colonos ingleses, con el fin de, con el tiempo, ser superiores en número. La idea subyacente de una tal medida, fue que al ser más numerosos, también sería más difícil que los ingleses les discriminaran.

Con el Tratado de París1 de 1763, Francia renunció a los territorios de Nueva Francia, en favor de Gran Bretaña. Poco después, por el Acta de Quebec de 1774, se creó la provincia de Quebec, un vasto territorio que abarcaba desde el valle del río San Lorenzo hasta los Grandes Lagos, así como el llamado territorio del Ohio.
El tratado restituyó los derechos de la nobleza señorial, abolió el juramento de lealtad que excluía a los católicosde la función pública, y retornó al uso el derecho civil francés.
Los franco-canadienses pudieron así conservar sus instituciones y su religión, lo que no impidió que los colonos ingleses se instalaran masivamene en las tierras confiscadas. De la misma manera, los métis, instalados de Manitoba hasta el oeste de Québec, vieron también confiscadas sus tierras en 1869.
Los canadienses franceses intentaron resistir estas medidas a través de la llamada «Guerre des Berceaux» («Guerra de las cunas»). La Iglesia también alentó una medida ya manejada por las colonias francesas del siglo XVII: tener más niños por pareja, para eventualmente superar en número a los colonos ingleses.2
Para evaluar correctamente esta explosión demográfica, conviene destacar que en la época, cada pareja tenía una media de 14 hijos.

La guerra franco india fue una guerra que tuvo continuidad en los continentes de Europa y Asia, fue lo más parecido a una guerra mundial de nuestros tiempos, en la que los estados de Gran Bretaña y Francia, dieron con esta guerra fin a una serie de luchas intermitentes encauzadas a dirimir quién ostentaría la hegemonía en las colonias de América del norte.
 
El triunfo de Gran Bretaña en esta cuestión, facilitó que en América del norte, su supremacía fuera incontestable. La colonización del Canadá francés hay que remontarlo a principios del siglo XVII, no obstante, los primeros contactos de los franceses en Canadá, se remontan al siglo XVI, cuando en el año 1534, un explorador francés llamado Jacques Cartier, exploró el río San Lorenzo y sus zonas aledañas.
 
Con el tiempo se llamó la región de “Nueva Francia”, y abarcaba amplios territorios que comprendían la región noroeste de lo que hoy son los EEUU, su zona centro con su principal ciudad al sur del río Mississippi y aunque no lo colonizaron, establecieron puestos avanzados en las regiones del noroeste del país.
 
Las colonias francesas prosperaron, y su extensión facilitó que no tuvieran problemas con los indígenas que habitaban sus posesiones, es más, su relación con ellos fue amable y justa, y los indios respondieron de igual modo al trato recibido.
Es más, la región aunque rica, gozaba de un clima duro que no invitaba a la colonización, las mujeres que acudieron a “Nueva Francia” no destacaron por su número, en consecuencia, los hombres fueron una gran minoría, con el tiempo tenían que satisfacer sus necesidades sexuales, a tal fin, y ya que no disponían de mujeres francesas, volvieron sus ojos a las nativas de la región. Las relaciones entre las nativas del país y los hombres franceses aumentaron cada vez con más fuerza, estableciéndose un mestizaje el cual no chocó con problemas raciales de ningún tipo, ya que fue algo normal, ante la ausencia de francesas en el país. Es más, la ley francesa otorgaba la ciudadanía francesa a los descendientes que las nativas tuvieron con hombres franceses, junto también a los nativos que abrazaban la religión católica.
 
La escasa población hizo que los encontronazos con los nativos por las tierras, fueran inexistente. Antes de la guerra, la población francesa en el Canadá se cifraba en unos 80.000 habitantes, entre civiles y militares. El comercio fue provechoso en la región, hizo que las relaciones a todos los niveles fueran muy beneficiosas en el país, ¡todo esto claro!, con que los habitantes de las colonias francesas tenían el apoyo directo de Francia, la cual apoyaba a sus súbditos a todos los niveles.
 
Pero la colonización en Nueva Francia fue restringida y no masiva, todo lo contrario que las colonias inglesas, en las hubo una serie de problemas en Gran Bretaña de origen religioso, los cuales obligaron a muchos grupos ingleses (los puritanos por ejemplo, gente para la cual la religión hacía que la observancia religiosa adquiriera tintes muy severos) a emigrar a las nuevas colonias, con la esperanza que su doctrina religiosa fuera desarrollada sin trabas ni injerencias por parte de las autoridades de Gran Bretaña.
 
Volviendo a las colonias francesas, por ejemplo en el año 1685, a través del edicto de Nantes, su rey Luis XIV, “el Rey Sol”, proclamó que todos los hugonotes de Francia, o adjuraban de su religión y se volvían católicos, o abandonaban el país. Muchos abandonaron el país a establecerse a las colonias de América.
 
Pero al contrario que los puritanos ingleses, la larga mano de Luis XIV también alcanzó férreamente a “Nueva Francia”. Los hugonotes franceses no pudieron establecerse en las colonias francesas, ¡solo los católicos!.
 
¡No obstante!, sí pudieron establecerse en las colonias inglesas, cuyo recibimiento fue muy bueno, ya que los hugonotes eran gente muy laboriosa y trabajadora, que con su contribución ayudó al desarrollo de las colonias inglesas. Por el contrario, la Francia europea se vio perjudicada con su marcha, que contribuyó a cierto despoblamiento del país, junto con la pérdida de una gente trabajadora que con el tiempo se dejó sentir en la economía del país.
 
La prosperidad de las colonias francesas era vista con envidia por los colonos ingleses de las regiones del este de América del norte. Estas eran colonias de posesión inglesa y habían prosperado de manera exitosa, no obstante, su densa población, que antiguamente estaba establecida en las zonas costeras del noroeste de América del norte, fueron extendiéndose poco a poco al este, para obtener más tierras que fueran explotadas por los nuevos colonos que incesantemente seguían afluyendo a las colonias inglesas.

Estas se obtuvieron echando de las zonas a los nativos que habitaban en las zonas que codiciaban los colonos ingleses. Esto se hizo por las buenas, comprando los territorios con malas artes o astucia, o bien si se resistían enconadamente, empleando la fuerza armada, a la cual las flechas y Tomahawk no podían competir con los mosquetes y pistolas de los colonos ingleses.
En el siglo XVII y hasta mediados del XVIII, no hubo problemas en el expansionismo de los ingleses al este, los nativos indios no eran un problema militar y se les vencía con relativa facilidad, pero fue entonces cuando chocaron con las colonias francesas establecidas en la región noroeste del país, y esto si podía suponer un problema, ya que podían oponer una vigorosa resistencia armada a los colonos ingleses, ¡no solo con flechas!.
 
Los primeros choques empezaron en el año 1754, por entonces el gobernador  de Virginia, envió al futuro presidente de los EEUU y padre de la nación George Washington, con el rango de teniente coronel a reclutar hombres para reforzar un fuerte avanzado que tenían los ingleses en una zona cercana al Ohio.
 
Consiguió reclutar unos 200 hombres, (la mayoría colonos y algunos nativos) y marchó al fuerte, durante el trayecto recibió informes de que la guarnición inglesa a la que se dirigía había sido forzada a abandonar el fuerte. Washington decidió fortificarse en espera de recibir nuevas órdenes. Donde Washington se fortifico fue en un sitio en el que estaba cerca un fuerte francés llamado Fort Duquesne.
 
Un militar del fuerte llamado Jumonville fue enviado con un destacamento francés a obligar pacíficamente a los ingleses a que abandonasen la zona propiedad de Nueva Francia. Cuando Washington se enteró de que venían los franceses fortificó el lugar en espera de su llegada.
 
Pero Washington decidió pasar a la ofensiva y se dirigió al campamento que Jumonville con 40 colonos y 12 nativos el 27 de mayo, y los atacó la tarde de ese mismo día. La sorpresa jugó a su favor, y aunque los franceses eran unos 50 hombres, tras una breve lucha de 15 minutos se rindieron, los franceses tuvieron 12 muertos, 2 heridos y 21 prisioneros. Los ingleses tuvieron pocas bajas, 1 muerto y 3 heridos.
 
Aunque el Jumonville se rindió con lo que quedaba de sus fuerzas, cuando parlamentaba con Washington, el cual respetó el rango militar del francés, el jefe aliado del contingente nativo de Washington, llamado Tanacharison, de la tribu de los sénecas, aliados a los ingleses, debía te tener rencor hacia los franceses, ya que con su tomahawk destrozó la cabeza del oficial francés sin que Washington pudiera hacer nada por evitarlo.
 
 
- Arriba; Batalla Monongahela 1755, arriba los británicos y abajo regulares, milicianos y nativos franceses-
 
Washington decidió posteriormente continuar su camino y al llegar a su destino decidió fundar con su destacamento el fuerte llamado, Fort Necessity. Los franceses estaban  indignados y furiosos por el asesinato de un oficial francés  indefenso, que previamente había rendido sus armas, por lo tanto decidieron movilizar sus fuerzas para dar un escarmiento a Washington en su nuevo fuerte construido.
 
El emplazamiento era idóneo, ya que dominaba una amplia zona de la región, la cual tenía muchos espacios abiertos, pero por el contrario, estaba el fuerte instalado en una hondonada y los árboles no estaban tan lejos como él creía.
 
 El 14 de junio recibió 100 hombres de refuerzo comandados por James Mackay, pero este hecho dio más problemas que esperanzas, pronto los dos oficiales chocaron en quien debía tener el mando único.
 
Washington era oficial de la milicia y James era oficial británico, este último a pesar de tener rango inferior no se aplegaba a recibir órdenes de un colonial, así que decidió construir un fuerte paralelo al otro, aunque posteriormente, los dos oficiales llegaron a un acuerdo para establecer un mando conjunto, a pesar del arreglo esto no benefició a la moral de la tropa ver a sus oficiales pelear entre si, tal división a pesar del arreglo sería decisivo en la batalla posterior.
 
Partiendo de Fort Duquesne 600 milicianos franceses y 100 nativos aliados, todos al mando del capitán Louis Coulon de Villiers, marcharon con la moral alta de vengar la muerte del oficial francés Jumonville.
 
 Mientras tanto, Washington vio como parte la fuerza británica era enviada al norte, reduciendo los efectivos del  fuerte, pero no obstante, decidió mejorarlo y fortificarlo en previsión de posibles acciones bélicas posteriores.
 
Los nativos aliados de los ingleses no estaban contentos con el emplazamiento del fuerte y algunos lo abandonaron, Washington también sondeó hacer lo mismo, pero sus tropas estaban demasiado cansadas por los esfuerzos en fortificar el fuerte y decidió quedarse, mientras los franceses llegaron a las afueras del fuerte inglés.
 
Villiers, el oficial francés al mando tenía un acicate para vengarse de los ingleses, ¡Era el hermano de Jumonville!, el oficial francés previamente asesinado. La furia de Villiers se incrementó considerablemente cuando comprobó que los soldados franceses que habían muerto en la batalla anterior no habían recibido un entierro cristiano, y sus huesos estaban a la intemperie, muy posiblemente sus cuerpos fueron devorados por las fieras del lugar antes de pudrirse.
 
El 3 de julio cuando llegó Villiers al Fort Necessity, no esperó mucho para atacarles con furia sin igual, los ingleses recibieron numerosos destrozos en el fuerte mal emplazado, dificultades que se incrementaron cuando los franceses se apostaron en la vecindad de los árboles cercanos al fuerte, estos dominaban la posición inglesa dándoles un privilegiado emplazamiento que supieron explotar.

Los ingleses pronto tuvieron escasez de municiones y provisiones, todo animal que se acercaba al fuerte inglés era abatido para evitar que fuera utilizado como alimento por la guarnición, para colmo de males llovió, y la hondonada del fuerte hizo que la lluvia que caía cercana fuera a concentrarse a las afueras del fuerte y su interior, embarrándolo considerablemente.
 
Washington comprendió que la resistencia era inútil, así que decidió parlamentar con el enemigo, las negociaciones fueron arduas y lentas, ni los franceses hablaban inglés, ni sus oponentes franceses el inglés, gracias a un colono holandés, el cual se defendía en ambos idiomas, se puso mantener unas negociaciones relativamente fluidas.
 
Cuando se firmó el pacto, los franceses retuvieron el fuerte hasta que los ingleses abandonaron sus inmediaciones, y posteriormente le prendieron fuego, volvieron a su fuerte de Fort Duquesne. Para ingleses, estas acciones previas a la guerra de los siete años en Nueva Francia, demostraron que la lucha con los franceses no iba  a ser una lucha esporádica, sino que iba a dirimir la hegemonía de los dos países en la región. Así que una vez rehechos, iniciaron una serie de choques que darían posteriormente con un conflicto generalizado.
 
Villiers , ya que no pudo matar a Washington en batalla, y consideraba que asesinarlo podía rebajarlo a su nivel, ideó un plan para al menos destrozar el prestigio del militar de Washington. En la firma de las cláusulas del pacto, las cuales estaban redactadas en francés, metió arteramente sin que nadie lo supiera, una frase que decía que Washington se responsabilizaba del asesinato de Jumonville, Wasshington firmo el tratado de paz sin saber lo que firmaba.
 
Cuando las autoridades inglesas se enteraron de lo que había firmado Washington le llenaron de improperios por incompetente, Washington azaroso y avergonzado, ofreció la pobre excusa de que no entendía el francés.  Esta excusa fue todavía pero, ya que había dado a entender de que no sabía lo que había firmado. La reputación de Washington tardó varios años en ser restaurada, en toda regla, y no una serie de choques fronterizos.
 
Al año siguiente, en 1755 los ingleses decidieron acabar con un fuerte fronterizo francés, Fort Beauséjour, el cual lindaba con la región de Nueva Escocia. El problema era que había sido posesión francesa en un pasado reciente, sus habitantes, los acadios, como originarios franceses,  miraban de manera osca y sombría a los soldados ingleses, los cuales no podían ni siquiera contar con el apoyo moral de los colonos ingleses, ya que estos eran muy pocos.
 La eliminación de este fuerte había sido también una decisión estratégica, los acadios se habían declarado neutrales en estas luchas recientes entre británicos y franceses, pero los ingleses pensaban que de esta declaración de neutralidad a la rebelión, ¡un paso!, ¿Qué pasaba si la suerte de las armas se inclinaba a favor de los franceses?.
 
-Izq. Infante de marina francés durante el conflicto-
 
Los acadios podían solicitar ayuda al fuerte y armarlos para iniciar una rebelión en Nueva Escocia, esto no se podía tolerar, así que los británicos iniciaron una operación de prevención.
Los ingleses comandados por el teniente coronel Robert Monckton, iniciaron una operación de envergadura movilizando poderosos medios, 31 naves de transporte transportando a 270 soldados británicos y 2.000 milicianos, apoyados por 3 navíos de guerra se acercaron por mar al fuerte francés.
 
Utilizaron como base, el fuerte inglés cercano, Fort Lawrence, y el 3 de junio iniciaron un avance cauteloso que les acercó al fuerte, y procedieron a un bombardeo sistemático del mismo con morteros.
 
El 16 de junio el bombardeo británico había logrado destrozar las defensas del fuerte, los franceses a pesar de una heroica resistencia sabían que toda resistencia posterior sería inútil ante las poderosas fuerzas que desplegaba el enemigo, así que Louis Du Pont, comandante del fuerte francés decidió rendirse.
 
Se desconoce las bajas inglesas, pero estas debieron ser modestas, en cuanto a las francesas, fueron de unas 162. Los británicos ahora controlaban firmemente Nueva Escocia, pero para reforzar la situación aún más, procedieron a deportar a la población de acadios que habitaba Nueva Escocia. Algunos de ellos habían participado del lado francés en los combates por la toma del fuerte.
 
Esto hizo sospechar a los ingleses de esta población, y cuando ellos salieron victoriosos del combate, decidieron deportarlos por si en el futuro pudiera haber nuevas rebeliones, unos 12.000 acadios fueron deportados, fue una operación que quizá revistió cierta crueldad por parte de los ingleses, los cual hizo que el suceso fuera famoso, siendo incluso relatado para la posteridad, relato que debió ser muy popular en los EEUU.
 
En el fondo, las cosas no fueron tan malas como parece a pesar de la crueldad de la deportación, algunos volvieron a Nueva Escocia y pudieron instalarse nuevamente en Nueva Escocia a cambio de jurar lealtad a su graciosa majestad Jorge II, otros se trasladaron a Nueva Francia, en particular a la región de Luisiana, acentuando el carácter francés de la misma.
 
En Gran Bretaña comprendieron que Fort Duquesne era un punto estratégico de primer orden, su toma abriría las puertas al corazón de Nueva Francia. Para ellos decidieron despachar a las colonias inglesas, dos regimientos británicos completos y bien pertrechados al mando de uno de sus prestigiosos generales, Edward Braddock.
Cuando desembarcaron en las costas americanas, marcharon a la vecindad de Pensilvania, previamente Braddock se había aprovisionado para la expedición, era este general un hombre mal humorado, el cual tenía una opinión sobre las milicias americanas y sus aliados indios muy negativa.
 
-Derecha; aliados indios y soldado regular francés año 1750-

Desgraciadamente, los comerciantes americanos hicieron poco para que Braddock cambiara de opinión, dada la astucia que desplegaron a la hora de sacar las máximas ganancias,  a la compra de aprovisionamientos para la expedición que realizó el general.
 
Solamente un comerciante se comportó con ecuanimidad y llevó las provisiones a tiempo, Benjamín Franklin, (el mismo que inventó el pararrayos y fue uno de los firmantes de la declaración de independencia de los EEUU, uno de los hombres más sabios de las colonias) por lo que Braddock lo proclamó sonoramente, ¡la única persona honrada del continente!.
 Braddock contrató a George Washington como ayudante de campo, ya que conocía el territorio por donde marcharían, afortunadamente para Washington, el mal humorado Braddock hizo buenas migas con él.
 
Braddock intentó con pocas ganas (como comenté, no les tenía mucha admiración) reclutar nativos para la expedición, hecho en el que fracaso, ya que estos siempre se aliaban con el bando vencedor y decidieron mantenerse neutrales hasta ver como se desarrollaban los acontecimientos, solo 8 indios se ofrecieron, ¡por supuesto!, prestos a cambiar de bando en el curso de la batalla si la suerte de armas favorecía a los franceses.
 
Partiendo de Maryland, del fuerte Fort Cumberland el 29 de mayo de 1755 avanzaron al oeste en dirección al fuerte francés Fort Duquesne, fue un avance lento y pesado, ya que las carretas de suministros entorpecían grandemente la marcha, Washington solicitó de Braddock que un grupo ligeramente armado marchara en vanguardia mientras otro protegía los suministros, Braddock estuvo de acuerdo.
 
Pasaron los ingleses por Fort Necessity, y los franceses enviaron pequeñas partidas que se dedicaron a hostigar a la columna, pero la verdad es que los ingleses no pasaron excesivos a apuros con sus incursiones. La guarnición de Fort Duquesne sondeó la situación que se presentaba.

Si resistían los franceses obstinadamente en el fuerte y se producía un asedio del mismo, los cañones de Braddock podían destrozarles sin oponer mucha resistencia, la verdad es que era mejor abandonar tácticamente el fuerte y aprovechar en el futuro una situación favorable para golpear a Braddock.
 
El comandante francés del fuerte Liénard de Beaujeu, mandó efectuar un reconocimiento para evaluar las fuerzas enemigas. Cuando le informaron, ¡Lo que oyó le llenó de esperanza!, los soldados británicos marchaban como si lo hicieran  en los campos de batalla en Alemania en la guerra de sucesión de Austria.
 
Liénard comprendió que el general británico no sabía cómo desplegar sus fuerzas en zonas boscosas, las cuales implicaban una táctica diferente que en campos de batalla rasos y sin espesura. Decidió reunir todas las fuerzas que le fuera posible allegar para tener una emboscada a la columna británica.
 
Entre nativos y regulares del fuerte reunió unos 250 hombres, pero la columna enemiga la formaban 1.500 hombres, ¡necesitaba más tropas!, pero no había, y buscarlas en otros fuertes habría implicado más tiempo y eso era algo que lo que Liénard no disponía.
 
Decidió apelar a  los nativos aliados que acampaban cerca del fuerte francés, estos se mostraron remisos, ya que desconocían el resultado de la futura batalla y ellos solo se aliaban con el más fuerte.
 
Pero Lienard era un hombre sumamente persuasivo, a la par que tenía unas muy buenas relaciones con los indios, ¡incluso no vacilaba en llevar las pinturas de guerra al campo de batalla!, algo que gustaba mucho a los indios aliados. Lienard pronunció un discurso muy efectivo sobre los indios, en el cual apeló a la amistad y trato justo que los nativos recibían por parte de los franceses, en contra del trato despectivo y engañoso que ellos recibían por parte de los británicos.
 
Esto y la admiración que los nativos sentían por el francés surtió su efecto, haciendo que más de 600 guerreros indios entre ottawas, ojibwas y potawatomis se alistaran bajo sus banderas. Sin demora, Liénard partió para encontrase con las fuerzas de Braddock. El 9 de julio la columna de Braddock cruzó el río Monongahela el 9 de julio y una avanzadilla británica al mando del coronel Thomas Gage avanzó a explorar las inmediaciones, inmediatamente se toparon con la fuerza francesa trabando un enconado combate.
 
En ese mismo combate, Liénard resultó muerto, pero la situación no cambió y asumió el mando el capitán Jean Daniel Dumas y continuó la ofensiva francesa (de hecho, siempre se dio los laureles de la victoria francesa a Liénard, cuando el que los merecía era Jean Daniel, verdadero artífice de la victoria).
 
 
-Derecha; milicianos y nativos franceses abren fuego contra las tropas británicas en la batalla de Monongahela-
 
La avanzadilla británica retrocedió topándose con la columna británica que estaba avanzando, esto produjo una confusión de la que sacó provecho los franceses, los cuales procedieron a rodear a la columna británica y a atacarla desde los árboles.
 
 Tras los primeros disparos, milicianos y soldados británicos intentaron esconderse y desperdigarse en los árboles y responder al fuego enemigo, ya que todos juntos ofrecían un blanco.
 
Pero ahí estaba Braddock bramando desaforadamente para evitar eso, acostumbrado como estaba a los campos de batalla europeos, en que los ejércitos se enfrentaban en columnas en línea, calificaba de cobardía esconderse ante el enemigo, ordenó enérgicamente a sus hombres que formaran en línea y responderán al fuego enemigo.
 
Con los brillantes uniformes escarlatas británicos reluciendo en medio de la foresta verde, era un blanco perfecto para los franceses, a la par que los ingleses estaban alineados, lo cual facilitaba su tiro de fusilería.
 
 ¡Fue una carnicería!, en la cual los británicos a pesar del valor que desplegaron, no podían responder eficazmente con su fuego de fusilería, ya que casi todos sus disparos se estrellaban en los árboles donde los franceses se ocultaban.
 
Braddock fue herido mortalmente, siendo atendido exclamo, “quién lo hubiera creído”. Washington asumió el mando y efectuó una retirada acertada, dado el desastre que imperaba en la columna británica, dado el elevado número de muertos y heridos que sufría, durante la retirada Braddock murió.
 
Atrás quedaron los muertos y muchos heridos británicos que no pudieron ser llevados, a los que les aguardaba una espantosa suerte, ya que los indios aliados de los franceses se dedicaron a arrancar las cabelleras de sus enemigos, estuvieran vivos o no. La retirada británica posterior se efectuó con tranquilidad tras destruir su propia artillería, los franceses optaron por no perseguir a los británicos.
 
Esta batalla hizo ver a los indios que era mejor apostar (como siempre lo hacían) por el caballo ganador. Los franceses eran ahora mismo esa opción, y pasaron a aliarse con ellos, las cosas se pusieron mal para los ingleses, ya que esto significaba estar expuestos a un ataque generalizado en toda la frontera, hubieron de tomar medidas para que la cosa no generalizara en algo peor.
 
George Washington también tuvo un serio motivo de disgusto contra los ingleses. En el combate final durante la retirada, asumió el mando, ya que Braddock había sido mortalmente herido, y de los ayudantes de campo que tenía, Washington fue el único que sobrevivió, de los 86 oficiales de Braddock, 63 cayeron muertos o heridos.
 
Como recompensa por su heroica conducta en la batalla y sobre todo dirigiendo la triste retirada, con solo 23 años las autoridades de la colonia de Virginia le pusieron un mes después al mando de todas las fuerzas de Virginia, con el rango de general de brigada.
 Pero el rango era papel mojado, al no ser un nombramiento real, (eso es, otorgado por el rey de Gran Bretaña Jorge II) tuvo que soportar que los restos de las fuerzas británicas estacionadas en Virginia no le obedecieran al no reconocer su graduación, fue este un motivo que le hizo enfermar de pura frustración, por lo que los médicos le aconsejaron que descansara y dejase la milicia activa.
 
 
Izq.;general Montcalm, alma y genio vivo de la resistencia francesa en el Canadá
 
 
Esto último fue lo que hizo, renunciando al ejército, una bofetada que más tarde pasaría factura a Gran Bretaña, con la independencia de las colonias americanas transformadas en los EEUU, gracias a que el alma de la resistencia fue George Washington.
 
Los ingleses pasaron al ataque en septiembre, el general William Johnson al mando de 1.500 milicianos y 200 guerreros iroqueses (estos odiaban a muerte a los franceses, por lo tanto era por su ferocidad y fidelidad, muy valiosos a los ingleses) se encontraba en el lago George, con el objetivo de atacar un punto vital de los franceses, Fort Frédéric, el cual dominaba el lago George y estaba poderosamente fortificado y guarnecido.
 
Para detener este ataque estaba el valeroso general francés Jean Erdman, barón de Dieskau, al mando de 222 granaderos regulares franceses, 600 milicianos canadienses y 700 nativos Abenaki y Caughnawaga Mohawk. Con esta fuerza Dieskau, pretendía tomar Fort Edward, donde Johnson tenía almacenados los suministros de la ofensiva que preparaba.
 
Johnson Estaba acampado a pocos kilómetros de Fort Edward, y recibió el aviso de que se acercaba una fuerza enemiga francesa al fuerte, este mando un mensaje al fuerte para que estuviera sobre aviso, pero el mensajero fue interceptado por los franceses, los franceses se acercaron lo suficiente al fuerte como para capturar un tren de suministros de Johnson y enterarse de la disposición de tropas de este.
 
No obstante Dieskau no pudo conducir un ataque a Fort Edward porque los indios aliados sospechaban que el fuerte tenía cañones, y se negaron a participar en el ataque. Dieskau frustrado por esta contrariedad, decidió marchar por el lago George.
Johnson decidió mandar a fuerte Edward una columna de refuerzo compuesta por 1.000 hombres de los regimientos de Massachusetts y Conecticut y 200 guerreros Mohawk (no olvidemos que estos guerreros militaban en ambos bandos).
Dieskau supo por un desertor de la llegada de la columna inglesa y decidió tenderles una emboscada. A unos 5 Km. del pueblo llamado Logo George, había un barrando en el que Dieskau situó a ambos lados a sus milicianos y nativos mientras por el camino principal situó a sus granaderos regulares.
La columna inglesa se acercó sin sospechar la emboscada, fue una carnicería, los ingleses sufrieron un fuego letal de mosquete que produjo muchos muertos y heridos, muchos huyeron al campamento de Johnson.
 
 Se salvaron muchos gracias a que un puñado de milicianos y nativos formado por 100 hombres protegió la retirada, ocasionando pérdidas importantes a los franceses que se habían lanzado confiadamente a la persecución del enemigo.
 
Derecha;Tropas regulares francesas camino de luchar contra el enemigo

 Al final los supervivientes se refugiaron en el campamento del Johnson y Dieskau procedió a  asaltar dicho campamento. Por desgracia en la persecución del enemigo cayó un valeroso hombre que comandaba a milicianos y nativos, llamado Jacques de Saint-Pierre, este hecho sobre todo conmocionó a los nativos, volviéndolos a partir de entonces inestables.
En el ataque al campamento de Johnson, los nativos Mohawk se mostraron renuentes a participar, pretextando que en el otro bando había también parientes suyos Mohawk, el resto de nativos y milicianos no lo tenían también claro, así que Dieskau decidió jugarse el todo por el todo.
 
Envió a sus 222 granaderos en filas de 6 hombres con él al frente, en un ataque que esperaba que llenara de vergüenza a sus aliados, esperando forzarles a que se unieran posteriormente al ataque.
 Pero en el campamento de Johnson, su ruta de entrada había sido fortificada con carros y troncos talados, apostándose sus defensores en ellos y también tres cañones con metralla para disparar.
 
Ahora tocó a los franceses ser recibidos como lo habían sido la columna anterior inglesa de refuerzo. Los granaderos, a pesar de la valentía que desplegaron, tuvieron que atacar al descubierto una posición bien fortificada a pecho descubierto, lo cual resultó suicida, fueron rechazados con grandes pérdidas, el mismo Dieskau fue herido y hecho prisionero, también fue herido Johnson, aunque no de gravedad.
 
Fue una victoria moral inglesa, que no decisiva, la cual fue bien recibida en medio de tanta victoria francesa. Las bajas francesas e inglesas no fueron importantes, poco más 300 hombres por cada bando, ¡la guerra seguía su curso! Y las batallas de cierta envergadura dieron fin a este año, quedando solo pequeñas escaramuzas.
 
Con el comienzo de la primavera en el 1756 se iniciaron de nuevo las operaciones que tuvieron la iniciativa en manos de los franceses. Un fuerte inglés llamado Fort Bull, fue la primera víctima inglesa, el 27 de marzo fue asaltado por una fuerza francesa compuesta por84 soldados regulares, 166 milicianos canadienses y 110 nativos hurones e iroqueses.
 
El fuerte inglés estaba guarnecido por 111 soldados al mando del teniente Bull, mientras que los franceses estaban comandados por Gaspard Joseph y Chaussegros de Lery. Los franceses aprovechando la densa masa forestal para acercarse a 100 m. del fuerte francés sin ser vistos.
 
-Derecha;Pontiac, líder de la tribu Ottawa que luchó al lado de los franceses-
 
No obstante, a esta distancia, los aliados indios de los franceses no pudieron resistir más la tensión del avance, y a pesar de que tenían órdenes de avanzar en silencio, lanzaron un grito de guerra triunfal y se lanzaron a la carga aullando como posesos, los defensores británicos nadaban en la confusión, por lo que a la fuerza francesa no le fue difícil llegar a la empalizada del fuerte y abrir un nutrido fuego por las rendijas del fuerte.
 
Los franceses lograron abrir brecha en el fuerte, y penetraron desarrollándose un combate despiadado en el que la inferioridad inglesa fue decisiva para rendirse poco después. No obstante, fue elevado el número de muertos por parte de la guarnición inglesa y su oposición mínima, el combate se saldó con 1 muerto y 2 heridos franceses, por el contrario las bajas inglesas fueron grandes, 76 muertos y 35 prisioneros.
 
Aquí desearía hacer un pequeño inciso, más o menos por estas fechas, en la primavera de 1756, un último convoy de refuerzos llegó a Nueva Francia, (se calcula que en la guerra, solo unos 300 hombres se pudo enviar de Francia como refuerzo) un militar excepcional que puso las cosas muy difíciles a los ingleses, su nombre era Louis-Joseph de Montcalm-Gozon, Marqués de Saint-Veran, aunque todo el mundo lo conoció por el marqués de Montcalm.
 
Montcalm destacó en la guerra de Sucesión Polaca y en la guerra de sucesión Austriaca, llegando al rango de coronel en 1743, y ascendiendo por sus méritos en combate.
 En 1756 fue enviado a Nueva Francia asumiendo el mando de las fuerzas regulares francesas, pronto chocó con el gobernador de Nueva Francia, el Marqués de Vaudreuil,  fue una lástima, porque la enemistad de ambos frustró una coordinación en la defensa de Nueva Francia, lo cual fue decisivo para los hechos futuros que se desarrollaron.
 
No obstante Montcalm, asumió el mando de las operaciones y preparó la ofensiva tomando al fuerte Oswego como primer objetivo, (después de un estudio detallado de la ofensiva que se iba a iniciar bajo su mando y de todos de sus pormenores) este fuerte británico estaba enclavado estratégicamente cerca de los fuertes franceses Niágara y Duquesne, los cuales suponían un acceso directo a Quebec, su toma, sería un refuerzo para la defensa de la principal ciudad de Nueva Francia.
 
 
En realidad aparte de Fort Oswego había otros dos fuertes menores, Fort Ontario y Fort George. Montcalm intentó llevar a cabo una incursión nocturna el 10 de agosto con la esperanza de poder tomar rápidamente los tres fuertes si era posible, contaba con importantes fuerzas a su disposición, compuestas por 1.500 regulares, 1.350 milicianos y 150 nativos.
 
-Izq. tropas regulares francesas abren fuego sobre los británicos en Fort Carillon, en el fallido asalto que sufrieron en 1758-
 El efecto sorpresa no se logró, ya que las dos guarniciones menores descubrieron a la fuerza francesa y se refugiaron en fuerte Oswego, con lo que la guarnición fue reforzada considerablemente, de hecho, fuerte Oswego contenía ya, una poderosa guarnición de 1.700 hombres apoyados por 33 cañones.
 
Montcalm era consciente de que con sus milicianos y nativos, no podía efectuar un sitio en regla de fuerte Oswego, así que decidió atacarlo con todos los medios a su disposición en la espera de que la guarnición inglesa se rindiera por la fuerza del ataque.
 
 Montcalm instaló sus cañones en Fort Ontario y empezó a bombardearlo con dureza mientras los nativos atacaban el fuerte por retaguardia.
Tras la muerte de James Mercer, el comandante británico de fuerte Oswego, la guarnición comprendió que no había posibilidad de poder seguir haciendo una defensa eficaz, por lo que procedieron a rendir el fuerte el 14 de agosto.
 Montcalm se apropió del valioso contenido del fuerte, incluyendo 1.600 prisioneros y su artillería, a la par que maniobrando inteligentemente con sus aliados nativos, destruyó los dos fuertes menores, Fort Ontario y Fort George y les entregó sus tierras circundantes, las cuales les habían arrebatado los británicos.
 
Con esta victoria, Montcalm tenía la conexión estratégica norte-sur de Quebec- Nueva Orleans, y demostraba que las imposibles tácticas europeas en los frondosos bosques americanos eran posibles con alguna pequeña variación. Casi por las mismas fechas, además de ataques efectuados por tropas regulares, se efectuaban incursiones de saqueo por parte de ambos bandos sobre territorio enemigo. Uno de estos sucesos, lo tenemos en lo que ocurrió tras la batalla del río Monongahela el año anterior.
Los franceses convencieron a los indios Delawere y Shawnee (los cuales eran neutrales en la espera de saber cuál de los dos bandos era el más fuerte) tras la batalla anterior, de  que efectuaran ataques sobre el territorio inglés de Pennsylvania. Los franceses a veces les ayudaron en dichas incursiones, aunque para convencerles también ayudó que dichos indios habían sido despojados de sus territorios por los ingleses.
 
Las incursiones de las partidas indias capitaneadas por Shingas líder de los Delawere y el capitán Jacobs, eran muy molestas para los colonos de Pennsylvania, a la par que muy sangrientas, ya que en pleno combate, no hacían distinción entre hombres, mujeres y niños. Los colonos ingleses decidieron poner término a estas incursiones atacando el reducto del que partían los ataques, Kittaning.
 
Con una fuerza de 300 milicianos capitaneados por el teniente coronel John Armstrong, el reducto fue destruido retirándose después los milicianos, Armstrong fue calificado como un héroe, pero los resultados fueron magros, ya que los indios tuvieron tiempo de escapar casi todos con sus prisioneros.
 
Los colonos sufrieron más bajas de las que causaron ante la enconada resistencia de sus habitantes a la par de que tras dicha incursión, los indios aumentaron en venganza las incursiones efectuadas desde otras bases. El siguiente objetivo de Montcalm al año siguiente, en 1757, fue la toma del fuerte William Henry, el cual estaba poderosamente guarnecido por dos regimientos británicos y apoyados por fuerzas de la milicia colonial, unos 2.500 hombres en total. Para la toma de este fuerte, Montcalm tenía que efectuar un sitio en toda regla, y efectuarse con tropas regulares disciplinadas.
 
Su ejército era bastante numeroso para este fin, 6.000 soldados regulares apoyados por 1.600 guerreros nativos aliados. Montcalm, llegó el 3 de agosto del 1757 al fuerte y lo sometió a un duro bombardeo con su artillería, el comandante del fuerte inglés general George Monro, sabía que no podía resistir semejante castigo y mandó un mensaje a Fort Edward para que el general inglés Daniel Webb le enviara ayuda para romper el sitio.
 
 
-Arriba; Montcalm es aclamado por su gran victoria en Fort Ticonderoga o Fort Carillon-
 
Desgraciadamente Monro recibió un mensaje en que se le comunicaba que era imposible mandar refuerzos de Fort Edward. Asolado por el mensaje y pérdida ya toda esperanza, Monro se rindió el 9 de agosto, justo un día antes de que los refuerzos de fuerte Edward llegaran, haciéndose Montcalm con su valioso contenido.
 
 Daniel Webb había cambiado de opinión y envió refuerzos, pero Monro sin saberlo, se había rendido ya, lo que hizo que Daniel cayera en desgracia siendo enviado de vuelta a Gran Bretaña.
 
El pacto de rendición entre Montcalm y Monro fue caballeroso, Monro pudo retirarse del fuerte con todas las armas. Desgraciadamente, los indios aliados de los franceses no vieron bien tan ventajoso acuerdo sin fruto ni saqueo del fuerte, así que cuando los ingleses habían salido del fuerte, fueron atacados por sorpresa por retaguardia.
 
Este episodio provocó varios centenares de muertos y heridos, solo cuando los ingleses se repusieron de la sorpresa, pudieron recomponer sus filas y rechazar a los indios, los cuales se retiraron cuando vieron que eran recibidos por un fuego disciplinado de mosquetes, ante lo cual siempre huían. Este último episodio dio origen a una famosa novela que tuvo su representación varias veces en el cine, “el último Mohicano”.
  
Antes de que acabara el año se produjo otro choque menor. Los acadios, habitantes de Nueva Escocia pero de origen francés, estaban llevando a cabo en pequeñas partidas, emboscadas en los bosques con sus aliados indios Mi`kman, liderados por un tal Joseph Broussard, uno de los líderes entre el pueblo acadio.
El 6 de diciembre un grupo de soldados ingleses salió de Annapolis Royal para cortar leña, lo cual fue aprovechado por acadios y nativos aliados suyos para emboscarles, provocando un muerto y siete prisioneros. Los ingleses reaccionaron mandando un grupo de rescate compuesto por 130 hombres los cuales siguieron al grupo acadio en unas condiciones climáticas espantosas.
 
Cuando siguiendo la pista de los acadios, los ingleses cruzaban el río René Forêt, fueron emboscados por acadios y nativos  Mi`kman ocasionando varias bajas a los ingleses.
 Los acadios optaron por no perseguir a los ingleses en fuga y tal vez tomar Annapolis Royal, las bajas fueron bajas en ambos bandos, 24 muertos y 12 heridos por los ingleses y 12 muertos y heridos por los acadios y nativos aliados. Esta pequeña victoria acadia aseguró que por el resto de la guerra, sus incursiones no cejaran en Nueva Escocia.
 
Antes de acabar el año, se produjo otro fiasco en forma de amago fallido. El nuevo comandante de todas las tropas inglesas en Norteamérica, (regulares y coloniales o milicianos) llamado John Cambell, cuarto Earl de Loudon, había decidido efectuar un ataque sobre Louisbourg, en la isla de Royale.
 
 Esta isla se hallaba cerca de la desembocadura del río San Lorenzo, (sito en el mar Atlántico, en la costa canadiense)  el cual llevaba a la ciudad de Quebec, la ciudad más importante de Nueva Francia.
Como enclave estratégico de primer orden, la isla estaba poderosamente guarnecida y aprovisionada de artillería, toda nave que accediera al río San Lorenzo, podía ser destrozada por la artillería del fuerte si no contaba con permiso de entrada, la toma de esta isla era fundamental para los británicos, como eje del esquema ofensivo para derrotar a las fuerzas francesas.
 
A tal fin Cambell llegó a Halifax (Nueva Escocia) con 6.000 regulares británicos, recibiendo el refuerzo de 6.000 hombres más y 11 barcos. Sin embargo este hombre suspendió la misión porque los franceses habían recibido refuerzos navales, el tiempo era pésimo y las autoridades coloniales no le apoyaban en su misión lo suficiente. Juzgó que no tenía el poder bélico suficiente para tomar Louisbourg, así que decidió retornar a Nueva York, acabando así con la empresa.

Al acabar el año, el gobierno británico podía hacer un triste balance de esta guerra que duraba ya 3 años en Norteamérica, las victorias se habían decantado a favor de Francia, los ingleses solo podían presentar alguna victoria de valor irrelevante para las armas inglesas, pero cuando empezó el año 1758, los británicos habían establecido los mimbres que les llevarían a la victoria.
 En junio de 1757 fue nombrado en Gran Bretaña William Pitt como ministro de Guerra, este hombre fue el alma que llevó a la Gran Bretaña a derrotar a los franceses de Nueva Francia, a ello ayudó que además de ser un hombre muy competente, tuvo en sus manos el control total de la guerra en sus manos.
 
Lo primero que hizo fue reemplazar al incompetente  Cambell y mandarlo de vuelta a Gran Bretaña, luego mando un gran número de tropas regulares británicas a Norteamérica y a utilizar convenientemente a las fuerzas coloniales americanas, a las cuales para estimularlas, las pagó con dinero del tesoro británico y reconoció los grados de sus oficiales, ¡las cosas iban a cambiar para horror de Francia!.
 
Los británicos planearon una triple ofensiva encaminada a tomar Louisbourg, Fort Ticonderoga y Fort Duquesne. El ministro de guerra William Pitt proporcionó a esta triple ofensiva tropas y material con generosidad, a cambio, exigió perentoriamente que no hubiera demora en el ataque.
 
 El primer golpe que se planeó fue tomar de una vez por todas, Louisbourg, esta ciudad estaba muy bien guarnecida por 3.500 regulares franceses, 3.500 marineros, 5 navíos de línea y muy bien artillado. Los británicos decidieron destinar poderosos contingentes a fin de llevar a buen término la empresa.
Los ingleses destinaron una flota impresionante de 40 navíos de guerra y 150 de transporte, los cuales llevaban a 14.000 regulares y 12.000 marineros. La expedición inglesa estaba al mando de Jeffery Amhers y la defensa de Louisbourg al mando del caballero Drucour. Wolf en particular era un sujeto fuera de lo común.
El segundo al mando de la fuerza británica era James Wolf y se distinguió de manera decisiva en la toma de la fortaleza. Este sujeto era un tanto, ¡excéntrico!, pero sumamente efectivo. Su mala salud y premoniciones de muerte, tenía confundido a todos, a la par que era un abstemio, algo casi imposible entre los oficiales de las tropas británicas.
 
Su comportamiento era afeminado, y su humor completamente imprevisible. Las pelucas que todos los oficiales lucían eran aborrecidas por él, las cuales nunca llevaba, como era pelirrojo, su pelo rojizo era bien visible entre la oficialidad, el cual llevaba largo y atado en una coleta.
 
Sus actitudes y maneras extravagantes eran tan raras que después de la toma de Louisbourg, el duque de Newcastle exclamó ante el rey de Gran Bretaña Jorge II, que estaba loco, ante lo cual el rey, siempre práctico, exclamó que, ¡ojalá mordiese a mis otros generales!, exclamación dicha con ánimo de que les contagiara la victoria.
 
-Soldados franceses durante la contienda-
 
La enorme flota inglesa ancló el 2 de junio en Gabarus Bay, a 5 Km. de Louisbourg, (creo que ya mencioné que louisbourg se hallaba en la isla de Royale) el comandante de la isla y la ciudad llamado Ducrour, decidió que ya que la flota de guerra inglesa superaba ampliamente a la francesa, tomar medidas defensivas al respecto, construyó defensas y barreras artilleras en la cueva de Kenington Cove, apoyada por 2.000 hombres.
Durante la primera semana de junio el tiempo no acompañó para realizar un desembarco, por lo que los navíos ingleses decidieron bombardear las fortificaciones de Kenington, ya que comprobaron que esta posición podía darles muchos disgustos.
Justificación acertada como comprobaron el 8 de junio tras desembarcar en la isla, fueron muchas las bajas que ocasionaron la fortificación de Kenington en su intento de tomarla, al final, fuerzas mandadas por Wolf encontraron una zona rocosa no vigilada por los franceses y desembarcaron allí. Cogidos por ambos flancos, los sorprendidos franceses procedieron a abandonar la fortificación.
Se procedió a la toma de Louisbourg, pero no ésta una empresa fácil, el material de asedio era transportado dificultosamente por ser un terreno arenoso y batido por el oleaje de mar. Mientras tanto Wolf inteligentemente procedió a rodear el puerto y tomar el faro con 1.200 hombres, este faro era importante, ya que dominaba la entrada del puerto.
 
El asedio se prolongó 11 días, después del cual, el 19 de junio, abrieron un fuego devastador sobre las fortificaciones de la ciudad, el resultado fue calamitoso para las mismas, en unas horas, los 70 cañones y morteros británicos habían destruido sus fortificaciones y dañados varios edificios de la ciudad. Dos días después, una acción británica ponía a tres navíos franceses fuera de juego.
 
El 23 de junio hubo una acción decisiva, los bombardeos produjeron un incendio que destruyó el cuartel general de la fortaleza, Kings Bastion, lo cual afecto grandemente a la moral francesa. Lo que precipitó la rendición francesa fue la destrucción dos días después de los 2 navíos de guerra que les quedaban, la flota inglesa ya no tenía oposición naval de ningún tipo, al día siguiente, 26 de junio, los franceses se rindieron.
 
La rendición francesa fue humillante en contra posición a la cortesía que los franceses habían desplegado en el continente cuando habían derrotado a los ingleses. Estos últimos justificaron su decisión en base a las atrocidades que habían sufrido ellos a manos de los aliados indios de los franceses en la toma del fuerte Oswego y del William Henry.
 
 
-Mapa orientativo donde se dieron las principales batallas entre franceses y británicos-
 
Los franceses tuvieron que entregar todos sus hombres, armamento, equipo y banderas (algo que hubiera venido muy bien a Montcalm). Drucour protestó por este acto nada caballeroso, pero en aras de la seguridad de los habitantes de Louisbourg, aceptó las condiciones de rendición.
 
 No obstante, muchos militares franceses, dado que no obtendrían “honores de guerra”, que toda rendición impone, procedieron a romper mosquetes y destruir banderas, antes de que cayeran en manos de tan deshonrosos enemigos.
 
La situación era mala ahora para las fuerzas de Montcalm, con el río San Lorenzo abierto para la flota británica, el aporte de refuerzos fluviales ya no era ningún obstáculo. Después de la toma de Louisbourg, el siguiente golpe se decidió que fue contra Fort Carillon.
 
La ofensiva estuvo al mando del general James Abercromby. Tras la destitución al frente de las fuerzas de Norteamérica de John Cambell, su segundo al mando tomó el mando de todas las tropas, y este era Abercromby. Para desgracia del ministro de guerra William Pitt, la pericia militar de este era como la de su antecesor, anclada en el pasado y con tácticas draconianas, William le hubiera destituido con placer, pero mientras no demostrara su incompetencia, no podía hacer nada al respecto, y Abercromby, no tardaría demostrar a William que lo que opinaba de él era con fundamento.
Un dato importante, conviene hacer saber que Fort Carillon, posteriormente sería llamado por los ingleses Fort Ticonderoga.
 
Fort Carillon era un fuerte en una posición privilegiada, estaba situado entre el lago George y el lago Champlain , dominaba el acceso sur de este último lago y controlaba el acceso al valle del  río Hudson. El fuerte se hallaba bien guarnecido de tropas, 3.600 regulares, milicianos y nativos aliados lo protegían. También estaba fortificado a conciencia con barreras altas, artillería y árboles cortados, afilados y endurecidos al fuego como obstáculo para las tropas británicas. Montcalm en persona dirigiría la defensa, lo cual era un garante para el fuerte ser mandados por tan prestigioso soldado.
 
Montcalm  además en un alarde de diplomacia, había conseguido que los mortalmente enemigos de Francia, los guerreros iroqueses, en esta oportunidad permanecieran neutrales, hecho perjudicial para los británicos. La toma de Fort Carillon también se vio perjudicada por la muerte el 7 de julio en una escaramuza del general Augustus Howe.
 
-Derecha: Batalla Monongahela 1755, soldados franceses y auxiliar iroqués abren fuego contra los ingleses-
 
 
Howe había dirigido una fuerza de avanzadilla para limpiar el camino de posibles posiciones de avanzadilla francesas que pudieran haberse atrincherado fuera del fuerte. Howe cumplió a la perfección con la misión encomendada, y había puesto en fuga a las avanzadas francesas, pero en su posterior persecución, resulto muerto.
Este hombre estaba al mando de los milicianos coloniales, a los cuales había mandado acertadamente, pero era en el fondo, el verdadero cerebro de la expedición, Abercrombry se quedó solo al mando y en total confusión sin saber muy bien qué hacer.
Pero este estaba ya a las puertas de Fort Carillon, así que decidió sin pensarlo mucho proceder a su asalto. Tenía bajo su mando poderosos contingentes de tropas, de hecho, era el ejército más numeroso inglés que se había congregado para una batalla en Norteamérica, 6.000 regulares británicos entre los cuales brillaba un regimiento de valerosos escoceses Highlanders y 10.000 coloniales americanos era la fuerza reunida para la toma del fuerte.
 
Era el 8 de julio cuando en frente de Fort Carillon, Abercromby decidió rodear el fuerte y rendirlo por hambre, pero recibió la noticia de la inminente llegada de tropas francesas de refuerzo compuestas por 3.000 hombres, podía verse atacado por los refuerzos y tal vez por una salida del fuerte contra sus fuerzas.
Se imponía un ataque al fuerte para conseguir tomarlo y tal vez, los refuerzos franceses visto el panorama, procedieran a retirarse. El problema era que con las fuerzas de que disponía, se imponía un ataque al fuerte hecho con inteligencia, y tras la muerte de Howe, solo quedaba la inteligencia obtusa de Abercromby.
Atacó sin preparación artillera alguna, y sin tener claramente en cuenta que atacaba de frente una posición muy fortificada.
 
 El camino de ataque al fuerte tenía un único sendero por el cual penetraron los británicos, en vanguardia del ataque iba una compañía de aguerridos exploradores coloniales, los Roger's Rangers, estos limpiaron de vigías franceses las afueras del fuerte, pero al toparse con sus defensas comprendieron que la tarea que les aguardaba era titánica.
 
Siete asaltos separados se estrellaron contra la muralla establecida por los franceses, estos tumbados y protegidos en dicha muralla, lanzaron una lluvia de mosquete sobre las desprotegidas tropas británicas que atacaban a pecho descubierto.

Solo unos pocos pasaron dicha muralla, los cuales fueron obligados a retirarse, finalmente Abercromby comprendió que era inútil seguir obstinadamente atacar una posición tan poderosa y suspendió el ataque. ¡Las bajas en cuestión eran abrumadoras!, fue una gran victoria defensiva para Montcalm, desgraciadamente para él, era la última que iba a obtener en el continente americano. Los ingleses sufrieron 551 muertos, 1.356 heridos y77 desaparecidos. Por el contrario los franceses solo sufrieron 104 muertos y 273 heridos. Poco a poco los ingleses empezaron a obtener triunfos, el mayor número de sus tropas empezó a pesar en las operaciones militares. Montcalm, falto de refuerzos del continente europeo, no podía hacer nada al respecto, sino ver impotente, como la suerte de la guerra se inclinaba en su contra.
 
El primer revés, se dio con la toma británica del fuerte Frontenac, este fuerte estratégico estaba extrañamente escasamente defendido. Estaba situado en el lago Ontario, siendo una de las dos líneas vitales que comunicaban Quebec y Montreal. Un Ejército británico compuesto por 500 regulares y 2.500 coloniales al mando del teniente coronel John Bradstreet partió el 25 de agosto de 1758, desembarcando a 2 Km. del fuerte, y tras llegar a él, lo tomó dos días después.
 
Su toma no revistió ningún problema para los británicos, su escasa guarnición de 110 regulares franceses y algunos aliados indios al mando de Pierre-Jacques Payen, no pudo oponer una resistencia eficaz, ya que sus fortificaciones eran deficientes, no obstante su artillería no era escasa, ya que contaba con 60 cañones y 16 pequeños morteros.
 
 Pero la escasez de hombres jugó en contra de las posibilidades francesas. También cayeron en manos inglesas su inmenso almacén de mercancías y 9 buques armados franceses que estaban en el lago Ontario, algunos con 18 cañones.
 
Una guarnición superior podía con esta artillería haber opuesto una resistencia tenaz, pero la imposibilidad de recibir refuerzos no dio ningún tipo de esperanza a la escasa guarnición del fuerte. Por lo tanto su toma se procedió a hacer casi pacíficamente el 27 de agosto y sin ningún tipo de baja por ambos contendientes, posteriormente, el fuerte fue destruido con todo su contenido, mercancías y artillería incluida.
 
Las tropas inglesas regresaron al  punto de origen de donde partió la expedición, Fort Oswego.
Ahora le tocó el turno a uno de los más importantes fuertes franceses, Fort Duquesne. Se preparó una expedición compuesta por unos 6.000 hombres, milicianos reclutados en su mayoría en Pennsylvania y Virginia mandados por George Washington y fuerzas inglesas al mando al mando de John Forbes, comandante de toda la expedición.
 
El 14 de septiembre en una misión nocturna de reconocimiento como fuerzas de avanzadilla, el mayor James Grant al mando de 750 hombres entre un regimiento escocés y coloniales americanos se acercó al fuerte.
 
-Derecha; el general francés Montcalm a caballo en la batalla de las llanuras de Abraham 1759-
 
Quiso preparar una trampa a las tropas del fuerte, antes de acercarse al fuerte ordenó a los gaiteros escoceses tocar sus gaitas para alertar a los franceses, esperaba que con la salida que efectuaran, hacerles una emboscada.
 
Envió 100 a eliminar a los hombres que estuvieran apostados a las afueras del fuerte y preparó 400 para la emboscada y el resto protegiendo los suministros. Pero el comandante francés del fuerte, capitán Francois Marie, ordenó una salida salió con 500 hombres, en su mayoría indios aliados, a investigar que ocurría (la guarnición estaba compuesta por 300 franceses y 500 indios).
 
Los franceses no maniobraron como quería James Grant, así que la emboscada no se pudo realizar y este también vio con desagrado que el número atacantes era grande, ya que creía que solo 200 hombres guarnecían él fuerte.
¡Para colmo de males!, los británicos ante el ataque francés se encontraron pronto en una situación muy apurada, 100 milicianos de Pennsylvania desertaron de inmediato, dejando a escoceses y virginianos el peso de la defensa. A pesar de que los franceses disparaban detrás de los árboles, lo cual restaba eficacia en causar bajas al enemigo, obligaron a los británicos a retirarse con muchas bajas en su haber, incluyendo la captura del mayor James y otras fuerzas.
 
Los británicos perdieron 104 hombres muertos, 220 heridos y 19 cautivos por 8 muertos y 8 heridos franceses. Fue esta otra de las escasas victorias francesas en el año 1758, pero el comandante del fuerte francés, comprendió que a pesar de la victoria, su guarnición, compuesta en su mayoría por guerreros aliados nativos, no resistiría un ataque organizado por un ejército británico de 6.000 hombres.
 
Más tarde, el 26 de noviembre decidió que la permanencia de sus tropas en el fuerte era peligrosa, con un ejército británico en sus cercanías, por lo que tras la quema del fuerte, se retiró.  Cuando los británicos se acercaron al fuerte, vieron a este reducido a cenizas, y lo que era peor, la mayoría de los escoceses capturados, tenían sus cabezas cortadas y clavadas en estacas de madera.
 
Hubo otro suceso de poca monta, el 12 de octubre, un fuerte en construcción llamado Fort Ligonier, y guarnecido por 1.500 regulares y coloniales británicos al mando de James Burd, sufrió el ataque de 400 infantes de marina y milicianos ayudados por 100 nativos al mando de un francés llamado De Vitri. El ataque cogió por sorpresa a los ingleses, los cuales tuvieron que entrar en el fuerte, pero un posterior contraataque inglés derroto a los franceses tras dos horas de fiera lucha. 12 muertos y 55 heridos hubo por parte inglesa, siendo desconocido el número de bajas francesas, pero se cree que fue ligeramente superior a las inglesas.

Estamos ya en el año 1759, el Fracaso el año anterior en la toma del fuerte Carillon, no había sido olvidado por el mando británico, ahora con la jefatura de las fuerzas inglesas en el continente a cargo del general Sir Jeffrey Amherst, la guerra tomó un nuevo derrotero en contra de intereses de Francia, la cual hasta ahora, dominaba con soltura la guerra en América.
 
Amherst se trasladó al norte del lago George en julio de 1759 para cortar las rutas de suministro a los franceses, y el 22 de julio comenzó el asedio de Fort Carillon, el número de tropas francesas en el fuerte era escasa, ya que en el invierno, las tropas francesas habían empezado a concentrarse en las principales ciudades del Canadá (Quebec y Montreal) y los otros fuertes del oeste para una defensa más eficaz.
 La resistencia de Fort Carillon fue bastante efímera, así que tras una corta resistencia, los defensores se rindieron a los británicos.
 
Los británicos tenían en mente expulsar a los franceses de los Grandes Lagos, casi paralelamente Fort Niágara cayó también. El hombre que le mandaba, era el capitán Pierre Pouchot, militar que había destacado en la fortificación de algunos fuertes y que convirtió Fort Niágara en uno de los mejores. Tenía unos 3.000 a su disposición, pero imprudentemente, había enviado a 2.500 a las operaciones que se desarrollaban en el valle del Ohio. Pero una expedición británica se había puesto en marcha para la captura del fuerte al mando de la cual estaba el general William Johnson con unas fuerzas importantes compuestas por 2.000 regulares británicos y 1.000 coloniales.
 
El capitán a pesar de las dificultades y de contar solo con 600 hombres, opuso una tenaz resistencia, a pesar de que vio con desagrado que al inicio del asedio a principios de julio, los 100 aliados nativos que había en el fuerte desertaron en masa. Pero tras 20 días procedió a su rendición.
 
La pérdida de toda esperanza se fraguó cuando Pouchot se enteró de la existencia de que estaba en camino una columna de socorro francesa compuesta por 700 milicianos y marineros franceses y 1.000 aliados indios. Esto le hizo concebir esperanza, pero el 25 de julio, la columna del capitán François Ligneris fue casi aniquilada cuando se hallaba cerca del fuerte.
Esto derrumbó las esperanzas de los defensores de una pronta liberación, así que el procedieron el día siguiente a entregar el fuerte a los ingleses. Las bajas no fueron muy dispares, los británicos sufrieron 239 muertos y 220 heridos.
 
 Por el contrario, los franceses sufrieron en el fuerte 109 muertos, 8 heridos y 377 capturados más las bajas de la columna de rescate, cuyas bajas fueron de 250 muertos y 220 capturados por 60 muertos y 118 heridos de la columna británica que los derrotó.
Quebec era ya el siguiente objetivo de los ingleses, antes de proceder a su toma definitiva, hubo una intentona apresurada de tomarla, James Wolfe, al mando de todas las unidades británicas para la toma de la ciudad, ordenó un desembarco cerca de Quebec con 10.000 regulares y milicianos, en Beauport, donde los franceses se habían fortificado formidablemente y poseían una importante guarnición de 4.000 hombres regulares.
 
-Izq. milicianos canadienses en el año1758-
 
El bombardeo inglés fue terrible, pero la defensa obstinada de los franceses fue sumamente tenaz, y los ingleses fracasaron en su objetivo, hubo que postergar su intento de tomarla para más adelante y estudiar el punto idóneo de ataque con detenimiento, 440 muertos y heridos británicos por 70 franceses fueron el saldo del fracasado asalto.
Los británicos ahora dedicarían todos sus esfuerzos a tomar la principal ciudad del norte del norte de Nueva Francia (Canadá), ¡Quebec!. Montcalm, al mando de la defensa, adoptó todas las medidas defensivas que estaban a su alcance.
 
 La fortificación de la ciudad era buena, así que aquí la cosa no revestía gravedad, luego pensando en guarnecerla lo mejor posible, había hecho que todas las guarniciones francesas cercanas fueran abandonas y que sus tropas se concentraran en Quebec.
 
Si las tropas hubieran sido de calidad, quizá su toma habría sido dificultosa. Pero Montcalm, si bien contaba con un buen surtido de tropas, la calidad de las mismas no era muy buena. El enemigo para esta ocasión, contaba con un número excepcional de tropas regulares disciplinadas, capaces a la ofensiva o defensiva, de mantener un fuego letal ante el enemigo sin perder los nervios o la compostura.
 
Montcalm también contaba para la ocasión de un buen número de tropas regulares, pero desgraciadamente, los años de campaña en Nueva Francia, y la imposibilidad de la metrópoli francesa de enviar refuerzos, había obligado a Montcalm, a llenar los huecos de las tropas regulares con milicianos canadienses. Pero estos hombres estaban acostumbrados a la lucha en los bosques y a cierto tipo de batallas, pero a pesar de la disciplina que se les inculcó, poco se pudo hacer a este respecto, era muy difícil cambiar sus hábitos de lucha.
 
No podrían soportar un asedio bajo bombardeo intenso o ante el choque de dos ejércitos con un fuego disciplinado y mortal a pocos pasos de distancia, romperían líneas con total seguridad.
Montcalm era plenamente consciente de este hecho, pero era algo contra lo que no podía hacer nada, ya había enviado mensajes anteriormente solicitando angustiosamente refuerzos, pero fue en vano, la flota francesa a pesar de que lo intentó, no podía oponerse a la flota británica.
 
Incluso la metrópoli de Francia, agobiada por los no pocos problemas que tenía en Europa con la guerra de los siete años y sus escasos triunfos de armas, envió exasperada un comunicado en el que textualmente decían, “cuando se quema la casa, no hay tiempo de ocuparse de la cuadra”, Montcalm comprendió que su suerte estaba echada, pero decidió combatir hasta el amargo final aprovechando todos los recursos disponibles a su disposición.
La guarnición de Quebec era ciertamente numerosa:
 
-13.390 hombres entre regulares (con milicianos en sus filas) tropa de marina y milicias.
-200 jinetes de caballería.
-300 guerreros nativos aliados.
-140 acadios (de origen francés) aliados, provenientes de la Nueva Escocia británica.
 
En el libro de Isaac Asimov los numeraba en 16.000 hombres en total, en todo caso, estaba bien guarnecida la ciudad de Quebec.
Previamente a la batalla de Beauport, el asedio británico a Quebec había comenzado en el mes anterior de junio, James Wolfe al mando de la operaciones de asedio, había esperado contar con un contingente importante de 12.000 hombres para tomar Quebec.
 
 Pero se sintió desilusionado cuando al inicio se encontró con solo unos 8.000 hombres, eso sí, apoyados por una flota respetable compuesta por 49 buques de guerra y 140 embarcaciones menores.
Wolfe estuvo sondeando los alrededores de la ciudad, intentando encontrar puntos débiles donde poder atacar a la ciudad. Decidió desembarcar en una pequeña isla cercana a la ciudad llamada isla de Orleáns, los franceses como contra punto, enviaron unos brulotes (barcos en llamas cargados de materias inflamables) contra la flota británica, pero la empresa no tuvo éxito.
 
 
-Arriba: fuerzas inglesas en los prolegómenos al asalto a Fort Carillon-
 
Luego llegó en consabido fracasado ataque a Beauport, pero previamente a esta batalla, los franceses habían recibido de una pequeña flota un refuerzo de 500 hombres con abundantes aprovisionamientos que ayudaron a soportar el asedio de Quebec, algo que los británicos lamentaron. Pero el tiempo pasaba y Wolfe no encontraba un punto por el cual expugnar la obstinada ciudad, era ya septiembre y el almirante de la flota británica Charles Saunders empezó a presionar a Wolfe para que le dejara sacar la flota del río San Lorenzo.
 
El tiempo apremiaba, y no quedaba mucho para que el río empezara a congelarse, y con ello, la flota estaría perdida y la fuerza expedicionaria en una situación harto comprometida. A pesar del bombardeo que hacía tiempo era sometida la ciudad por la artillería británica,( la cual había levantado una batería en la orilla del río, en Point Levis, casi enfrente de Quebec, con la que bombardeaba la parte baja de la ciudad) este no surtía el efecto deseado, ¡la rendición de la ciudad!.
 
Cuando estaba a punto de abandonarlo todo, Wolfe supo de un sendero que conducía a las alturas de la ciudad, ¡era un milagro!.
 Sin demora organizó la expedición adoptando las precauciones necesarias para que los franceses no sospecharan. Como medida de distracción, ordeno a la flota británica que remontara el río, como si buscara puntos de desembarco y mantener a los franceses distraídos del objetivo de Wolfe.
También ordenó intensificar los bombardeos en los puntos fuertes de las fortificaciones de Quebec, también con el objetivo de distraer al enemigo. El 13 de septiembre de 1959 empezó la escala del sendero y posiblemente la última oportunidad de conquistar Quebec, ya cerca de las alturas un vigía francés preguntó, ¿Quién vive?, a lo que un oficial escocés llamado Simón Frazer respondió con tranquilidad y sin despertar sospechas.
 
Cuando las avanzadas francesas de las alturas descubrieron lo que pasaba realmente era demasiado tarde, fueron arrollados y puestos en fuga a la ciudad, mientras los británicos tras escalar las alturas se agrupaban en la llanura de Abraham (nombre de la batalla)  para el esperado combate que se iba a producir. Cuando Montcalm se enteró de lo sucedido acudió al sector atacado con cuantas tropas pudo allegar, ya que las mismas estaban repartidas por toda la ciudad. Cuando llegó a la llanura de Abraham, los británicos estaban listos y en formación para plantar cara al enemigo.

Montcalm en persona y arriesgo de su propia vida, intentó que sus indios aliados no mataran más personas tras la marcha de estos de Fort William Henry en 1757.
 
Los efectivos de ambos contendientes registran similares efectivos, 4.800 regulares franceses contra 4.000 regulares británicos y 300 coloniales americanos. Sin embargo en la posterior lucha que se desencadenó Montcalm no adoptó el tipo de lucha que le hubiera convenido. En frente tenía a las formaciones británicas listas para el combate, y Montcalm avanzó para enfrentarse a ellos. La lucha sería típicamente a la europea, dos ejércitos avanzan hasta acercarse a unos 50 metros, soltarse unas letales descargas de fusilería y posteriormente cargar cuerpo a cuerpo contra el enemigo.
 
Esto los regulares franceses podían soportarlo bien, ya que eran veteranos en este tipo de  lucha, pero Montalm quizá no sospechó o recordó que buena parte de sus regulares eran milicianos que habían sustituido las bajas de los regulares muertos, que no aguantarían sin inmutarse el fuego disciplinado de una formación enemiga (cosa que si hubieran podido realizar los regulares originales).
 
Y esto fue lo que realmente ocurrió cuando se acercaron a los británicos, su letal fuego, especialmente de los regimientos de línea 43 y 47, no fue aguantado por los milicianos de las tropas regulares francesas, rompiendo la línea de ataque y huyendo a la ciudad, siendo perseguidos por las tropas del general James Murray.
A pesar de la victoria ambos contendientes, se hubo de lamentar la muerte de los generales que mandaban ambos ejércitos, Wolfe en la misma batalla, y Moncalm al día siguiente, ya que había sido mortalmente herido. Las bajas no fueron muy numerosas, los británicos tuvieron 58 muertos y 600 heridos, y los franceses 116 muertos y 600 heridos.
 
El mezquino gobernador de Nueva Francia Vaudreuil al enterarse de él resultado de la batalla, cargó con todas las culpas a Montcalm y huyó de la ciudad para ponerse a salvo. Aunque los ingleses no entraron en la ciudad, a los dos días capituló la ciudad perdida ya toda esperanza.
 
Con la conquista de Quebec, los británicos habían dado un paso muy importante en la conquista de Nueva Francia, en particular la zona del Canadá, que es a la que se refiere este trabajo. No obstante quedaba otro bastión importante en esta zona, la ciudad de Montreal, y es allí donde los británicos pusieron sus ojos.
 
No obstante, antes de conquistar dicha ciudad, los británicos tuvieron que soportar la acometida de los franceses, ya que estos aprovecharon la oportunidad que les brindaba el invierno para intentar reconquistar la ciudad de Quebec. Con la llegada del invierno, la flota británica, la cual se hallaba en Quebec, tuvo que retirarse para evitar quedar aprisionada por los hielos.
 
Tras la muerte de Montcalm, el mando de las operaciones en Nueva Francia recayó en Francis de Gaston, caballero de Levis, este soldado también era como Montcalm un soldado excepcional, combatió con distinción en la guerra de Sucesión Austriaca y acompañó a Montcalm a él Canadá a luchar contra los británicos en 1756.
 
-Derecha; Batalla Monongahela, británicos abriendo fuego y en primera página un nativo aliado de los franceses procede a cortar la cabellera de un británico muerto, esta escena se repitió bastante en la batalla-
 En el Canadá, de Levis estuvo en un principio reforzando las defensas de los fuertes de lago George, más tarde, luchó en la defensa de Fort Carillon y posteriormente participó en la defensa de Quebec, ahora tenía el mando absoluto de las operaciones bélicas.
Era un personaje diplomático y pudo llevarse bien tanto con Montcalm como con el marqués de Vaudreuil, gobernador de Nueva Francia. Si Montcalm y Vaudreuil se hubieran llevado igual de bien, quizá las operaciones en la región del Canadá hubieran tenido un resultado diferente.
 
Lo primero que hizo de Levis, fue recomponer sus tropas tras el descalabro de Quebec. Tras la marcha de la armada británica juzgó que había que aprovechar la oportunidad, era abril de 1760 cuando en Montreal, donde tenía su cuartel general, marcho con sus tropas hacia Quebec.
 
 Había preparado con todo esmero un ejército de 7.000 hombres, pero no marchó con todos, la expedición se compuso de 2.600 regulares y 2.400 milicianos. Aliados indios apenas tuvo, ya que los indios se aliaban con el más fuerte, y la suerte que había tenido últimamente el ejército francés era nefasta y casi todos habían desertado de su bando.
 
El general británico James Murray estaba al mando de las fuerzas británicas en Quebec, ante la proximidad del ejército francés juzgó que su defensa era precaria, además, las defensas de la ciudad no se habían mejorado, por lo que no ofrecían mucha protección en caso de asedio.
 
Murray decidió hacer una salida de la ciudad contra la fuerza francesa, esperó que como en la batalla de la llanura de Abraham del año anterior, los franceses se disolvieran ante las disciplinadas fuerzas británicas. Pero Murray pasó al contrario que la anterior batalla a la ofensiva. Al principio las cosas le fueron bien, pero en la ofensiva la artillería y la infantería se quedan atascados con el barró, las tropas perdieron cohesión y los franceses aprovecharon la ocasión para rodear al enemigo, Murray juzgó peligrosa la situación y ordenó a sus tropas a retirarse del campo de batalla.
 
Las bajas fueron severas en ambos bandos, los británicos tuvieron 259 muertos y 829 heridos por 193 muertos y 640 heridos franceses, ¡y lo que era peor!, ahora la ciudad de Quebec quedó sitiada por los franceses.
 
-Izquierda; Batalla Monongahela, franceses abriendo fuego sobre los ingleses-
 
Fueron meses angustiosos para las tropas británicas de Quebec, afortunadamente para ellos, los franceses carecían de artillería para intentar forzar sus defensas. Los franceses confiaban que llegaran refuerzos de la metrópoli, por lo que mantuvieron el asedio con vigor.
 
Pero el tiempo pasaba y los franceses seguían sin noticias de la flota francesa, esta había sido derrotada por los británicos en Quiberon Bay, por lo que los ansiados refuerzos franceses fueron imposibles de llevar.
 Con el deshielo la flota británica pudo remontar el río San Lorenzo y reforzar la asediada ciudad. Viendo este panorama, de Levis juzgó que era inútil seguir asediando la ciudad y optó por regresar a Montreal.
 
La situación en Nueva Francia era muy mala, las autoridades del Canadá hicieron enérgicos llamamientos a la metrópoli para que enviaran refuerzos. Los llamamientos fueron atendidos con indiferencia por Francia, al final el 10 de abril partió del puerto de Burdeos una flotilla compuesta por una fragata y 5 mercantes que transportaban provisiones y unos modestísimos refuerzos compuestos por 400 soldados. El viaje fue todo lo accidentado que podía ser, dos mercantes fueron capturados, otro encalló en las islas Azores y la fragata y los dos mercantes restantes llegaron a Quebec con los suministros, solo para ver que Quebec estaba en manos británicas.
 
En Agosto, en una isla del río San Lorenzo, se había construido un fuerte llamado Fort Levis en honor del comandante actual de las tropas francesas de Nueva Francia al mando del capitán Pierre Pouchot. Las fuerzas británicas se dirigieron a capturar eses fuerte.
 
La expedición estaba compuesta por 11.000 regulares y milicianos y 700 nativos al mando del general Jeffrey Amherst. El fuerte francés estaba guarnecido por 300 hombres entre regulares, milicianos y marineros. No obstante, los franceses opusieron una resistencia obstinada, y el fuerte solo se tomó tras grandes esfuerzos, el saldo de bajas fue modesto entre los británicos, con 26 muertos y 47 heridos, los franceses en cambio, tuvieron 275 muertos o heridos, siendo el resto capturados.
 
El 8 de septiembre cayó la importante ciudad de Montreal con su guarnición de 3.000 hombres ante un ejército británico muy superior en número, la resistencia francesa había sido ya quebraba en su totalidad y reducida a la mínima expresión, solo quedaban algunos fuertes franceses de escasa importancia.

El último gesto de resistencia por parte de los franceses fue en la región de Terranova, un fuerte llamado San John's . John's estaba en manos francesas bajo el mando de Guillaume de Bellecombe con una guarnición de 295 hombres. Los ingleses estaban eliminando todo fuerte francés en Nueva Francia, y este fuerte francés no fue la excepción.
 
Los 200 británicos al mando de William Amherst obligaron a capitular al fuerte al asalto sin mucha resistencia por parte francesa. Las bajas fueron modestas, unos 30 muertos o heridos por parte francesa y 5 muertos y 19 heridos ingleses.
 
Reflexiones Finales

La verdad es que no hay mucho que decir, ambos bandos pelearon con gran arrojo, y la lucha duró desde 1754 hasta 1760, dos tres años posteriores hasta la firma del tratado de paz en París el 10 de febrero de 1763, se limitó a reducir algunos fuertes franceses y a escaramuzas sin importancia y de poca envergadura.
 
Creo que esta guerra se podía haber llamado la batalla de los refuerzos, en la cual desde 1758, los regimientos ingleses empezaron afluir sin cesar al continente americano, mientras los refuerzos franceses, que con tanto apremio y angustia fueron solicitados no fueron nunca mandados.
 
La última constancia de refuerzos franceses a Nueva Francia los tengo fechados en 1756, posiblemente, fueron los que trajeron a Montcalm al Canadá. Después, no tengo constancia alguna.
 
 Desconozco si de las islas francesas del Caribe se envió algo a él Canadá, es posible que algo se mandara, pero lo desconozco, aunque sería refuerzos escasísimos, ya que entonces hubiera sido noticia.
 
Tenemos datados los efectivos de ambos bandos en 1759, efectivos que desde luego hay que tomar con precauciones:
-Gran Bretaña:
50.000 soldados.
-Francia:
3.900 regulares.
7.900 milicianos.
2.200 aliados nativos provenientes de las tribus de los Algonquinos, Lenape, Hurones, Ojibwa, Shawnee y Micmac.
 
Las bajas en ambos bandos fueron similares, unos 11.000 hombres entre muertos y heridos.
 
-Derecha; El caballero de Levis, este general era un soldado capaz que sucedió a Montcalm tras su muerte en 1759, aunque volvió a convertir al ejército francés en una fuerza de combate utilizable, era demasiado tarde ante la potencia que representaba el ejército británico.-
 
Desde 1754 a 1758 con algunas variantes, las victorias se inclinaron al bando francés, en los años siguientes, hasta la firma de la paz, fueron los triunfos británicos los que destacaron, el que la afluencia de refuerzos ingleses cobró protagonismo.
La debilidad de la marina francesa fue patente, las decisivas batallas navales de Lagos y Quiberon en agosto y noviembre respectivamente en 1759 dieron la supremacía naval a los británicos, haciendo imposible que los franceses enviaran regimientos regulares al Canadá.
 
Esto fue decisivo, en ambos bandos, los regimientos regulares por su disciplina y coraje eran decisivos en cualquier batalla. Las victorias navales británicas aseguraron que los franceses del Canadá solo pudieran tirar que los regimientos regulares ya acantonados allí.
 
Con el paso del tiempo, el desgaste de los regulares franceses, solo se pudo paliar en parte, siendo sustituidos por milicianos canadienses.

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