El pabellón de Argentina para la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929 se encuentra en el paseo de las Delicias, frente a la glorieta de Buenos Aires. Mezcla el estilo indígena peruano y boliviano con el barroco.
Historia y pabellón
Argentina se presentó a la exposición con cuatro pabellones. Uno fue permanente y los otros tres eran pequeños y han desaparecido. De los tres pequeños, uno fue para la prensa argentina y los otros dos para muestras de esa nación. La Comisión Argentina solicitó 52.000 metros cuadrados, aunque finalmente ocupó menos. Argentina encargó el diseño de un pabellón de la región de Mendoza al arquitecto José Espiau y Muñoz. Aunque Espiau realizó el diseño, finalmente no se edificó.4
El edificio que se conserva fue creado por el arquitecto Martín Noel. Es de estilo neobarroco aunque incluye algunos elementos iberoamericanos y mestizos.1 En 1929 el Gobierno de España creó una cátedra de Arte Hispano-Colonial Americano que inauguró Noel con el curso de Arquitectura Colonial en América.1 En 1930 Martín Noel fue nombrado Hijo Adoptivo de Sevilla.5
Desde 1949 fue sede del instituto de educación secundaria Murillo. En 1991 este instituto se trasladó a la calle Ramón y Cajal.6 Desde 1993 pasó a ser la sede de la Escuela de Danza de Sevilla. También se le cedió a esta escuela el uso del pabellón de Guatemala.7 En el siglo XXI pasó a llamarse Conservatorio Profesional de Danza Antonio Ruiz Soler, por el artista sevillano de ese nombre.
El pabellón de Portugal de la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929 se encuentra en la avenida de El Cid, esquina con la la avenida de Portugal. En la actualidad es un consulado de Portugal.
Historia
En 1909 se planteó en la ciudad de Sevilla una Exposición Hispano-Americana.1 La participación de Portugal a partir de noviembre de 1922 hizo que la exposición pasara a llamarse Ibero-Americana.2 El presidente portugués António Óscar de Fragoso Carmona visitó este pabellón, y otros pabellones de la muestra, en octubre de 1929.3
Edificio
En marzo de 1928 se eligió por concurso el proyecto arquitectónico del pabellón.4 El diseño era de los arquitectos Carlos y Guilherme Rebelo de Andrade.
En su decoración participaron diversos artistas lusos. Los escultores participantes fueron Henrique Moreira, Francisco Franco, Jodo da Silva, Rui Gameiro, Maximiano Alves, Antonio da Costa Mota (tío y sobrino) y César Barreiros. Los pintores (sin contar con los que expusieron cuadros en él) fueron Jorge Barradas, Abel Manta, Joaquim Lopes, Varela Aldemira, Martinho Gomes da Fonseca, Abel Martins, Benvido Ceia, Lino Antonio, Armando de Lucena, Leitáo de Barros, José Joaquim Ramos, Vasco Lucena, Eduardo Romero y Martins Barata junto a su ayudante Batista.4 De los detalles decorativos de yeso se encargaron José Maior y Manuel Joaquím Pinto. De los detalles decorativos de cerámica se encargaron Mario Reis, Alves de Sá y Leopoldo Battistini.4
Aunque en el proyecto original de los arquitectos Rebelo de Andrade figuraba la colocación de obeliscos en los jardines del pabellón, esto fue sustituido por estatuas de João Gonçalves Zarco, Alfonso de Alburquerque, Vasco de Gama, Enrique el Navegante y Luís de Camões.4El pabellón también fue decorado con rielieves y bustos de personajes históricos portugueses. En la actualidad esculturas se conservan, sobre todo, en Lisboa.
El pabellón de Uruguay de la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929 es un proyecto del arquitecto Antonio Mauricio Cravotto Schiavon. Actualmente es sede del Consejo de Alumnos de la Universidad de Sevilla, además de ser un centro de conferencias y exposiciones, de clases de baile y también un lugar donde se realizan gestiones administrativas.
Situación
Se encuentra en el barrio de Santa Cruz, dentro de los desestructurados jardines del Palacio de San Telmo, y está situado en la avenida de Chile, número 2, de Sevilla; dando su fachada posterior al paseo de las Delicias.
Se localiza entre los pabellones internacionales de Chile, Estados Unidos y Perú, y junto a la biblioteca pública.
Historia
A pesar de que el gobierno de la República Oriental de Uruguay aceptó en 1911 la invitación del gobierno español para participar en la Exposición Iberoamericana, lo cual se ratificó en 1913 tras la celebración de los actos conmemorativos del centenario de las Cortes de Cádiz, en 1925 el Consejo Nacional revocaba tal decisión al considerarse un gasto innecesario.
Sin embargo, la colonia de españoles en ese país, con el embajador en Montevideo a la cabeza, fomentarían la presencia uruguaya mediante una campaña en su favor de la que se haría eco la prensa. Fruto de ello se propuso el proyecto de un pabellón de 1.000 m² con dos cobertizos para el ganado vacuno y lanar, en los que se mostraran los productos industriales, rurales y manufactureros, además de aspectos de la cultura, el arte y la administración del país.
Por fin, tras su debate por la cámara del Congreso de los Diputados, el 11 de mayo de 1927 se aprobaba la concurrencia uruguaya al evento sevillano, dotándose al proyecto de 80.000 pesos que serían ampliados a 100.000 para que la construcción a edificar fuera permanente, ya que se pretendía instalar en él posteriormente al consulado uruguayo y una biblioteca denominada «América de Uruguay».
Se constituyó un comité organizador que convocaría un concurso dirigido a arquitectos residentes en el país, a los que se les puso de plazo hasta el 3 de septiembre, y, en el condicionado del proyecto, que resultara económico y que fuera armonioso con el estilo arquitectónico predominante en el sur de España. Se presentaron 19 proyectos.
Designado en diciembre, el comisario de la representación uruguaya Torres Insargarat se instala en Sevilla, en el consulado de la calle Bamberg, número 3, desde donde gestiona la cesión de una parcela por un período de 75 años. Inicialmente iba a ser la contigua a la de México, pero al haber sido adjudicada a Brasil, finalmente se le otorgaría la situada entre las de Estados Unidos y Chile. El 8 de junio de 1928 le fue entregada por el Ayuntamiento pendiente de escrituración.
El proyecto que resultó premiado en el concurso fue el del arquitecto Mauricio Cravotto, siendo el pabellón terminado en 1928, actuando Emilio Conforte como director de las obras y Manuel Álvarez como contratista.
El arquitecto Salvador Camoyán Pérez ejecutaría obras de reparación y conservación del inmueble en 1982, para su utilización en tareas de gestión administrativa de la Universidad de Sevilla. El espacio interior del pabellón se ha visto modificado, habiendo sufrido su fragmentación, para adaptarse a los fines administrativos de su nuevo uso; si bien los cambios no han llegado a afectar de manera significativa a su exterior.
Pabellón
La planta del edificio es triangular y se forma por la intersección de una nave, que ocupa transversalmente la fachada a la avenida de Chile, con el eje perpendicular a ella que parte de la portada frente al pabellón chileno y termina en el vértice o punto trasero de la edificación, lugar desde el que parten las fachadas que conectan con los extremos de la nave antes referida, dando una fachada a la biblioteca, situada al Sureste, y la otra al paseo de las Delicias, al Oeste; en el eje descrito se sitúan sendos accesos, siendo el de la portada su entrada principal neobarroca.
La casi perfecta simetría bilateral del conjunto sólo se rompe por la existencia de un módulo al frente de la nave que partiendo de la portada llega al ángulo noroeste, hasta un quiosco de uso hostelero presente en la esquina de la manzana, y que carece de la oportuna correspondencia en el otro sentido. Este diseño geométrico obedece a la peculiar fisonomía de la parcela en la que le correspondía su construcción, la cual contaba con una superficie de 2.324 m².
El edifico forma un triángulo con aristas romas y consta de una crujía perimetral que reproduce en su interior esa misma geometría en un salón central, el cual queda al frente del vestíbulo de la entrada ubicada en el centro de la nave transversal antedicha, existiendo sendas estancias a ambos lados de tal vestíbulo central. Estos espacios de la entrada y el salón central forman con la nave principal una disposición que se asemeja a la de una planta de cruz latina con un crucero central, en el que se halla el vestíbulo, y sobre el que se levanta un cimborrio octogonal.
Exteriormente, la sobria volumetría, la ornamentación neobarroca de la portada y la complejidad compositiva de la planta reflejan las influencias colonial, criolla y europea que responden a la estética nacionalista de la arquitectura uruguaya.
El actual Palacio de Justicia de la ciudad de Valencia (España) fue en su origen la Casa Aduana Real, construida por orden de Carlos III entre 1758 y 1802.
Por ella se canalizaba todo el comercio que, proveniente del mar, hacía de Valencia uno de los centros económicos del siglo XVIII.
En 1828 se transformó en fábrica de tabacos y en 1914 comenzaron las obras de adaptación para convertirla en la sede del Palacio de Justicia.
El edificio ocupa una gran manzana rectangular y sus fachadas están compuestas por muro de ladrillo visto entre pilastras de piedra con zócalo almohadillado, y balcones con frontones rectos y curvos que se abren en el piso principal. La cornisa con balaustres, gallones y hornacinas muestra aún un gusto barroco, mientras la portada central se destaca del muro en forma de imafronte y se remata con un conjunto escultórico en el que Carlos III aparece entre dos Virtudes, obras de Ignacio Vergara.
En su interior una escalera monumental, de un puro academicismo neoclásico que recuerda a las de los palacios, se abre tras la puerta, dividiendo en dos el patio porticado.
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